Aventura en el kiosko

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Mi santa madrecita casi me saca la mismisima cuando se entero que habia perdido mi stereo tocacassete. De esos con dos parlantes grandes y una casetera al medio que me servia para hacer bulla con la gente de barrio, y que por chibolo fintoso habia llevado al colegio y luego a un parque, para impresionar a una flaquita de mi promocion y asegurarme la hembrita durante esos dias. Justo despues del segundo macerado de coco y cuando ibamos de retorno a nuestras casas, zasss... me la arrancan y chau cantor...!! Chesss...

Y como regreso a mi casa sin mi bulla? Mi viejo quiza me lo perdonaba, pero no mi viejita. Ella si me iba a romper las escobas en mi tierna espaldita. Bueno, no tanta. Ya estaba en 5to de media y casi no dolia. Pero igual iba a haber bronca. Me acerque a la esquina a ver como era la situation en mi jato, cuando me mira sonriente Juan, el hijo mayor del dueño del kiosko de periodicos, y no se que broma me dice, pues yo andaba medio zumbao pensando en la katana que se me venia.

Despues de ponerle al dia con mi situacion, mi causa Juancito cambio su caramelo de joda por uno de "en el dolor hermanos" y me invito a pernoctar en su centro laboral, pues era viernes y su vieja no apareceria hasta el lunes ya que vivia mas alla de Chosica, y el era el encargado este fin de semana. Su viejo no diria nada pues era nuestro causa en nuestras palomilladas. Como consuelo me puse a ver y leer las pornos en tamaño A5 que estaban de moda por esos dias. El pendex de Juan las mezclaba con las novelas y los cancioneros que vendia, en el mismo tamaño, y se las enseñaba a las chibolas que venian a comprar. Estas con una cara de asombro y curiosidad, las hojeaban en silencio, para luego devolverlas muchas veces sin comprar nada. Hasta creo que las chiquillas se pasaban la voz para ganarse, mientras el morboso de Juancito se ganaba con sus expresiones de asombro y curiosidad. Nunca supe de una queja, pero si de una situacion que contare en seguida.

Serian las 8 pm y una chiquilla tranquilona se acerca a pedir no se que novelita, y mi pata, atento, le alcanza un monton de folletines para que escoja, con su respectivo entrevero. Era interesante ver la carita de la comadre mientras ojeaba y veia las fotos bravas, percatandose de vez en cuando que nadie la observara. Mientras cerrabamos, pues en esos dias 8 de la noche ya era tarde, me arriesgue y le dije algo asi como "si deseas entra para que sigas eligiendo porque tenemos que cerrar". Inesperadamente aceptó. Entró por la puerta lateral y se acomodó sobre un balde volteado y usado de lubricante para camiones, y seguia ojeando su material. La comadre tenia una sonrisa de esas tontas, que salen de la nada, y casi no hablaba. Saco un cancionero y pregunto "cuanto cuesta" y otra frase seca, pero nada mas. Me acerque y acomodome a su lado, mientras le ayudaba a elegir surgio mi (pseudo) sorpresa al encontrar material XXX y le dije "y estas novelas te gustan?". A lo que respondio con una sonrisa tonta, y yo que ya estaba fierro le empeze a sobar su tetita izquierda con mi brazo derecho, y ella ni pio. Solo esa tonta sonrisa y mirada casi soñadora.

Casi 30 años despues, al escribir esto, recuerdo todo como si fuera hace minutos. En serio que para llorar. Ella llevaba un polito de algodon, blanco o amarillo pastel, que permitia sentir su brasiere y su pezoncito cada vez mas duro a un nuevo roze de mi brazo. Yo sentia que su respiracion se hacia pesada, ligeramente. Su cabello lacio caia largo a media espalda, y no parecia tener miedo que Juancito se acomodara a nuestro lado mientras reiamos viendo fotos en blanco y negro de una rubia con dos penes, una en cada mano. "Alguna vez has visto alguna de estas en vivo?" Pregunta cuasi inocente para avanzar.

Llevaba un pantalón oscuro de una tela ligera. Era diciembre y entonces el verano llegó temprano. Juancito, mi causa ahora mas me nunca, me codeaba preguntandome como iba la vaina, habia cerrado el centro de operaciones mas rapido que ambulante cuando viene serenazgo, y se ponia a la altura de la circunstancias, sacando las revistas mas caras, a colores y en formatos mas grandes. Todos los Penthouse y Playboy. Se portaba como todo un galan.

Mientras tanto nuestra nueva amiga seguia en lo suyo. Su sonrisa se combinaba con asombro, mientras yo acariciaba con mi mano derecha su rodilla, y subia lentamente hacia su cintura. Ella solo se dejaba llevar. Juancito, en su afan por colaborar, apagó el foquito que alumbraba el interior, e inmediatamente puse orden. "Prende..!! Como va a elegir sus "novelas" la señorita..??" Mi causa se rectificó.

