¿El Opus sobre la PUCP?: El Vaticano corrige estatutos de la Universidad Católica

Tema en 'Actualidad Peruana' iniciado por PajaroBravo, 19 Ago 2011.

    inxs

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    Tu ingenuidad y principismo me inspiran ternura, pero te respondo con la frase favorita con la que la PUCP lapida sus actos: "Dura lex, sed lex".


    A diferencia de la mayor parte de universidades nacionales, los estudiantes de la PUCP solo se dedican a estudiar. Lo Centros Federados no tiene peso, no tienen arraigo en la masa estudianteil. No es la UNI, no es la UNMSM, en esa universidad no existen aquellos dirigentes que cultivan la "cultura del sobaco" (dícese de aquellos estudiantes/dirigentes profesionales que tienen mas de 10 años de universitarios), esto es producto de la razia (razia= limpieza) que siempre han practicado en la PUCP. Es decir el alumno de la PUCP solo se dedica a estudiar y entre tantos exámenes y tricas no tienen tiempo (ni ganas) de de plegarse a alguna "revuelta estudiantil".

    Y para remate, el destino de la Católica es absoluta culpa de los dirigentes administrativos. Y si por obra y gracia del Señor cae en manos del Opus Dei (pudo haber sido Opus, o franciscanos o los monjes capuchinos) es por culpa expresa y excluyente de su Rectorado por haber creado un aparato gigante, muy bonito por cierto pero con pies de barro. Amén (Hoy amanecí bíblico)


    Inxs
     
    inxs, 26 Ago 2011

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    #81
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    Hey amigo esa expresión de ternura, ya lo leí exactamente igual en un mensaje del amigo "Acuariano", durante la campaña electoral.
    En fin tiene derecho a sentir igual que el amigo "Acuariano"

    Amigo, en todas las universidades hay de todo.
    En todas las universidades hay alumnos que estudian, hay los que no estudian, hay quienes se juerguean, hay quienes no se juerguean, hay los que se drogan, hay los que no se drogan etc etc.


    Eso de que los alumnos de la PUCP, solo se dedican a estudiar y que no protestarían si los quieren pasar por encima, yo no menospreciaría su conciencia.
     
    ALVAROALBERTO, 26 Ago 2011

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    #82
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    Tienes razón en tu observación estimado, pero aclaro que me refería principalmente a los dirigentes estudiantiles de las universidades nacionales, no a la masa estudiantil.


    Inxs
     
    inxs, 26 Ago 2011

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    #83

    PajaroBravo

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    Insisto, ¿por qué tanto resentimiento y hasta menosprecio para con la PUCP?.

    Asumanlo, asimilenlo, la PUCP está catálogada como la mejor Universidad de tu País.

    Y, es falso de que los alumnos de la PUCP sean desorganizados y hasta apocados para hacerse sentir en protestas estudiantiles, nada más ¡FALSO!. Cuando la coyuntura lo exijiá, ellos fuerón de los primeros en protestar para recuperar la democrácia (junto a San Marcos). Los alumnos de la PUCP marcharon en sendas manifestaciones juveniles contra el régimen de Fujimori, ¡Yo los ví!, yo estuve presente (trabajaba por ahi cerca, pé), los ví con sus banderolas y con sus vinchas, con sus canticos y con su ganas, demostrando así, ahora y por siempre, su gran cariño por su patría, por su pueblo y que son y serán LA GRAN RESERVA MORAL DE LA PATRIA. (aunque te lela...:))

    Pero, ustedes sigan interpretando, según vuestras especialidades, este pleito legal, seguid juzgando y sentenciando como si fueran abogados. Habrasé visto:

    - Ingenieros
    - Médicos...y hasta
    - ¡ Stripper ! :eek::D

    Juzgando y sentenciando, como si abogados fueran...¿donde están Juan_Camaney y Armanchesco?...

    Ya sabia que ustedes erán fáciles, pero fáciles con sus ficheras y con sus kines...¡no podía imaginar que tan rápido se iban a rendir y a subyugar ante, ¡vuestro ex-enemigo!, el asesino y corrupto, Cipriani!.

    Y para colmo,vuestra mejor fuente es. ¡Aldo Mariategui!.

    Esperaba más dignidad, más resistencia de parte de alguno de ustedes, pues saben muy bien ¡quien y quienes quieren tomar el control de la PUCP!, el que lo nieguen por vuestra antipatia a esta Universidad, es una pena...¡pero el que se bajen los pantalones ante Cipriani, en ONE!, es realmente denigrante...:D

    Y, en el peor de los casos, aunque la ley favorezca a la mafia, dísculpen hermanos, ¡pero no hay ley que me obligue a rendirme, venderme o a regalarme a Cipriani y Cia!.

    He dicho...¡¡ CARAXO !!




    El Pájaro a Opinado :cool:
     
    PajaroBravo, 26 Ago 2011

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    #84
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    Señor, aquí, nadie juzga (en el sentido jurídico) ni sentencia. Sólo nos limitamos, de acuerdo al grado de información que tenemos, a dar nuestra opinión. Los adjetivos salen sobrando entonces.

    Es verdad, la antipatía que genera el cardenal Cipriani es conocida por todos. Tuvo una lamentable participación durante la dictadura Fujimo-Montesinista. Pero la justicia de este caso, que es el tema central de la discusión, no se reduce a las antipatías que pueda generar el cardenal. Eso está bien para algunas cúpulas corruptas de una que otra organización pero no para la justicia ordinaria que es donde finalmente se resolverá el tema.

    Las autoridades de la PUCP, en una actitud inmoral, desconocieron, primero, la voluntad de su benefactor y ahora pretenden desconocer el vínculo que tienen con el Vaticano, desconociendo la autoridad de su Gran Canciller.

    Mire lo que dice el artículo 35 del estatuto de la Pontificia Universidad Católica de Chile

    Entonces, el vaticano es benevolente con la PUCP al "ordenarle" que presenten una terna a su Gran Canciller.

    No hay que ser abogado para concluir que la Universidad no puede autodenominarse Pontificia y Católica, y gobernarse como a sus autoridades de turno les de la gana.

    Con respecto a que el arzobispado tome el control de la Universidad, en el peor de los casos es su derecho. Ello no quiere decir que el nivel académico se afecte o se vea mermado y con respecto a la pluralidad de pensamiento eso le atañe exclusivamente a cada persona. A cada alumno, en este caso.
     
    Christmas, 26 Ago 2011

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    #85

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    PUCP - 90 aniversario

    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]El periodo comprendido entre 1932 y 1947 resultó decisivo en la historia de la Universidad Católica. Durante estos años se multiplicaron sus facultades y escuelas, recibió el rango de Pontificia y se cerró el largo rectorado del Padre Dintilhac.[/FONT]
    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]En 1930 llegó a su fin el oncenio de Leguía, lo que motivó el regreso al Perú de personalidades hostigadas en años anteriores por la dictadura. Tales fueron los casos de Víctor Andrés Belaunde y José de la Riva-Agüero, brillantes intelectuales que iniciaron su relación con la Pontificia Universidad Católica del Perú como profesores, convocados por el R.P. Jorge Dintilhac SS.CC. A estas incorporaciones de primer nivel en la plana docente se sumó el hecho de que en 1932 el presidente Sánchez Cerro decretó el receso indefinido de la Universidad de San Marcos, medida que derivó en un aumento significativo del alumnado de la Católica. [/FONT]
    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Nuevas escuelas, nuevas facultades
    El primer local de la Universidad Católica fuera de la Plaza Francia fue donado por la Nunciatura Apostólica. Quedaba en la Calle Botica de San Pedro, en la cuadra 4 del actual Jr. Miró Quesada. En este lugar, en 1933 se abrió la Facultad de Ingeniería (sólo con la especialidad de Ingeniería Civil), siendo Jorge Félix Remy su primer decano. Paralelamente se creó la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, a cargo de Víctor Andrés Belaunde que funcionó hasta 1936.
    [/FONT]
    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]La creación de la Escuela de Pedagogía en 1933 materializó una inquietud largamente postergada. Al principio se centró únicamente en la enseñanza primaria, y funcionó únicamente con la sección masculina; más tarde incluyó la sección femenina y se fusionaron ambas en un solo organismo. En 1936 empezó a funcionar la Sección Superior de Pedagogía (Secundaria), la misma que en 1942 se unió con la Facultad de Letras (Facultad de Letras y Pedagogía). En 1947 se independizó con la fundación de la Facultad de Educación. [/FONT]
    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Nuevas áreas vendrían a ampliar el espectro académico de la Universidad Católica. Los inicios de la Facultad de Arte se remontan a 1939, año en que el maestro austriaco Adolfo Winternitz inauguró la Academia de Arte Católico, que en 1947 pasó a llamarse Academia de Arte de Lima, y en 1953, por disposición de la Santa Sede, Escuela Superior de Artes Plásticas. En marzo de 1945, Matilde Pérez Palacio fundó la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica (EPUC), primer centro de formación para periodistas del Perú. En 1972 la EPUC debió cerrar sus puertas debido a que la Ley Universitaria entonces vigente sólo permitía la existencia de facultades, no escuelas en las universidades. [/FONT]
    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]El final de la era Dintilhac
    El año 1942 es especialmente significativo porque la Universidad cumplió 25 años. Celebrando las Bodas de Plata llegó una feliz noticia de Roma, con fecha 30 de septiembre, enviada por el propio Papa Pío XII: se le otorgaba a la Universidad Católica el rango de Pontificia, convirtiéndose en una persona de derecho eclesiástico, con todos los privilegios de los que jurídicamente gozan estas instituciones. Esta distinción no era sino un reconocimiento a la brillante trayectoria seguida por la Universidad Católica del Perú en su primer cuarto de siglo de vida.
    [/FONT]
    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]En los años posteriores la Universidad sufrió dos grandes pérdidas: en 1944 falleció don José de la Riva-Agüero, una de las figuras más importantes en la historia de la PUCP, quien, tras su muerte, legó sus bienes –entre ellos el Fundo Pando– a esta casa de estudios. Tres años más tarde, en mayo de 1947, se funda el Instituto Riva-Agüero centro de estudios de ciencias humanas de la PUCP. La otra sentida pérdida se dio el 13 de abril de 1947, fecha en la que el R. P. Jorge Dintilhac fallece debido a un ataque bronquial.[/FONT]
    [FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Por mandato del entonces presidente, José Bustamante y Rivero, durante su sepelio se le rindieron honores de Ministro de Estado. Sus restos descansan al cementerio Presbítero Maestro. El Padre Dintilhac ejerció el rectorado de la Universidad desde su fundación en 1917 hasta el año de su muerte. En los meses finales de su vida, el rectorado lo ejerció Víctor Andrés Belaunde, hasta que fuera elegido para el cargo el R. P. Rubén Vargas Ugarte S.J. [/FONT]
     
    cazadordedemonios, 26 Ago 2011

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    #86

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    Concordato Peru- Vaticano

