La amiga de mi vieja, amor de toda la vida

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por ivancito, 22 Jul 2011.

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    ivancito

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    EL INICIO.-
    Cuando nací, mi mamá estudiaba derecho y tenía 18 años, tuvo que casarse y dejar los estudios para ocuparse de mí. Después de 10 años, cuando ella tenía 28 y dos hijos, retomó los estudios. Yo ya para ese entonces tenía cerca de 10 años y fue la primera vez que vi a la protagonista de este relato, la tía Diana. La tía Diana estudiaba derecho, en ese entonces tenía 20 años y era por mucho la mujer más bonita que había visto, blanca, de rasgos muy finos, ojos pardos, muy llamativos, pestañas grandes, pelo castaño, de cuerpo era delgada, poco busto y de caderas proporcionadas, medía como 1.65 a pesar de que era muy seria, muy educada y muy callada a mí siempre me llamó la atención entre todas las amigas que iban a mi casa a hacer los trabajos con mi mamá. Resultó que Diana era promoción del cole con la hermana menor de mi mamá y al enterarse de este hecho hizo que las dos se hicieran más amigas. La hermana de mi mamá estudiaba enfermería en otra universidad, así que no se veía casi con Diana hace tiempo, por eso la demora de cómo un ciclo o dos de enterarse del parentesco. Bueno resulta que yo vivía enamorado en secreto por esa época de este amor imposible, con el que crecí gran parte de mi adolescencia, me masturbé un par de veces en su nombre, hasta los 13 para ser exacto. Como era de presagiarse, la tía se casó con un tipo adinerado que también llegaba a recogerla a mi casa, cuando hacía sus trabajos y por ende se hizo amigo del grupo de estudio y llegaba a mi casa cada vez que había fiestas y demás. Mis padres fueron invitados a la boda que se realizó, un día antes de mi cumpleaños n° 13, fantaseaba con aparecerme en la boda e impedirla como en una novela y raptarme a la novia, idioteces que uno alucina de chibolo.

    Desde que se casó empecé a llamarla “Tía Diana”, y mi madre me decía, saluda a tu tía y a tu tío, y por alguna razón que desconozco se hicieron muy amigos de mis padres, al parecer mi “tío” congeniaba bien con mi viejo y se agarraban a chupar en la sala de mi casa mientras sus mujeres conversaban, no había fiesta que se realice en mi casa en la que ellos no estén. En fin, luego de cerca de dos años de matri Diana dio a luz a su primer hijo y un par de años después, a su hija, supongo que porque tenía que atender a sus hijos dejó de ir por mi casa, igual la veía esporádicamente en alguna que otra reunión y se veía aún mejor, dado que la maternidad le había hecho desarrollar un poco las caderas y el busto, a pesar de haber tenido dos hijos se mantenía, a la tía le gustaba verse bien e iba al gym. Ella no ejercía la profesión, es más no estoy seguro si llegó a terminar su carrera. Poco a poco la veía cada vez menos aunque la verdad yo ya estaba más grande y a pesar de que me parecía apetecible, rica y que su sonrisa me iluminaba, sabía que era una ilusión solamente.

    La seguí encontrando esporádicamente, siempre ella con sus buenas formas y muy educada, me llamaba Ivancito, a pesar de que yo ya tenía más de 20 años, siempre me hacía sentir que me miraba cómo aquel niño de 10 años que conoció.

