Hildebrandt escribe sobre Vargas Llosa

“Hildebrandt en sus trece”, 10 de diciembre. ​

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Me temía. Sabía -no me pregunten por qué- que Mario Vargas Llosa, con el soñado Nobel ya en la mano, iba a convertirse en el magno portavoz de quienes cortan el jamón. Es decir, que sin las prudencias que mantenía para no enemistarse con los jurados progres de la Academia Sueca. Vargas Llosa se despojaría de remilgos y de coquetas máscaras y aparecería, por fin, como lo que es: uno de los más talentosos escribidores del sistema mun­dial de dominación.
Y allí está su discurso en Estocolmo: una pieza que la Rand Corporation hubiese aprobada, Ronald Reagan aplau­dido y Benjamín Netanyahu celebrado hasta el delirio.
Vargas Llosa ha condenado al terrorismo, pero sólo a una de sus versiones: la islámica, esa respuesta salvaje y repudiable a tantos años de abuso y dominación. Ni una sola mención al terrorismo de Estado: ni al de los Estados Unidos –extendido de modo planetario como una metástasis de la estupidez– ni al de su filial israelí, concentrado en una diminuta franja a la que le llueven, cada vez que el gobierno de Tel Aviv lo considera nece­sario, balas de uranio empobrecido, bombas de racimo, fósforo ardiente.
Vargas Llosa lo ha dicho con todas sus letras: “Defen­damos la democracia liberal”. ¡Qué franqueza y qué va­cuidad de frase!
O sea que el escritor que ha pregonado siempre que la literatura enmienda a la realidad, postula, al mismo tiempo, desde su flamante Olimpo. la resignación ante lo que considera insuperable: LA DEMOCRACIA LIBERAL (las mayúsculas son mías, pero interpretan el énfasis vargasllosiano).

 

Porque, dejémonos de monsergas: ¿Qué es la democracia liberal? ¿La de Estados Unidos, donde si quieres mejorar la salud pública dándosela a quienes no están cubiertos tienes que enfren­tar a un ejército de analfabetos cívicos encabezados por Sarah Palin, ejército que, al final, paraliza o esteriliza tus proyectos? ¿O la de Chile, que nació en el mar de san­gre de Pinochet y continúa hoy con un enorme grado de desigualdad y con el desconocimiento de los derechos mapuches? ¿O la del Perú, parida en el golpe de Estado de Fujimori y ahondada hoy por un farsante, con quien Vargas Llosa se ha amistado, que dice que la plata viene sola cuando la verdad es que viene acompañada de una licitación, una ley a domicilio, o una gran concesión frau­dulenta, y que añade que si Humala gana las elecciones él promoverá un golpe de Estado? ¿Esa es la democracia liberal por la que debemos, como caballeros andantes, luchar hasta morir?
¿La democracia liberal es la del cómico Menem o la del trágico Lobo? ¿La de Sarkozy –ese Petain sin bata­llas–, o la de Berlusconi, ese Casanova sin gracia? ¿O la de Rodríguez Zapatero, ese señor que acepta que los esta­dounidenses usen las pistas de aterrizaje de España para sus vuelos con carga humana clandestina? Vargas Llosa callaría si alguien le pidiera precisiones. Pero no calla lo que su astucia y su vanidad le dictan -astucia para congraciarse con los grandes mercados y vanidad para erigirse en voz de una muy supuesta conciencia mundial–. Por eso usa groseramente el podio del Nobel para condenar la dictadura de Cuba y los “populismos payasos” que se le parecen. Y menciona a Venezuela, Nicaragua y Bolivia. ¿Cómo se puede caer tan bajo en la ceremonia de lectura oficial de un discurso por el premio Nobel? ¿Qué derecho puede esgrimirse para ese vertido de insultos? ¿Y si hay po­pulismos payasos no habrá también corretaje de nove­listas?
Una cosa es segu­ra: esas frases de callejón también las habrían fir­mado Condoleeza Rice y la Fox News.
Y luego, ironizando respecto del nacionalismo, otro asunto que le inflama la vejiga, Vargas Llosa habla de “los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos”. No es la única frase huachafamente esdrújula de ese texto leído en Suecia.
Fueron muchas, la verdad. Aquí va otra: “las noches estrelladas de esa tierra caliente”. Y aquí otra, en alusión a la dramaturgia: “Otra de sus formas excelsas (de la literatura)”. En fin, dio la impresión de que Vargas Llosa había escrito ese discurso pensando, casi como un escolar, en frases sonoras mucho más que en ideas nutritivas.