    Concordato Peru- Vaticano - Document Transcript


    DECRETO LEY Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú DECRETO LEY Nº 23211 CONCORDANCIA: D.S. N° 140-86-EF D.S. Nº 042-92-PCM CONSIDERANDO: Que con fecha 19 de Julio de 1980 se suscribió en la ciudad de Lima el "Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú" que establece el nuevo sistema de relaciones institucionales entre la Iglesia Católica y el Estado. Que es conveniente a los intereses nacionales la aprobación de dicho Acuerdo; En uso de las facultades de que está investido; y Con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros; Ha dado el Decreto Ley siguiente: Artículo Unico.-Apruébase el "Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú, suscrito en la ciudad de Lima, el 19 de julio de 1980. Por tanto: Mando se publique y cumpla. Lima, 24 de Julio de 1980. Gral. de Div. EP. F. Morales Bermúdez. Gral de Div. E.P. Pedro Richter Prada. Tnte. Gral. FAP. Luis Arias Graziani. Vice Almirante AP. Juan Egusquiza B. Embajador Arturo García y Garcia. ACUERDO ENTRE LA SANTA SEDE Y LA REPUBLICA DEL PERU La Santa Sede y la República del Perú, deseosas de seguir garantizando de manera estable y más conforme a las nuevas condiciones históricas la tradicional y fecunda colaboración entre la Iglesia Católica, Apostólica, Romana y el Estado Peruano para el mayor bien de la vida religiosa y civil de la Nación, han determinado celebrar un acuerdo sobre materia de común interés. A este fin su Santidad el Sumo Pontífice Juan Pablo II y su Excelencia el General D. Francisco Morales Bermúdez Cerrutti, Presidente de la República del Perú, han nombrado sus Plenipotenciarios, respectivamente, a su Excelencia Reverendísima Monseñor Mario Tagliaferri, Nuncio Apostólico en el Perú, y al Excelentísimo Señor Embajador Dr. Arturo García, Ministro de Relaciones Exteriores, quienes, después de haber canjeado sus respectivos Plenos Poderes, hallados en buena y debida forma, han convenido en lo siguiente:

    Artículo 1º.-La Iglesia Católica en el Perú goza de plena independencia y autonomía. Además, en reconocimiento a la importante función ejercida en la formación histórica, cultural y moral del país, la misma Iglesia recibe del Estado la colaboración conveniente para la mejor realización de su servicio a la comunidad nacional. Artículo 2º.-La Iglesia Católica en el Perú continúa gozando de la personería jurídica de carácter público, con plena capacidad y libertad para la adquisición y disposición de bienes, así como para recibir ayudas del exterior. Artículo 3º.-Gozan también de tal personería y capacidad jurídicas, la Conferencia Espiscopal Peruana, los Arzobispados, Obispados, Prelaturas y Vicariatos Apostólicos existentes, y los que posteriormente pueda crear la Santa Sede. Artículo 4º.-La personería y capacidad jurídicas de tales Jurisdicciones Eclesiásticas comprenden también a los Cabildos Eclesiásticos, a los Seminarios Diocesanos, y a las Parroquias y Misiones dependientes de aquellas. Artículo 5º.-Ninguna parte del territorio peruano dependerá de diócesis cuya sede esté en el extranjero, y las diócesis establecidas en territorio peruano no se extenderán más allá de las fronteras nacionales. Artículo 6º.-La Santa Sede comunicará al Presidente de la República la creación de cualquier diócesis o jurisdicción eclesiástica, sin cuya notificación no gozarán de la situación jurídica que le reconoce el numeral III de este acuerdo. Trámite similar se realizará para la supresión de jurisdicciones eclesiásticas. CONCORDANCIAS: D.S.N° 001-89-JUS Artículo 7º.-Nombrado un eclesiástico por la Santa Sede para ocupar algún cargo de Arzobispo u Obispo o Coadjutor con derecho a sucesión, Prelado o Vicario Apostólico, o para regir alguna diócesis temporalmente, la Nunciatura Apostólica comunicará el nombre del mismo al Presidente de la República antes de su publicación; producida ésta el Gobierno le dará el correspondiente reconocimiento para los efectos civiles. Los Arzobispos y Obispos residenciales serán ciudadanos peruanos. Artículo 8º.-El sistema de subvenciones para las personas, obras y servicios de la Iglesia Católica seguirá como hasta ahora. Las asignaciones personales no tienen el carácter de sueldo ni de honorarios, por tanto no constituyen renta sujeta a tributación. Artículo 9º.-Las Ordenes y Congregaciones Religiosas y los Institutos Seculares podrán organizarse como Asociaciones, conforme al Código Civil Peruano, respetándose su régimen canónico interno. Artículo 10º.-La Iglesia Católica y las jurisdicciones y comunidades religiosas que la integran continuarán gozando de las exoneraciones y beneficios tributarios y franquicias que les otorgan las leyes y normas legales vigentes. Artículo 11º.-Consideradas las creencias religiosas de la mayoría nacional, el Estado continúa garantizando que se preste por parte del Vicariato Castrense la asistencia religiosa a los miembros de la Fuerza Armada, Fuerzas Policiales y a los servidores civiles de aquellos que sean católicos. Artículo 12º.-El presente Vicario Castrense, así como todos los Capellanes actualmente en servicio, o en situación de retiro, conservan sus grados y prerrogativas. Artículo 13º.-En el futuro, ni el Vicario Castrense, ni los Capellanes dependientes de él, tendrán asimilación a grado militar ni a la Jerarquía Policial. Al Vicario Castrense le serán reconocidas las prerrogativas propias de un General de Brigada, y a los Capellanes las de un Capitán o su equivalente, según el Instituto Armado o Policial en que él sirviere. Artículo 14º.-Los Capellanes Castrenses tendrán derecho a promociones similares al que tienen los empleados civiles de los Institutos Armados o Policiales. Artículo 15º.-El Vicario Castrense, por las peculiares circunstancias en que deberá ejercer su servicio, será peruano de nacimiento y teniendo en cuenta su condición episcopal, será nombrado por la Santa Sede, de acuerdo con el Presidente de la República. Artículo 16º.-Los Capellanes Castrenses, de preferencia peruanos, por su condición de sacerdotes, serán nombrados por el Vicario Castrense, y reconocidos por los Comandos Generales de los Institutos Armados y Direcciones Superiores de los Institutos Policiales. Artículo 17º.-Los Capellanes Castrenses en lo posible serán tomados del Clero de la Diocesis en cuyo territorio se encuentra la Unidad Militar en la que prestarán servicios, y los cambios de colocación se harán previo acuerdo del Vicario Castrense con el Obispo del lugar, para su posterior presentación a los Comandos Generales o Direcciones Superiores. Artículo 18º.-El Estado garantiza que se preste asistencia religiosa a los católicos internados en los centros sanitarios y de tutela a su cargo, así como en los establecimientos penitenciarios. Para el ejercicio de las Capellanías de tales obras y centros se requiere contar con nombramiento eclesiástico, sin que sea exigible el requisito de nacionalidad; efectuado éste, será presentado a la autoridad competente para los efectos subsiguientes. Los Capellanes forman parte del Servicio Civil del Estado, con todos los derechos y obligaciones, incluída la Seguridad Social. Artículo 19º.-La Iglesia tiene plena libertad para establecer centros educacionales de todo nivel, de conformidad con la legislación nacional, en el ámbito de la educación particular. Los eclesiásticos que prestan servicio en la educación pública tienen, sin que sea exigible el requisito de nacionalidad, al amparo del Artículo 65 del Decreto Ley Nº 22875, los mismos derechos que los demás maestros. Para el nombramiento civil de los profesores de Religión Católica de los centros educacionales públicos, en los que continuará impartiéndose, como materia ordinaria, la enseñanza religiosa, se requiere presentación del Obispo respectivo. El profesor de Religión podrá ser mantenido en su cargo mientras goce de la aprobación del Obispo. Artículo 20º.-Los Seminarios diocesanos y los Centros de formación de las Comunidades Religiosas serán reconocidos como Centros Educativos del segundo ciclo de la Educación Superior, de conformidad con el Artículo 154º del Decreto Ley Nº 19326 (Ley General de Educación) mediante una certificación de reconocimiento expedida por la Conferencia Episcopal Peruana. Dichas entidades de conformidad con el Art. 163º de la citada Ley General de Educación, otorgarán los títulos propios a nombre de la Nación. Artículo 21º.-Las eventuales diferencias que pudieran presentarse acerca del contenido del presente Acuerdo u otros puntos que pudiesen darse se resolverán amistosamente entre las Partes. Artículo 22º.-El presente Acuerdo entrará en vigencia en la fecha del canje de los instrumentos de ratificación. En fe de lo cual los Plenipotenciarios firman y sellan el presente Acuerdo, en doble ejemplar, en la Ciudad de Lima, el día diecinueve de julio de mil novecientos ochenta.
     
    cazadordedemonios, 26 Ago 2011

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    #87

    cazadordedemonios

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    CONSTITUCION POLTICA DEL PER

    Artículo 18°. La educación universitaria tiene como fines la formación profesional, la difusión cultural, la creación intelectual y artística y la investigación científica y tecnológica. El Estado garantiza la libertad de cátedra y rechaza la intolerancia.

