"Concurso Relato 2019": Rompiendo hábitos con mi ex

Prólogo

Muchas cosas nos caracterizan en la vida por vivir diferentes experiencias en todo aspecto; incluyendo nuestra vida sexual, predominando el aspecto de no conformarse con lo que ya sabes contra lo que te gustaría vivir.

No nos sentimos conformes con lo habitual cuando siempre queremos experimentar, aunque a veces esta experiencia termine superando nuestro habitual modo de vida.
Es como si llevaras años con tu pareja y de pronto quieras cambiar, quieras nuevas experiencias y quisieras romper la monotonía de vida.

Sin embargo y a pesar que muchas veces buscamos de salir del sendero natural del que nos hemos trazado buscando nuevas experiencias, éstas normalmente deberían terminar siendo calculadas y dentro de ciertos parámetros y no dentro de aquellas circunstancias en la que pueda terminar tu vida siendo una experiencia extrema y peor aún cuando no eres tú quien la busca sino que caes en ella por su propio peso.

Toda esta experiencia se termina resumiendo en un solo momento. Cómo decirle no a tu ex esposa que te quiere llevar a la cama una hora antes de ir a tu matrimonio con el pretexto de ir y hacer escándalo.


Capítulo I

Como parte de nuestra ajetreada vida, yo era un hombre felizmente casado; claro en su momento, y luego de siete años, felizmente divorciado. Pero como no podemos quedarnos con la felicidad a medias, siempre buscamos de compartirla al poco tiempo tuve una nueva enamorada, para luego convertirse en mi novia y posteriormente en….., ya divago de cómo nos casamos.

Mi vida se terminó enredando en tan sólo una hora. La relación con mi ex esposa nunca fue mala, nos queríamos bastante, y encima muy bella; de tez clara, cabello largo castaño claro, de bonito rostro y labios ligeramente gruesos, que cuando te besaba provocaba morderlos. A pesar de no ser alta, tenía muy buena contextura y bien proporcionada, con una piel tan suave que siempre te provocaba acariciarla, pero como algunas mujeres muchas veces sacaba a relucir ese carácter endemoniado que muchas veces guardan dentro.

Para mí era muy difícil aguantarlo. Ese fue el principal motivo de nuestra separación, ya que en lo demás era amable, cariñosa, atenta y hasta en la cama se portaba muy bien, y a veces indomable. Más cuando había luna llena, donde terminaba encontrando un éxtasis adicional. No me pregunten porque, sólo sentía que se transformaba y se desenfrenaba más allá de lo habitual.

Inclusive recuerdo que una vez, me había quedado trabajando hasta tarde en la oficina y fue a buscarme, algo que normalmente no hubiera hecho. Estaba muy sensualmente vestida, con una blusa corta y apretada y algunos botones abiertos que dejaban a la imaginación que tenía un par de buenos y provocativos senos, y, una pequeña falda que dejaban ver sus buenas y bien proporcionadas piernas.
De pensarlo ahora, pero me imagino debe haber dejado idiota al de seguridad.

Cuando entró a mi oficina, sólo escuche decir:
“no sabes que hoy hay luna llena y tienes que poseerme?”.
No hubo saludos, solo recuerdo que se me acercó por detrás, yo sentado en mi silla, deslizó sus manos entre mi cuello acariciándolo, para luego ir desabotonando mi camisa para rasgar con la fuerza de sus uñas mi pecho, suavizándolas con un vaivén de dulces besos y lamidas que calmaron una leve irritación producida.

Para luego ponerse delante de mío e ir sacándose su blusa y sentir el roce de sus pechos contra el mío, mientras sus manos inquietas se deslizaban hacia abajo para sentir el esplendor de mi miembro viril y comenzar a acariciarlo suavemente, mientras sentía la dulzura de sus labios bajar hasta encontrarse con él directamente y lamerlo y besarlo por todo lo largo y ancho que podía ser para luego tomarlo por completo hasta dejármelo completamente mojado.

Recuerdo que con mis manos la sujeté y comencé a bajar hacia sus labios inferiores desprendiéndola de las prendas que llevaba puesta. Una vez allí, no había quien me alejara. La besé y lamí; como a ella le gustaba, inclusive jugando con mi dedo dentro de ella hasta que sintiera que estaba por contraerse y los gemidos se hicieran más intensos.
Así la recosté de espaldas sobre el escritorio y con mi humedecido miembro comencé a frotarla entre sus nalgas hasta que se perdió en esa hermosa cueva una y otra vez hasta que no pudimos más y reventamos de puro placer.

