Un libro nunca debe ser juzgado por su cubierta. Valeria es una mujer pálida, con la mirada perdida y casi siempre está cansada. En el barrio decían que ella debía trabajar en la noche, en algo extraño. También decían que las drogas la habían consumido de tal manera que siempre estaba somnolienta. Todo eso parecía ser cierto, pues no había viernes en que ella no estuviera en el bar de la tía Marly. Un pequeño rincón que tenía unas mesas al fondo del pasillo, donde historias alegres y tristes eran contadas con el vaivén de la cerveza. Ella no era la única personaje del lugar. Había un señor que cantaba las canciones de los Yaipen y decía que era sobrino del fundador del grupo, pero al tener rasgos indígenas fue abandonado. También había otro señor llamado Gorila. Decían que él bebía todos los días desde que su mujer, una de las más lindas del barrio, falleció repentinamente. Un viernes, una amiga me buscó para salir a bailar. La verdad es que no tenía ganas de ir. Pensé en decirle que estaba enfermo, pero ella apareció en la puerta de mi casa. Contra mi voluntad, salimos. En el paradero buscaba un taxi y antes de poder estirar la mano, nos encontramos con un viejo amigo. Un amigo al que no veía desde hacía un par de años. Él fue mi ángel salvador, pues convenció a mi amiga, que también era amiga suya, a que fuéramos a beber donde Mary. Ella aceptó solo porque no conocía el local y porque le dijimos que allí se podía cantar. Dentro del local, la incomodidad de mi amiga era tan visible que podía sentirse en el aire. La segunda cerveza la animó y empezó a disfrutar un poco de la reunión. Ya por la cuarta cerveza llegaron otros amigos. Una pareja de profesores, que no bebían mucho y hablaban alto. Y otro amigo al que llamábamos el cantante, pues el karaoke era su diversión semanal. Juntamos unas mesas y después de unas cervezas llegó la famosa vampira. Nunca la había visto de cerca, pero sabía que era ella. En silencio se sentó en la mesa donde estaban tres personas tomando y cantando. Las horas fueron pasando y un hombre de cabellos pelirrojos se sentó al lado de la vampira. La miraba y la tocaba con mucha confianza. Por alguna razón, me puso extremadamente celoso, algo que no es normal en mí. Tal vez la piel pálida de ella me atraía sin que pudiera hacer nada. Intentaba no mirarla más, pero cada tanto volvía la mirada. Todos se divertían cantando y bailando, pero yo estaba tenso e irritado. Cuando menos lo esperaba, la vampira se acercó a mí y me dijo: 'Puedes poner los caminos de la vida'. continuará...
Un libro nunca debe ser juzgado por su cubierta. Valeria es una mujer pálida, con la mirada perdida y casi siempre está cansada. En el barrio decían que ella debía trabajar en la noche, en algo extraño. También decían que las drogas la habían consumido de tal manera que siempre estaba somnolienta. Todo eso parecía ser cierto, pues no había viernes en que ella no estuviera en el bar de la tía Marly. Un pequeño rincón que tenía unas mesas al fondo del pasillo, donde historias alegres y tristes eran contadas con el vaivén de la cerveza. Ella no era la única personaje del lugar. Había un señor que cantaba las canciones de los Yaipen y decía que era sobrino del fundador del grupo, pero al tener rasgos indígenas fue abandonado. También había otro señor llamado Gorila. Decían que él bebía todos los días desde que su mujer, una de las más lindas del barrio, falleció repentinamente. Un viernes, una amiga me buscó para salir a bailar. La verdad es que no tenía ganas de ir. Pensé en decirle que estaba enfermo, pero ella apareció en la puerta de mi casa. Contra mi voluntad, salimos. En el paradero buscaba un taxi y antes de poder estirar la mano, nos encontramos con un viejo amigo. Un amigo al que no veía desde hacía un par de años. Él fue mi ángel salvador, pues convenció a mi amiga, que también era amiga suya, a que fuéramos a beber donde Mary. Ella aceptó solo porque no conocía el local y porque le dijimos que allí se podía cantar. Dentro del local, la incomodidad