    Las universidades son promovidas por entidades privadas o públicas. La ley fija las condiciones para autorizar su funcionamiento.

    La universidad es la comunidad de profesores, alumnos y graduados. Participan en ella los representantes de los promotores, de acuerdo a ley.

    Cada universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico, administrativo y económico. Las universidades se rigen por sus propios estatutos en el marco de la Constitución y de las leyes.

    Artículo 19°. Las universidades, institutos superiores y demás centros educativos constituidos conforme a la legislación en la materia gozan de inafectación de todo impuesto directo e indirecto que afecte los bienes, actividades y servicios propios de su finalidad educativa y cultural. En materia de aranceles de importación, puede establecerse un régimen especial de afectación para determinados bienes.

    Las donaciones y becas con fines educativos gozarán de exoneración y beneficios tributarios en la forma y dentro de los límites que fije la ley.

    La ley establece los mecanismos de fiscalización a que se sujetan las mencionadas instituciones, así como los requisitos y condiciones que deben cumplir los centros culturales que por excepción puedan gozar de los mismos beneficios.

    Para las instituciones educativas privadas que generen ingresos que por ley sean calificados como utilidades, puede establecerse la aplicación del impuesto a la renta.
     
    cazadordedemonios, 26 Ago 2011

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    #88

    drais

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    Profesión:
    ABOGADO
    Ubicación:
    JESUS MARIA
    Segundo Periodo
    El Florecimiento (1931 – 1942)
    Escribe: Guillermo Lohmann Villena

    El primer florecimiento hasta el título de Pontificia Universidad Católica (1931-1942)
    A la caída del régimen de Leguía (agosto de 1930) se abatió sobre el Perú un vendaval de agitación social, político e ideológico, de contornos verdaderamente increíbles. La instalación de la asamblea constituyente (diciembre de 1931), la ocupación del puerto fluvial de Leticia (septiembre de 1932) revelaba un conflicto internacional de dimensión incalculable; el asesinato de Sánchez Cerro (abril de 1933) revelaba una cadena de incertidumbre que sólo se aclaró con la elección de Benavides quien, bajo el lema «Orden, paz y trabajo”, ocuparía el cargo de primer mandatario desde 1933 hasta 1939. En este dramático escenario, la Universidad Católica representaba el remanso que el sector educación había perdido con el cierre temporal de la Universidad Mayor de San Marcos, cuya marcha académica se había visto perturbada por el extremismo del estudiantado; este tomó posesión del edificio para impedir que las fuerzas del orden restablecieran la normalidad, lo que, al final, condujo a la clausura de la institución el 15 de abril de 1932 y su ocupación por la policía hasta tiempo después.

    De esta suerte, el primer impulso para el arranque del primer florecimiento provino de un factor externo: el «aherrojamiento» de la Universidad Mayor de San Marcos, como lo definiera Porras Barrenechea precisamente en aquellos mismos días, en su discurso de homenaje a Palma (febrero de 1933). Como consecuencia, las promociones que habían iniciado sus estudios en la Universidad Mayor —la única nacional que abría sus aulas bajo el título de «Mayor»— se vieron en la posibilidad o de trasladar su matrícula a la institución paralela —la Católica— en Lima, o emigrar a las del Cuzco, Arequipa y Trujillo, o a abandonar el país para acogerse a Bolivia, Chile o la Argentina. Por esta circunstancia, la Universidad Católica se convirtió en la única institución superior en la capital de la República hasta la reapertura de su par local.

    Mas esta contingencia, que aparentemente abría un esplendoroso futuro, se vio ensombrecida por la proyección del debate sobre la libertad de enseñanza y sus perfiles de monopolio por el Estado, que se vislumbraban en el seno de la Constituyente. Le cupo a un intelectual del fuste, Víctor Andrés Belaúnde, salir al paso de las tendencias que se inclinaban por tan peligrosos principios, poniendo toda su ardorosa elocuencia al servicio de los valores supremos humanos. En su intervención parlamentaria del 18 de octubre de 1932, defendió la libertad de enseñanza superior y, desde la tribuna comicial, señaló explícitamente que la Universidad Católica «es un órgano de cultura necesario aún para el progreso mismo de la Universidad de San Marcos […]», y precisó que aquella «representaba un sector de la ideología nacional que no debe desdeñarse […] y encarna en este momento la única reacción progresiva y sincera contra ciertas tendencias disolventes». Complementó este planteamiento coyuntural del papel de la Universidad Católica con su consecuencia inevitable, expresada en la facultad de esta última para expedir títulos profesionales, desde luego reconociendo el papel del Estado para garantizar el nivel científico de aquellos.


    Es oportuno acotar que cuando se promovió este debate, Belaúnde se encontraba en la Universidad de Miami, y volvió al Perú a instancia del administrador apostólico de la arquidiócesis limeña, quien estaba preocupado por el peligro que se cernía no solo para la institución educativa, sino sobre el orden que regía las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Finalmente, la Constitución de 1933 se limitó a proclamar que «el Estado garantiza la libertad de cátedra”, si bien no quedó plasmada en ese texto una declaración explícita de enseñanza. Frente al receso de San Marcos, la Universidad Católica cuidó, por cierto con exquisito esmero, de dejar en claro (en el segundo número de la Revista institucional, correspondiente a septiembre de 1932), en lo que podría denominarse un editorial titulado «Nuestra posición», que la circunstancial sanción impuesta al claustro sanmarquino «no puede dejarnos indiferentes» y «lamentemos sinceramente» la situación de emergencia que atravesaba la universidad decana de América. No había en absoluto rivalidad ni mucho menos la posibilidad de contemplar una situación tan problemática como fuente de un egoísta beneficio para la modesta Casa de Estudios confesional.

    Esta, de hecho, venía a ser una emanación del colegio de La Recoleta, así denominado porque ocupaba el lugar que había sido desde principios del siglo XVII La Recoleta de los dominicos, cuya casa matriz estaba al otro extremo del jirón Camaná. En ese mismo lugar se había forjado el poema La Cristíada de Ojeda. El área del colegio de La Recoleta, regentado por los padres franceses de Picpus, había sido escindida por la apertura, en 1926, de la Avenida del Progreso —hoy Uruguay-. A un lado quedó el núcleo del colegio, que mantenía una conexión con el otro lado mediante un pasaje por debajo de la avenida, y, frente a este, el sector donde se situaban las austeras aulas de la Universidad fundada en 1917 por la tenacidad de un bretón, el P. Jorge Dintilhac, que en estos años iniciales del tercer decenio del siglo contó con un auxiliar providencial: el secretario de la Facultad de Letras, Javier Correa Elías, al que un egresado que se formó precisamente en aquellos años, Alberto Wagner de Reyna, ha calificado de «fuerza motriz» del despegue de la institución.

    En aquella década, la Casa de estudios se componía de las Facultades de Historia, Filosofía y Letras, Jurisprudencia, Ciencias Políticas y Económicas (creada esta última en junio de 1932), y a ellas se añadían, el Instituto Superior de Comercio, el Instituto Femenino de Estudios Superiores (cuyo objetivo era completar en lo posible la formación intelectual de la mujer recibida en el colegio, mediante cursos de la Cultura Religiosa y la divulgación de la doctrina católica con cierta proyección social) y, finalmente, el Instituto de Idiomas.

    La plana docente, no obstante la modestia del local, podía presentar intelectuales que en manera alguna desmerecían el brillo secular de la Universidad Mayor de San Marcos. Entre estos catedráticos pueden recordarse a Víctor Andrés Belaúnde, a Solón Polo, al jesuita P. Rubén Vargas Ugarte, S.J., al doctor José Leonidas Madueño, que simultáneamente desempeñaba la docencia con las funciones de Secretario General de la Universidad, Carlos Rodríguez Pastor, José Jiménez Borja y otros.

    En 1933 comenzó a funcionar el primer curso de verano, destinado a los aspirantes a ingreso, cuya preparación en los colegios exigía una adecuada nivelación con la jerarquía de los estudios universitarios. Entre los profesores de este ensayo figuraban jóvenes que hacían sus primeras armas —apenas contaban un par de años más de edad que los postulantes— quienes posteriormente alcanzarían nombradía en el mundo intelectual del país: Raúl Ferrero Rebagliati, Javier Pulgar Vidal, Pedro M. Benvenuto Murrieta, José y Carlos Pareja Paz Soldán y Ernesto Alayza Grundy. Entre ellos destacaba el primero de los nombrados, que hizo conocer entre el alumnado autores que sonaban por primera vez en los oídos de los postulantes (Spengler, por ejemplo).

    Como augurio del futuro, en 1932 se creó la Facultad de Ingeniería, cuyo gestor principal fue el ingeniero José Rafael de la Puente. La Santa Sede, comprendiendo la importancia de este intento, merced a las gestiones del entonces Nuncio Apostólico, Monseñor Fernando Cento, cedió el local que había venido funcionando la representación diplomática del Vaticano.

