Crónicas del Placer ¡Qué linda es la selva!

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Esta es una historia que me sucedió un tiempo antes de la pandemia, más o menos un año o un poco más antes.
Antes he contado mi historia con tres señoritas a las que quise mucho: Jenni, Alondra y Mariana. Si gustan pueden revisar lo que conté. Las tres fueron muy especiales para mí y las recuerdo con cariño.

Esta historia es antes de que conociera a Mariana y un mucho tiempo después de que dejé de ver a Alondra, no fue con una kine ni con una masajista, eso lo hace más alucinante.

Como en mis otras historias, voy a cambiar el orden de varios eventos, y voy a cambiar algunos detalles de los eventos para que guardar la privacidad de los involucrados.

Desde ya, las señoritas a las que voy a mencionar no son kines, les agradeceré que no me pidan datos de ellas pues no los voy a compartir por ningún motivo.

Primera Parte
En aquel tiempo estaba trabajando en una consultora que prestaba servicios a otras empresas, yo me encargaba de brindar algunos de esos servicios y normalmente no me movía de Lima. Los servicios se brindaban a empresas de todo el país, fue así que en cierto momento tuvimos un cliente en Pucallpa. El cliente era muy bueno, muy amable y sabía su tema, así que era un trabajo agradable. En cierto momento nos contrató por un tema más complejo y nos pidió ir para allá, se hicieron las coordinaciones y finalmente me enviaron para Pucallpa.

La verdad es que no quería ir, era para estar por allá por dos semanas completas y si se concretaba un servicio más, podía quedarme una o dos semanas más. Pero era trabajo y no lo iba a desperdiciar. Así fui y llegué a Pucallpa un domingo, me recibieron dos personas de la empresa que ese día me llevaron a mi hotel, que iba a ser mi casa por dos semanas por lo menos, fuimos a comer y a conocer algunos lugares por ahí.

El lunes fui a trabajar. En verdad que si no estás acostumbrado al calor, es una verdadera molestia. Esa primera semana fue muy buena. Estaba gratamente sorprendido del orden que tenía la empresa y pude hacer mi trabajo sin problemas, de hecho completé casi el 80% del trabajo en los primeros 4 días, para el jueves habíamos avanzado bastante y el cliente estaba feliz. Toda esa semana me centré en trabajar y pasear un poco. El viernes salí con algunas personas de la empresa cliente y empezó mi historia.

Fuimos a tomar unos tragos, me cuidé bastante de no emborracharme. Luego fuimos a una discoteca. Había salido con dos patas y una chica del trabajo. La pasamos bien pero de una manera muy sana, bailando, conversando y tomando. Como éramos 3 varones, en cierto momento uno de ellos bailaba con nuestra amiga y el otro me dijo vamos a sacar a bailar a unas chicas, así que buscamos y encontramos a un grupo de chicas que estaba por ahí, nos acercamos y bailamos con dos de ellas, resultaba que ellas eran 5 chicas, así que nos juntamos todos en plan tranquilo. A cierta hora las tres personas del trabajo se fueron y dos de las chicas del grupo también. Me quedé solo con tres de ellas.

Una de las chicas es mi musa de esta historia, la llamaré Rubí. De todas ellas fue la que más me agradó porque era conversadora y tenía una sonrisa muy bonita y contagiosa. Rubí es delgada, piel canela (típica de la selva), carita alargada con ojos chinitos (también típico de la selva), pelo largo y lacio. Estuve conversando y bailando con las tres chicas hasta que se tuvieron que ir. Eran cerca de las 3 de la mañana, creo, así que decidí acompañarlas a sus casas a todas, contraté una mototaxi que nos llevó. Dejamos a las dos amigas de Rubí primero y al final la dejé a ella en su casa, al llegar me quedé conversando con ella un buen rato más. Al final nos despedimos y entró a su casa, pero antes me dijo que si tenía tiempo podíamos ir a almorzar al día siguiente, así que quedamos así, me dio su número y quedé en llamarla. Aquel viernes no pasó nada, pero tampoco lo estaba buscando, eso sí, Rubí me cayó muy bien.

El sábado la llamé, nos encontramos y fuimos a almorzar, luego me llevó a algunos sitios a conocer. Estuvimos juntos toda la tarde y parte de la noche. A eso de las 8 me dijo que se tenía que ir a encontrarse con unos amigos, entendí que hasta ahí quedaba yo, así que me despedí de ella, pero hice un primer movimiento, me acerqué y le robé un piquito. Me dijo que de repente me llamaba más tarde.