 

Lo que creo que pasó es que Vargas Llosa no enten­dió que no lo estaban premiando por su militancia de libertario falaz y pistón ideológico del viejo Occidente. Ni entendió que el galardón no se lo estaban dando al feroz defensor de lo establecido. Ni se enteró de que los discursos del Nobel suelen tener moderación, elegancia y un cierto ecumenismo.
A Vargas Llosa se le salió el cursi arequipeño­limeñísimo que lleva adentro. Y no hablo del llanto que interrumpió su discurso –llanto legítimo, comprensible y hasta conmovedor–. Hablo de su impertinencia para pontificar, en un escena­rio inadecuado y desde ese sectarismo conservador que hace años lo esclaviza, repitiendo los lugares comunes del Tea Party y haciéndose eco de las sobras de Francis Fukuyama. Hablo de la pena de haber desperdiciado una gran oportunidad para que el escritor que admiramos nos dijera qué piensa del porvenir del libro, de la literatu­ra industrial, del angosto terreno que le ha quedado a la poesía, del éxito como enemigo moderno de la calidad y la locura creadora, de la mafia de las editoras.
Hace muchos años, como creo haber dicho, fui un lector febril de Vargas Llosa. Ahora que estoy leyendo El sueño del celta compruebo que esa antigua admira­ción ha muerto. No me gusta en qué escritor se ha con­vertido Vargas Llosa: lineal como un durmiente, cuerdo como una cena de negocios, eficaz como una mano de pintura. Tampoco me gusta qué personaje ha llegado a ser Vargas Llosa: tan narcisista que le cuenta a la Acade­mia cómo cambió el pantalón corto por el largo, cómo empezó a declararse a las chicas y cuánto odia la plaga del nacionalismo (aunque vive en una Europa que prac­tica la xenofobia, una suerte de nacionalismo masivo y federado).
¿Dónde quedó el escritor del desacato que alguna vez habló en la entrega del premio Rómulo Gallegos? ¿Dón­de el intelectual que luchó por la libertad de Heberto Pa­dilla –el gran poeta que el estalinista Fidel Castro mandó encarcelar– pero que no era ni quería ser un funcionario intelectual de los usurpadores de Guantánamo? ¿Dónde está el Vargas Llosa que quisimos tanto? Nadie lo sabe. Ni él mismo.
Lo que sí sé, conociendo algunos aspectos de la pareja, es que el Vargas Llosa reaccionario hasta la hipérbole que habló en Estocolmo es el Var­gas Llosa que durante años, a punta de paciencia, truenos y dulzuras, moldeó para sí Patricia Llosa de Var­gas Llosa. Por ratos tuve la idea insensata de que el Nobel se lo debieron dar a ella.
Aquí en Lima, por supuesto, la corte de aduladores im­pávidos del escritor se deshizo en elogios. Lima, como se sabe, es una ciudad virreinal.

 

para tu analisis estimado cofrade

 

Ahi va el mio, espero el tuyo...

El chato es –qué duda cabe ahora- el otrora arma que servía los oscuros intereses de su patrón de turno.

Cuando el dueño de algún canal peruano quería sacar partido del gobierno, contrataba al chato para que haga lo que más sabía: joderlos (al gobierno). Cuando el dueño del canal había conseguido sus propósitos, se deshacía del chato de la manera más fácil. Bastaba que le cortaran la luz o le achicaran el presupuesto y el chato saltaba como un poseso, se desgañitaba y se jalaba los pelos, para irse tirando un portazo y “con la frente a todo lo alto”, mientras que los demás, gobierno y dueño del canal se mataban de risa con su estéril bravuconada. Pregúntenle a Baruch o a Delgado Parker. Al comienzo le creímos, después ya no.

Nunca toleró a quienes tenían mayor éxito que él. Recuerden como lo jodía a Fernando Ampuero, por el solo hecho que éste tuvo mayor éxito como novelista que él, porque, aceptémoslo, el chato es una nulidad y un fracaso como novelista. Ampuero nunca le contestó las puyas que a diario le mandaba via su programa (me hace recordar al maricón de Bayli). Lo hizo a través de una novela: El enano, donde ridiculiza y desnuda todas las miserias, odios, temores y envidias que tiene hildebrandt. Luego de eso, el chato murió …en vida. Ya no está más. Los de los medios saben que si no ya están en la TV, no existen.

Pero su envidia y mezquindad no tiene parangón con su tamaño. Es inmensa. Como ésta vez, que sus ataques los dirige contra un coloso.

Su actitud lo hace paradójico: Que igualado....resulta el chato.