    En aquel entonces —1932— ya podía contar la Universidad con 168 alumnos en la Facultad de Letras, 141 en la de Jurisprudencia; un año después la primera de dichas Facultades mediante la «fuerte contingencia» había duplicado su censo, hasta alcanzar 328 estudiantes, al extremo que hubo que distribuirlos en dos secciones; en Jurisprudencia el crecimiento fue inferior —el total fue 219— y en Ciencias Políticas y Económicas hubo 37. Debe tenerse presente que el aumento de la Facultad de Letras responde al flujo de los alumnos que trasladaron su matrícula de la Universidad sanmarquina o, a causa del cierre de la misma, decidieron ingresar directamente a la Universidad Católica.

    Entonces se abrió —era inevitable en un centro de estudios superiores— una biblioteca, cuya consulta se facilitaba gracias a un rudimentario repertorio de fichas que, por entonces, no se empleaban en la Biblioteca Nacional. Los fondos iniciales procedieron de los libros que poseyera Don Carlos M. Elías —por quien recibió el nombre la biblioteca— y en la penuria económica de la Universidad, el local se edificó aprovechando parte de uno de los patios, y la generosidad de benefactores como el matrimonio Gutiérrez-Gálvez. El caudal inicial de libros se elevaba a 7,000, y los primeros bibliotecarios fueron Teodoro Hopkins Lippe y Carlos Eráusquin, que debían de multiplicarse para atender a los presurosos lectores, siempre urgidos por la proximidad de los «pasos» (exámenes parciales). No puede omitirse que en septiembre de 1932 tuvo la Universidad la oportunidad de recibir la gentil visita del que había sido Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Miguel Cruchaga Tocornal, que el 17 de ese mes fue el primer extranjero proclamado doctor honoris causa del claustro.

    Ese año debió el plantel adecuarse al nuevo Estatuto y con arreglo a esas normas fue reelegido el P. Jorge Dintilhac como suprema autoridad, y el doctor Carlos Arenas Loayza como vicerrector. También entonces se estableció como el Día de la Universidad el último domingo del mes de septiembre. Finalmente, en el mismo año, en septiembre, vio la luz el primer número de la Revista, que pronto adquirió renombre por su regularidad, la alta calidad científica de las colaboraciones y la aparición de artículos doctrinarios, con frecuencia de firmas reconocidas en el ámbito internacional, que indudablemente contribuyeron a la difusión del pensamiento católico y a la consolidación del criterio de la juventud nacional.


    En esta corriente de nuevos aires, el discurso de apertura del curso de 1934 corrió a cargo de un catedrático juvenil, el doctor Raúl Ferrero Rebagliati, que puntualizó la distinción entre extensión universitaria y universidades populares, propugnadas por un partido político, e hizo hincapié en que la Universidad Católica « [...] permanecerá ajena
    a toda innoble competencia» —se entiende con la de San Marcos, sumida en el mutismo. En la parte final del discurso, ponderó los deberes sociales del estudiante católico.

    El 2 de junio, la Universidad Católica —que compartía las preocupaciones del país «para hacer resaltar el significado patriótico y humano» del acuerdo con Colombia, cuyas relaciones habían sufrido un serio deterioro con motivo del incidente de Leticia— abrió su aula magna para realizar una ceremonia, que contó con la asistencia del Jefe de Estado, Óscar R. Benavides. En esa ceremonia, el rector hizo resaltar la participación que habían tenido, en el feliz arreglo, tres catedráticos: Solón Polo, Víctor Andrés Belaúnde y Raúl Porras Barrenecha.

    Una importante contribución a la renovación de la enseñanza del latín prácticamente proscrito de todos los planes educativos desde principio del siglo— constituyó la creación de un curso de esa lengua a cargo del profesor Juan E. Cavazzana, laureado por la Universidad de Génova, a la que siguió la implantación del curso de italiano, del que se encargó el profesor Carlos Radicatti.

    También en este año la Universidad proyectó su figuración fuera de la capital: en julio salió a Huánuco la primera delegación de la Oficina de Orientación, con la finalidad de hacer conocer en aquella localidad el valor y el significado de la Universidad. En ella figuraba el doctor Javier Pulgar Vidal, que se haría famoso por su capacidad para crear un plantel superior en Colombia.

    En el recuento de la vida académica, el censo de inscritos en los registros acusaba un notorio incremento: en la Facultad de Letras y Ciencias Políticas se contabilizaron casi medio millar de alumnos; en la de Jurisprudencia, 286 —se ha de advertir que ya se había reabierto la Universidad de San Marcos—, lo que revela que la Universidad Católica gozaba de un sólido prestigio y atraía por su calidad científica el interés de la juventud.

    Acontecimiento singular de ese año fue la celebración del Primer Congreso Iberoamericano de Estudiantes Católicos, en el cual descollaron por su participación el mencionado Raúl Ferrero, Ernesto Alayza y David Vega Christie, entre otros procedentes del claustro. No fue ajena a esta renovación del fervor católico la existencia del Centro de Estudiantes Católicos —acogido precariamente en los altos del contiguo Hospicio Manrique— y la realización de ejercicios espirituales, con una creciente participación del alumnado.

    El año 1935 estuvo signado por acontecimientos que marcaron un nuevo tenor para la marcha de la Universidad. Se limitó el cupo de ingreso a la Facultad de Jurisprudencia. El doctor Jorge Arce Mas, en el discurso de apertura, expuso sobriamente los fines de la vida universitaria. En la «Crónica intelectual» de la Revista se insertó un ilustrativo panorama del movimiento del catolicismo en España, que en aquellas calendas adquiría un significativo aire doctrinario en las difíciles circunstancias del creciente izquierdismo. Este año partieron, a distintos puntos del territorio nacional, tres misiones de propaganda y difusión: a los departamentos del Norte, a Ayacucho, y la tercera al Sur. Eran ya misiones con personería institucional: la primera la presidía el P. Rubén Vargas Ugarte, S.J., S.J., asistido por cuatro alumnos; la segunda, a cuya cabeza figuraba el Secretario General doctor Javier Correa Elías, en delegación compuesta por 9 alumnos ( y en ella se incluyó al P. Óscar Larson, catedrático de Filosofía); y la última compuesta por seis alumnos, actuó bajo la dirección del doctor Ferrero Rebagliati, cuya obra —Culturas Orientales— producto de sus lecciones, con prólogo de Jorge Basadre, se editó con el auspicio de la Universidad, a fin de iniciar una labor de difusión cultural.

    Se acaba de mencionar el nombre del presbítero chileno Óscar Larson, cuya presencia en la Universidad significó una verdadera oleada de renovación espiritual, que se extendió a amplios círculos por lo general ajenos al movimiento universitario. De oratoria concisa y atractiva, de espíritu de renovación y de hábil captación del espíritu de sus oyentes, en su haber se registraron ejercicios espirituales de nutrida concurrencia. Fue uno de los motores del acontecimiento espiritual del año: el Primer Congreso Eucarístico Nacional, en cuya preparación y ejecución la Universidad Católica participó con ejemplar entusiasmo mediante los «seminarios eucarísticos», charlas y conferencias en centros obreros. En la procesión solemne con la que se clausuró ese certamen, nuestra alma mater desfiló detrás del estandarte para «rendir tributo de adoración al Sacramento del Altar» (en palabras del rector). Fue realmente una manifestación de piedad y de fe que culminó con el homenaje a los obispos, en el que llevó la voz en nombre de los estudiantes Ernesto Alayza Grundy y el poeta Marcial de la Puente declamó su composición Apoteosis de la Eucaristía.

    En ese año también merece destacarse la creación, el 25 de septiembre, de la Asociación de Ex Alumnos de Universidad Católica, que agrupó en el acto fundacional a 35 asociados. Su objetivo era procurar el acercamiento entre los egresados y, a la vez, la búsqueda de colaboración entre círculos insensibles a las tareas universitarias y su significado social y político.

    En el orden interno importa recoger la creación de la Escuela de Pedagogía, con la finalidad de preparar profesores formados dentro de los criterios católicos. La Escuela contó con la cooperación de los Hermanos Cristianos de San Juan Bautista de la Salle, y tuvo una escuela anexa como campo de experimentación práctica, y cuatro secciones: Diurna, Vespertina, Superior, mas una de Perfeccionamiento, en la que maestros en pleno ejercicio de la actividad recibirían clases de adelantamiento docente, para poder optar al grado de Normalista.

    Al terminar 1935, la Universidad contaba con 1,494 alumnos; se incorporaron al claustro docente catedráticos del relieve de Jorge Basadre, quien asumió la enseñanza de Historia del Perú

    Un logro importante fue la adquisición de un área de 14 manzanas con frente a la avenida Brasil; en ella se proponía levantar aulas y despachos para las Facultades ya existentes, albergues para estudiantes y las necesarias instalaciones deportivas, entre ellas un estadio y una piscina.

    En ese año, el Instituto Superior de Ciencias Comerciales, que había sido creado en 1930, se oficializó conforme el nuevo Estatuto Universitario.

    Se creó, asimismo, la cátedra de Práctica Forense y la biblioteca se enriqueció con la incorporación del fondo formado por el erudito Emilio Gutiérrez de Quintanilla, estudioso decimonónico, director del Museo Nacional.

    El discurso de apertura del año académico de 1936 corrió a cargo de un espíritu fino, el musicólogo doctor César Arróspide de la Flor, que, en un acto de cortesía, comenzó sus palabras con un saludo a los catedráticos, sus colegas, y a los nuevos alumnos. En ese año, el estado mayor de la institución estaba formado por el rector, P. Jorge Dintilhac; el vicerrector doctor Carlos Arenas y Loayza; el secretario general doctor José Leonidas Madueño —de talante aristocrático—; y tesorero el tantas veces mencionado Javier Correa Elías, que escondía detrás de una miopía un espíritu generoso y comprensivo. Los decanos de Letras, Derecho, Ciencias Económicas e Ingeniería eran el P. Rubén Vargas Ugarte, S.J., S.J., el doctor Raúl Noriega, el doctor José Felix Aramburú y el ingeniero Jorge Félix Remy, respectivamente. La ratio docente/ alumno era 303 cátedras para 1959 alumnos.