    EL PRIMER REENCUENTRO.-
    Hace unos 3 años, yo tenía 28 años, vivía solo y tenía una enamorada lindísima, una chica tan jodida como hermosa, todo el mundo me preguntaba como la había hecho para conquistarla, trabajaba en un banco y se veía muy bien. La verdad yo la aguantaba solo por lo rica que era, dado que era caprichosa, aniñada, y no quería aflojar al principio y yo me quería comer ese cuerpito de modelo. Bueno, volviendo al punto, resulta que mi madre, me llama una tarde y me dice: “Va a llegar tu tía de Italia (la enfermera, promoción del colegio de Diana), así que el sábado es la fiesta de bienvenida quiero que vengas con tu enamorada y bla.. bla..). Pensé: no tengo nada que hacer así que, que más da. Le avisé a mi enamorada y quedamos en recogerla. Si a mí me gustaba lucirla, parece que a mis papás más, porque era de verdad bonita, parece que se imaginaban con los nietos que nunca llegarían. Llegamos a la reunión, como a las 10 pm y era un lleno total, y para mi sorpresa allí estaba Diana, pero no estaba el “tío”, más bien un pata le estaba metiendo letra. Me pareció extraño pero nada más, estuvimos en el tono hasta cerca de las 2 am, en eso mi chica me dice ya quería irse, habíamos tomado un poco y me lo dijo en un tono que no podía negarme, quería postre. Estoy camino a la salida y me alcanza Diana, a quien le había presentado a mi enamorada y todo, me pregunta: Ya se van? Si, le digo, le explico que no puedo dejar a mi chica muy tarde a su casa. Me puede jalar por allí? preguntó. Claro respondí. Subimos los tres a mi auto y me dispuse en ir a dejarla. En el camino nos hizo un interrogatorio de cuánto tiempo llevábamos juntos que si nos íbamos a casar, etc, etc. Hasta allí no vi malicia alguna. Diana se bajó del auto en la puerta de su casa no sin antes despedirse. Recorrimos cerca de dos cuadras y mi chica me dice: “¿quién es esa?”. No cabe duda que las mujeres tienen un sexto sentido. Mi tía diana, te la presenté recuerdas?, le dije inocentemente. Me respondió: pero como que es tu tía, es prima de tu mamá o qué?. Le explique la verdad, que me conocía desde pequeño y todo, me dijo que no le había gustado que preguntara tanto acerca de nuestra relación, bueno me pareció una reacción cojuda como tantas otras a las que me tenía acostumbrado, como quería matar, le resté importancia.

    EL SEGUNDO REENCUENTRO.-
    Dos semanas después mi tía, la hermana de mi vieja, debía regresar a Italia y, como debe ser, se organizó una fiesta de despedida, con los mismos invitados al parecer, le avisé a mi enamorada y me dijo que no podía que ese día era cumpleaños de su tía y que ya había quedado en acompañar a su mamá. Le expliqué que no podía faltar porque mi madre me había dicho que la tía quería sacarse fotos con todos y que no iba a regresar en varios años, así que acordamos que yo iba a estar un rato en la fiesta de mi tía y de allí iba a recogerla a ella y a su vieja, lo único que pensé en ese momento era en cómo deshacerme de su vieja porque el sábado me tocaba cobrarme la semana.

    Llegué a la fiesta y para mi sorpresa mucho menos gente que la anterior, ahora la mayoría era familia y eran pocos amigos, pero estaba Diana, aproveché entre las fotos, los vinos y demás, en acercarme a ella y como quien no quiere la cosa la saqué a bailar, solo con la idea de alucinarme porque sabía del imposible. Esa noche, después de varios tragos, pude sentir su cuerpo junto al mío cuando bailamos varias salsas, me miró a los ojos y me dijo: “No sabía que bailabas tan bien”, sólo sonreí, y a continuación me dijo: “Y tu enamorada? Es muy linda. Por qué no ha venido?”. Le explique lo que realmente había pasado y no hubo mayores problemas. En una de esas le pregunté: ¿Tía, mas vino?. Sí, me responde, pero no me digas tía, dime sólo Diana. Pensé: Qué? Será posible? o es el vino que me está jugando una mala pasada?. Me senté a su lado y le pregunté por el tío y me contó que estaban separados hace más de seis meses, y hablamos como diez minutos de varias cosas más, como estaba delante de familia no atiné a ir más allá, además porque pensé en que podría ser que los efectos del alcohol me estén haciendo ver cosas donde no las hay. Mi enamorada me llamó insistentemente hasta que llegó la hora de despedirme, eran la 1 am. Me despedí y Diana se me acerca y me dice, puedes jalarme?. Pero claro. Respondí. Mi vieja, que no se había percatado que Diana me había pedido el jale, se me acercó y me dijo: Hijito lleva por allí a tu tía Dianita. Le dije: Ok vieja, pero voy apurado así que dile que se apure, le dije en tono medio asado, para disimular un poco la vaina.

    Subimos al auto y pensé en desviarme hacia otro sitio, pero no sabía si decírselo, si lo iba a tomar a mal, veníamos hablando de varias cosas, pero el tema no se daba, estaba nervioso, para remate me llamaba la firme y no podía concentrarme, estaba picado, manejando, cumpliendo mi sueño erótico de toda la vida y con el celular reventando, no sabía qué hacer, y para remate sin saber si era verdad lo que estaba pasando, pensaba en que si me mando la tía lo toma a mal y me acusa, de repente se entera mi familia, un sin número de cosas pasaban por mi cabeza, hasta que llegamos a la puerta de su casa y se despidió de mi y se bajó del auto. Plop. Me sentí un huevón, aliviado, pero huevón.

