La deuda caída del cielo

Hay lugares donde el invierno es extremamente crudo. Ni utilizando ropa adecuada para temperaturas bajas el cuerpo encuentra el calor que necesita. Esto combinado con las clases virtuales y las entregas de cualquier producto, son motivos suficientes para no querer salir de casa. Fue así que durante 40 días no puse un pie en la calle.

Mi pretención era estar todo el invierno en casa, pero por culpa de un adminstrativo ineficiente, tube que ir a la universidad para resolver mi acceso al sistema. Antes de salir de casa, me mire en el espejo y me di cuenta que me había abandonado totalmente. Com mucha flojera me afeite, depile mis testículos y me corte las uñas.
En la calle sentí que el frío no estaba tan intenso como cuando empeze a invernar. Llegando a la universidad me depare con una fiesta en el departamento administrativo. Fiesta dedica a San Juan. Fiesta que encerró todas las labores administrativas.

La cólera era grande, pero al ver a una conocida en la fiesta decidí tomar una cerveza y después ir para casa.
- Pero mira quien apareció - dijo mi amiga, evidentemente ya embriagada. - El ermitaño de los Andes.
- Ya quisiera yo haber crescido en los Andes para no sentir este frío de - le respondí dándole dos besos en las mejillas.

Conversamos bastante sobre la universidad, sobre mi decisión de estar virtual y no presencial. La verdad es que me hacía falta de una forma u otra conversar con alguien en vivo. Cuando mi cerveza acabó pretendia irme, pero cambie de opinión al ver a una chica extremamente pálida. Su piel era un lienzo puro que con cualquier pequeña presión se marcaba de tonos rosas. Mi amiga rápidamente se dio cuenta.
- Ella lo chupa como los dioses - su risa y voz alta hizó que me sienta avergonzado.
- Tu ya...
- Ya dormí con ella. Es Bi. - me agarró de la mano y me llevó hasta ella - ven que te la presento.
- Sarah, Él es el ermitaño que nos hizo aprobar este mes.
- ¡Que lindo! - sus cabellos pelirrojos y su vestio negro creaban un aura de metalera - ¿Dime como hay que agradecerte? - dijo riéndose.
- Es evidente que mamandole las bolas - respondio mi amiga con seriedad.
Ambas al ver mi rostro desencajado rierón sin parar.

Horas despúes bailaba con la pálida. Ella era un persona con una muy buena vibra. Yo con el alcohol poco a poco fuí dejando de sentir frío y a desnhibirme. Cuando sentí que era el momento la besé. Creó que mi intensidad estaba más allá de lo normal. Ella me correspondió y en mi oreja susurro "Es hora de pagarte".

Fue así como entramos en el salón de conferencia, estaba oscuro y con el aire cargado. Yo queria abrir una ventana, pero ella rápidamente me sentó en una butaca y prendió su linterna del celular. Coloco el celular boca arriba, así la luz saldría tenue. Antes que pueda pensar ya estaba con el pantalón en la rodillas y con ella masturbandome.
- Meteme un dedo en la boca. - dijo.
Rápidamente obedecí. Ella empezó a chuparlo y a atorarse con el mismo. Sus arcadas me dejarón muy excitado.
- Por favor, chupame la verga - dije casí implorando.
- NO - respondío con una risa malévola - tu amiga fue bien clara, solo te chupare las bolas.
Inmediatamente sentí su lengua caliente en mis testículos. Los lamia en círculos y sutilmente los mordía. Realmente era muy buena. Poco a poco empezó a subcionarlos y soltarlos con fuerza. El sonido que se producía era extremamente placentero. Mi pene empezó a gotear y decidí conducir su boca para que chupe sin parar. Ella simplemente se negó y sigio chupandome las bolas. No podía creer, que sin masturbarme y sin chuparme la verga ella estaba causandome tanto placer. Patie su celular por que queria verla con plenitud. Su imagen era lindisima. Una pelirroja pálida mamando mis bolas con tanta dedicación. No quise más reprimir mi placer y expelí mi semen por las arquibancadas.

Ella me subió los pantalones y me dijo: "Deuda pagada".

Continuará...
Relato real, pero con exageraciones para enriquecer la lectura.

 

La mejor manera de cobrar una deuda

 

Queria continuar con el jueguito, pero no sabía que hacer. Era evidente que queria algo más. Mi locura me hizó cambiar algunos cursos para presencial. Mi amiga me dijo que no me preocupe, que la pelo rojo es así, dispersa y alejada, pero que sabe el momento exacto para quebrar la línea y ponerle fuego a la situación. Así fue durante tres semanas, simplemente fuímos amigos. Hicimos grupos juntos, comiamos con todos en el restaurante universitario, saliamos a museos, teatros y en general la pasábamos muy bien. Yo me decía que la vida era injusta, que primero me trae una mujer hermosa, aunque muchos me decían que parecía muerta de lo tan pálida que era, y luego hace que me chupe las pelotas con maestría, para después no pasar nada, solo conversaciones normales y nada más de nada.