    Entre los acontecimientos relevantes registrados en ese año figuran la despedida al Nuncio Apostólico Monseñor Gaetano Cicognani, gracias a cuya intervención y gestiones para conseguir apoyo de amigos y protectoras pudo establecerse la Facultad de Ingeniería en el local que hasta entonces había ocupado la Nunciatura Apostólica.

    También cabe destacar la creación del Instituto de Investigaciones Históricas, adscrito a la Facultad de Letras, que se fundo oficialmente el 18 de septiembre. Su finalidad era promover el cultivo de las Ciencias Históricas y con énfasis especial el de la historia nacional. En esta reseña no pude excluirse el fallecimiento, inesperado, del que había ejercido el decanato de la Facultad de Letras desde 1917 hasta 1934 —el doctor Raimundo Morales de la Torre— que fue uno de los fundadores de la institución. En octubre, el ambiente estudiantil se agitó con la primera olimpiada universitaria, en la que participaron la Universidad Católica, las de San Marcos y Trujillo, la Facultad de medicina de San Fernando y las Escuelas de Ingeniería y Agricultura. En medio de un ambiente de camaradería y de bullicio, la Universidad Católica presentó un conjunto deportivo de reconocida jerarquía, que la llevo a ocupar el segundo lugar en el computo final. La «barra» de la Universidad Católica destacó por su entusiasmo y disciplina.

    En Letras se adoptó un nuevo plan de estudios que coordinaba sus cursos con los estudios de Derecho. Se estableció, a partir de este año, el latín como asignatura obligatoria en la Sección Doctoral de la Facultad de Letras. Para la Facultad de Derecho se aplicó el plan de estudios establecido por el Consejo universitario de la Universidad de San Marcos, y para la Facultad de Ciencias Económicas, asimismo, el que regía para la Universidad decana de América, si bien encuadrándolo dentro de los principios de la moral e incorporando el ideario social católico.

    A fin de formar maestras católicas, se creó en la Escuela de Pedagogía una sección femenina, con arreglo a un plan de estudios que se desarrollaría en cinco años.

    No puede omitirse la adopción de la colecta anual, destinada a sustentar la Universidad, recomendada por el Episcopado peruano. Por su parte, la biblioteca de la Universidad estableció contacto con editoriales tanto nacionales como extranjeras.

    Como puede suponerse, la guerra civil que estalló en España en julio de ese año fue seguida atentamente tanto por el cuerpo profesoral como por los grupos afines del sector estudiantil, no solo por los vínculos afectivos que ligan al Perú con la nación que incorporó al país con la cultura occidental y de raigambre cristiana, sino por la razón ideológica que había llevado a combatir contra el extremismo marxista en que se había sumido la Península. Los catedráticos y alumnos consideraban que en la contienda se jugaba no solo una disyuntiva interna, sino que sus consecuencias se proyectaban tanto sobre Europa como sobre Hispanoamérica. Probablemente, fue una oportunidad única de participación del estamento universitario, que se vió implicado en acontecimientos mundiales.

    En 1937, el discurso inaugural fue encomendado al doctor Jorge Young Bazo, catedrático de Elementos de Derecho, que abordó el tema de su especialidad. El alumnado aumentó aquel año a 2,665 estudiantes.

    El calendario de este año se vio marcado por diversos acontecimientos especialmente significativos. La presencia del jesuita P. José Antonio de Laburu, catedrático de la Universidad Gregoriana de Roma, promovió tal revuelo que si la primera conferencia se efectuó en el salón de actos de la Universidad —que en realidad eran dos aulas que se empalmaban mediante unas puertas plegables—, la segunda tuvo que trasladarse al Teatro Municipal puesto que el público había desbordado la capacidad del local. El ciclo comprendió cinco disertaciones: tres conferencias de índole científica y dos de carácter religioso (que tuvieron como sede la iglesia de San Pedro). Por su atractivo, destacaron dos conferencias: «El temperamento y carácter de un personaje histórico: San Ignacio» y «Psicología del toro de lidia». La Universidad honró al ilustre religioso con el grado de doctor honoris causa.

    Dentro del ámbito académico el ciclo de catorce lecciones dictado por un intelectual de la jerarquía de José de la Riva-Agüero concitó no menos interés público al ocupar una cátedra especial para difundir su docta palabra. El ilustre historiador, tras largos años de ausencia del país y en plena madurez científica, ofreció unas meditaciones sobre «Civilización tradicional peruana”, que llamaron justamente la atención. El ciclo se interrumpió por una afección hepática del ilustre disertante, que en la última lección —“Carácter general de las instituciones incaicas”— derrochó conocimientos asombrosos.

    En esta serie de conferencias magistrales, la llegada de una delegación española fue acogida con especial aprecio no solo por el significado ideológico de sus componentes, sino por la personalidad científica de sus integrantes y la categoría literaria del poeta y dramaturgo Eduardo Marquina, que disertó sobre «El genio profético en España». El medievalista Fernando Valls Taberner dictó lecciones sobre la materia que constituía la razón de su presencia, y el tercer integrante, José Ibáñes Martín, no se quedó atrás al abordar el tema «Vocación y destino de España».


    Fue igualmente grato acoger la delegación universitaria chilena; y no puede terminarse la reseña de 1937 sin recordar la creación del Instituto de Filosofía Tomista, cuyo objetivo era destacar la importancia del legado de Santo Tomás dentro del pensamiento católico, así como el homenaje a Descartes en el tercer centenario del Discurso del Método, al que la Revista de la Universidad dedicó un número especial.

    El año lectivo de 1938 fue abierto con una oración inaugural que corrió a cargo del historiador P. Rubén Vargas Ugarte, S.J., quien expuso «La Historia en el Perú y las causas de su retraso», circunstancia atribuida a la equivocada orientación de los estudios de historia patria en el nivel escolar y la falta de apoyo oficial.

    El registro de alumnos se elevaba a 2,728 estudiantes, Un alumno distinguido por su ponderación y seriedad, Ernesto Alayza Grundy, sucedió al doctor Madueño en el cargo de Secretario General, en vista de que el volumen de estudiantes y la envergadura que había alcanzado la Universidad requerían la presencia de un dinámico agente al frente de la mencionada Secretaría.

    En el orden intelectual, la Universidad acogió una nueva visita del jesuita P. Laburu, cuya brillante capacidad oratoria volvió a subyugar a sus oyentes, ahora al abordar un cursillo sobre caracterología y dictar unos ejercicios espirituales especialmente dirigidos a hombres. También, en el género propagandístico, el ilustre escritor español Eugenio Montes, vocero de la nueva contextura ideológica de España, disertó sobre «El nuevo Estado Español».

    Particularmente grata fue para la Universidad su participación en el cincuentenario de la Universidad Católica de Chile. Para la ocasión, envió una delegación encabezada por el vicerrector doctor Arenas Loayza e integrada por 24 alumnos.

    Para la Revista de la Universidad se abrió una nueva etapa al asumir su dirección el ingeniero Cristóbal de Losada y Puga y su secretaria el doctor Mario Alzamora Valdés.

    En el orden interno cabe destacar la creación del Departamento de Educación Física y del Departamento Médico, que brindaba consultas médicas gratuitas a los alumnos.

    En el año lectivo de 1939 la lección inaugural corrió por segunda vez —la primera había sido en 1934— a cargo del doctor Raúl Ferrero Rebagliati, que expuso reflexiones sobre la necesidad de una orientación filosófica y nacionalista de la educación. Entre las incorporaciones docentes de relieve figuró la del doctor Víctor Andrés Belaúnde como catedrático, que asumió el curso de Historia de la Cultura.

    Seguramente el evento más destacado de este año en el seno de la comunidad católica fue la celebración del Segundo Congreso de la Confederación Iberoamericana de Estudiantes Católicos (CIDEC), que tuvo como eje temático «La mentalidad iberoamericana, la Acción Católica y el papel de la CIDEC». Representaron a la Universidad dos estudiantes distinguidos, Juan Teófilo Ibarra y Jorge del Busto Vargas, este último elegido presidente de la CIDEC. El certamen, que marcó el significado del catolicismo dentro del esquema de enseñanza universitaria, concitó la atención de la intelectualidad peruana y, en la sesión de clausura, el discurso de orden corrió a cargo del doctor Víctor Andrés Belaúnde, cuya exposición resumió el ánimo del congreso: «La juventud católica, esperanza de América».

    Al XVII Congreso Internacional de Pax Romana —que entre agosto y septiembre se desarrolló en Roma para encarar «El rol [sic] de la Universidad en la Acción Católica»– entre los 453 delegados asistieron 20 representantes de la Universidad, a cuya cabeza figuraba el doctor Mario Alzamora Valdés.

    Al XVII Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Lima, certamen al cual la Universidad delegó su representación en los doctores Víctor Andrés Belaúnde, Alberto Hurtado y Pedro Benvenuto Murrieta, se presentaron ponencias suscritas por el P. Rubén Vargas Ugarte, S.J. y las alumnas Dunbar Temple y de la Peña. A este certamen
    científico concurrió el prestigioso historiador francés Louis Baudin, afamado por su obra sobre el Imperio Socialista de los Incas, que, a propuesta de la Facultad de Ciencias Económicas, fue incorporado como el tercer doctor honoris causa de la institución.

    Una figura internacionalmente conocida, el doctor Gregorio Marañón ocupó la tribuna en la Universidad para disertar sobre «La personalidad de Marcelino Menéndez Pelayo», polígrafo muy cercano al alma mater por su vasta labor en muchos campos del conocimiento. Por primera vez en ese año la acción de las delegaciones de difusión excedió del marco nacional para proyectarse hacia un país vecino, en esta oportunidad a Bolivia, en donde un grupo de alumnos viajó con el doctor Gabriel Seminario Helguero para exponer ante la comunidad estudiantil boliviana los rasgos distintivos de la Universidad Católica

    Con ocasión del tercer centenario del tránsito de Fray Martín de Porras, la Revista insertó artículos especiales en los números de ese año.

