Crónicas del Placer Sofi la entrenadora

La historia con Sofi, se remonta a los años que considero los mejores

Puedo asegurar que era la página desaparecida nenasperu , el point estaba ubicado por juan fanning en Miraflores edificio de aproximadamente 5 pisos. Yo parroquiano de casi 28 años aun soltero; entrando todas ellas peruanas, no recuerdo si hubo presentación o desfile de las chicas pero si recuerdo que Sofí me llevo de la mano al cuarto, tenia lencería celeste como en las fotos, el cuarto era pequeño cama y closet de vivienda no de negocio. Pero además teníamos una mirada de complicidad y coqueteo, recordándolo bien nos gustamos

Ella tes clara, un poco más baja que yo así que debería estar en 1.65 mts de talla, cabello corto y lacio, senos pequeños, caderas de donde agarrar y unos buenos muslos suaves, firmes pero sobre todo la juventud que te permite que todo esté en su sitio sin mucho esfuerzo; algo que me llamo mucho la atención: una vagina depilada, gordita, rosada que no dude ni un segundo en besar, lamer, meter el dedo y todo lo que la pornografía me había enseñado.
No tuve objeciones, solo un resultado dos palabras que van bien juntas: ven aquí.
Y así, empezó todo. Hasta ahí fui.

Recuerdo que se la metí tan rico, no solo porque fue a capela, sino por el placer que nos brindamos, las miradas que nos dimos y como nos movimos. Cuando le susurre: me vengo; ella siguió moviéndose y me vine en cantidades propias del momento, al sacarla todo se mojó desde su vagina hasta las sábanas fue una escena increíble, ahí había más que solo semen.

Estaba con el corazón a mil, estoy seguro que ella también; hizo un gesto muy sincero como diciendo: no debí. Nos miramos y seguimos besándonos, hasta que la puerta sonó, el tiempo había pasado. Entre otras cosas que hablamos me dijo: no digas nada y yo cumplí mi palabra.

Ya estaba haciendo números y espacio para regresar la semana siguiente, pensaba, esto esta bueno.
Y así paso la semana, regrese. Pregunte por Sofi, pero no estaba; no recuerdo si en la segunda visita me atendí con alguien, si recuerdo que hubo una tercera semana donde tampoco estaba, pero en esa oportunidad me atendí con otra señorita que era la “recepcionista” muy risueña ella, alegre, conversadora, otra cosa muy diferente a lo que te puedes cruzar hoy en día. Lo que también recuerdo de ella es que cuando estaba en perrito me decía: ¡no te vayas a equivocar, ah!.

Había pasado más de un mes de insistir, visitar y sin éxito. Otra de las trabajadoras del lugar me comento que Sofi venia poco, casi ocasionalmente, que si se comunicaba le iban a decir que yo, su cliente, venia preguntando por ella. Y parece que así fue.

 

Un día a media semana, volví al conocido departamento; el guardián del edificio como siempre sentado en una mesita en una esquina, no me pidió identificación solo me dejo pasar. Fueron muchas semanas sin éxito, al entrar me senté en la sala a conversar con las chicas, en esa oportunidad habían dos una en el sofá otra en la mesa de comedor; entonces salió Sofi , me disculpe y nos fuimos al cuarto : me dijeron que preguntabas por mí , también me contaron que te atendiste con ( dos nombres que ahora no recuerdo) , no recuerdo mucho de ese encuentro lo que si paso es que me dio su número personal y esa sería la última vez que visite aquel departamento.

Nos citábamos en el hotel con nombre de Océano, después del horario de trabajo; usualmente ella me esperaba en la recepción y yo me demoraba tratando de estacionarme en los angostos espacios del sótano del parqueo; en esa época el acuerdo era uno solo yo, tarifa plana por el tiempo que estemos cómodos, todo a piel.
Pedíamos unas cervezas para tomar, a veces un vino; con el tiempo y para no caer en la monotonía, me pidió que consiga algunos juguetes. Así fue, en el sex shop me recomendaron unas espuelas de gel para el pene, una experiencia diferente. Otra oportunidad decidí por la experiencia anal, me aparecí con un dilatador anal de color morado hecho de silicona, tenía tres niveles de profundidad, cuando se lo introducía me encantaba ver como por instinto sacaba su lengua y su culo comenzaba a moverse y hacia contracciones.