Eran momentos que difícilmente olvidaría. Siempre buscábamos placer de diferentes maneras, más ella cuando había luna llena.

Para esto, ya llevábamos dos años de divorciados. Como vida de pareja no llegábamos a compenetrarnos completamente, mejor llevábamos la relación estando separados que juntos. Situación un tanto insólita, pero que termina siendo cierta.
Nos veíamos medianamente seguido; éramos amigos de siempre, y muchas veces pretendí llevarla a la cama, más cuando conocía sus fechas de desenfreno, pero luego de separados nunca me aceptó, menos cuando supo que ya salía con alguien.
Nunca supe porqué se desenfrenaba en esas fechas, pero recordar esos momentos me hacía olvidar los malos ratos que muchas veces pasamos juntos. Hasta que llegó ese día.

 

Capítulo II

Con mi novia; con quien estábamos ya por casarnos; ambas se conocían; no era celosa y no le molestaba que eventualmente nos viéramos mientras sólo fuera en ese sentido, aunque me pidió que no la invitara al matrimonio y así fue como hice.

Pasaron los días y los preparativos, hasta que por fin llega el día del acontecimiento. Estaba sólo en mi casa pensando en mi nuevo futuro y preparándome tranquilamente para el evento. Había coordinado con un amigo para que me pasara a recoger a las siete de la noche en su auto, ya que luego de la boda y la pequeña recepción preparada saldríamos de viaje de luna de miel.

Eran cerca de las 6.20pm y estaba a punto de meterme a la ducha, cuando de pronto suena el timbre.
Me acerco a la puerta y era mi ex quien se encontraba fuera. Le abro la puerta y la invito a pasar y sorprendido le pregunto:
“que haces por acá”.
“Fácil”, me responde, “te casas hoy y no me avisaste?”
“Bueno, si lo sabías, lo que no sabías era la fecha y simplemente no quería molestarte”.
“Si me has molestado”, me replica, “encima hoy hay luna llena y siempre buscaste tener sexo conmigo en esta fecha y aquí estoy dispuesta, y, si no tienes sexo ahora mismo conmigo iré a tu matrimonio y te haré pasar un mal rato”.

Esa era la parte endemoniada que me molestaba de ella. Pudo hacerlo en otro momento y sabía que le hubiera dado gusto, pero no! Tenía que buscar la manera de incomodarme. Lo peor de todo es que si sabía que sería capaz de hacerlo y no era el momento para entrar en confrontaciones, menos estando a poco más de una hora de la ceremonia.
“De acuerdo”, le digo, “lo hacemos pero me dejas tranquilo?”, le pregunté.
“Si te dejaré tranquilo, pero nada de rapiditos, debe ser con pasión y desenfreno como siempre lo hicimos y tal vez más”.
Estaba entre la espada y la pared, sentía que no tenía opción, no iba a malograrme ese día y ya no era tanto por mí sino por mi novia a quien quería hacer feliz y quien no sabía en la encrucijada que me encontraba.
A pesar de que siempre me gustó hacerlo con mi ex y más en estas fechas, nunca pensé encontrarme en una situación así.
No era difícil de armarse de valor y terminar haciéndolo con ella, más teniendo una mujer como ella al frente. Describirla, bonita, bella o linda era igual, pero no desde el momento que te metía en un compromiso.