    El año lectivo 1940 se abrió con una lección magistral del catedrático doctor Mario Alzamora Valdés, que versó sobre «La misión de la Universidad». El volumen total de alumnos matriculados ascendió a 2,239.

    Cuando la Universidad tenía listo un proyecto de Reglamento Interno, su aplicación quedó diferida hasta la promulgación por el ejecutivo de una nueva ley orgánica de enseñanza que dejaba entrever una línea adversa a la Universidad Católica. El texto de la norma desconocía los precedentes legislativos que desde la fundación, en 1917, reconocían la categoría de entidad autónoma de esta, y sometía el régimen pedagógico, los planes de estudio, programas y régimen de grados a la autoridad de la Universidad de San Marcos. Afortunadamente, gracias a oportunas reflexiones formuladas a quienes intervenían en la elaboración de la ley, pudo conjurar la amenaza, excepto por determinadas cortapisas: se limitó el número de alumnos para el primer año de la Facultad de Derecho y se estableció que, en adelante, el examen de ingreso a la Sección Superior de la Facultad de Ciencias Comerciales se rendiría ante un jurado oficial del Estado, aunque en la propia Universidad. También se añadió la prescripción de someter los planes de estudio a los patrones nacionales que fuesen aprobados por el gobierno.

    Al efectuarse en los Estados Unidos de América el VIII Congreso Científico Americano, la Universidad acreditó, como representantes oficiales a la reunión en Washington, al doctor Alberto Hurtado y al ingeniero Alberto Álvarez Calderón. También para el segundo Congreso Eucarístico Nacional, que se celebró en Arequipa, la Universidad acudió con una importante delegación de profesores y alumnos. Al efectuarse la segunda olimpiada universitaria nuevamente la Universidad ocupó el segundo puesto.

    Al implantarse la instrucción militar en los planes de estudio de todas las Facultades y Escuelas del país, que por primera vez incluían a los alumnos universitarios de los últimos dos años de las Facultades de Letras, Derecho e Ingeniería, la Universidad conformó, con 208 alumnos, parte del Batallón Universitario.

    En el orden educativo se incorporó a la institución a la Academia de Arte Católico, y se desarrolló un ciclo especial sobre la civilización contemporánea en el que se revisaron aspectos científicos, religiosos, filosóficos, morales y políticos de particular relieve colectivo.

    El terremoto del 24 de mayo afortunadamente solo causó ligeros desperfectos de orden arquitectónico, por lo que no fue necesario suspender las clases.

    El prestigio alcanzado por la Universidad se evidenció cuando, para la Escuela de Verano abierta en los claustros sanmarquinos, se recabó la colaboración de docentes de la Universidad Católica: el doctor Víctor Andrés Belaúnde, el P. Rubén Vargas Ugarte, S.J., S.J., el doctor José Jiménez Borja y el doctor Pedro Benvenuto Murrita, que se encargaron de cursos de sus especialidades. El año académico de 1941 se inició con la lección magistral confiada al doctor Ismael Bielich, que abordó «El concepto cristiano de la propiedad». El alumnado registró un ligero incremento, llegando a totalizar 2,320 educandos.
     
    drais, 26 Ago 2011

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    El 1° de abril se promulgó la Ley Orgánica de Educación. De acuerdo con ella, la Universidad quedó autorizada para otorgar sus propios diplomas con el refrendo del Ministro de Educación; para satisfacción de nuestra Alma Mater, la norma dictada por el Poder Ejecutivo no cortaba ni disminuía el valor de los estudios impartidos en la Universidad Católica, sino que, por el contrario, la titulación expedida por la Universidad Católica adquiría pleno valor oficial. Las tesis de grado debían ser sustentadas en público ante un jurado presidido por un delegado del Ministerio de Educación y, desde luego, compuesto por cuatro catedrático designados por el Decano de la respectiva Facultad.

    Se realizó un ciclo de cinco conferencias organizado por la Acción Católica Peruana. En la Asamblea del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, la Universidad se hizo representar por cuatro delegados.

    Entre los conferencistas extranjeros cabe destacar la personalidad del literato español José María Pemán, que expuso «El pensamiento católico y la crisis de la cultura». La Revista, al conmemorarse el quincuagésimo aniversario de la Encíclica de León XIII Rerum Novarum, dedicó un número especial a esta.


    En este año merecen subrayarse dos hechos significativos: por primera vez en el discurso-memoria sustentado por el rector al clausurarse el curso —ya en vísperas de las bodas de plata de la institución— se dedicó un párrafo especial a la agobiante falta de recursos que limitaba en forma acusada el deseo de incrementar el campo de actividad y, de otro lado, se destacó la incorporación al cuerpo docente de nuevos y valiosos elementos egresados de la Universidad, como el doctor José Dammert Bellido, que asumió la cátedra de Derecho Romano, el doctor César Toledo, el P. Fidel Tubino, entre otros. No puede omitirse que en la ceremonia de clausura el Presidente de la República, señor doctor Manuel Prado, manifestó que «Compenetrando con los anhelos de catedráticos y alumnos, expreso mi beneplácito por el éxito obtenido por esta Universidad gracias al decidido y abnegado empeño de sus autoridades y su docencia […]».

    Al celebrarse el cuarto centenario de la muerte de Francisco Pizarro cupo a dos catedráticos de prestigio en el tema, el P. Rubén Vargas Ugarte, S.J. y Raúl Porras Barrenechea, asumir un papel relevante: el primero tuvo a su cargo la oración panegírica en las honras fúnebres oficiadas en la Catedral por el alma del fundador de las ciudades en el Perú, y el segundo, cuya versación era notoria, pronunció el discurso de orden en la ceremonia organizada por la Academia Peruana de la Lengua correspondiente de la Española. Con ocasión del mismo centenario, España envió una delegación, uno de cuyos integrantes, Juan de Contreras, marqués de Lozoya, ocupó la tribuna institucional para exponer sus reflexiones sobre la teoría del barroco.

    El año 1942, jubilar para la institución por recordarse sus veinticinco años de ejemplar existencia, se consagró a rendir homenaje a su breve pero fructífera historia y subrayar la esperanza en el futuro de ella.

    Como testimonio de la filial adhesión de la Universidad a la figura del Sumo Pontífice, se dedicó un editorial de la Revista al jubileo episcopal de Pío XII.

    Las fiestas jubilares de la institución se iniciaron el 21 de junio con una misa de comunión y en el número de la Revista correspondiente al bimestre septiembre-octubre, un editorial hizo hincapié sobre el excepcional significado de la fecha y el mérito del P. Jorge Dintilhac en mantener una acción infatigable para el desarrollo en los primeros veinticinco años de existencia de un plantel de estudios superiores. Las bodas de plata de la Universidad Católica brindaron ocasión para una celebración académica sin precedentes en el Perú, con la adhesión de las instituciones de cultura superior del país y de las universidades católicas de Chile, Estados Unidos de América y otras naciones.

    El timbre de honor en la celebración lo constituyó la erección de la Universidad en Pontificia, que implicaba un compromiso mayor para seguir laborando en el servicio de Dios, de la Patria y de la Cultura. Con este motivo, el claustro docente y el alumnado, junto con los ex alumnos, el Nuncio Apostólico, el Arzobispo Primado, el Ministro de Educación y otras autoridades, ofrecieron un agasajo al P. Jorge Dintilhac, oportunidad en la que el doctor José de la Riva-Agüero llevó la voz colectiva.

    Asumió el decanato de la Facultad de Derecho el doctor Víctor Andrés Belaúnde, que, asimismo, sustentó una conferencia sobre «El estado de derecho en la formación del Perú», e inauguró un ciclo organizado por la misma Facultad.

    Fuente: Historia fotográfica
    El camino a los 90 años
     
    drais, 26 Ago 2011

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    Maestros centinelacazador y Drais, ¿podrían sintetizar lo que quieren decir al copiar y pegar tan extensos textos? Creo que sería suficiente con colocar los links respectivos y añadir un comentario de su propia autoría.

    Saludos.
     
    Christmas, 26 Ago 2011

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    De ahora en adelante la PUCP, sera la Primera Universidad Caviar de Perú. Ya está. Así se evitan cumplir con sus obligaciones con la iglesia (que las tienen aunque no las quieran reconocer....)
    No quieran hacer con Riva Agüero, lo que hace la Villarán, que ha vendido los 3 inmuebles que por 200 años, y respetando el deseo de su propietario original, sirvió para que, mediante su alquiler, se beneficiara la beneficencia, y ahora, bajo los nuevos aires socialistas, que no creen en la propiedad privada, ni en el deseo de un muerto, las venden ya. Mi consejo los moribundos, con emoción social es que no dejen herencia a ninguna institución, menos a la iglesia catolica pues nunca saben que en el futuro, pueda subir un rojo, anti-propiedad privada y de hecho rabioso anticatolico que decida ensuciarse en su última voluntad y encuentre mil razones legales para hacer que su sueño, termine en cualquier cosa... con los caviares, no hay futuro. :mad:
     
    JACI2, 26 Ago 2011

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    Señores, por qué pierden su tiempo, como dice el amigo Pajaro Bravo, analizando temas legales?? Al menos que haya un abogado aquí, pero objetivo e imparcial (porque hasta ahora solo ha participado un abogado con un sesgo abismal, y encima testarudo :)). Yo personalmente no entiendo mucho, cualquiera puede tener la razón.

