Contactos insospechados

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Srdestroyer, 9 Abr 2020.

    Srdestroyer

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    Contactos insospechados

    Felizmente llegó la noche, mientras miraba a través de la ventana del bus las calles iluminadas por las cálidas y amarillezcas luces de los postes. Cada vez observaba menos gente caminar a medida que se adentraba más en las inhóspitas casas de su barrio, las cuales se hacían menos coloridas y añadían el mismo color ladrillezco de sus paredes. Bajó sin más del carro y este se fue, dejándolo en su desolado paradero. Continuaría su caminata un poco más arriba hasta su hogar, ese pequeño departamento alquilado que pudo conseguir a buen precio, no sin antes sentir el viento helado de la altura misma del lugar. Genaro entonces metió su mano al bolsillo y comprobó que allí seguía ese mismo papelito escrito con lapicero, se aseguró de guardarlo muy bien y no perderlo al momento de ponerse su ropa de calle al salir de la empresa. Llegó al pequeño edificio, abrió la reja y subió por las oscuras escaleras hasta la dura puerta de su habitación, allí le esperaría una cama, una mesa y encima de ésta una computadora. Calentó entonces su comida en el microondas y se cambió ropa un poco más cómoda para la ocasión. Contaba los minutos que le faltaban para prender el aparato, y también hasta que éste finalmente se haya cargado hasta ser funcionalmente operativo.

    Con el papel en mano y un plato de comida al costado, abrió el buscador Chrome para introducir en la barra la dirección que había allí escrito. Era, sin duda, una página web extraña, no muy bien diseñada, de hecho era en extremo austera, tan solo había una ventana negra al centro de un fondo gris oscuro, como un reproductor de vídeo sin nada que ofrecer. Y esperó. Al no observar actividad aún, apagó la luz de la habitación cuya única iluminación en ese espacio sería el del monitor mismo. Su corazón sentía profundas ansias de ver por primera vez, y comprobar, aquellos rumores que corrían entre sus colegas de trabajo. De repente, empezó.

    De la ventana de reproducción de vídeo apareció el conteo en retroceso, debía transcurrir un minuto exactamente para que empiece el show. Mientras tanto, Genaro cogió su plato ya vacío y fue rápidamente al lavadero para dejarlo allí, lo lavaría mucho después, quizá el día siguiente. Entonces se sentó y ahora el temporizador daba la mitad, 30 segundos, pero ahora la ventana negra cambió, a su costado aparecieron otros cuadros negros, tres en total, más pequeños. 10 segundos y debajo se activó una barra de mensajes para escribir textos. 5 segundos, 4, 3, 2, 1, y finalmente se activó el reproductor.

    En la pantalla más grande apareció la imagen de una silla negra vacía, en un ambiente de lo que parecería una sala de una casa muy elegante, con muebles blancos y grandes, con una mampara de fondo que daba hacia una piscina iluminada y pisos alfombrados. Segundos más tarde se activó la segunda pantalla, una de las otras tres más pequeñas a su costado, ésta mostró lo que sería la puerta de un baño y parte de su interior, igualmente con elegancias y buena iluminación, especialmente la ducha que se ubicaba justo al frente, cubierta por un vidrio. Luego, la tercera pantalla se activó en lo que pareciera ser un cuarto, justo al frente de un gran clóset de ropa y un tocador con espejo al lado, todo estaba cuidadosamente ordenado y en extremo pulcro. Finalmente, la cuarta cámara se activo en el mismo cuarto, pero en otro ángulo, mostrando la totalidad de una cama.

    Comprendió luego Genaro que todo eso era el interior de una misma casa, una misma y elegante casa, que seguramente pertenecía a una de las zonas más pudientes de la capital. Y no pudo imaginar donde más, puesto que casas grandes con piscinas se concentraban en pocos distritos. Sabía entonces que lo que estaba viendo era de transmisión local, bueno, y por el rumor que había oído y se le había dado el acceso. Un acceso en extremo privado que tuvo la suerte de obtener por parte de un enorme favor que le hizo a un directivo por su silencio.

    De pronto se activó el audio, lo notó porque escuchó que se activaban sus parlantes, pera era un sonido vacío, como el de un cuarto vacío que a duras penas se podía oír un poco del austero eco de las posibles cosas que hubieran adentro, entonces la persona encargada de la transmisión puso música, pero era una electrónica suave, con sintetizadores, muy ambiental en su estilo. Eran unas largas y suaves melodías que denotaban la elegancia de la noche, piezas misteriosas pero como también altamente sensuales. Y solo se oyó la reproducción de la música y nada más. Casi inmediatamente después de la entrada de la primera canción, pudo ver la silueta de una elegante mujer que entraba por la sala, la primera cámara principal. Era una mujer bella en su complexión, delgada y bien cuidada; caminaba cruzando la sala con un vestido negro elegante con escote, su piel blanca denotaba ese estatus social que para muchos fuera injusto, pero su cabello era lo mejor, largo y lacio, muy claro, entre los límites de lo que pudiera considerarse rubio o castaño. Caminaba con elegante parsimonia sobre esos tacos negros para luego desaparecer de la pantalla. Genaro la observó pasar, era el tipo de mujer que le gustaba, bella y elegante. La mujer de repente apareció nuevamente con una botella de vino en su mano izquierda y en la otra una copa con la bebida lista para ingerir. Se acercó entonces a la cámara y se sentó a la silla para verse enteramente de frente, claro, solo pudiéndose ver su busto escotado y su fino rostro, el cual portaba una pequeña máscara negra ocultando sus ojos y cejas. Aunque aquella máscara tal vez solo tenía el objeto de ocultar su identidad, no era para nada enigmático que se trataba de un hermoso rostro con delicadas facciones y un mentón firme. Su cuello largo y delgado dejaba notar el paso del trago de vino cada vez que daba un elegante sorbo de su copa. Ella estuvo así durante unos minutos, quizá viendo sus mensajes y notificaciones, nada extraño realmente, pero ciertamente habría allí otra motivación porque sino, ¿por qué habrían cámaras por la casa?

