A Cajamarca en Bus

Quizas alguno de Uds. leyo mi primer encuentro con la morenita en Cajamarca. Ella tenía familia en Trujillo y una de las veces que yo viajaba desde Lima quedamos encontrarnos en Trujillo para viajar juntos a Cajamarca. Ese día salí a Trujillo más temprano que en ocasiones anteriores, solo para poder disfrutarla un poco antes de viajar. Conversando y calentándonos, quedamos en ir al mercado a comprarle una falda y una manta para hacer travesuras en el bus. Dicho y hecho, buscamos en el mercado una mini suficientemente amplia que me permita meter mano por debajo sin problemas. Imagínense cuando subimos al bus, a las 10 de la noche y ella mostraba sus piernazas a todos los pasajeros mientras buscábamos nuestros asientos, estratégicamente ubicados al fondo del bus.
Una vez que salimos, y ya cuando iniciamos el ascenso hacia Cajamarca, las luces del bus se apagaron sin que se llenara completamente de pasajeros.
Ya los chapes hambrientos que nos metiamos nos tenía bastante calientes y apenas se apagaron las luces nuestras manos empezaban a recorrernos mutuamente. Le saqué el calzón para tocarla con mayor facilidad, lo que la falda amplia y pequeña ayudaba muy bien. Con la pierna empapada me animé a hacerle un oral, aunque la estrechez de los asientos no ayudaba mucho a que fuera uno de los mejores. Ella igualmente intento una mamada en mi pene ya exitado, pero tampoco se pudo hacer mucho. Tratar de penetrarla en esas condiciones, era casi misión imposible sin llamar la atención a los demás pasajeros. Pero aun así, yo estaba al palo y ella super mojada.
De repente, se me prendió el foco y le dije que me espere un momento. Me fui al fondo del bus y era un solo asiento de todo el ancho y lo mejor de todo, no había nadie.
Regresé a nuestros sitios y la llevé al fondo. Alli, echada sobre el último asiento y cubiertos por los penúltimos me tiré encima de ella frotándola contra mi pene, por fin sintiéndola como quería. Su cara de arrecha ante la situación me puso a mil, agregado a la adrenalina que causa el poder ser descubiertos. Me boto de encima de ella y me aventó hacia el asiento donde con mas comodidad me dio una mamada espectacular. Debo confesar que tal fue la excitación que en pocos minutos, ella ya tenía la boca llena de mi leche y con una sonrisa de zorra recorrida se lo tomo todo. Aun así, ella continuó mamándolo hasta que logró despertar de nuevo mi lujuria y mi dureza. Ahora, ella abajo, sufría los embates de mi ariete y nuevamente su arrechura logro ponerme a mil. La sentía mojadísima y deseosa, no podía detenerme y no lo hice hasta que terminé dentro de ella. Ella, tan exhausta como yo, me abrazaba muy fuerte sin dejar que me saliera de encima suyo, movia sus caderas rítmicamente de forma que mi pene frotaba directamente su clítoris, haciendola llegar a un orgasmo que se notaba claramente en su rostro.
De repente, despertando del paraiso sexual que acabábamos de conocer, me doy cuenta de un fuerte olor a sexo que nos rodeaba. Ella parece que también lo notó en ese momento y avergonzados, regresamos a nuestros asientos, sonriendo nerviosamente por la travesura realizada. Durante el resto del viaje, entre chapes y manoseos logramos dormir algunos minutos. Llegamos a Cajamarca a las 5 de la mañana y enrrumbamos a una habitación que habiamos alquilado para facilitar nuestros encuentros. Lo que sucedió allí fue muy sexual, como siempre, pero eso es otra historia, no muy distinta de lo que otros cófrades han experimentado.

Si gustan comentar o agradecer, son bienvenidos a hacerlo.

 

Gracias por sus agradecimientos

 

esta wena el relato, haber si sigue con la historia, y haber como la hiciste al regreso