    Pero veamos el quid del asunto, que no es de orden legal, sino moral y político. Ya lo había hecho notar, la figura, aunque no lo quieran, es Cipriani. Se sabe muy bien que todo esto comenzó con la vehemencia del purpurado, intentando imponer en la universidad su peculiar exégesis católica, o mejor dicho los ideales del Opus Dei, que son más perversos y retrógradas. Y al ver que sus exigencias le rebotaban en su cinica cara decide entonces comenzar con esta novela. Aquí el nombre de "Pontificia" y "Catolica", la herencia de Riva Agüero y demas huevadas que sacan a colación son simples estratagemas que Cipriani aprovecha muy bien (porque weon no es) para hacerse del control de la universidad y poder salirse con la suya: imponer su credo. La amenaza no está en la administración, está en la vida academica, que como lo saben convergen toda clase de pensamientos. Lo que está en juego es la pluralidad que ha caracterizado a la PUCP. No se desgasten, amigos, analizando leguleyadas. El demonio está en Cipriani. El demonio es Cipriani.

    Aprovecho para mandar un saludo especial a los perutopistas de la tercera edad, por su día, que no son pocos. Mis más gratos parabienes!! :)
     
    Captain James E. Raynor, 26 Ago 2011

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    #93
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    Bueno, con Cipriani como gran Canciller, la PUCP por fin participará en el ADECORE ;)
     
    Puklla, 26 Ago 2011

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    #94

    drais

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    Es legal. Lo político viene de parte de las autoridades rebeldes de la PUCP. En cuanto a lo moral la actitud de las autoridades deja mucho que desear.

     
    drais, 26 Ago 2011

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    #95

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    Cipriani sobre caso PUCP: “Hay que tender puentes y dejar de lado la soberbia”

    Además, el arzobispo de Lima lamentó que los ciudadanos tengan que leer en casi todos los diarios las peleas y los líos con la Universidad Católica

    Sábado 27 de agosto de 2011 - 02:04 pm 54 comentarios

    El cardenal Juan Luis Cipriani sostuvo hoy que las autoridades de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) deben dejar de lado su “soberbia y orgullo”, a fin de tender puentes y buscar el bien de la referida casa de estudios en referencia al pedido del Vaticano para que adecúen sus estatutos a la constitución “Ex corde ecclesiae”.

    “Hay que dejar de lado soberbia, el orgullo. Hay que tender puentes, hay que buscar el bien. El país está buscando paz, está buscando un desarrollo para todos, la familia unida, cerca de Dios”, dijo en su programa de radio “Diálogos de Fe”.

    Además, el arzobispo de Lima lamentó que los ciudadanos tengan que leer en casi todos los diarios las peleas y los líos con la PUCP e indicó que “no hay derrotas ni victorias”.

    Ayer, los obispos del Perú, reunidos en asamblea general, dijeron que la Universidad Católica se debe acoger a las indicaciones hechas por la Santa Sede y restablecer las relaciones fluidas con Cipriani.

    En ese sentido, exhortó al rector Marcial Rubio y demás responsables de la institución “a restablecer la fluida relación que debe existir entre la Universidad y la Iglesia católica, de modo especial entre las autoridades de la PUCP, su Gran Canciller y la Conferencia Episcopal Peruana; al mismo tiempo que pedimos encarecidamente que no se continúe en el intento de poner a la comunidad universitaria y a la opinión pública en contra del Arzobispo de Lima”.
     
    electro, 27 Ago 2011

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    #96

    electro

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    Villarán se solidariza con la Católica
    La alcaldesa de Lima espera que la universidad resuelva su conflicto con la Iglesia. También aseguró que no extraña al expresidente Alan García.

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    La burgomaestre lamentó la situación que enfrenta a la universidad y el Vaticano. (USI)
    La alcaldesa de Lima, Susana Villarán, se refirió hoy al conflicto entre la Pontificia Universidad Católica (PUCP) y la Iglesia, que reclama el respeto de los estatutos que ordena el Vaticano y por los cuales –aseguran- el arzobispo de Lima tendría la potestad de escoger al rector, entre otras atribuciones.

    En entrevista con un diario local, la burgomaestre lamentó esa situación. “Me solidarizo con la Universidad Católica. Tenemos convenios de la municipalidad con esa casa de estudios, y espero que se cumplan”, mencionó.

    Por otra parte, sostuvo que “no extraña” al expresidente Alan García como “vecino” en la Plaza de Armas, aunque negó que hubiese existido una enemistad entre ambos.

    “No lo extraño, pero nunca tuve animadversión con él. Siempre tuvo un trato cordial y yo también. Pero pudo ser mucho más provechosa la relación para Lima”, agregó, lamentando que no se trabajó de forma más cercana.
     
    electro, 27 Ago 2011

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    #97

    cazadordedemonios

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    Puse los textos para que se pueda tener una mejor visión del tema, la Universidad Católica recién en 1942 a sus 25 años el Papa Pio XII le da el título de Pontificia, el Vaticano no ha creado la Universidad Católica. El artículo 9° del Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú Concordato Peru- Vaticano señala que "Las Ordenes y Congregaciones Religiosas y los Institutos Seculares podrán organizarse como Asociaciones, conforme al Código Civil Peruano, respetándose su régimen canónico interno". El artículo 18° de la Constitución Política del Perú indica que "La universidad es la comunidad de profesores, alumnos y graduados. Participan en ella los representantes de los promotores, de acuerdo a ley. Cada universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico, administrativo y económico. Las universidades se rigen por sus propios estatutos en el marco de la Constitución y de las leyes". Asímismo, el artículo 138° de la Constitución dice "La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes. En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la primera. Igualmente, prefieren la norma legal sobre toda otra norma de rango inferior". Hoy aparece en el Diario El Comercio la entrevista al Dr. Marcial Rubio Correo Rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, que será objeto de más de un comentario seguro.

     
    cazadordedemonios, 28 Ago 2011

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    #98

    cazadordedemonios

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    Marcial Rubio Correa:

    Marcial Rubio Correa: “Para el Vaticano soy un rector de facto”

    Autoridad de la PUCP opinó que el fallo del TC sobre el legado de Riva Agüero fue arbitrario y sesgado a favor del cardenal Cipriani