Luego le lleve un Plug Anal, le encantaba tenerlo adentro y que la penetre vaginalmente en todas las poses posibles. Realmente disfrutábamos ambos; y sobre el dinero nunca se lo daba en la mano siempre abría su billetera y se lo dejaba ahí, era nuestro acuerdo.
Durante esta etapa, ella trabajaba en una de las torres de oficina del centro comercial camino real, en varias oportunidades la iba a recoger después del trabajo; ella me contaba su día yo el mío, íbamos a comer algo usualmente por los alrededores. Es en esa época donde ella ingresa al gimnasio y se enamora de la vida fitness, como toda chica en su momento que pisa un gym piensa que debe tener las mejores prendas, zapatillas para cada día, etc. Yo le compre en algunas oportunidades zapatillas, bolsos y para su vida laboral carteras; además de lo material el tema sexual dejo de sentirse transaccional, era mas bien mi primera vez como lo llamamos hoy “sugar”.

De mi lado conocí a dos chicas en el banco, de las bonitas cuando a los bancos les interesaba la buena imagen (jajaj) esos romances, terminaron en una formal, pero a su vez me alejaron momentáneamente de Sofi que a pesar de mantener contacto virtual nos dejamos de ver un tiempo. Calculo que pasaría un año de comunicación distante pero amical hasta que decidimos volvernos a encontrar, esta vez en un hotel de Aramburu ; es ahí donde notifique que se había operado los senos , había dejado de trabajar en oficina y dedicarse al mundo fit , primero como profesora de gimnasio para luego pasar a dictar clases personales , que solo tome una vez ya que me lo ofreció, pero era imposible no dejar de verle las tetas y su culo apretado por la malla así que el turno de 1 hora duro mucho menos

 

Era prácticamente un reencuentro, yo la esperaba en la habitación y ella llegaba con su bolso lleno de cosas con las que dictaba sus clases y ropa para cambiarse. Simplemente nos quitamos la ropa me eche y ella empezó la felación, lo chupaba desde los testículos hasta la punta del pene como mucho esmero y saliva, note que le gustaba pasar su lengua entre el prepucio y el glande. Fascinante, además casi una novedad, cuando toco mi momento ella se hecho en misionero y mientras me iba acercando me hizo la pregunta: sales con alguien ¿?. Respondí: si, y algo más que no recuerdo

Ella me aparto y se hizo a un lado, me dijo: ¡No seas pendejo! ¿Y me la quieres meter así? Recuerdo que discutimos, por qué debía usar un condón y por qué no. Accedí al preservativo, ella estiraba su boca como aceptando algo con molestia, y pues empezamos con el misionero pendiente, movimiento y besos le pedí en doggy mientras se daba la vuelta me saqué el condón y se la metí, el pene se me puso más duro por la emoción y un poco de rabia, a lo que ella soltó un sonido que seria su marca personal, en adelante, fue : UFFF!

Ella había tonificado su cuerpo, sus caderas eran más firmes, su vagina dejo de ser gordita y rosadita, esos senos los hicieron muy bien acorde con su figura. Terminamos el encuentro con una sonrisa de complicidad, un beso cariñoso de despedida.
Los encuentros siguieron casi semanalmente, con la misma confianza y entusiasmo de siempre; hasta que un día me conto que había conocido a alguien en una web de citas pagada. Yo me imaginaba que las mismas fotos de sus tetas mirando al espejo, de sus nuevas prendas que íbamos a usar, que a ella le gustaba compartirme, también iba a otro destino. Pero no era solo imaginación sino también realidad, Jorge venia de visita desde el extranjero a conocer a la linda chica de la web, Sofi.
Ellos tenían además tema en común, ambos estaban relacionados a la salud física.