Así la tomo de la mano y subimos a la habitación. Sin perder tiempo se lanza sobre mí, me abraza y comienza a besarme con esos labios carnosos que siempre me volvieron loco.
Nos recostamos sobre la cama, mientras nos seguíamos besando, y mi ex me dice al oído, “quítate la ropa”.
Apurado por la hora y por lo que se me venía, no me tomó mucho tiempo. Me fui desnudando apuradamente, mientras ella no me quitaba la mirada de encima. La tomo al mismo tiempo y comencé a desnudarla, empezando con la blusa para luego seguir con su brasier, y saltaron a relucir sus hermosos y carnosos senos blancos, con sus pezones claros y seductores, los mismos que me miraban e invitaban a tomarlos por completo.
A medida que los iba besando sentía como cual par de chupones, comenzaban a erectarse, y poco a poco comencé a despreocuparme del apuro que me encontraba para comenzar a disfrutar tal vez aquel único momento que volvería a tener con mi ex.
Ella por su lado comenzó a clavarme suavemente sus uñas sobre mí; le gustaba hacerlo, mientras iba lanzando leves gemidos.
Luego sin perder tiempo sigo con la falda; que ocultaban esas hermosas piernas y esa pequeña trusa que llevaba puesta.
Así completamente desnudos y mientras me deleitaba con lo hermosa que era comencé a besarle el cuello, bajando por sus hombros y llegar nuevamente a sus senos. Más adelante sigo bajando hasta llegar a su estomago y bajo vientre. Finalmente llego a sus hermosos muslos a la par que mis manos iban acariciando placenteramente todo lo que en ella podía tocar.
Hasta que poco a poco llego alrededor de su bien depilada zona. Sin excusa alguna comienza ligeramente abrirse de piernas, para que invada su dulce y perfumada cuevita.
Comienzo a lamerla suavemente de arriba abajo, y luego de costado, introduciéndola inclusive ligeramente para saborearla completamente.
Ella no dudó en disfrutarlo a medida que soltaba algunos gemidos. Con sus piernas me sujetó la cabeza mientras que con sus manos trataba meterme dentro de su vagina. Ella estaba completamente húmeda en tanto seguía retorciéndose, a la par que me pedía que le diera más.
Yo ya estaba mojado con todos sus jugos, pero aún quería más, así que mientras mi lengua se ubicó sobre su clítoris y mi índice comenzó a jugar su partido y luego ya tenía dos dedos dentro de ella.
Sus caderas no paraban de moverse. Sus piernas se abrían y cerraban apretándome más. De pronto con mi dedo mayor ya untado comencé a sobarle la entrada a la que muchas veces no tenemos permitido entrar, pero me dejó sin quejarse hasta que la penetré ligeramente. Esto la excitó más y lanzó un grito de placer.
“Si, sigue así, sigue así. Hasta dentro”.
Así estuvimos un buen rato y ella ya medio descontrolada, pero también al sentir que se podía venir en cualquier momento me retiro, y me acerco a ella a darle un profundo beso al cual soy muy bien correspondido y con un cuerpo que no dejaba de moverse de la excitación que tenía.
Al rato va en busca de mi erectado amigo. Lo agarra con sus manos para terminar metiéndoselo en la boca. Lo lamia de arriba para abajo y de un momento para otro se encontraba en lo más profundo de su garganta.

Al rato y habiendo perdido completamente la noción del tiempo siento que suena el timbre. Eran las siete y mi amigo ya había llegado a recogerme.
“Espera” le digo a mi ex, “tengo que avisarle que me espere. Si no le contesto podrá preocuparse y lo que menos quiero es que llame a todo el mundo si no le contesto.”
Bajo las escaleras, le abro la puerta y en dos minutos le cuento lo sucedido. El sólo atina a decirme “no te preocupes, aquí te espero, pero no te demores”.

Vuelvo a subir, y ella con una risa medio sarcástica, vuelve a sujetar mi adormecido amigo, se lo mete en la boca y logra despertarlo nuevamente. Algo que logra con ligera rapidez para así, luego acomodarse sobre mí y abriéndose de piernas la comienzo a introducir suavemente hasta que entró completamente dentro de ella tocando las paredes más profundas que podía encontrar.
Así comencé a bombearla una y otra vez. Ella sujetaba mis caderas para metérsela con profundidad. Su cuerpo completamente excitado bailaba dentro de mí. Al rato suelta un ligero grito de placer al no poder contener el orgasmo que tenia y sin poder contenerme más me vine completamente dentro de ella.

Para nosotros se había acabado nuestro tiempo, al menos eso era lo que pensaba. Me meto a la ducha rápidamente para luego cambiarme a la velocidad del rayo. En tanto ella aún descansando desnuda en la cama me dice, “ve y se feliz”.
Salgo y veo a mi amigo, con una cara de no saber que decirme, sólo atina a mirar el reloj y salir disparados hacía la ceremonia, en tanto le cuenta con detalle lo sucedido con la confianza y seguridad que esto quedaría entre los dos.

 

Epílogo
Aunque por increíble que parezca la historia, termina siendo cierta. Yo era quien recogió a mi pata finalmente para su matrimonio. Y por más que llegamos 20 minutos tarde nadie terminó percatándose del hecho, menos la novia.
Al menos eso es lo que pienso hasta ahora; luego de un año de matrimonio entre ellos, pero la intriga viene por si han tenido con su ex, nuevos acontecimientos en períodos de luna llena más en la última que acabamos de pasar.
Ya les estaré contando.

 

Buen relato cofradeeeee

 

Excelente relato cofra, y bien explicado parece una narrativa con mucho estilo y detalles felicitaciones por lo que te tocó vivir