de mi amiga era tan visible que podía sentirse en el aire. La segunda cerveza la animó y empezó a disfrutar un poco de la reunión. Ya por la cuarta cerveza llegaron otros amigos. Una pareja de profesores, que no bebían mucho y hablaban alto. Y otro amigo al que llamábamos el cantante, pues el karaoke era su diversión semanal. Juntamos unas mesas y después de unas cervezas llegó la famosa vampira. Nunca la había visto de cerca, pero sabía que era ella. En silencio se sentó en la mesa donde estaban tres personas tomando y cantando. Las horas fueron pasando y un hombre de cabellos pelirrojos se sentó al lado de la vampira. La miraba y la tocaba con mucha confianza. Por alguna razón, me puso extremadamente celoso, algo que no es normal en mí. Tal vez la piel pálida de ella me atraía sin que pudiera hacer nada. Intentaba no mirarla más, pero cada tanto volvía la mirada. Todos se divertían cantando y bailando, pero yo estaba tenso e irritado. Cuando menos lo esperaba, la vampira se acercó a mí y me dijo: 'Puedes poner los caminos de la vida'. continuará...
Cruzo las manos, doy un trago y amablemente le digo: "Claro que sí. Será la próxima de la lista". Digo esto, pasando por alto que hay cuatro canciones que ya estaban en camino. Pero no me importa, solo quiero que ella sonría. Ella, en silencio y sin mostrar el más mínimo interés, se retira. Mis amigos se dan cuenta de mi interés, ya que no aparto la mirada de su trasero. Ella se sienta y el de cabello rojizo le susurra algo al oído. Unos minutos después suena "Los Caminos de la Vida" y ella se sube a la mesa para empezar a cantar. El de cabello rojizo le pide que baje, pero ella hace caso omiso. Los demás hombres la aplauden y cantan junto a ella. Mis amigos se acercan y gritan al ritmo de la canción. Algunos tienen lágrimas en los ojos. El alcohol y la suave voz de la vampira están surtiendo efecto. Me levanto y cuando nuestras miradas se cruzan, hago un gesto de saludo. No hubo respuesta, simplemente me ignoró. Mi amiga se vuelve cariñosa, pero al darse cuenta de que yo era un iceberg, se acerca a un chico de la mesa de Valeria. Conversan unos minutos y, cuando menos lo esperaba, nos piden que nos juntemos todos en un gran círculo. El destino me dio un empujón y me hizo sentar al lado de la vampira. Tu fama es grande y ahora entiendo por qué. ¿Y tú crees todo lo que dicen los demás? No. - respondo nervioso - Solo digo que se cocinan muchas historias con tu nombre y debe ser por tu belleza. ¿Típica frase de los hombres, no? A lo mejor sí, pero que sepas que no te estoy echando los perros. Se nota, por eso no dejas de mirarme hace horas. Esa respuesta me detuvo en seco y justo cuando iba a reaccionar, el pelirrojo la tomó del brazo para que cantaran juntos "Tu amor era una mentira". El Yaipen no reconocido se unió al ruedo y realmente cantaba bien, opacando totalmente a mi amigo el cantante. Esto le creó celos y por algunos segundos manifestó su fastidio. Con el pasar de las horas, las cervezas de la mesa se acabaron. La vampira se levantó y, sentándose en las piernas de mi amigo, le pidió que comprara una cerveza. Luego hizo lo mismo con cada uno de la rueda, realizando un gesto diferente para cada uno. Mi corazón se aceleró al pensar que cuando llegara mi turno, no podría evitar estar erecto. Pero mi turno nunca llegó. Ella bailó con el pelirrojo y allí acabó todo. Como por arte de magia, aparecieron bastantes cervezas en la mesa. Era obvio que mi ego había sido golpeado tan fuerte que tomé un vaso, cogí mi chaqueta y me disponía a irme. Caminé hacia la puerta y antes de salir, sentí una mano en mi hombro. Era Valeria. Oye guapo, contigo el baile tiene que ser privado, ¿no? Al final, tú no quieres nada conmigo. La verdad es que me tengo que ir. No seas aburrido. Si no te bailo frente a todos es porque eres el único que me importa. Entonces no me voy. - antes de terminar la oración, ella me besó con tanta intensidad que dejé mi chaqueta por los suelos para poder enlazar su cuello con mis dedos. continuará...