Me fui a recorrer algunos sitios en los que ya había estado y a buscar un sitio donde comer. Luego pensé en ir a tomar algo, así que volví a uno de los locales donde estuve el día anterior. Pensé en visitar a alguna kine, pero al final me desanimé. Eran como las 10, ya me estaba yendo a mi hotel, y me llamó Rubí, me dijo que le dijera a la moto que me lleve a un local y así lo hice. Llegué y la encontré con unas amigas, dos de ellas estuvieron con nosotros el día anterior. Estuve con ellas un buen rato, tomamos unos tragos, conversamos un montón, a cierta hora quedaron en irse a algún lugar, Rubí se quedó conmigo y nos fuimos a otro local, a bailar porque le encantaba bailar y al final... la llevé a su casa... no pasó nada tampoco, pero para ser sincero tampoco lo estaba buscando.

El domingo todo fue normal, ella me llamó en la tarde para vernos, fui a buscarla, paseamos, comimos unos postres, conversamos un montón, nos dio la noche, le dije para cenar, fuimos a comer algo y tomamos unos traguitos. Ya le había dado unos piquitos y un par de buenos besos, esta vez, me imaginé que iba a ser igual, es decir que la iba a llevar a su casa y nada más, pero esta vez me dijo "¿a dónde vamos?", a lo que respondí "bueno, ya es tarde y mañana sí tengo que trabajar, así que en un rato ya me tengo que ir al hotel", "te acompaño", me dijo. Yo no me hacía ilusiones y me imaginaba que al llegar al hotel se iba a despedir y se iba a ir a su casa, pero al llegar al hotel, se bajó de la moto y me dijo que el hotel era bonito, "¿quieres entrar?" le dije y me respondí "ya pues", así que entramos.

Entramos al hotel, el encargado me dijo que no estaba permitido entrar a la habitación con alguien que no estaba registrado, así que fuimos a los salones a tomar unos traguitos más y unos piqueos. Al final fui donde el encargado y le di su propina para que me dejara subir con Rubí, así que la llevé a mi habitación, pedí unos traguitos más.

Entramos, ella fue al baño, luego se sentó en la cama, conversamos y tomamos los traguitos, ella se soltaba cada vez más, jugaba con su pelo, hablaba conmigo, se reía bastante, me contaba un montón de cosas que le habían pasado, me pidió que le contara ciertas cosas, y cuando yo estaba hablando, se quitó el top que tenía puesto, por fin le vi sus preciosas tetitas, como era delgada, sus tetitas eran pequeñas, sus pezones eran pequeños, no podía dejar de mirarlos. Me dijo, "pero cuéntame pues", así que seguí contándole lo que me había preguntado, en eso se paró de la cama y se quitó el short, mostrando un hilo criminal que tenía puesto. Sus piernas eran delgaditas pero suaves, y tenía un trasero muy bien formado, la verdad es que era una chica bonita.

Me quedé callado, se acercó a mí y esta vez sí me dio un señor chape, acabé recontra emocionado, así que no aguanté y la llevé a la cama. La besé por todas partes, ella también lo hizo conmigo, entonces bajó y empezó a jugar con mi muchacho, lo lamía, lo besaba y en cierto momento lo engulló con ganas. ¡Qué rico mamaba! Era una experta y me encantó lo que hizo. Luego se puso encima y rozó su conchita con mi muchacho una y otra vez, luego lo volvió a engullir y jugar con él. Hice lo mismo, la empecé a besar por todas partes y al final me dejé llevar y me comí esa conchita preciosa y se notaba que le gustaba, se movía como loca, pero en mi cabeza estaba que la única cajita de condones que había llevado la tenía en el cajón y que no sabía como aguantar hasta sacarlo. Ella me jaló y me puso en su encima mientras con su mano jugaba con el muchacho y lo rozaba con su conchita, me estaba costando mucho aguantar las ganas de clavársela en ese momento, pero lo hice, saqué el bendito condón, me lo puse a la volada mientras ella se puso en 4 y le di de alma.