Yo también tenía mis pendientes formales, los encuentros no pararon, pero si se volvieron en una temporada más esporádicos, en esos momentos nuestras citas ya eran en su departamento, aunque pequeño había más intimidad, me quedaba a dormir, comíamos, tomábamos y era el punto de encuentro antes de salir por ahí. El resto que podía averiguar me lo decían las redes sociales; no suelo preguntar mas allá de lo que me quieren contar.
Durante los distanciamientos apareció Jorge en sus redes sociales, fotos con la familia, sonrisas de oreja a oreja, fotos cariñosas; al caer en el detalle tome distancia hasta que algo nuevo suceda. No estaba contento de esperar, un día por la noche me aparecí por su departamento con un pax de cerveza , no me dejo subir me conto que estaba con un sobrino , etc. etc. Comprendí.

La distancia era necesaria, yo tenía una relación formal así que el tiempo paso sin notarlo. Con Sofi seguíamos conectados virtualmente, yo la saludaba eventualmente, ella a mí; en algún momento el amigo Jorge regreso a su país, Sofí se quedó sola nos volvimos a encontrar, esto pasaría en el lapso de un año aproximadamente, y luego; llego la boda de Sofi

 

Seguían pasando los meses hasta que en algún momento aparecieron en sus redes fotos del matrimonio, ella muy feliz, su sonrisa parecía no entrar en su rostro; en la fiesta la foto del flamante esposo sacándole la liga del muslo; yo veía esos muslos firmes, contorneados, carnosos, con esa piel tersa, que conocía bien y me provocaban morderlos nuevamente. Conociendo lo sexy que le gustaba provocar, imaginaba la lencería que iba a vestir para esa noche, seguramente blanca que le quedaba muy bien, en ligas y con un brasier que le resaltaría sus senos firmes, su cabello entonces era lacio y largo. Buena combinación.

Aparentemente la vida en pareja le funcionaba bien, ella mantenía su trabajo y el paso a residir en el país, ejerciendo la profesión en un centro de rehabilitación Yo, en una de las veces que nos comunicamos le deseaba lo mejor en esta nueva etapa de su vida, me comento que se habían mudado a un departamento pequeño, que habían adoptado a un perrito y que tenían la idea de poner un negocio juntos, fenomenal, asistí.
Pregunte: cuando nos vemos ¿?, Te aviso, respondió

Recuerdo que un día me aparecí por Surquillo, donde hoy venden autos A1 de segundo uso. Eran aproximadamente las 3 de la tarde, y como todo cómplice hubo una ceremonia del engaño para poder ingresar a su departamento sin levantar mayor sospecha; el perro me ladro mucho, hasta quiso morderme. Ahí estábamos nuevamente los dos solos, siendo el departamento un dúplex el dormitorio estaba en el segundo nivel, nos empezamos a besar hasta que el perro dejo de ladrar: no sé porque se ha puesto así, me dijo. Él es muy tranquilo.

No hubo preguntas comprometedoras, tampoco ningún tipo de restricciones ahí estábamos en su cama marital haciéndole el amor sin menor reparo; comenzamos cuando ella se volteó para acomodar el espacio, yo le baje el short que llevaba puesto y rápidamente la penetre, ( UFFF! se escucho, su toque personal) aun con ropa y de espalda le comencé a acariciar sus senos cuyo pezón se sentía duro y firme, trataba de acariciar mi cabeza hasta que apoyo sus dos manos sobre el colchón. Había algo nuevo en esto.
Al voltearla y ponerla en misionero; ella comenzó a moverse en círculos, algo que no hacia hace mucho tiempo, no podía o no quería mirarme solo luchaba por echarse hacia atrás y curvar su espalda; finalmente como si hiciera un abdominal se volteó hacia mí y me abrazo, sabía que estaba llegando al orgasmo y para que tenga más libertad de movimiento la levante, Y.

Es ahí donde terminó, agarrada de mí, sus brazos en mi cuello y sus piernas alrededor de mi cintura; esas contracciones intensas no las volvería a sentir sino muchos años después.