(continuara...)

 

Cuando uno tiene 17 años ignora muchas cosas. Y la falta de respuesta fue reemplazada, en mi caso, con mucha fortuna en mis decisiones. Al no saber como hacer para no perder la emocion de la noche, pues la verdad ni siquiera sabia que es lo que queria en ese momento, la suerte en los eventos siguientes dio forma a lo que cuento a continuación.

La posición de la puerta de nuestro habitaculo guardaba nuestra intimidad a la vista de los peatones. Tendria que estar toda abierta para que los transeuntes puedan divisar, con algo de esfuerzo, lo que adentro ocurria. Por esa razon la dejamos entreabierta, como que respirando un poco por el calor adelantado a la epoca, y tratando de no llamar la atencion. Adentro la temperatura estaba subiendo.

Tendria que ser paralítica para no sentir mi mano acariciando su muslo izquierdo, primero bruscamente, pues como indique, a esa edad la torpeza era mi fiel compañera. Luego, con algo de calma, provoque una sonrisa en su rostro. Una miradita boba me daba permiso a seguir, pero no sabia a donde. Honestamente, no sabia que hacer. Y si le tocaba su cosita y se molestaba? Y si empezaba a gritar? Tenia pinta de menor de edad y sin embargo por mi mente no pasaba nada de violacion ni de carcel. Solo actuaba por puro instinto.

El calor no menguaba y con las maniobras del momento la temperatura subia. Saque no se cuanto de mi bolsillo, y recuerdo claramente que era lo último que habia en mis fondos, pero alcanzo para una Pasteurina, mi gaseosa favorita, que Juancito, presto él, fue a la bodega a comprar, a unos 20 metros. Ganaria un minuto de intimidad, aunque sea para robarle un beso. Beso que, en mi inocencia, ya seria un gran logro.

Temblando, sudando y con la camisa blanca escolar polypima hecha un trapeador, le tome la mano y la senti fria. "Estas bien?" Fue lo unico que pude preguntar. Ambos temblabamos. Yo por mi confusión y ella por sus hormonas, como luego me lo contaria. "Todo estará bien. Estas muy linda y no pasara nada de lo que tu no quieras" Esta última frase, y clásica durante unos años para con mis relaciones amatorias, la saque no se de donde, pero daba excelentes resultados. Como ahora.

Era provinciana. Hoy, despues de toda una vida viajando por nuestro querido Perú, deduzco que de algun lugar de la selva. Ojitos rasgados, cabello lacio, muy docil, hombros delgados y formados, piel trigueña que provoca probar, risueña sonrisa... Linda. Y si no hubiera sido asi, igual, era una topmodel en ese momento. Senti un apreton de su mano cuando la mia llegaba a su cintura. No se si la emocion de sentirnos piel a piel, o por que Juan abria la puerta y torpemente, tambien tenia mi edad, anunciaba: "deje (no se cuantos millones de intis) por el envase..!!" El chino bodeguero era un judio a la hora de los negocios.

Por un momento su rostro se ensombrecio, pues quiso apartar su mano, pero la sujete con una poca de fuerza. Ella no se resistio y dejo que yo controle la situación. Con su mano derecha sujetaba la unica porno barata en blanco y negro que mostraba a una rubia con las piernas abiertas, harto vello púbico y la cabellera mas larga y lacia que habia visto jamas. Me recordaba a Emanuelle, pero en ese momento mi musa acaparaba toda mi atención. "Como te llamas?" Respuesta que hasta hoy sigo esperando.

Juancito tomo por asalto las revistas mas grandes y con una sonrisa en los labios las ojeaba sin reparo. Era una escena bastante extraña. Nuestra amiguita empezó a estirar su pierna izquierda, apartandola de la otra, y acomodó a su lado su mochila, para que no salga dañada. Mi otra mano ya habia alcanzado su brasiere en su espalda y ella se arqueo ligeramente. Su sonrisa se acentuaba por momentos, pero jamas dejaria de dibujarse en su rostro. Ahi fue, que acerque mi cara a su cabello, y descubri Agu, ese bendito perfume de bebe usado por algunas chicas de la época. Jamas lo olvide.