    Aquella noche, recogí a mi enamorada con su vieja, de la cual no pudimos deshacernos. Las dejé en su casa, estaba con la sangre reventando a mil, luego fui a un night club porque estaba recontra arrecho y terminé en un telo con una puta a la que le di de alma.
    Pensé: nunca sabré si fue mi imaginación, el alcohol o si de verdad mi tía me estaba dando entrada.
    Me equivoqué.

    EL ENCUENTRO EN MESSENGER.-
    El martes siguiente en mi chamba, regreso del break por la tarde y veo en mi Messenger una solicitud de contacto, leí: diana_diaz#%&/@hotmail.com . Y simplemente no lo podía creer. Ya sabía que solo era cuestión de tiempo que no me lo había imaginado, sentí que el universo me estaba dando otra oportunidad a pesar de lo huevón que pude haber sido. La acepté inmediatamente, pero estaba desconectada, se conectó como a la hora. Nos saludamos y le pregunté cómo había conseguido mi correo. Me explicó que mi tía enviaba cadenas a sus contactos y ella revisó los adjuntos y vió mi nombre en uno, me preguntó si me molestaba, le dije que no, pero que me lo hubiera pedido y yo se la daba con gusto. Hubo un bla, bla, bla como de una hora para romper el hielo y en eso le digo: Que vas a hacer el sábado?, tengo una reunión con unas amigas, me dijo. Pensé: me cagué, creo que la tía solo quiere con quien conversar. En seguida me dijo pero el viernes tengo libre. Bien dije, que te parece si nos vemos el viernes?, pregunté. Aceptó pero me puso dos condiciones, que no le contara a nadie y la segunda que no vayamos a un lugar muy público. Condiciones que eran tácitas para mí. Quedamos, me dio su número y pasaron los tres días más largos de mi vida.
    Seguimos contactándonos por el msn hablando de varias cosas, ya proveché para decirle lo guapa que la había encontrado después de tiempo y me dijo que podríamos hablar de los viejos tiempos. ¿Cuáles? Pensaba yo, si nunca habíamos sido siquiera amigos. Bueno que más daba, la cita fue un viernes a las 8:00 pm. Le dije a la firme que iba a estar con unos amigos y que la llamaba luego y me dijo que iba estar en su casa porque no se sentía bien que en cuanto me desocupe la vaya a ver, pero no tan tarde.

    Definitivamente los astros estaban alineados, nada podía fallar esa noche. Salí temprano de la chamba, recogí el auto que lo había dejado lavando, fui a mi depa, me bañé dos veces por si acaso, me bañe en perfume, un Armani que me había regalado la firme, busqué mi mejor camisa, casi me pongo terno, luego pensé, anda despacio que estás demasiado acelerado, recordé la película “Loco por Mary” donde el tipo se hace la paja para calmar la ansiedad, pero no lo hice. Estuve listo a las 7:00 pm y fui por un grifo a comprar un vino, tenía unas copas en la maletera del carro, pedí que lo destaparan y tal y conforme habíamos quedado la llame 7:45 pm. Me contestó y me pidió que la recoja en un casino que estaba cerca de su casa. Llegué tan pronto como pude y cuando me disponía a bajar del auto para ir por ella la veo parada en las afueras como 20m delante de mí me reconoció, sonrió y se acercó al auto. Estaba bellísima, parecía una chica de 25, una minifalda jean, pelo mojado, una blusita pegadita, casaca jean y botas. Pensé vaya creo que nunca la vi tan linda el tío debe ser un imbécil, ella me contó que andaba con otra. Entró al auto y lo llenó de un perfume que emanaba de su pelo y de rostro, me dijo hola, y me dio un beso en la mejilla. Me miró como diciendo salgamos de aquí y eso hice. Tomé una avenida amplia y le pregunté: Qué quieres hacer? A donde quieres ir?. Esperaba que me dijera a un lugar privado para ir a un telo, yo estaba a mil, pero me dijo vamos a la playa, con un entusiasmo que no me pude negar.