 

MVLL es narcisista hasta la médula y el ridículo. No se necesita leer a CH para darse cuenta de ello ni haberse soplado su discurso en Estocolmo. Discrepo en el asunto de su posición política, no es demócrata sino el típico personajillo que defiende lo políticamente correcto, una mxxxx buena onda parafraseando la canción de Los Prisioneros. No le gusta quedar mal con nadie, hasta Humala es su amigo.

 

Ese chato es la muerte. Es la tipica envidia entre literatos, es comprensible y estoy seguro que ya se le pasará, solo hay que tenerle paciencia.

¿Y tanto que critica, cual habra sido el discurso de Hildebrandt cuando ganó el concurso El Cuento de las 1,000 Palabras??? Tengo curiosidad.....

Lo que si me parece exagerado es examinar al detalle un discurso, un poco mas y lo tasajean por versículos. La idea del discurso de MVLL se entiende perfectamente, ya sacar frases fuera de contexto no me parece buena idea.


Inxs

 

Pero el complejo del traje invisible del emperador en MVLL es evidente.

 

Concuerdo con usted cófrade...Cuándo diablos el chato Hildebrandt ha sido escritor? Menos "novelista"! Ya quisiera...

 

Dicen que todos los genios tienen alguna tara, claro, nadie puede ser perfecto, en el caso de MVLL, es innegable su narcisismo, pero creo que tiene algún tipo de derecho de serlo quien, a ganado todo lo que podía ganar en su faceta profesional. La posición política del nobel puede ser discutible, pero sus convicciones son esas y merecen respeto, una vez mas Hildebrant pretende erigirse en la reserva moral e la nación y pontifica como si su verdad fuera "la verdad", no se puede descalificar la posición del otro sin afirmar la propia. De qué nos habla Hildebrant, acaso se olvida de la defensa, velada en algunos casos abierta en otros, que hizo de Humala, ¿esa es la democracia que aspira, la del nacionalista? Su comentario me parece mas el berrinche de alguien al que la envidia no eja razonar con claridad.

 

se que por lo menos hay uno pero es tan malo que hasta el mismo reniega de el y vaya a saber uno como se titula esa cosa, lo dijo en una entrevista despues que el comercio publico el libro de ampuero titulado "el enano" muy chistoso por cierto . claro que como esta plagado de insultos al chato obvio que a él no le hacia gracia , en fin, como escritor fustrado no creo que deberia pronunciarse en contra el gran MVLL, no se ve bien .

 

La mejor prueba que puede haber de las limitaciones del chato como literato, es que pocos saben que intentó ser "hombre de letras".

En 1985 fue un entusiasta campeón (amateur) de las ligas menores de la literatura : Gano el cuento de las mil palabras.

Años después, en 1994, habiendo tomado viada y creyéndose un buen escritor, se lanzó como novelista y publicó Memorias del Abismo….y se cayó… ahí mismo. Hasta ahora no sale

Después de eso, -ya vacunado contra esa fiebre-, prefiere rajar de los que saben….

 

Hola cofrades, a ver aqui hay que diferenciar las cosas, CH, cultiva otro genero literario distinto a la de la lirica, efectivamente HASTA AHORA NO AH HABIDO NINGUN PREMIO NOVEL HACIA EL GENERO LITERARIO DE LA CRONICA; Y SON LA POESIA, LA DRAMATURGIA, LA NOVELA Y LA CRONICA LOS GRANDES 4 GENEROS LITERARIOS.

Y el merito de CH es que es un gran cronista, uno podria leer con deleite y fruicion todas sus columnas, tiene un estulo y una metrica inconfundibles y eso lo hace LITERALMENTE EXCELSO, y es que la cronica es aque genero incomprendido por muchos y que retrata no las ficciones como hace la novela, si no la cruda y terrible realidad, y como CRONISTA CESAR HILDEBRANDT NO TIENE PARANGON y este payaso de varguitas no le llega ni a los talones, a ver saquenme una buena CRONICA escrita por este payaso recientemente laureado con el Nobel, saquenme alguna crónica verdaderamente memorable de este arquitecto de las trapacerias y de lo inauditamente ridiculo, no tienen ninguna señores cofrades, a y lo de fernando ampuero, me refiero al libro, solo demuestra su baja estofa y su valor subliterario...

Verdaderamente Cesar Hildebrandt merece el premio Nobel de Literatura por sus cronicas, asi como Cesar Vallejo por su poesia y Jose Maria Arguedas por sus exelsas novelas... Lo mismo que Jose Maria Eguren, por su poesia, al igual que Martin Adan, o Julio Ramon Ribeyro por sus cuentos... Faltandonos sin embargo un buen dramaturgo en la pleyade nacional...