Una noche, cuando mis esperanzas estaban desapareciendo, cenamos juntos y tomamos más vino de lo normal. Fue allí que nuestra amistad se desbordó, fue allí que apareció su modo sexy. Me sentó en mi sofá cama, me saco la correa, me bajó mi short, me bajó el canzoncillo y puso mi verga en sus mejillas.
- Está calentita como me gusta. Perfecta para este frío abrumador.
- Pensé que nunca más te vería así - mi voz salío baja y entrecortada, casí fue como un susurro.
- Te he visto como me miras, como casí se te sale la leche cada vez que me subía las escaleras adelante tuyo.
- Es que no puedo evitarlo. La otra vez me dejaste con la sensación de quiero más.
- No te preocupes, que hoy será igual - dicho esó se pusó la verga en la boca.
Su lengua era como una canción sin compás, por momentos suave, por momentos giratoria, por momentos rápida. Era innegable que le encantaba lo que hacia. Escupía mi cabeza y después la limpiaba con su lengua. Chupaba las bolas y luego subia a la punta del pene y se atragantaba con todo. Me pusé en pie y sujetando sus cabellos hice que se atore con toda mi verga. Verla con los ojos llorosos y tosiendo era el paraíso. Pensé que pararia, pero ella en vez de esó se metió toda la verga nuevamente y poco a poco, con leves mordidas, fue sacándose el pene de la boca. Tuve que sentarme para que ella continue con su labor. Parecía incansable, era muy poco el tiempo que mi pene estaba sin contacto con su lengua. Finalmente, después de algunos minutos, deje que salga toda mi leche en el fondo de su garganta. Ella no mostro señales de estar molesta, parecía satisfecha. Cuando quise levantarme, ella no me dejo. Siguió mamando hasta que mi pene quedó sin una gota de semen.
Yo queria más, pero ella se lavo el rostro, comió un halls y me dijo para almorzar juntos al día siguiente.

Desde entonces se nos hizo costumbre encontrarnos en lugares aleatorios y que ella me chupara cuando más le apetecía. Fueron incontables las vecez que sin decir nada, entró a mi casa y sin más se ponía la verga en la boca hasta que se diera por satisfecha. Para mí, que ella me baje los pantalones y me chupe hasta eyacular en su boca no me disgutaba, al contrário me sentía afortunado, pero al mismo tiempo queria conocer su ano, su vagina, sus pechos.

Un día de esos, cuando ya estava deslechado y ella finalizando la limpieza de mi mienbro le dije.
- Ahora quiero follar ese culito.
- No, ahora no - dicho esto, con evidente nerviosismo, se limpio el rostro y se fue.

Continuará...

 

¡No tenga dudas!

 

En al auto parado atrás de un iglesia, acarició sus cabellos, pienso que mi padre estaría orgulloso de mí. Yo, por lo pronto, estoy orgulloso de mí, y esto es insólito, algo que nunca antes había sentido y que le debo a ella. Su cabeza sube y baja encuanto se embebeda con mi pene. Allí está ella, otra vez esperando mi leche caliente.
Cuando finalmente comienzo a expeler mi semen, ella sonríe y no deja nada fuera de su boca. Luego disfruta del sabor y finalmente lo engulle. Pero no acaba allí el ritual, luego de esó su lengua suavemente masajea todo mi pene y testículos, limpiando todo rastro de semen. Cuando la cabeza está brillando ella guarda mi pene y me mira para saber si es que lo disfrute.