Probamos un montón de poses, perrito, cowgirl, cowgirl inverso, donde se le veía su precioso culito. Se notaba que le gustaba que la viera y la tocara, días después me confesó que le gustaba que la tocaran y sentirse deseada. Lo hicimos dos veces esa noche. Fue una delicia, la chica me gustaba un montón.

Después de las faenas, estaba muy preocupado porque ya era tarde, lo que me parecía increíble es que nadie de su casa la había llamado. Así que después de darnos una ducha juntos donde me la levanté de nuevo, la llevé a su casa. Nos despedimos, pero me costó irme.

En el trabajo, como el servicio original se cubrió en menos de una semana, la empresa contrató el otros servicios que me obligaron a quedarme por Pucallpa casi un mes entero. Pero valió la pena, no solo por Rubí sino porque recibí un buen bono por mi trabajo.

No fue la última vez que estuve con Rubí, estuve con ella casi todo el mes que estuve ahí y fue increíble porque ella era más movida de lo que jamás me hubiera imaginado. Pero eso lo contaré en una segunda parte.

 

Prosiga cofra

 

Segunda Parte

Aquella segunda semana de trabajo fue totalmente diferente y mucho más agradable gracias a Rubí.

Eso sí, llegar a trabajar cansado y con el calor, no era la mejor combinación, pero el trabajo se hizo en el tiempo indicado.

Rubí no era fastidiosa, me escribía algún mensaje, como un "te extraño! cuando tengas un tiempo me avisas para conversar un ratito", un par de veces le avisé y me llamaba rapidito para contarme alguna cosa o para preguntarme qué tal me iba. Almorcé con ella un par de días esa semana, pero, eso sí, todos los días la veía al salir de la chamba o después de cenar con la gente de la chamba. Nunca me puso mala cara ni me apuró, se comportaba como si fuera mi flaca oficial pero sin presiones. Debo aclarar que por aquel entonces, en Lima me encontraba solo, sin pareja, así que no había problema con Rubí.

En esa semana, recuerdo que el lunes salí de la chamba, tomé una gaseosa helada y llamé a Rubí, me moría de ganas de verla, le dije para cenar, "ya, nos vemos en tu hotel" me dijo y así lo hizo, llegué al hotel, me bañé al toque y me pasaron la voz de que ella me estaba esperando, bajé y salimos a cenar. Regresamos al toque, propina al patita de recepción, no más de unos cuantos soles, y subí con Rubí. Esta vez entramos y estábamos como locos, apenas cerré la puerta nos comíamos a besos, ella luego me bajó el pantalón y empezó con su maravillosa succión, era una delicia no solo lo que hacía sino verla hacerlo. Luego me echó en la cama y siguió jugando con mi muchacho, mientras se iba quitando toda la ropa, al toque y condón de por medio, se montó y se movió como loquita todo lo que quiso, yo estaba feliz pero sudando como pollo a la brasa, así que luego me quité todo, nos fuimos a la ducha donde ella siguió succionando y jugamos un buen rato. Hasta ese momento, si se han dado cuenta, en mi cabeza la palabra "condón" siempre estaba presente y es un detalle importante para lo que pasó al día siguiente.

El martes, la llamé en la mañana y quedamos en almorzar. Fui con ella y le conté que en la noche saliendo con la gente de la chamba iba a cenar con los jefes de la empresa y luego seguro que íbamos a tomar algo. Me preguntó si nos veríamos y ahí me dijo la primera frase que me dejó impresionado, esto fue más o menos lo que me dijo. "pero, nos vemos hoy? tienes que decirme para ver si me tomo mi pastilla"... yo pensé "qué ha dicho?", luego pregunté "qué pastilla?"... respondió "la anticonceptiva pues!!! tengo que prevenir o quieres ser papá? jajaja"... mi cerebro explotó... lo dijo con tanta naturalidad, hasta su risa fue muy natural... mi linda Rubí tomaba anticonceptivas... me comentó que con su anterior pareja empezó a tomarlas y les fue bien porque nunca salió embarazada, así que cuando me conoció, le caí bien, luego le gusté y sabiendo que iba a estar poco tiempo por ahí, empezó a tomarlas de nuevo. Como ella no era kine, el hecho de que tomara la pastilla me dio cierta confianza.

