Aventuras con una casada III de IV

Capítulo III: Tu participación
Si bien es cierto la mayor parte de la actividad la estaba llevando a cabo yo, no por eso significa que estabas quieta. Pero luego de deleitarme con el sabor de tu coñito, me pareció bien que no te mantuvieras tan ajena a los placeres que podrías disfrutar. Me acosté a tu lado con mis piernas hacia tu cabeza de manera que mi pene estuviera a la altura de tus labios. Entendiste el mensaje y no bien lo tuviste cerca empezaste a darle de besos y a acariciarme mis huevos. Demás está decir que la erección que acompañaba mi pene era más que notoria y que se estaba chorreando a mares como solía pasar. Tus primeras caricias, algo tímidas como para no calentarme más. No obstante, el sólo hecho de tenerte a mi lado desnuda y viéndote como besabas y acariciabas mi pene me excitaba mucho. Yo no tarde mucho en volver a tu entrepierna, de manera que pudiéramos disfrutar ambos a la vez de las bondades del sexo oral. Tú estabas húmeda por tu anterior corrida y por seguro debido a la tarea que ahora te traías entre labios. Yo ahora tenía altos en mi tarea de comerte el coñito porque me hacías gozar de lo lindo. Me acariciabas las bolas a la vez que succionabas el pene. Y eso me encantaba. Luego te dedicaste a saborear mis bolitas con tu lengua y a mordérmelas de rato en rato. Yo me comía extasiado tu coñito cada vez más y más mojado. Metí una vez más uno de mis dedos en tu encharcada conchita y luego que lo saqué empecé a jugar con la entrada de tu anito sin dejar de chuparte la conchita rica. Diste un pequeño sobresalto al principio, pero luego tu gozo fue mayor y no parabas de chupármela y gemir fuerte. Yo me sentía en otra. Disfrutaba cada segundo de intimidad contigo. Luego nos pusimos en un 69 increíble y seguimos disfrutando el uno del otro. No se cuántas veces te habías corrido ya, pero si sabía que había estado allí en cada una de tus corridas.

 

Buen relato entretenido

 

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Buen relato continus