Estire un poco el cuello de su polo hacia su hombro izquierdo y quedo delante de mi un hombro bien dibujado, firme y moreno. Figura y aroma exactos. Lo bese despacio y ella se estremecio. Era muy curioso. Su mano seguia fria pero su hombro ardia. Y el resto como estaría? No queria perder el momento, y liberando mi mano izquierda avanze hasta otra foto donde una morena azulada recibia un pene en su boca. "Alguna vez has visto uno de estos?" Milagrosamente respondio: "Solo en fotos". Esa voz, delicada, dulce, infantil, pocas veces se volveria a repetir. Nuevamente tome su mano y la lleve hasta mi miembro, no sin sentir una cuota de resistencia, que pude vencer. Abri sus dedos, muy despacio, y su mano abierta se poso, con algo de fuerza de mi parte, sobre mi pantalon. Dentro de mi polystel plomo escolar, algo crecia con fuerza. Ella dio un suspiro que me asusto, pues pense que todo se acabaría en esos momentos. Afortunadamente, solo fue para acomodar su posición y presionar torpemente mi enfurecida anatomia. Hoy puedo deducir facilmente que era una de las primeras, si no la unica, oportunidad en que vivia esta situación.

El calor era insoportable. Me acorde de la Pasteurina y la descubri con su flamante chapita bien puesta en su lugar. Que mala suerte. "Juancito, tienes destapador..??" "No. Pero todavia no cierra el chino... ya regreso". Que buena suerte. Valioso minuto para avanzar. Al volver a juntarse la puerta me decidi a avanzar mas. Ella ya presionaba mi cosita mientras yo me lanze sobre la suya. El calor que emanaba sobre su pantalon era infernal, y la sensación de humedad vaticinaba una inundacion de severas dimensiones. Estaba humeda, empapada, caliente, y lo mejor, sorprendida. Mi otra mano descubria un sostencito de tela blanca, muy modesta, que escondia un par de senos muy pequeños, pero con dos preciosas aceitunas muy firmes que marcaban la tela de su prisión. En ese instante me olvide de la puerta y de Juan. Y cuando esta sonó ni me percate quien era. Mi cara se acercaba a sus tetitas mientras la puerta se volvia a cerrar y nada me hubiera detenido. Pero la puerta volvio a sonar y ahi si me sorprendí. Pude ver a Juan que entraba, con la gaseosa destapada. "No quiere prestar vaso el conchesu...". Entonces, quien abrio la puerta antes...??

(continuara...)

 

Habia olvidado por completo el problema de mi casa, la rabia de me progenitora, la radiograbadora que me robaron y la falta de comida y demas, pero hasta hoy no puedo olvidar estas escenas. La penumbra del interior no importo para nada y la presencia de Juan comenzaba a ser un estorbo. El titubeo que estaba mostrando mi amiga me indicaba que tendria que hacer algo para deshacernos del dueño del local, pero seria mas que imposible. Me resigne a tenerlo dentro del recinto, pero la buena suerte aun no me abandonaba. Juancito estaba ensimismado con las revistas y casi no le prestaba atencion a nuestras maniobras.

Mi dama no me dejaba avanzar, pero parecia estar pasandola bien hasta donde habiamos llegado. Ella humedecia y calentaba mas su entrepierna, pero no dejaba que suba su polo y a su vez no apartaba su mano de mis genitales. Indecisión? No lo se. Pero luego de experimentar con alguna que otra chica de su edad en otras oportunidades, entiendo que tambien se confunden igual que nosotros y llegan a un punto en el que no saben que quieren. No paraba de sonreir a cada gesto mio, y Juancito entendio muy bien lo que sucedia. Con él no era. Tomo dos revistas, se puso de pie hacia el lado del mostrador y nos dio la espalda. Se oia la bulla de la gente y los autos afuera, y ella a las justas me dejo ver algo mas que su brasiere descubierto y un pezon oscuro, que bese con rozamiento, casi a las justas. Trate de no hacerle daño, no darle miedo ni hacer que se arrepienta, entonces me acerque despacio a su boca y le di un beso tan inocente que ella corresopondio muy levemente, sin respirar y sin moverse. Solo cerro sus ojitos despacito y mi mano sentia que su vulva empezaba a latir con regular fuerza. Era mi gloria.

Su mochila en el suelo sirvio para que gire y ponga mi rodilla sobre ella. Recuerdo que me lastime con un metal que llevaba de adorno, pero no me importo.comenze a besar despacito su vientre, tembloroso pero decidido, y ella acariciaba mi cabello, con algo de esa sonrisa tonta que no se iba. Nuevamente alze la cabeza buscando otro beso, beso que correspondio con los ojos mas cerrados y la boca mas entreabierta. Por la gravedad dejo caer un poco de saliva sobre mi boca, y pude sentir su aliento de niña puber, tan limpia y provocadora, aliento que no volveria a sentir nunca mas. El exprimentar con la saliva de mi compañera fue un juego que se volveria asiduo en mi, buscando ese placer hasta hoy no superado. Solo sentia que mi cuerpo ardia cada vez con mas intensidad. Con gusto hubiera incendiado el kiosko.