- Eres la mejor de todas.
- Callate y vamos que mis padres deben estar preguntando donde está su hija a la hora de la cena.
- Antes dime la verdad. ¿Por qué no quieres tener sexo conmigo?
- No es esó - sus mejillas enrojecían - lo que pasa es que. Mira luego te cuento, ahora llevame a mi casa.
- No me puedes dejar así otra vez. Vengo preguntándote hace semanas el motivo y siempre me esquivas.
- Tengo derecho a no responder lo que no quiero. Por favor no malogres esto.
- ¿Estas loca? Como piensas que yo quiero malograr esto. Al contrario quiero que sea eterno, pero tambien quiero poder sentirte toda y no solo tu lengua.
- En primer lugar, la decisión es mía. ¿Ya no basta con lo que te doy?
- Sí, bueno no.
- Oye. ¡Basta ya!
- Okay. Dejemoslo así.
Mis cejas se cerrarón y mis ojos no querian ver más hacia los lados. Prendí el carro y empezamos el viaje de retorno. Era evidente que el clima estaba pesado. Ella miraba a la ventana, no pude ver si lloraba.
- Para el carro ahora - grito de sorpresa.
Estacione el carro en el primer lugar que pude.
- ¿Que pasó?
- Lo que pasa es que estoy cansada de que todos los hombres siempre me pidan lo mismo.
- Tranquila.
- ¡Callate y escucha! - Su voz de mando era tan sensual que obedecí sin chistar. - Tengo vaginismo. Es un contracción de los músculos de mi vagina que no me deja tener sexo. Cuando intentarón penetrarme sentí que el diablo me mordió el trasero. No tienes idea de lo tanto que duele.
- Disculpa, no lo sabia. Pero debe haber algun tratamiento o algo que se pueda hacer.
- Existe, pero es humillante no poder ser penetrada naturalmente. No lo sé, talvez exagero. Pero lo que sí se es que busco a mujeres por esó, por que ellas me entienden y me dan placer sin pedir que abra mis orificios. Mi problema es que no me gustan las mujeres, la pasó bien con ellas, pero al final siento falta de un pene. De el olor de un pene, de la textura de un pene, de la leche de un pene. Sí fueras mujer lo entenderías.

Ambos empezamos a reírnos. Ella se desnudo y rápidamente coloco su boca en mi pene. Infelizmente en ese momento de placer llego una patrulla y nos llevó a la comisaría.

Continuará...

 

Que buena historia, continua por favor

 

Continue con la historia cofra

 

Que buena historia cofra, gran vivencia con su amiguita, esperaremos con ansias las continuación. Se agradece.

 

Buenaaaaaso, que ws el vaginismo, una vagina chiquita o qie?

 

No pude dormir fácilmente después de hacerle pasar ese mal rato a Sarah. El policía, que nos aceptó el dinero para la gasolina y que con esó nos dejo libres de polvo y paja, se pasó todo el tiempo mirándole pecaminosamente los pechos y el trasero de Sarah. En mi casa las imágenes de Sarah sonrojada me causarón gracia. No podía dejar de sonreír, de reírme solo, de festejar que estaba creando lazos y aventuras con ella.

Pasó unas semanas y no tuve mucha interacción con ella. Me parecía extraño que no vaya algunos días a la universidad. Le mandaba mensajes preguntando sí todo estaba bien, pero ella me respondía con monosílabos. Finalmente, casí tres semanas despúes del incidente se sentó cerca de mí.
- Oye, no desaparezcas así.
- Disculpa papá. La próxima te mando localización. - responde ella riéndose. - Más tarde quiero tomar un vino y ver la puesta del sol en el bar de Teo.
- Genial. Así recuperamos el tiempo perdido.
- Tonto. Tambien quiero contarte algo. - dicho esto el profesor llegó.

Durante la clases pensaba y repensaba que podría ser lo que ella queria decirme. Ella estaba muy diferente. Tenía un nuevo corte de cabello, su mirada tenía más confianza y su piel estaba más perfumada que de costumbre. Tambien unos moretones en sus brazos. Parecían marcas de dedos.

En el bar, tomamos vino, comimos pan con azeite y la estabamos pasandola bien, hasta que ella me mira y me dice.
- ¡Ya no soy virgen!
- ¿Qué? - mi cara debe haber mostrado la decepción de no haber sido yo el afortunado.
- Relax nene.
- ¿Pero y el vaginismo?
- Pués he descubierto, mejor dicho me han enseñando, como puedo disfrutar del sexo sin sentir casí nada de dolor.
- ¿Te han enseñado?
- Sí, el polícia que nos abordo me dio su contacto y comenzamos a conversar. Yo pensaba que el vejete me llamaba solo para tener sexo.
- ¿Y no fue así? - era evidente que mi decepción se volvió furia.
- Bueno sí. Pero, al principio hablabamos de otras cosas y por más que suene tonto, él es muy interesante. Y bueno. Una cosa llevó a la otra. Cuando me di cuenta estaba chupándole la verga en su viatura.
- Prefiero no saber los detalles. - Mi enojo se transformó en frustración.
- Osea, no se que te pasa. ¿El open mind que conocí donde está?
- Es que yo he soñado con ser el pavo que te de la primera provadita.
- Callate tonto. - su sonrisa regresó. - Mira la respuesta es el sexo tántrico.
- ¿What?
- Sí. Así como lo escuchas. Lo que yo quería proponerte es que lo hagamos hoy por la noche. Pero, tú estás todo idiota y se me quitan las ganas.
- No. No digas esó. Es que la verdad es que pensé que. Bueno olvida lo que pensé. Lo que importa es el ahora.

