Gracias por el milkshake

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por mariano333, 28 Dic 2020.

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    mariano333

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    Me pidió que esté en la puerta de mi oficina a las 6pm en punto. A las 5:57 me llamó al
    celular diciendo que ya estaba llegando, a las 5:59 -mientras se acercaba- tocaba el
    claxon y a las 6:01 me recibía en su carro molesta porque no había estado a la hora.

    La molestia le duraría menos de un minuto. Los dos sabíamos que no nos habíamos
    encontrado para estar molestos.

    Apenas Liliana aceleró el carro puse mi mano en su entrepierna y le empecé a besar el
    cuello. Sonrió. Subí lamiéndola, desde el cuello hasta la oreja, respirando en su cara.
    Aceleró. Continué besando y lamiendo su oreja, respirándole cada vez más fuerte. Subí
    mi mano de la entrepierna a su vagina. Gimió.

    - ¿Sigues molesta?
    - Un poquito menos. ¿a dónde vamos?
    - Ah... al telo pues, ¿no?
    - Sí, ya sé. ¿Pero a cuál?
    - No sé. Tú invitas, ¿no? Tú decides.

    Ella siempre invitaba los hoteles. De esa manera me convencía. Me ofrecía además una
    serie de incentivos para dedicar una noche al culto al hedonismo. Me llevaba a comprar
    marihuana de la buena – ¡y vaya que la era!-, traía botellas de vino, quesos y chocolates.
    Me hacía además otra clase de ofertas que yo no podía rehusar. “Te la voy a chupar
    hasta que te vengas en mi cara”, me aseguraba previamente por el teléfono. Sabía que
    de otra manera yo no le diría a mi amada y recatada mujer que me quedaría hasta tarde
    en el trabajo.

    Antes de llegar le pedí que pare en un grifo. Bajamos y compré un litro de helado. A
    ella le encantó la idea. “Podemos comer helado y ver películas” dijo.

    Me quise sacar los zapatos al entrar a la habitación, pero Liliana se me tiró encima y me
    tumbó en la cama. Me empezó a besar la cara mientras con las manos me sacaba la
    camisa. Luego fue bajando. Besaba desesperada. Me sacó el pantalón y de manera
    descontrolada se lanzó hacia lo que tanto deseaba. Tenía mi pene en su mano, con la
    otra me empezaba a sacar el calzoncillo. Le pedí que pare.

    - No lo tendrás hasta que no te saques toda la ropa.

    En menos de diez segundos estaba ya en ropa interior. Se iba a lanzar nuevamente hacia
    su objeto de deseo, pero le recordé:

    - Toda la ropa.

    Se sacó también el sostén y el calzón. Ahora podía ver esas tetas enormes. Los dos
    mejores argumentos que Liliana tenía para convencerme de pasar la noche juntos.

    - ¿Ahora, si?
    - Todo tuyo, querida.

    Se abalanzó. Primero, lo lamía con desesperación. Yo la tenía que agarrar de los pelos, a
    la altura de la nuca, para controlar un poco sus movimientos. Luego la iba llevando a mi
    ritmo. Liliana gemía de placer. Cerraba los ojos y con un fervor casi religioso se
    dedicaba a mi pene. Lo lamía desde la base hasta la cabeza. Recorría el glande con la
    lengua, rodeándolo, casi abrazándolo. Hundía toda la boca y movía su cabeza de atrás
    hacia delante. Arrodillada frente a mí. Casi agradeciéndome por la ofrenda que le daba.

    Viéndola ahí abajo, lamiendo mi pene con tanta devoción, me daba lástima
    interrumpirla. Pero debía hacerlo. La puse sobre la cama y fui a recoger el helado que
    estaba en la mesa. Le eché helado en las tetas. Esas tetas enormes que me hipnotizaban.
    Pasé a ser el nuevo beato de la habitación. Lamí las tetas con helado de chocolate de
    arriba a abajo, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de abajo a arriba y en
    todas las diagonales posibles. Hundí mi cara entre sus tetas con helado. Mi pene rozaba
    su vagina, le daba besos, hundía un poco la cabeza pero no llegaba a entrar. Liliana
    empezaba a dejar escapar algunos gritos.

    Luego me pare sobre la cama. Ella inmediatamente se arrodilló frente a mí y mientras
    besaba y cogía mi pene con una mano, con la otra buscaba el helado. Puso mi pene en el
    balde de helado y se lo comió como una perra come un hueso. Se lo metía a lo boca con
    frenesí. De atrás para adelante y de adelante para atrás. Con las manos me agarraba las
    nalgas y se impulsaba para metérselo más al fondo. Yo solo separé un poco las piernas y
    la sujeté por los pelos para que el ímpetu de su movimiento no me tumbe. De cuando en
    cuando se sacaba el pene de la boca y lo volvía a hundir en el balde de helado. Hacía lo
    mismo con mis huevos.

    Cuando conseguí un poco de estabilidad sujeté su cabeza solo con la mano derecha, la
    izquierda la lleve a mi cintura. Jalándola suavemente del pelo la separe de mi pene,
    levanté su cara de modo que pudiera mirarme y le pregunté:

    - ¿quieres el helado con leche?
    - Tú sabes como me gusta- respondió.
    - Entonces te prepararé un milkshake especial.

    Sus ojos brillaron. Empezó a besarme el pene. Desde abajo, subiendo por la base hasta
    llegar a la cabeza. Luego jugó con los labios, la lengua, empezó a tragarse la cabeza. La
    besuqueaba, la lamía, con las dos manos recorría el tronco de mi pene, masturbándome.

    Luego sacó las manos, las puso nuevamente en mis nalgas y con mucha fuerza me jaló
    metiendo casi toda mi verga en su boca. Repitió esta operación varias veces. Volvió a
    agarrar la base de mi pinga con una mano y la siguió chupando. Con más fervor y con
    más devoción. Lo hacía con pasión. Su cara denotaba deseo. Me miraba, me decía con
    los ojos que deseaba que me viniera. Se metía mi pene a la boca una y otra vez. Su
    mirada daba lástima, me pedía semen. Tenía que dárselo. Mirándola desde arriba,
    seriamente y a los ojos le jalé un poco la cabeza para separarla de mi pinga, le subí la
    cara para que me vea y la eyaculé de frente, en todo el rostro. Le cayó en todas partes,
    en los ojos, en la nariz y en la boca, que la mantenía abierta esperando un poco de leche
    para su helado. Cuando sintió que tenía una cantidad considerable de semen, cerró la
    boca y con un sonoro sorbo se tragó todo el helado y toda la leche.

    Suspiró. Con el dorso de la mano se limpió los labios manchados de semen y helado de
    chocolate y me dijo:

    - Gracias por el milkshake.
     
    mariano333, 28 Dic 2020

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    Ptm, alucinante relato estimado, muy buen relato.
     
    kikin, 28 Dic 2020

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    buena batida le metiste
     
    Carashito, 29 Dic 2020

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    Pucha, que buena delechada que le dio jajajajja
     
    Icelos230680, 29 Dic 2020

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