Cruzo las manos, doy un trago y amablemente le digo: "Claro que sí. Será la próxima de la lista". Digo esto, pasando por alto que hay cuatro canciones que ya estaban en camino. Pero no me importa, solo quiero que ella sonría. Ella, en silencio y sin mostrar el más mínimo interés, se retira. Mis amigos se dan cuenta de mi interés, ya que no aparto la mirada de su trasero. Ella se sienta y el de cabello rojizo le susurra algo al oído. Unos minutos después suena "Los Caminos de la Vida" y ella se sube a la mesa para empezar a cantar. El de cabello rojizo le pide que baje, pero ella hace caso omiso. Los demás hombres la aplauden y cantan junto a ella. Mis amigos se acercan y gritan al ritmo de la canción. Algunos tienen lágrimas en los ojos. El alcohol y la suave voz de la vampira están surtiendo efecto. Me levanto y cuando nuestras miradas se cruzan, hago un gesto de saludo. No hubo respuesta, simplemente me ignoró. Mi amiga se vuelve cariñosa, pero al darse cuenta de que yo era un iceberg, se acerca a un chico de la mesa de Valeria. Conversan unos minutos y, cuando menos lo esperaba, nos piden que nos juntemos todos en un gran círculo. El destino me dio un empujón y me hizo sentar al lado de la vampira. Tu fama es grande y ahora entiendo por qué. ¿Y tú crees todo lo que dicen los demás? No. - respondo nervioso - Solo digo que se cocinan muchas historias con tu nombre y debe ser por tu belleza. ¿Típica frase de los hombres, no? A lo mejor sí, pero que sepas que no te estoy echando los perros. Se nota, por eso no dejas de mirarme hace horas. Esa respuesta me detuvo en seco y justo cuando iba a reaccionar, el pelirrojo la tomó del brazo para que cantaran juntos "Tu amor era una mentira". El Yaipen no reconocido se unió al ruedo y realmente cantaba bien, opacando totalmente a mi amigo el cantante. Esto le creó celos y por algunos segundos manifestó su fastidio. Con el pasar de las horas, las cervezas de la mesa se acabaron. La vampira se levantó y, sentándose en las piernas de mi amigo, le pidió que comprara una cerveza. Luego hizo lo mismo con cada uno de la rueda, realizando un gesto diferente para cada uno. Mi corazón se aceleró al pensar que cuando llegara mi turno, no podría evitar estar erecto. Pero mi turno nunca llegó. Ella bailó con el pelirrojo y allí acabó todo. Como por arte de magia, aparecieron bastantes cervezas en la mesa. Era obvio que mi ego había sido golpeado tan fuerte que tomé un vaso, cogí mi chaqueta y me disponía a irme. Caminé hacia la puerta y antes de salir, sentí una mano en mi hombro. Era Valeria. Oye guapo, contigo el baile tiene que ser privado, ¿no? Al final, tú no quieres nada conmigo. La verdad es que me tengo que ir. No seas aburrido. Si no te bailo frente a todos es porque eres el único que me importa. Entonces no me voy. - antes de terminar la oración, ella me besó con tanta intensidad que dejé mi chaqueta por los suelos para poder enlazar su cuello con mis dedos. continuará...