Por eso señor subdito español mario vargas llosa que le aproveche su premio y hombre podria usted guardarlo ahi por donde la espalda pierde su agraciado y casto nombre...

 

CH y MVLL son basura, solo que uno tiene un Nobel cortesía de los cursis conscientes de la Academia Suecia y el otro publica un pasquín de 5 soles que es pura bilis hecha palabra. Los dos apestan, uno el resentimiento de ser un apestado y el otro la cursilería de la corrección política. Al menos MVLL tiene el mérito de ser un poco más ameno que las crónicas sucias y pagadas por el humalismo de CH.

 

Mi estimado cófrade, su análisis pierde de vista algo fundamental. Más allá de las formas o géneros, lo que escribe Vargas Llosa (al igual que otros ilustres escritores peruanos) es LITERATURA. Y la LITERATURA es esencialmente Poesía. Hildebrandt, como bien ha dicho, es un excelso cronista. Nada más. No es un literato, y lo que él escribe no es Poesía. Lo siento por el Chato.

P.D. No confunda Poesía con verso.

 

Creo que el análisis no sobre si CH es un buen escritor o no, si siente envidia o no. Creo que va mas sobre la crítica que hace sobre MVLL.

Fuera de los èpítetos vertidos, postula lo siguiente:

1. El narcisismo de MVLL.
2. Lo inconveniente de señalar ideas políticas denigrando en su discurso.
3. Las ídeas neoliberales que trata de imponer en forma intolerante, callando los abusos que el modelo que postula perpetra.
4. La pérdida de compromiso literario (para mi nunca lo tuvo)
5. Su eclecticismo con posiciones políticas que le son convenientes.

Salvo la última, que puede ser discutible, creo que en todas las otras tiene razón. A pesar de tener muchos detractores (soy uno de ellos), debemos reconocer la calidad de periodista de CH.

 

Bueno, el Vargas Llosa novelista es muy notable, el político, ya es otra cosa, un tipo aburguesado y siempre servil a Estados Unidos... Lean el Diario de Irak de Vrgas Llosa para que sepan lo que piensaa este hombre más derechista que Bush.

 

al margen de todo el chato hitlerman es el unico q ha dixo verddades q otrois callaban. komo se explica q el no este en la tv mientras lucar y alamo estehn como si las webzzzz

 

Huy no, se me cayeron, pucha como que la ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡CRONICA NO ES UN GENERO LITERARIO!!!!!!!!!! no pues cofrades estamos mal, son generos literarios: LA NOVELA, LA POESIA, LA DRAMATURGIA Y LA CRONICA, siendo esta ultima la que retrata la mas cruda realidad, y miren que tenemos muy buenos cronistas en nuestro pais empezando como no por Guaman Poma de Ayala, Manuel Gonzales Prada, Jose Carlos Mariategui y como no CESAR HILDEBRANDT, carambas que sinceramente tiene una pluma privilegiada para la cronica ya quisiera el bellaco de vargas llosa poder escribir esas cronicas insendiarias y luminiscentes que escribe Cesar Hildebrandt, y vamos en todo este tiempo de premios Nobel, la academia sueca, no se si por hacerse los suecos o por ser politicamente correctos no han entregado un solo premio Nobel a un Cronista, lo que abundan son los novelistas, y no pocos poetas y dramatrugos, siendo los poetas los mas incomprendidos...

EN FIN PERO CREO QUE LA ACADEMIA SUECA NO DEBIO ENTREGAR ESTE PREMIO NOBEL A ESTE IMPRESENTABLE DE llosa, QUE POR CIERTO CONFORMA UN CLAN MAFIOSO-INTELECTUAL, VENDIDO YA SABEMOS A QUE OSCUROS INTERESES... En fin en fin, marito que te aproveche el premio y vamos animate y UNTALE UN POCO DE VASELINA Y ZAMPATELO POR DONDE YA SABES MANO, JEJEJEJEJEJEJE

 

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Creo que MVLL, se ha ganado el premio, es uno de los mejores novelistas hoy latinoamérica, su obra es extensa y muy rica en temas. Creo que no se puede desmerecer el arte en base a una opinión poítica, a Hildebrant se le ha ido la mano, y hasta ha hablado como un tonto al desmerecer un trabajo de un muy buen escritor sólo por su discurso de agradecimiento.
Claro, en mi opinión muy político el discurso, pero no desmerece su obra.