Yo Tenía algo más que sudor en mi cuerpo, eran sus líquidos, mezclados con su sudor.
Después de la tormenta, no llego la calma sino el apuro. Jorge podría llegar en cualquier momento, no por rutina sino por su horario vario pinto; pregunte algo así: ¿Que fue eso?, Ella: No lo sé, respondió. Y su respuesta no era mentira, se veía en su rostro y se sentía.
Miraba de reojo la cama y sobre ella había toda una humedad, como si alguien hubiera diseñado a propósito el escenario para una sesión fotográfica, como las fotos que circulan ahora en redes. Esta era real, ella había tenia algunos Squirt yo solo note el ultimo; por esa razón la penetración fue muy fluida desde el principio.

 

Después del encuentro post matrimonio hubo algunos cambios, me pidió que nos encontráramos en otro lugar para evitar cualquier contratiempo; a ese lugar le llamábamos “el coreano” por su cercanía a un centro de atención coreano.

El hotel en otras épocas había sido un centro de rehabilitación por lo que sus habitaciones eran grandes, los pasadizos amplios con zonas de descanso en todos los pisos, estacionamiento de ingreso angosto, pero de amplios espacios, sobre todo ubicado en un distrito céntrico y de fácil acceso; pero con instalaciones no tan nuevas, pero suficientes para mantener la discreción. Ella andaba en moto scooter porque había conseguido entrenamientos personalizados en puntos alejados de la ciudad y de buena paga.
En el lugar nos encontramos muchas veces, la atención en la recepción nos atendía bien. Ella tenía una rutina de llegar, estar juntos y retirarse, la vida en matrimonio no le permitía darse más lujos, salvo algunas excepciones.

Yo sabía que tenía marcar una diferencia, en una oportunidad le pedí que cerrara los ojos y se los vende con una chalina; le pedí que se echara boca abajo en la cama y empecé a amarrarle una de sus muñecas con una soga (ella se asustó), le dije: confía. Luego la otra muñeca, y así la tenía amarrada en la cama. Me habían enseñado a amarrar las sogas, además había comprado como tres metros de esta. ¿Qué me vas a hacer?, pregunto.
Recuerdo que en aquel entonces las fotos con celulares no tenían alta resolución, la imagen era espectacular, tenía un estupendo culo producto del ejercicio continuo.

Adicionalmente había comprado un pene de gel color rojo, y un poco de lubricante; se lo empecé a echar en el ano, comencé a penetrarla desde atrás estimulando con mi dedo su ano para que vaya dilatando.
El momento llego, la cabeza del pene de gel comenzó a entrar en su ano, era grueso y con formas venosas; ¡ella solo atinaba a repetir UFFF!, ¡UFFF! Al terminar de penetrarla completamente me retire, una escena de película. Ella amarrada boca abajo en la cama, vendada y contorneando su trasero con el disfrute de una penetración anal.
Luego me comenzó a llamar: ¡ven! ¡Ven!, métemela!

Así fue, la penetre vaginalmente desde atrás, y la sometí hasta que finalmente eyacule.
Desamárrame, me exigió. Así lo hice. ¿Qué has hecho? Pregunto
No te puedes venir adentro, no quiero estar tomando químicos que dañen mi organismo. Lo dijo casi gritando.

Con el tiempo comprendí que quizás estaba buscando embarazarse de Jorge , historia que me contaria luego vía WhatsApp muchos años después.
Claro discutimos, compramos la pastilla del día siguiente y se fue molesta.
Nos volveríamos a encontrar tiempo después, el coreano había cerrado, fuimos a buscar cuarto en hoteles cercanos, pero todo estaba ocupado. Fuimos en su moto scooter hasta el conocido hotel con nombre de océano, tuvimos sexo y nos despedimos rápidamente.
Sin saberlo esa sería la última vez que la vería.

Yo comencé a viajar fuera del país por trabajo y nuevamente, el tiempo como buen cobarde paso corriendo.
Las fotos me contaron que se fue al viejo continente con Jorge, Ella siguió con su trabajo de entrenamiento personal y emprendió un negocio propio, con relativo éxito hasta la actualidad.
Las conversaciones virtuales se siguieron dando, y el tiempo hizo que, de esporádicas, pasaran a eventuales y hoy en día una a las mil.
Termino con Jorge, regresaron; y así le conocí varias parejas. Nunca ha podido estar sola. La maternidad le fue esquiva y los años siguen su curso para ambos.