Jajaja un giro inesperado cofra parece que la espera a esta historia va a valer totalmente la pena. Se agradece
Jajaja un giro inesperado cofra parece que la espera a esta historia va a valer totalmente la pena. Se agradece
Su aliento es cálido, sus labios son suaves y sus dientes muerden con precisión de cirujano. Me pierdo en el beso y no me doy cuenta del lugar en el que estamos. No había tiempo para ir a otro lugar; sentí que debía ser ahí y ahora, o nunca. Entonces recordé que la señora Marly colocaba las cebollas y papas en un cuarto al lado del baño. Recé para que la puerta estuviera abierta. Fuimos en silencio y tuvimos suerte de que la puerta estuviera entreabierta. Sin pensarlo, entramos y cerré la puerta arrastrando un saco de papas. La luz del lugar era tenue, parecía un foco barato a punto de apagarse. Mis manos estaban llenas de tierra, por eso cuando la desnudé, quedaron rastros de mis dedos en su cuerpo. Eran líneas de tierra que resaltaban en su palidez. Yo no quería desnudarme por completo, pero ella me hizo sacarme todo. De pie, nos besamos bastante; ella parecía cansada, pero aún así besó varias partes de mi cuerpo. Se tomó más tiempo en mis pezones, los lamía y mordía con delicadeza, pero al final mordió con fuerza. Al parecer, mi cara le pareció graciosa, ya que no paró de reír. Mi pene estaba erecto y ella me recostó en un saco de cebollas. Su boca era pequeña, pero se esforzó por dar una buena felación. Su sexo era apretado y de un rosa intenso. Ella quiso empezar encima mio. Senti como mi mienbro tuvo dificultad para entrar. Pero poco a poco un liquido viszcoso escorrio de su vagina y mi pene entro sin dificultad. Sus saltos eran intensos y sus gemidos controlados. La luz tenue que se entrelaza en sus cabellos me exitaba bastante. La nalgueé sin parar varias veces, ella nunca reclamo. Uno de mis dedos empezo a deslizarse hacia su ano. Masajie en circulos los alrededores de su ano. Poco a poco introduje un dedo, ella gimió y dijo: ¡Que rico, no pares!. Su gemido me hizo aumentar mi intensidad y con eso el segundo dedo entro. En ese momento, senti una voz en la puerta. Rapido me levante y le lance su ropa. - Hermano, si estas con al vampira, es mejor que salgan y se vayan. Aqui la gente se esta descontrolada. - Gracias. Ya salimos. Me vesti con premura y ella tenía la mirada perdida, parecia querer desmayarse. Salimos con miedo, pero ella no solto mi mano. Fuimos a la puerta y tomamos el primer taxi que paso. -Dejame en mi casa, te pido. - Relajate, que no estare tranquilo si no llegas bien. - dicho esto le dijo su dirección al chofer. Luego de eso se recosto en mis piernas y durmió casi que de inmediato. continuará...
Su aliento es cálido, sus labios son suaves y sus dientes muerden con precisión de cirujano. Me pierdo en el beso y no me doy cuenta del lugar en el que estamos. No había tiempo para ir a otro lugar; sentí que debía ser ahí y ahora, o nunca. Entonces recordé que la señora Marly colocaba las cebollas y papas en un cuarto al lado del baño. Recé para que la puerta estuviera abierta. Fuimos en silencio y tuvimos suerte de que la puerta estuviera entreabierta. Sin pensarlo, entramos y cerré la puerta arrastrando un saco de papas. La luz del lugar era tenue, parecía un foco barato a punto de apagarse. Mis manos estaban llenas de tierra, por eso cuando la desnudé, quedaron rastros de mis dedos en su cuerpo. Eran líneas de tierra que resaltaban en su palidez. Yo no quería desnudarme por completo, pero ella me hizo sacarme todo. De pie, nos besamos bastante; ella parecía cansada, pero aún así besó varias partes de mi cuerpo. Se tomó más tiempo en mis pezones, los lamía y mordía con delicadeza, pero al final mordió con fuerza. Al parecer, mi cara le pareció graciosa, ya que no paró de reír. Mi pene estaba erecto y ella me recostó en un saco de cebollas. Su boca era pequeña, pero se esforzó por dar una buena felación. Su sexo era apretado y de un rosa intenso. Ella quiso empezar encima mio. Senti como mi mienbro tuvo dificultad para