Ese martes, cumplí con mi trabajo, salí con la gente de la empresa, la pasamos bien. A eso de las 9:30 la mayoría se habían ido y el jefe del área donde trabajaba, me jaló al hotel, al quedarme solo, llamé a Rubí, pensé que me iba a decir que sería para el otro día, pero me contestó del mejor humor del mundo "ya estás libre? Quieres que nos veamos", "claro" le dije, "ya dame un ratito y te busco en el hotel", "no, te recojo mejor", "bueno, si quieres, ven". Fui a su casa, apenas bajé de la moto, ella salió, y me dijo que no me bajara, subió a la moto y regresamos al hotel. "Qué lindo que me recojas" me dijo.

Esa noche todo fue un poco más tranquilo. Llegamos a la habitación, tomamos unos tragos, como siempre ella se desnudó, esta vez me dijo que quería que la viera un rato así, me hizo un mini show tocándose y acariciándose hasta que me jaló encima de ella, como antes yo estaba encima de ella y jugó con mi muchacho con sus manos y rozándolo en su bella vagina, pero esta vez lo de las pastillas lo había cambiado todo, me sentía con cierta confianza así que me arriesgué. Fue una delicia, ahora sí lo hicimos en toda la habitación, el segundo polvo fue en la ducha y después ella siguió jugando con mi muchacho pero yo estaba preocupado por la hora, eran cerca de las 2 de la mañana, me dio sueño y a ella también, sin darme cuenta nos quedamos dormidos y al despertar eran más de las 3 de la mañana. Me desperté preocupado porque tenía que llevarla a su casa, la desperté y me dijo la segunda frase que me dejó impresionado "ya, normal, mañana me voy, ven duerme conmigo" y se quedó conmigo hasta el día siguiente.

Obviamente, el miércoles me desperté y tenía a esa belleza desnuda a mi lado, así que procedimos con el mañanero correspondiente... una delicia, ahora lo hicimos un muy buen rato en perrito y ella, que gemía riquísimo, lanzó grititos y se movía más hasta que me hizo terminar. Yo estaba feliz y me fui a trabajar feliz.

La vi toda la semana. Se quedó a dormir un día más esa semana. El miércoles me confirmaron que se había cerrado el contrato por los dos servicios adicionales así que teníamos dos opciones o irme y regresar un mes después o quedarme por allá casi un mes. Lo pensé mucho, en verdad no quería irme por Rubí, pero al regresar ella iba a estar ahí también, pero habían otras razones laborales y personales que hicieron difícil que me fuera y regresara, así que me quedé casi un mes por allá. Le conté a Rubí y se puso feliz, esa noche repetimos el plato, dos polvos más, Rubí era un sueño. Conversando, me dijo "pero te vas a quedar sin ropa limpia", "sí pues, supongo que pagaré para que el hotel me lave y planche la ropa", "no, yo te la lavo, dame lo que quieras que lave y lo llevo hoy mismo", así lo hice, al día siguiente llevo mi ropa lavadita y planchadita al hotel en la noche, hasta eso hizo por mí. Esa noche, jueves, me preguntó "y vas a quedarte aquí siempre", le dije que sí, así había quedado con la empresa, "si quieres vengo y me quedo contigo" me dijo... y otra vez mi cabeza explotó... coordiné con el hotel, pagué la diferencia y a partir del día siguiente, Rubí se quedó conmigo en la habitación.

De una semana a otra había cambiado por completo mi estancia en Pucallpa. La verdad es que no sabía como reaccionar. Se lo comenté a un pata y él me contó que en la selva habían chicas que eran así, que me fijara si era mayor de edad porque sabía de casos que se le habían hecho a otras personas, pero yo había confirmado que Rubí era mayor de edad, era menor que yo pero era mayor de edad confirmado, vivía con su mamá y una hermana en su casa. Por las cosas que me contó, entendía algunas cosas de su personalidad, pero igual me impresionaba como era conmigo. Días después me contaría que hizo todo eso porque yo le gustaba y porque sabía que luego me iría, así que quiso vivir todo rápido.

Se acercaba el fin de semana, no sabía las sorpresas que Rubí me iba a dar esos días, así que eso lo dejo para una tercera parte.

 

Uff que buen relato cofra!

