Chilenita rockera

Ya estaba finalizando el colegio y como todo chico de esa edad buscaba pertenecer a algún lugar. Yo caí, como anillo al dedo, en los grupos de muchachos que les gusta el rock y el punk, por lo que cada fin de semana iba a Quilca, Cailloma y Chota para presenciar a los grupos que se presentaban. Todo era caos , pogo y licor barato (punto G, vino de dudosa procedencia, combinaciones mata hígados). Tanto me metí a esos grupos que decidí formar un grupo en donde yo tocaba la batería. Tocabamos Punk, Anarkopunk. Era un escape a las presiones de la familia y a la sensación de incertidumbre que brindaba la culminación del ciclo escolar.

Tocábamos en los conos, en el centro para no mas de 50 personas, la verdad nos llegaba eso, lo importante era desfogar la energía que se tiene a esa edad, exteriorizar las frustraciones, la ira, la incomprensión de los demás, ser adolescente, eso era todo, eso era, es y será el punk.

Aquella vez teníamos que tocar en el Nuclear bar, un bar para metaleros ubicado en el cruce de prolongación Quilca con Wilson, en donde, además, se iba a presentar un grupo anarkopunk proveniente de Chile. Nosotros, junto a otras bandas, eramos los teloneros.

Llegó la noche y nosotros tocamos terceros. Para serles sinceros no sabía quienes conformaban el grupo y mucho menos su trayectoria. Luego de acabar nuestro turno y de pogear con la banda chilena salí a tomar aire a la puerta del bar y ver la noche y lo fantástica que se veía el centro sin gente cuando, sin imaginarlo, salió una chica y se sento al otro extremo de la entrada, con unos rulos impresionantes, una carita de ángel, blanca como la leche y con un bello cuerpo que esas ropas andrajosas que son parte del look de punkeke del centro dejaban vislumbrar en ella. Me dí cuenta que era chilena por su acento cuando me dijo "Te molesta si fumo?", a lo que yo respondí: "Me molestaría que no me invites un cigarro", ella sonrió y comentamos acerca de la tocada y de como seguía la bulla adentro, la conversación duró lo que duró ese cigarro ocasional en consumirse, hasta que la última ceniza besó el piso.

Quedamos para vernos luego de la tocada, ya que todos iban a tomar cuando se cierre el bar, decidí aceptar ya que me encantaban sus ojos claros y ese contraste en la tonalidad de su piel y su cabello oscuro, un cabello salvaje y crespo. Una vez culminada la tocada empezamos a tomar cerveza y hablar sobre lo que era la anarquía, nuestras vidas y nuestras añoranzas entre unas 15 personas, entre los de la banda y algunos ocasionales fans. Ella se sentó delante mío y yo ya estaba empezando a embriagarme, habían momentos en las que cruzábamos miradas, y una sonrisa mutua y cómplice se dibujaba en nuestros rostros, ella estaba entrando a las puertas de la borrachera. Nuestros pies jugueteaban debajo de la mesa y empecé a subir más y más hasta poner mis pies encima de sus muslos. Ella se levantó, pensé que me había excedido, pero grande fue mi sorpresa al ver como arrimó su silla para sentarme al lado mio. Ahí ella empezó a apoyar su cabeza en mi hombro y puso su mano en mi muslo, eso me excitó y empezó a erguírseme el pene, ella puso su mano encima como querer domarlo, yo tragaba saliva debido a la excitación. Ni corto ni perezoso con el codo buscaba sentir su pecho y lo conseguí, era pequeño por lo que sentí a través de la ropa es que los tenia muy bien formados y mi mano se dirigió a su pierna y luego a su vagina y empecé con el manoseo respectivo.

Ella estaba caliente, los demás se iban y otros se quedaban dormidos donde puedan. Nos quedamos en un rincón, la besé y de que manera, ella también no se quedaba quieta, me agarró los huevos y me dijo que quería cachar de una vez, eso me excitó aun más, como se empezaba a liberar la loba que tenía en su interior. Fuimos al baño, ahí nos encerramos e inicié con levantare la chompa y luego el polo, le besaba el vientre y luego subí y le quité el brassiere, sus blancas tetas salieron todas para mí, tenía los pezones rosados parados , a flor de piel, eran chicos pero tenían el tamaño ideal para mi boca, ella estaba con rubor debido a la arrechura.

Me hizo un oral, un poco incómodo por el lugar en donde estábamos, pero lo disfruté, mientras succionaba, por la gravedad esas tetitas empezaban a moverse como péndulos. Yo la levanté y la volteé y le bajé el pantalón y luego la ropa interior y le besé el trasero que era mas blanco aún y bien formadito, terso y suave. La giré e introduje mis dedos en su húmeda vagina, sus fluidos impregnaron mis dedos. La acomodé y se la metí ella se mordió los labios y arqueó la espalda para que pueda disfrutar mas de sus senos. Seguía con las embestidas, parados nomas, Ella se controlaba para no gritar y gemir para despertar o atraer curiosos al baño. La puse piernas al hombro y seguí con la faena ella puso sus manos en mis hombros para mayor acople. Luego cambiamos de pose, ella se dio la vuelta y me mostró más ese culo y le dí contra el muro, era lo más sublime cogerla por la cintura y metérsela con furia , ella se movía como licuadora , se meneaba y me decía: "más, más,mas, soy bien puta, me vengo, me vengo" Esas palabras me excitaban más y al final solté todo dentro, ella también se vino, tuvo unas contracciones y sus ojos se volvieron blancos, estaba poseída por la lujuria. Nos vestimos y nos dimos un beso. Salimos y ella sacó su sleeping, se acomodó y dormí con ella, estábamos cansados.

Al despertar ella se iba a provincia a continuar el tour con la banda, desayunamos juntos y me dijo que no me preocupara por haberme venido en ella ya que estaba en días no fértiles. Me besó y se fue con los de su banda. No me dio dirección ni nada, era realista, no iría hasta Chile a buscarla, todo fue momento de la arrechura de juventud. Ella tenía 18 y yo 17.

En la actualidad no fumo, no me gusta el cigarro, nunca me gustó, fumo en pocas circunstancias. Hoy, pasados muchos años, ya soy un profesional, pasé por el Nuclear, había comprado libros por Quilca. Observé la entrada, era de día y estaba cerrada. Qué sera de su vida, de aquella chilenita loca de mi juventud. Me embargó la nostalgia por el recuerdo, compré un cigarro, lo encendí y me fui caminando hasta paseo Colón a tomar el bus para regresar a casa.

 

Cuando los recuerdos morbosos vienen con nostalgia. Grande la vida en quilca