    Nos estacionamos frente al mar y saqué el vino dulce, le pregunté si quería, me dijo que sí y estuvimos hablando dentro del auto algo de media hora de cómo me había ido en la chamba, de la familia, de mi chica, de su ex marido, etc. Quiero sentir la brisa, me dijo, hay que salir del auto, eso hice y encendimos dos cigarros, continuamos hablando y aún no sabía cómo aventarme. ¿Cuándo aprendiste a bailar? me preguntó, no lo sé, respondí tú me llevabas creo. Se rió y le dije claro no te dabas cuenta, la tome de la cintura como si fuéramos a bailar, amagué un paso y la besé, ella respondió el beso y mi corazón iba a mil. Me gustaste desde que te vi la vez pasada, me dijo. Desde cuándo? le pregunté. Desde hace dos semanas. Tú me gustaste desde que te vi entrar en mi casa por primera vez, le dije. Me miró a los ojos y me dijo: no es necesario que me mientas, ya somos grandes. Te juro que es verdad, traté de convencerla. No me respondió y siguió besándome. La pegaba junto a mí y la besaba con ternura, alucinando aquella primera vez que la vi, como si yo tuviera diez y ella veinte, como si el tiempo se hubiera congelado. Estuvimos fuera del auto cerca de veinte minutos o media hora, no lo sé. Tengo frío me dijo, atiné a abrazarla por detrás y me quedé callado. Luego de un rato me dijo: Volvemos al auto?. Claro, le dije. Entramos y dentro del auto empecé a besarla y se acabó la ternura para dar paso a la pasión, empecé a meter mi mano bajo de la minifalda y la sentí afeitada, ella retiró mi mano suavemente y yo me dirigí hacia los botones de la blusa. La tenía en el asiento del copiloto reclinado y yo sobre ella. Mi codo derecho estaba apoyado al lado de ella y con esa mano acariciaba su cara y su pelo, mientras mi mano izquierda iba, desde las piernas hasta el busto. Por fin pude desabotonar el tercer botón que me permitió ver un brassier rosado de encaje con el ganchito por delante. Yo sabía cómo desatar ese inconveniente con una sola mano, pero con la derecha, con la izquierda nunca lo había intentado, me costó un poco y lo logré. Sus senos quedaron a mi alcance, los toqué, acaricié y bajé mi cabeza para besarlos, ella gemía y yo metía mi mano en su trusa nuevamente, ahora no sacó mi mano de abajo, yo estaba a mil, y aún no podía creerlo. Quise bajar a comerme esa vagina húmeda que sentía en mis dedos, pero me fue imposible en el auto.

    En un momento, creo que el de mayor calentura, ella me pregunta: quieres tener sexo conmigo?. Me pareció la pregunta más cojuda de la noche y le dije claro. No podemos, me dijo, estoy en un tratamiento que recién empecé ayer y no puedo tener relaciones. Regresé a mi asiento, prendí el auto y le dije, vamos a otro sitio. Enrumbé a un conocido hotel sin mediar casi palabra en el camino. Llegamos, subimos y saqué una cerveza del frigo bar, la destapé serví un vaso. Ella estaba sentada al filo de la cama y pensé ahora o nunca. Me abalancé sobre ella y la empecé a besar como en el auto y con más fuerza. Respondió. Con mis dos manos le saqué la blusa, había dejado la casaca en el auto, le saqué el brassier y procedí a concluir lo que había dejado inconcluso hace unos minutos. Ella gozaba y no decía palabra alguna, estaba extasiada, metí mis manos debajo de la falda y cogí la trusa por los dos lados y la saqué de un tirón hasta sus pies, no opuso resistencia.

    Mientras la besaba y tocaba, me saqué la camisa y el pantalón, tenía una consigna, no darle respiro alguno, no se me iba a escapar. Por fin me saqué el bóxer y sin pensar en nada más que en entrar en ella, la penetré, no tenía un condón a la mano, ella estaba muy excitada al igual que yo, nos movimos un rato, conmigo encima de ella, luego nos dimos una vuelta y ella estaba encima de mí, se sentó y comenzó a moverse como loca, la desconocí. Yo la sujetaba por sus senos que estaban deliciosos. Sentí que me venía así que la puse de nuevo debajo y le di hasta que no pude más y nos venimos. Quedé recostado sobre ella un par de minutos. Reaccioné, y le pregunté: Te estás cuidando o algo?. Sonrió y me dijo, temes embarazarme?. No lo sé, no he pensado en nada en toda la noche, le dije. No te preocupes, tengo una te de cobre. Me alivié. Pensé en lo del tratamiento pero no mucho, ojalá no sea algo contagioso. Como nunca el muchacho reaccionó a los 10 minutos y procedí a besarla y a acariciarla, me puse a mil y empezamos de nuevo. Yo encima de ella nuevamente, dándole y traté de hacer una maniobra, dándole de costado, para hacer el giro completo y terminar en perrito, pero justo que la estaba volteando se salió el pene y ella se asustó porque pensó que la quería penetrar por atrás. Qué quieres hacer?, me dijo. Nada respondí asustado y palteado, la puse como al inicio, le di nuevamente, volvió a colocarse sobre mí que era la posición que más le gustaba y en la que más se movía y gemía, era un espectáculo para mí ver su carita linda como gozaba, coger sus pechos, de vez en cuando cogerla por la cintura para llevar el ritmo de sus movimientos que eran hacia adelante y hacia atrás, luego circulares, luego de arriba hacia abajo, se movía como loca, estuvimos en esa posición hasta que terminamos.