entrar. Pero poco a poco un liquido viszcoso escorrio de su vagina y mi pene entro sin dificultad. Sus saltos eran intensos y sus gemidos controlados. La luz tenue que se entrelaza en sus cabellos me exitaba bastante. La nalgueé sin parar varias veces, ella nunca reclamo. Uno de mis dedos empezo a deslizarse hacia su ano. Masajie en circulos los alrededores de su ano. Poco a poco introduje un dedo, ella gimió y dijo: ¡Que rico, no pares!. Su gemido me hizo aumentar mi intensidad y con eso el segundo dedo entro. En ese momento, senti una voz en la puerta. Rapido me levante y le lance su ropa. - Hermano, si estas con al vampira, es mejor que salgan y se vayan. Aqui la gente se esta descontrolada. - Gracias. Ya salimos. Me vesti con premura y ella tenía la mirada perdida, parecia querer desmayarse. Salimos con miedo, pero ella no solto mi mano. Fuimos a la puerta y tomamos el primer taxi que paso. -Dejame en mi casa, te pido. - Relajate, que no estare tranquilo si no llegas bien. - dicho esto le dijo su dirección al chofer. Luego de eso se recosto en mis piernas y durmió casi que de inmediato. continuará...
El viaje fue muy corto, ya que su casa quedaba a solo cuatro cuadras. Al llegar, la desperté, pero ella tardó en reaccionar. Estaba más pálida que antes. Entra conmigo - su voz estaba temblorosa. No dejaba de soltarme la mano. Me llevé una gran sorpresa al ver que su casa era enorme y olía muy bien, como si estuviera recién limpiada. Caminamos hasta la sala. Ella se sentó y yo la observé mientras cruzaba los brazos. Ven, que me muero de frío. ¿Qué quieres? Déjame descansar un poco y luego hacemos el amor. Así fue como dormimos abrazados durante más de cuatro horas. Los rayos del sol ya iluminaban las calles y algunos rayos tímidos de luz se colaban por las rendijas de las ventanas. De repente, ella abrió los ojos y me besó con ternura. Lo siento, es que si no duermo me muero. Literalmente, pareces un muerto. Cállate, tonto, tendré que maquillarme entonces. No, está bien así. Me encanta tu piel pálida. Así puedo ver tus venas y sentir el aroma de tu sangre. Me besó con fuerza y de una mordida sacó sangre de mis labios. El gusto metálico me encantó. Aprovechando el impulso la desvesti con rapidez. Me encanto que su sosten blanco, sus brazos y cuello se mancharan con mi sangre. ¡Dame la mejor mamada que tengas! Ya está super durita. Yo queria hacerla crescer con mi boca. Dicho eso, lamió mi pene con suavidad. Beso mis testículos y luego los lamío en círculos. Lo estaba haciendo con delicadeza hasta que de pronto succiono mis testículos con fuerza. Los absorbía y escupia con furia. Dolía un poco, pero el placer era más grande. Poco a poco le dio protagonismo a mi pene. Lo empezo a chupar con fuerza y mucha saliva. Se tapo la nariz y se metió toda la verga en la boca. Sus mejillas adquirieron un tono rojizo y una lágrima empezó a caer. Sus arcadas atorándose me estaban volviendo loco. La recoste bien en el sofá y sin pensar le lami todo su sexo. Su vagina era rosada y tenía un olor suave. Con la punta lami de abajo hacia arriba su clitoris. Como sus manos me arañaban los hombros y escuchaba sus gemidos, pues sabia que le estaba gustando. Mi pene empezó a expeler unas gotas, así que me puse en pie, le abrí las piernas y me introduje en su ser. Me movi con mucha fuerza, tanta que mi pantorrilla me amenazaba con acalambrarse. Sus senos rosas moviéndose me dejaron más excitado. Así que con una mano empecé a ahorcarla. Su cara de placer es indescriptible. Estaba cerca del final, así que la gire y de "cuatro" le di con el último aliento. Jale sus cabellos con fuerza y no dude en nalguearle hasta que mis manos queden bien marcadas en sus nalgas blancas. Nos duchamos con agua helada. Otra vez ella parecia cansada. Fue allí que me enteré que ese aspecto de sueño era debido a problemas de anemia. Tomamos un jugo y nos recostamos en la cama. Ella durmio por casí seis horas. Lo que me dio tiempo de preparar almuerzo. Por el gesto me premio con otra ronda de sexo. The End.