 

Tercera Parte
Aquel viernes por la mañana Rubí llegó al hotel con una maletita y su llave, se instaló en mi habitación y me llamó para avisarme que ya estaba ahí, que le avisara cuando iba a la habitación para que me espere como a mí me gustaba. Sinceramente era agradable saber que ella estaría ahí. Mientras, en el trabajo, las cosas iban bien, con algunas complicaciones pero nada fuera de lo normal, eso sí, a veces me costaba un poco concentrarme. Ese viernes, me dijeron para salir todos juntos, me dijeron que llevara a Rubí, así que le avisé y ella se arregló mucho para salir, opacaba a las otras chicas... y yo feliz.

En esos días lo hicimos hasta el cansancio, todos los días. Si la veían por la calle iban a pensar que es una chica tranquila porque se le veía así, pero cuando estábamos solos se desataba, era una loquita. Le encantaba cambiar de poses, creo que es la chica con la que más poses he probado, algunas eran bastante físicas, pero a ella le encantaban. Le gustaba mucho hacerlo parados y cambiaba de poses cada vez que estábamos de pie. También le encantaba el sexo oral, tanto hacerlo como recibirlo. Eso sí, nunca hicimos un anal, a ella le daba miedo porque sus amigas que sí lo habían hecho le dijeron que les había dolido al principio y ella no quería sentir dolor. Así que no insistí, solo disfrutaba de estar con ella. Era muy conversadora, mientras estuve con ella, me contó mil cosas sobre ella. Por eso se dio la conversación más hot que tuvimos y que me pareció alucinante.

Aclaro que lo siguiente no lo vi, no lo viví, solo me lo contó ella, tampoco lo voy a contar tal cual me lo contó porque no recuerdo todos los detalles, pero es la cosas más alucinante que me hayan contado, no sé si será verdad, pero elijo creer que sí, dicho esto, procedo al relato.

Ese viernes, salí temprano de la chamba, me fui al hotel a ver a Rubí, le avisé que ya estaba en camino, así que me esperó completamente desnuda, me llevó a la ducha y lo hicimos ahí y en la cama, me pidió que no me esforzara mucho porque al regresar quería hacerlo de nuevo, así que estuve tranquilo, pero era difícil con ella ahí. Después de un rato, nos pusimos a conversar, entre una y otra cosa le dije que le gustaba cambiar de poses, me dijo que sí, que le encantaba probar cosas y que como yo me iba a ir en unos días, quería vivir lo más que pudiera conmigo en esos días. Como dijo lo de probar cosas, le pregunté si había probado por atrás, me contó lo de sus amigas y que no quería sentir dolor, "vas a estar acá unos días no más y quiero recordar cosas bonitas, no quiero recordar que me hiciste doler", me pareció una excelente forma de negármelo, así que lo respeté, pero... "¿cómo es eso de que tus amigas sí lo han hecho?", "mis amigas son unas locas" me dijo y procedió a contarme varias historias de sus amigas, cada una más alucinante que la otra, me contó que por ejemplo, una de ellas lo estaba haciendo con su enamorado, cuando la otra la buscó, la primera amiga le abrió la puerta calata, le dijo que pasara y que la espere que estaba "ocupada", se metió a su cuarto y lo siguió haciendo, gritando como loca, hasta que el pata terminó, luego salió la segunda amiga, ya vestida y diciendo "qué rico!" la primera amiga le contó a Rubí que estaba super emocionada y quería irse a su casa a que su enamorado también se la levante, pero se aguantó y otro día se vengó, haciendo que su enamorada se la tire delante de su amiga... me pareció toda una porno esa historia. Y así me contó otras cosas de sus amigas.