Probar sus pechos fue todo un reto. Juan nos daba las espaldas totalmente y hacia movimientos raros con una mano, mientras que con la otra no dejaba de hojear una revista. Ella habia alejado su mano de mi bulto en mi pantalon y acariciaba mis hombros. No queria dejarme probar de sus carnes, y me mezquinaba sus pezones, a pesar de la fuerza que le aplicaba a este ejercicio. Al final, casi obligandola, pude levantar su polo hasta el cuello y besar alocadamente toda su delantera, probe de sus mamas juveniles, pequeños pezones que, por mi inexperiencia, no trate debidamente y hoy me arrepiento. No le dedique el tiempo ni la delicadeza debida, pero las circunstancias no me permitian pensar, solo actuar. Hoy, estiamdo lector, debo confesar que deje pasar el par de senos mas exquisitos que pude haber disfrutado, adecuadamente, en toda mi vida.

Ella tambien era victima de una posesión extraña. Su cara boba era ahora casi soñolienta y con una mirada perdida no mostraba fuerza de rechazo. Inmediatamente, pero calculando el terreno, me puse de pie y adjunte su mano sobre mis genitales, que no cabian en mis pantalones. Se dejo llevar, y despacio, muy despacio, veia como bajaba el cierre de mi pantalon para exponer mi duro y humeante miembro, que salia a su mirada novata y confundida, extrañamente despeinada y con la boca entreabierta. Hice que coga mi miembro firmemente, y no se opuso. Le acaricie la cabeza con una mano y con la otra trataba de llegar a sus pechos, pero no tenia fortuna. Le acerque la cara a mis genitales que despedian un olor a sexo terrible, y ella accedio, pero solo lo rozo por sus mejillas sin saber bien que hacer. No me negaba el placer, pero tampoco podia completar mi deseo por completo. Me imaginaba a mi pene perdiendose entre sus labios y agitandose contra su lengua traviesa, pero solo quedo en deseo perdido. Su boca cerrada a fuerza suya y mi glande frotando sus cachetes fue cuanto pude obtener. Su inocencia impidio que se consuma el acto, pero no derribo todo el morbo que llevaba dentro.

No fue la primera vez que eyacule. Las pajas eran comunes en esos dias, pero esta vez fue sorprendentemente mas reconfortante. Recuerdo que la primera vez que senti expulsar algun liquido que no sea la orina regular, fue algo tonto, como miccionar sin voluntad, con ligeras contracciones confusas y un placer totalmente ausente. Despues de frotar mi glande por su rostro por casi dos minutos, sin exagerar el poco tiempo, por primera vez las rodillas me flaquearon y la cara me quemo de pronto, sintiendo un orgasmo como nunca antes lo habia sentido. Ella solo atino a cerrar sus ojos y dejar que fluya por su rostro. Sublime.

Jamas pude ver ni el color de su ropa interior, no me percate si tenia vello alguno, no senti si usaba correa o algun cinturon. Fue una experiencia nueva con una chica totalmente sumisa, tipo de mujer muy rara de encontrar en esta vida, y de la cual guardo debido respeto y memoria. Todo fue consentido dentro de las medidas de fuerza que me obligo a usar, no hubo violencia, insultos ni vejaciones. Parecia tan romantico, inocente y cuasi puro, que puedo considerarlo mi primera vez, y apostaria que tambien para ella. Luego de eso, a duras penas, constate que Juan tambien terminaba su sesión y se limpiaba con algo de papel higienico que se puso a mano, ella se acomodaba el polo y se limpiaba el rostro con esa sonrisa boba que regreso a su cara, y casi no recuerdo que paso con la Pasteurina que habiamos comprado. "Si te gusta alguna, llevatela" fue mi propuesta tonta indicando las revistas arrumadas, mientras ella acomodaba su mochila alistandose para salir a la calle. De pronto, la puerta cobro vida desde afuera y reconoci la voz del boticario del barrio. "Oye, mi encargo, no te olvides...!!" Y Juancito solo atino a sonreir cojudamente y salir aprisa, dejando la puerta abierta a la frescura de la noche. Mi conciencia cochina me hacia sentirme con un olor a sexo que no se me quitaria por una semana, quiza esperanzado en volverla a ver, cosa que no se dio hasta el dia de hoy.

Siento mucho la demora, pero como dije, considero a esta mi primera vez, y en honor a su memoria, permitanme que me explaye. Perdonen la torpeza de un escritor novato.

Buenas noches.

 

Solo esperaba recibir aunque sea un Thank. Y hay muchos mas. Gracias. A ver si pulo un poco mas mi redacción y soy breve en alguna proxima entrega. Nuevamente, gracias.

 

Te felicito brother, esta buena tu redacción conforme sigues relatando te iras perfeccionando, pero me logro atrapar la narración y creo ese morbo por llegar al final de la hisotria, Suerte y sigue asi con tus relatos

 

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felicitaciones y gracias por el relato
esas son experiencias que a uno lo marcan de por vida