    Aún no lo podía creer, estaba extasiado, con la mujer que había deseado desde chico, quería seguir dándole, pero por el momento el muchachón no respondía. Había cumplido. Quieres quedarte a dormir? le pregunté. Miró la hora eran cerca de las 12 y me dijo: No, he dejado a mis hijos solos con la chica. Se paró de un brinco de la cama y me pidió que la lleve. Yo no quería que acabe la noche, pero estaba cerca a su final. La llevé a su casa y me dijo, déjame a una cuadra, tengo unos vecinos medios chismosos. Accedí. Al bajarse me besó en la boca. Miré hacia todos lados y nadie nos había visto.

    La siguiente semana quedamos en reunirnos nuevamente, pero me canceló de última hora, acomodamos nuestros horarios y después de una semana más nos volvimos a encontrar. Esta vez yo estaría más preparado y llevaría condones por supuesto. La recogí en el mismo lugar de la primera vez, y esta vez no iba a haber playita ni nada, pensé, de frente al telo. Subió al auto y me saludo con un pico en la boca, vamos me dijo, salí de frente al mismo telo. Conversamos en el camino de varias cosas, como para romper el hielo, le insistí que desde la primera vez que la vi quedé prendado de ella, no me creía, me contó algunas cosas de ella y llegando al hotel me dijo: Hoy no podemos hacer nada, estoy con la regla. La quedé mirando con cara de incrédulo y me dijo: No soy tan vieja aún tengo la regla. Me reí, le dije que le creía pero igual subiríamos al cuarto del hotel para conversar más cómodamente. Así fue. Subimos hablamos sentados en la cama viendo la tele, hasta que empezó a besarme. Pensé: No quiero si está con la regla. Desabotonó mi camisa y empezó a besar mi pecho. Bien, ya sé a dónde se dirige. No me equivoqué. Siguió bajando, desabrochó mi pantalón desesperadamente, sacó al muchachón del calzoncillo y procedió a darme una mamada memorable, una que no ha sido superada hasta ahora, lo succionaba, muy bien, se la sacaba de la boca y se la volvía a meter todita, luego lo lamía, lo cogía de costado, y siempre con los ojos cerrados, gemía, con su lengua hacía círculos alrededor del glande, era demasiado excitante, sentir y ver esa carita allí abajo con mi pieza. Estuvo alrededor de diez minutos cuando sintió que me venía y se la metió a la boca y no la sacó hasta que terminé completamente. Me miró y me hizo una seña de que iba al baño porque estaba con la boca llena. Regresó y se acostó un rato conmigo. Yo quería que pase un rato hasta que tenga fuerzas para que repita el plato. La acariciaba con ternura, y creo que eso la confundió. Una pregunta irrumpió mi tranquilidad:
    -Y si terminas con tu enamorada?.
    -Qué? Cómo crees?, yo tengo planes de casarme con ella. Además que quieres que termine con ella y después te lleve a mi casa y le diga a mi vieja te presento a mi nueva enamorada. Tú sabes que no podemos andar por allí paseándonos de la mano, así que no nos engañemos.
    Se puso triste, pero parece que entendió.
    -Ya quiero ir a mi casa – Dijo.

    La llevé a su casa medio palteado y medio asustado. Dejamos de llamarnos. Días después me escribiría un correo en el que me cuenta que llora por mí en las noches, que se sentía una tonta, pero que a la vez no quería volver a verme, porque sabe que no tenemos futuro. Le hice caso y así acabó nuestra aventura, ahora cada vez que nos encontramos en una reunión nos saludamos como lo hacíamos antes, me sigue llamando Ivancito y yo la llamoTía Diana.
     
    ivancito, 22 Jul 2011

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    #1
    A zorropardo y maradonita les gusta esto.

    maradonita

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    Por identificación con este magnífico relato, me rindo ante sus pies, señor Ivan Cruz. Es un relato magnífico que entretiene bastante.

    Saludos!
     
    maradonita, 12 Sep 2011

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    #2

    geux

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    Bien ahí con las milfs...si pz, avecs a 1 le pasa que c arrecha con una tía. Ya me ha pasado, por eso te digo y me gusta el relato. Buena!
     
    geux, 13 Sep 2011

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    #3

    zorropardo

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    Muy buena.

    Sirvame otra copa cantinero.........
     
    zorropardo, 14 Sep 2011

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    #4
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