    De pronto se observó el primer mensaje del recuadro de texto, era de un tal Invitado 2, quien escribía: "Hola, bella, ¿cómo estás? ¿qué tal el día de trabajo?" Otro más escribió, un Invitado 5: "¿Cómo está mi perrita pudiente favorita?" La mujer de la cámara sonrió elegantemente, a la vez que elevó la copa de vino y, como pareciendo brindar por ello, ingirió un largo trago, vaciando el interior del recipiente. Dejó la copa a un costado y empezó a escribir: "Tenemos un nuevo invitado hoy. ¿qué quieren que haga por él? recuerden que todos son anónimos." Inmediatamente los demás participantes comenzaron a añadir ideas:
    - Hazle el recorrido sensual
    -No, que haga el baile duro!
    - Usa el palo en la cama!

    La mujer se sirvió otro trago de vino y tomó un pequeño sorbo más. No hizo nada más y se paró de la silla. "Creo que le va a hacer el recorrido de bienvenida", dijo Invitado 3, luego añadió: "No está mal, solo mírala, nuevo." Ella salió de la toma de la primera cámara, mientras tanto la segunda cámara del baño se posicionó como principal, siendo la más grande, reapareció caminando por allí, pero no se detuvo sino siguió su camino. Se activó entonces la tercera cámara, la del tocador. Allí ella apareció en el encuadre, para ponerse de espaldas mirando de frente a su espejo. Volteó a su costado, al clóset, y se dirigió a éste para abrir las puertas, del cual se mostraron varias piezas de ropa colgadas así como cajones debajo. Rebuscó con la mano una prenda y sacó una bata blanca. ¿Se la iba a poner allí mismo? Con la prenda en mano, se miró en el espejo y tomó otro sorbo de vino. Así, solo mostrando la espalda ante los espectadores, empezó a deslizar el cierre del vestido lentamente hasta llegar al fondo, pero éste no cayó de frente, sino que se sostuvo aún por los hombros, aguantando el peso del mismo y del empuje de la gravedad. Salió del encuadre.

    Cuarta cámara: la cama. La mujer puso la bata al costado, extendiéndola por el colchón, luego se sentó mirando de frente a la pantalla. Para esto, Genaro miraba con atención cada detalle que hacía la otra persona, la observaba detenidamente, imaginando que estaba allí mismo con ella, siendo partícipe de todo lo que hacía. Qué hubiera sido si hubiera nacido allí, pensó el hombre, sintiendo un poco de celos de los privilegios que otros tuvieran al, por ejemplo, codearse con mujeres así de bellas. Pero allí estaba, y tenía una puerta abierta hacia la intimidad de un espécimen del que tanto le gustaban. La miró fijamente entonces, centrándose en el vestido que aparecía más holgado y que ahora pendía de un hombro, puesto que la tira del otro se deslizaba por su brazo. La bella mujer de pronto subió la otra mano hacia la tira resistente, moviéndola delicadamente hacia un lado, para que la gravedad haga su trabajo tirando el vestido hacia abajo. Efectivamente, la gravedad hizo su labor, haciendo que la prenda se deslizara por su busto hasta la cintura, ya que estaba sentada en la cama. Genaro notó dos bellos senos aún cubiertos por un brasier oscuro, pero éste era delicado, fino, ya que tenía telas oscuras, dejando a la vista un atisbo de pequeños pezones. Ella se paró de la cama aún sosteniendo el vestido por la cintura para caminar hacia el tocador, para mirarse al espejo, ya de espaldas, solo que ahora dejaría caer la negra tela recorriendo su esbelto cuerpo. Ya en el suelo, resaltaban ahora dos grandes, fuertes piernas aún cubiertas por pantimedias oscuras que le llegaban hasta los muslos, seguido por redondos glúteos en cuyo interior nacía una finísima tanga negra.

    El observador no pudo evitar sentir la pulsación de su amigo e ir frotándoselo de a pocos al tener frente a sí a tremenda mujer que se devestía, según él, para una función privada. Era prácticamente una diosa, una modelo de lencería que mecía sus glúteos a forma de baile sensual frente a desconocidos pervertidos. Y así era el juego, estando ella en esas prendas, bailaba al compás de la música del ambiente, tocándose la cintura y glúteos. Jalando sus pantimedias hacia los costados así como esa tanga que se estiraba cada vez más. Ella volteó de frente, haciendo los mismos movimientos, sonriendo, esta vez, jugando solamente con la fina prenda interior.

    (continuará...)

     
    Srdestroyer, 9 Abr 2020

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    A kurt29 y xmorfeo les gusta esto.

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    Buen relato continua
     
    piuranosolitario, 11 Abr 2020

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