El viaje fue muy corto, ya que su casa quedaba a solo cuatro cuadras. Al llegar, la desperté, pero ella tardó en reaccionar. Estaba más pálida que antes. Entra conmigo - su voz estaba temblorosa. No dejaba de soltarme la mano. Me llevé una gran sorpresa al ver que su casa era enorme y olía muy bien, como si estuviera recién limpiada. Caminamos hasta la sala. Ella se sentó y yo la observé mientras cruzaba los brazos. Ven, que me muero de frío. ¿Qué quieres? Déjame descansar un poco y luego hacemos el amor. Así fue como dormimos abrazados durante más de cuatro horas. Los rayos del sol ya iluminaban las calles y algunos rayos tímidos de luz se colaban por las rendijas de las ventanas. De repente, ella abrió los ojos y me besó con ternura. Lo siento, es que si no duermo me muero. Literalmente, pareces un muerto. Cállate, tonto, tendré que maquillarme entonces. No, está bien así. Me encanta tu piel pálida. Así puedo ver tus venas y sentir el aroma de tu sangre. Me besó con fuerza y de una mordida sacó sangre de mis labios. El gusto metálico me encantó. Aprovechando el impulso la desvesti con rapidez. Me encanto que su sosten blanco, sus brazos y cuello se mancharan con mi sangre. ¡Dame la mejor mamada que tengas! Ya está super durita. Yo queria hacerla crescer con mi boca. Dicho eso, lamió mi pene con suavidad. Beso mis testículos y luego los lamío en círculos. Lo estaba haciendo con delicadeza hasta que de pronto succiono mis testículos con fuerza. Los absorbía y escupia con furia. Dolía un poco, pero el placer era más grande. Poco a poco le dio protagonismo a mi pene. Lo empezo a chupar con fuerza y mucha saliva. Se tapo la nariz y se metió toda la verga en la boca. Sus mejillas adquirieron un tono rojizo y una lágrima empezó a caer. Sus arcadas atorándose me estaban volviendo loco. La recoste bien en el sofá y sin pensar le lami todo su sexo. Su vagina era rosada y tenía un olor suave. Con la punta lami de abajo hacia arriba su clitoris. Como sus manos me arañaban los hombros y escuchaba sus gemidos, pues sabia que le estaba gustando. Mi pene empezó a expeler unas gotas, así que me puse en pie, le abrí las piernas y me introduje en su ser. Me movi con mucha fuerza, tanta que mi pantorrilla me amenazaba con acalambrarse. Sus senos rosas moviéndose me dejaron más excitado. Así que con una mano empecé a ahorcarla. Su cara de placer es indescriptible. Estaba cerca del final, así que la gire y de "cuatro" le di con el último aliento. Jale sus cabellos con fuerza y no dude en nalguearle hasta que mis manos queden bien marcadas en sus nalgas blancas. Nos duchamos con agua helada. Otra vez ella parecia cansada. Fue allí que me enteré que ese aspecto de sueño era debido a problemas de anemia. Tomamos un jugo y nos recostamos en la cama. Ella durmio por casí seis horas. Lo que me dio tiempo de preparar almuerzo. Por el gesto me premio con otra ronda de sexo. The End.
Infelizmente no, se fue del Perú siguiendo el sueño americano. La última vez que vi algo sobre ella, se había casado con un canadiense.
Infelizmente no, se fue del Perú siguiendo el sueño americano. La última vez que vi algo sobre ella, se había casado con un canadiense.