    Domingo 28 de agosto de 2011 - 08:10 am

    MILAGROS LEIVA GÁLVEZ

    ¿El cardenal Cipriani y usted están en un túnel sin salida? La solución es la Asamblea Universitaria que habrá el 23 de setiembre próximo, en la cual se verá la propuesta de modificación del estatuto. Si se aprueba la reforma, tendrá que haber una nueva elección, porque yo he sido elegido de otra manera.
    ¿Si no se aprueba?
    Se tendrán que conversar algunas cosas con el Vaticano.
    ¿Con qué puntos del pedido de modificación no está de acuerdo?
    La discrepancia abierta está en el tema de la elección del rector. Nosotros consideramos el acuerdo internacional suscrito entre el Estado Peruano y la Santa Sede y en base a ello nos regimos por la legislación nacional que dice que la Asamblea Universitaria elige al rector. Desde el 72 hasta el 99 hemos tenido seis rectores elegidos y el Vaticano confirmó. Eso se repitió hasta el 2004. Mi antecesor y yo no hemos sido confirmados.
    ¿Usted no está confirmado por el vaticano?
    No, ni oficial ni extraoficial.
    ¿Es un rector de facto?
    Para el Vaticano, yo soy un rector de facto.
    En el 2009 ustedes ponen en consideración del Vaticano las reformas del estatuto y ellos les envían una serie de modificaciones que ahora no quieren aceptar…
    No es exacto. El estatuto dice que para efectos de la legislación canónica el estatuto de la universidad debe ser remitido al Vaticano para su aprobación. Por eso lo sometimos. Y lo que sostenemos es que el estatuto cumple con el “Ex Corde Ecclesiae”. [El “Ex Corde Ecclesiae” es la constitución apostólica de Juan Pablo II sobre las universidades católicas.]
    ¿Y qué hacemos con el derecho del episcopado peruano? Se supone que la autoridad debe ser ejercida por el gran canciller y este (según las modificaciones enviadas) debe elegir al rector.
    Los derechos del episcopado están contenidos en el estatuto de la universidad, hay cinco representantes del episcopado en la Asamblea Universitaria, un miembro del consejo nombrado por el gran canciller, eso es lo que se aprobó en 1984.
    ¿Reconoce al gran canciller?
    Lo hemos reconocido con una ceremonia expresa en 1999 y nuestro estatuto, que data de 1984, tiene un artículo en el que se explican sus atribuciones. La constitución “Ex Corde Ecclesiae” es de 1991, nosotros hicimos unas reformas que fueron aceptadas por el cardenal Augusto Vargas Alzamora en 1997. Él dijo que estaba de acuerdo, lo llevó al Vaticano a pedir su aprobación. En el 2009 me llama el nuncio, ya era rector y me dice: ¿Cómo arreglamos el problema del estatuto?
    ¿No lo arregló Vargas Alzamora?
    Dejó todo, pero no lo aprobaron.
    Entonces no estaba aprobado.
    No, pero eso no quiere decir que Vargas Alzamora no lo hubiera aprobado.
    Ya no lo sabemos, está muerto.
    No, yo lo sé, en la congregación pueden asegurar que él lo entregó en 1997, yo lo acompañé. En enero de 1999 Cipriani es nombrado arzobispo y viene una serie de conversaciones a lo largo de los años, en el 2009 es cuando me llama el nuncio. Yo le digo: “No sé qué hacer porque creo que el estatuto está de acuerdo con el ‘Ex Corde Ecclesiae’” y él me dice que lo mande al Vaticano, pero antes me sugiere que le pida opinión al gran canciller. Le envié la carta al cardenal Cipriani, de cinco páginas, y se produce un hiato hasta junio del 2010. Recién en ese mes me contesta.
    ¿Y por qué no fue a buscarlo antes en busca de una respuesta?
    Mientras me diga ladrón yo no hablo con él, tengo mi propia estima y no trato con la gente que me insulta. Él me ha dicho ladrón y súcubo y varias otras cosas. Ha dicho que esto es una repartija entre pocos.
    ¿En esa época lo insultaba así?
    No, estamos hablando del 2011.
    A lo que voy es: por qué no fue a buscarlo si no le contesta…
    Yo esperaba que me conteste, no voy a tocarle la puerta…
    Era algo importante, el estatuto de la universidad.
    Está bien, pero no tengo por qué tocarle el timbre para decirle atiéndeme. Él tiene la carta. La gente decente contesta o dice espérate un poquito o te pide conversar. En julio del 2010 recibí la carta del cardenal y me pedía mantenerla en reserva.
    ¿Qué decía?
    Era una respuesta al pedido de opinión sobre el estatuto y me decía que no estaba de acuerdo con los artículos sobre las atribuciones del gran canciller. En diciembre del 2010 he preguntado qué pasa, me han dicho que estudiarán el estatuto y que aplicarían reformas para adecuarlo al “Ex Corde Ecclesiae”. Esa es la carta que ha llegado.
    El rocón en el zapato es que ustedes no aceptan que el gran canciller escoja al rector de una propuesta de tres candidatos.
    Yo no soy el comandante, los miembros de la asamblea no son 78 carneritos llevados por el rector, así no son las cosas. Mi opinión personal es que yo no estoy de acuerdo en que el rector sea elegido por el gran canciller por tres razones: 1. No confío en el cardenal Cipriani y no lo voy a esconder, no creo que sea la persona que pueda elegir al mejor rector para la Universidad Católica. Así pienso yo y puedo estar equivocado. 2. Hay un acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Peruano que dice que la Universidad Católica se rige por la ley peruana. 3. La ley peruana dice que el rector es elegido por la asamblea.
    Pero el estatuto está subordinado a la Iglesia, si no quiere eso, tiene que dejar de ser católica…
    Es probable. Sobre todo tiene que dejar de ser pontificia. Hay un Código de Derecho Canónico que expresa que cuando una universidad es católica, primero el obispo debe autorizarla.
    ¿Me puede explicar porqué no confía en el cardenal Cipriani?
    ¿Alguna vez ha dicho algo bueno de la Universidad Católica? Nada es bueno. No desconfío de él como persona, le tengo respeto como a todos, pero en el puesto que ocupa no es la persona adecuada para elegir al rector.
    ¿Si no fuera Cipriani el gran canciller, estaría de acuerdo?
    La historia de lo que podría ser es una fábula. Yo pienso en situaciones concretas, la Universidad Católica tiene relaciones muy tensas y muy injustas con el cardenal. Todavía le quedan siete años y cinco meses como obispo.
    Pero le piden que sea el gran canciller quien elija al rector.
    Están pidiendo no exigiendo. ¿Dónde dice la palabra exijo? Eso solo lo dice el cardenal Cipriani. En todo el documento no se usa la palabra indiscutible e indispensable. Quiero saber si la modificación es indispensable o se puede conversar.
    Entonces irá al Vaticano
    Iría, pero el Vaticano se comunica con la universidad a través del obispo o del nuncio.
    Está atrapado sin salida…
    Asumes que estamos atrapados, pero no te das cuenta del acuerdo internacional entre la Santa Sede y el Estado Peruano.
    Lo que leo es que la Santa Sede le pide modificaciones.
    Entonces es la Santa Sede contra la Santa Sede. El Ex Corde Ecclesiae no me exige que el gran canciller nombre al rector, ni una sola letra. El acuerdo dice que me rijo con la ley peruana. ¿Entonces, por qué me exigen que el gran canciller elija al rector?
    Pero el “Ex Corde Ecclesiae” dice que todas las normas de una universidad católica se basan en el derecho canónico y este dice que el obispo tiene que reconocer a la autoridad…
    Tú lo has dicho, reconocer pero no elegir…
    Justamente por eso usted no está reconocido.
    Ya pues, pero cuando acabes de preguntarme te contesto. Ahora, hay un diálogo roto propiciado por el cardenal, el que habla en los periódicos, el que suelta a su abogado Amprimo es el cardenal Cipriani. ¿Quién comenzó el pleito? No fuimos nosotros.
    Ustedes acudieron al TC.
    No… pero estamos hablando de esta semana. Quien comienza con el altavoz es siempre el cardenal. Si las cosas se discutieran de manera seria y sin presiones ya hubiéramos arreglado esto.
    ¿La culpa es de Cipriani?
    Tengo la impresión de que en este conflicto una parte muy importante de la responsabilidad en cómo es el conflicto y cuán grave es del cardenal Cipriani.
    ¿Y cuál es su culpa?
    Yo no tengo culpa en este pleito, ninguna culpa, en primer lugar yo soy rector hace dos años y este pleito tiene doce.
    Pero en este momento…
    ¿Qué culpa tengo? ¿Qué culpa tengo?
    Se lo estoy preguntando como autoridad. Usted ama a su universidad, pero nunca llama al cardenal para tratar de arreglar.
    Pero fui a buscar al nuncio.
    ¿Pero por qué no al cardenal? ¿O esto es una lucha de dos egos?
    No soy una persona para juzgar si tengo ego o no, tampoco le corresponde a mi humildad.
    Pero culpas usted no tiene…
    No he dicho eso, lo que digo es que la gran culpa en todo este conflicto es del gran canciller.
    Lo que estamos viendo los peruanos es un lío impresionante de adultos que son incapaces de sentarse a conversar.
    Para que un conflicto se solucione tienen que estar dispuestos a conversar los dos. Yo estuve dispuesto y lo saben cuatro personas. No me importa si no me crees. Yo sí estuve dispuesto. El que nunca estuvo dispuesto fue Cipriani.
    ¿Llamó al cardenal para decirle: “Mejor conversemos”?
    ¿Por qué tengo que llamar a Cipriani? Esa es tu opinión.
    Yo no tengo vela en este entierro, pero aprendí que para solucionar un conflicto una de las partes tiene que dar el primer paso.
    ¿Por qué tengo que llamarlo yo? Estás extrapolando un tema concreto del 2009.
    No, doctor Rubio, estoy pensando en el ahora, ¿por qué no ceder?
    ¿Pero quién empezó primero? El cardenal tiene la culpa de que todo esto sea un escándalo. Cuando alguien quiere extrapolar las cosas las saca en un medio público y hace las cosas imposible.
    Pero cuando una persona quiere por sobre todas las cosas a su universidad, pese a lo que crea del cardenal, hace un intento por solucionar. Es un lío de callejón.
    Es tu opinión, pero es imposible con el cardenal. Él dice que solo está dispuesto a conversar de que el Tribunal Constitucional ya resolvió el asunto. El TC no falló a favor del arzobispado, dice infundada la demanda de protección y autonomía de la Universidad Católica.
    Es lo mismo, ustedes pidieron algo y no les dieron la razón.
    En un amparo nunca manda el demandado, no se le da el derecho, no es cierto que ganó el arzobispo, eso es lo que utiliza para decir lo que está zanjado. Es una injusticia que con esa sentencia se pretenda aplicar como si fuera jurídicamente correcta la junta administradora a todos los bienes de la universidad. Se trata de la herencia. Esos bienes eran de 1944 y el cardenal ha inscrito todos los bienes, los del 44, los del 60, del 70 y 80, cuando Riva Agüero ya estaba muerto. ¿Y me pides que renuncie y me ponga a conversar? No converso mientras exista esta injusticia.
    ¿Entonces usted no cree en la parábola de los talentos? Bajo su perspectiva la herencia de Riva Agüero se debió enterrar en la tierra y punto.
    Estás pensando más como el cardenal que como yo y no me estás entrevistando sino que me estás dando una opinión cercana al cardenal.
    ¿Perdón? Doctor Rubio, solo intento ser objetiva.
    Bueno eso es lo que tú crees.
    Discúlpeme, pero yo no le voy a hacer una entrevista cómoda.
    Eso no pretendo. Tú debes preguntar y yo responder… Mientras la sentencia del TC esté inscrita en los bienes de la universidad y no en la herencia no conversaré porque tengo 30 toneladas encima, eso no es justo. Como rector no puedo conversar mientras tengo la bota puesta en la universidad. A ti te puede parecer bien o mal.
    Yo no soy juez, yo solo pregunto. Entonces, si usted como empresario me da diez millones de dólares para trabajarlos y los convierto en cien millones, ¿no me va a reclamar nada de los noventa?
    No, porque es propiedad tuya y fruto de tu trabajo. Ellos dicen que hubo el fundo Pando, que eso se urbanizó y que eso es parte de la herencia. Eso no tiene pies ni cabeza, porque eso fue trabajo y capital.
    ¿Pero de donde salió la tierra?
    Claro, la tierra salió de la herencia, pero no la urbanización. Lo construido partió de mi trabajo y de mi capital. De la plata que pagan los alumnos y que reinvertimos.
    ¿Quién es el dueño de la Universidad Católica?
    Los estudiantes, graduados, profesores, según el artículo 18 de la Constitución. La Iglesia Católica no es propietaria. Lo que está escrito en los registros de Sunarp es lo que vale.
     
    cazadordedemonios, 28 Ago 2011

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    #99

    drais

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    En un post anterior titulado "¿Qué es una universidad católica?" explicaba que una universidad católica no es exclusivamente aquella fundada por la autoridad eclesiástica, sino por una persona vínculada por el derecho canónico a la Iglesia. Es es el caso de la PUCP. Otro detalle que se obvia es el hecho que se quiere retraer la condición jurídica de la PUCP adquirida en los años 40s a 1917, cuando regía el C.C de 1852.



     
    drais, 28 Ago 2011

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