Hasta que llegó el relato, lo resalto para que noten que ella me lo contó, insisto en que no sé si fue real, pero elijo creer que sí sucedió. Esto fue más o menos lo que me contó:
Un día salieron con sus dos amigas más queridas y otras dos amigas cercanas. Fueron a tomar unos tragos y a bailar, estuvieron hasta temprano nada más, compraron tragos y fueron a la casa de una de ellas. Según dijo, tenían bastante trago y estuvieron tomando y bailando entre ellas. en cierto momento se pusieron solo a tomar, dejaron de bailar y empezaron a contarse cosas de ellas, algunas tristes así que una de ellas les dijo que no estaban ahí para ponerse tristes, así que empezaron a hacerse bromas y hacer juegos entre ellas, estaban muy pero muy ebrias porque algunas de ellas hablaban raro, según me contó. Una propuso jugar la botella borracha, pero otra les dijo que solo entre ellas iba a ser aburrido, pero al final dijeron que sí porque los castigos iban a ser medio picantes. Fue así que a la primera que perdió le pidieron que confiese si lo había hecho con dos chicos a la vez, respondió que sí y la hicieron contar todo, estaban muy pero muy ebrias, se reían de todo y a cada una le hicieron contar cosas así, una contó como se la tiraron por atrás la primera vez, otra de ellas, a la que llamaré Perla, dijo que le gustaba que le dieran por atrás. Y así siguieron.
En una de esas, una castigó a la otra diciéndole que se subiera el top y les mostrara a todas sus tetas, Rubí me dijo que ese castigo fue para la que tenía las tetas más grandes. Otro castigo para la misma chica fue que se sacara el top por completo y entre risas así lo hizo, así que otros castigos fueron así, se quitaban alguna cosa o contaban algo muy picante. En cierto momento todas estaban con las tetas al aire, así que siguieron con esos castigos, una de ellas se tuvo que quitar el pantalón, se quedó en calzón, otra de ellas se quitó el short mostrando su hilo, dijo "era por si salía algo pues", ósea que la flaca iba a ver si se la levantaban ese día. Siguieron así y en otro momento todas estaban en calzones y nada más.
Seguían con los tragos y los castigos, ya no usaban la botella sino solo señalaban a la que iban a castigar y le decían lo que tenía que hacer. A una de ellas la hicieron ponerse en perrito y moverse como si le estuvieran dando en esa pose. A otra de ellas la castigaron haciéndola ponerse en la pose más incómoda que había hecho.
Si bien todo el relato es casi increíble, esta parte que sigue es la que me cuesta creer y la que elijo creer.
En cierto momento, una fue castigada para que se pusiera en perrito y se moviera como si se le estuvieran dando en esa pose, otra hizo la broma de ponerse delante de ella, con su vagina a la altura de su boca, diciéndole "pasa la lengua" y se reían un montón, estaban tan borrachas que la que estaba en perrito acercó la cara y sacó la lengua, obvio que la que estaba de pie, tenía el calzón puesto así que no lamió nada, pero las demás la animaron a sacarse el calzón, la del perrito no metía la lengua así que un rato después la chica que estaba parada movió el calzón a un lado y la del perrito en verdad se la lamió, obviamente como lamió el clítoris, se emocionó y la que estaba en perrito se acercó más y siguió lamiendo, todas las demás se emocionaron y las animaron a seguir, así que la que estaba parada se echó en el mueble y siguieron, para esto, ya se habían sacado el calzón las dos, las otras chicas estaban emocionadas y le preguntaban a la que recibía las lamidas si estaba rico, ella respondió que sí y le dijo a su amiga que siguiera. Una de ellas les dijo "que alguien le lama a ella también que se está quedando con las ganas", así que otra super borracha empezó a lamerle la conchita a la que estaba lamiendo a la primera chica, todo un trencito, mientas las demás, semi desnudas seguían mirando, riendo y tomando tragos. Según me dijo Rubí al final todas le lamieron la conchita a alguna otra, nadie se quedó con las ganas. En pocas palabras fue casi casi una orgía lésbica. Eso sí al día siguiente un par de ellas estaban super arrochadas pero al final no hubo mayor drama.

Rubí me contó que no fue su única experiencia lésbica porque lo hizo con otra chica hacía un tiempo. Eso sí, con sus amigas no lo había vuelto a hacer, pero sí las había visto calatas varias veces. Mi Rubí, parecía tranquila pero no lo era para nada.

Ese fue el relato que me contó aquel viernes antes de salir con la gente de la chamba. Me dejó super movido así que antes de ir me la levanté de puro arrecho. "Te dejé emocionado" me dijo, "obvio, no puedo creer lo que me has contado", ella solo se reía y me encantaba como era.

Esa noche salimos con la gente del trabajo, una salida divertida y tranquila. Rubí era un encanto, le cayó bien a todos. En la madrugada, nos fuimos al hotel y lo hicimos una vez más. Rubí me dijo que si quería el sábado que saldríamos con sus amigas les preguntara si de verdad hicieron un lésbico. Así lo hice al día siguiente, a las dos que les pregunté me dijeron que sí pero que no se acordaban mucho porque estaban ebrias.

Pero ese fin de semana no terminaba, así que las cosas se dieron mucho mejores.

Sigue una cuarta parte.

 

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Prosiga cofra, buen relato.