Nos besamos encuanto el vino y el sol se sumergian en tonos más oscuros. Pagamos y salímos corriendo como dos chiquillos de 15 años. Nos besamos en las esquinas y reímos sin entender que el amor estaba nasciendo.

Continuará...

 

Basicamente es un espasmo de los músculos que rodean la vagina, que ocurre en contra de su voluntad. Osea la vagina es estrecha y para abrirla duele. Por esó la actividad sexual y los exámenes médicos a veces no se pueden realizar.

 

Gracias cofra que buena experiencia

 

No ser el primero fue una decepción, pero saber que el primero fue utilizado para agradar al segundo fue un masaje a mi ego.

El propósito del sexo tántrico no es la simple eyaculación, sino más bien el de dar al ser humano una exégesis de placer, que le sirva para despertar y conciliar sus sentidos con el mundo exterior.

Ella me desnudo completamente y comenzó a colocar sus manos a algunos centímetros de mi piel. Poco a poco las movía con delicadeza, al principio no sentía casi nada, pero a medida que sus manos se acercaban y alejaban en mi dorso, mi piel se erizo. Su voz tenía un tono muy suave y me decía que la mire desnudarse y que después cierre los ojos e intente imaginar lo que estaba pasando con mi cuerpo. Así lo hice, vi como su cuerpo pálido absorbía los matices rojizos de la luz. Sus dedos pasaron por mis ojos cerrándose y dejándome con una erección. Su voz en mi oído me decía que abra las puertas y encienda las lámparas del mundo de los sentidos. Sus labios rozaban mis oídos y poco a poco besaban mi cuello, su aliento tibio y perfumado creó la imagen de una nube colorida en mi mente. Sus manos ya no rozaban mi piel pero igual sentía que por donde pasaban algo se encendía en mi. Era como si por donde pasaban sus manos se encendía un fuego interior. Mis cabellos y vellos estaban erizados. Cuando llegó a mis muslos sentí electricidad. Unas gotas de semen salieron involuntariamente. Rápidamente fueron limpiadas con su lengua, que ahora estaba muy caliente. En mis pies sus manos atizaron mi lado más sensible. Sentía como si mis pies fueran mi corazón, como si de allí saldría la sangre para todo el cuerpo. Su toque en las puntas de mis dedos hizo que me estremezca y suplique por que coloque su boca en mi pene. Mi pedido no obtuvo respuesta. Ella me hizo sentar y coloco mis manos en su espalda. Susurraba en mi oído como debería pasar mis manos por su espalda. Al principio no sentía nada, pero poco a poco sentí como la energía se cargaba en mis palmas. No aguante y le mordí un poco el cuello y la besé. En el beso ella pasaba las manos por mis orejas y me pidió hacer lo mismo. Es increíble como ese simple toque hizo que ella se moje y que yo arroje más gotas.

• Deja que tus oídos incapaces de comprender tu cuerpo sean tus aliados para engendrar más placer.

Su voz hacía que me excitara aun mas. Poco a poco pasamos nuestras manos por todo nuestro cuerpo. Es increíble como podemos sentir placer cuando alguien nos atiza puntos inexplorados de nuestro cuerpo. Ella se mojaba mas y mas y yo eyacule por completo una vez, pero aun asi mi erección regreso. En un momento determinado sentimos electricidad y ella tuvo un orgasmo. Sus pies se movían con fuerza y su cara describió el enorme placer que estaba sintiendo. Aproveche el momento, la bese y finalmente introduje mi pene en su ser. Ella con un tono esta vez más fuerte y entrecortado me pidió que no pare. Estaba tan mojada que no hubo fricción alguna. Ella perdió el control de su cuerpo, ahora sus manos me arañaban y sus dientes me cortaban los labios. Mi sangre pintó su cuello y sus pechos. Era hermoso ver el lienzo blanco matizado de rojo con gotas rojizas oscuras. Eso me calentó tanto que eyacule dentro de ella. Sus manos pasaron suavemente en mi espalda y poco a poco el ritmo fue disminuyendo. Cuando sus dedos se separaron de mi piel sentí una corriente intensa en mi espina dorsal y mi cuerpo tembló de placer. Sudados y cansados nos recostamos riéndonos.

• No se si es que lo hicimos bien, pero lo que sé es que me encanto.

Dicho esto caímos en un sueño profundo y solo nos acordamos al día siguiente.

Fin.