Era sábado y el reloj indicaba que habia desperdiciado un día mas de mi ahora tediosa existencia, lejanos estaban mis primeros pasos en la vida nocturna, que cada hombre va descubriendo con variado éxito pero mucho entusiasmo, grandes conquistas yacian deslucidas en algun cajón extraviado de mi memoria mientras reflexionaba cojudamente sobre recuerdos menos gratos, como ser derrotado tal noche por un salsero de pasos lujuriosos, como fracasé al intentar levantarme a esa chata culona con la que bailé por horas en otra ocasión o como habia malinterpretado monsemente las insinuaciones de una compañera de la universidad. Mis cavilaciones fueron interrumpidas por el sonido del celular, el nombre me era conocido: Ruby, mi primer pensamiento fue el de una rufiana, es gracioso como estas chicas de vida alegre van clausurando nombres a los nuevos padres, cada vez son menos las britanies o kimberlies por temor a condenar a las recién nacidas a una vida asociada a la infamia. No pasó ni media hora para tener a esta veinteañera atravesando mi puerta, era delgada y de minuscula talla, aunque las medidas que verdaderamente nos interesan a la mayoría eran lo suficientemente generosas como para tener las manos ocupadas y llenas, la esperé con un borgoña listo para poder entonarnos antes de revolcarnos. Ya acomodados en el sofa de la sala ibamos intercalando brindis con besos cada vez mas prolongados y manos mas juguetonas, su rostro lindo y jovial se veia injuriado por una nariz ligeramente aguileña, estaba seguro de que antes de aumentarse el culo o las tetas quería una rinoplastia. Con media botella ya en nuestras venas la tenia levantando los brazos de buena gana para poder quitarle el top y recorrer su esbelta figura me puso caliente, asi que desabroché su brasier con la experiencia propia de alguien con tres decadas vividas en este triciclo llamado Perú, dos hermosos senos asomaron, en verdad era un cuerpo juvenil aun no vencido por la gravedad de los años, rapidamente ataque sus pezones ligeramente marrones y pequeños, estuve besandolos y succionandolos por buen tiempo, tanteando leves mordidas para saber si estaba dispuesta al maltrato, cosa que aceptó de buen agrado dando ligeros gemidos, al cabo de unos minutos esto ya no me era suficiente, lentamente y sin interrumpir el paleteo fui quitandome la correa, al notar esto, Ruby me dio una mano con los botones del jean para posteriormente agacharse y empezar a buscar mi pene, si bien no la conocia desde hace mucho tiempo y sabía que ella no se dedicaba puramente a esto, aún estaba lo suficientemente sano como para ponerme el condón antes de que empiece a atragantarse, gran diferencia a tener una firme con la que uno puede darse ciertas libertades aun corriendo el riesgo de recibir un beso lechoso. Con el latex ya puesto, Ruby empezó a recorrer el glande con su lengua, daba pequeñas lenguetadas, iba tentando, buscando por donde iniciar el asalto, hasta que encontrado el ángulo correcto, comenzó a engullirlo paulatinamente, cada vez bajando un poco más, apretaba los labios de buena forma y mantenia un buen ritmo subiendo y bajando, aún no aprendía a usar las manos a la par de la boca o levantar la mirada provocativamente, pero era lo suficientemente buena como para excitar a un hombre. Asi estuvo largos minutos hasta que aceleró el ritmo y apretando aún más los labios, hasta que de golpe solto su presa y echó la cabeza hacia atras anunciando el fin de la mamada, candidamente me preguntó como otras veces: ¿Me vas a ayudar no? (continuará)
Era sábado y el reloj indicaba que habia desperdiciado un día mas de mi ahora tediosa existencia, lejanos estaban mis primeros pasos en la vida nocturna, que cada hombre va descubriendo con variado éxito pero mucho entusiasmo, grandes conquistas yacian deslucidas en algun cajón extraviado de mi memoria mientras reflexionaba cojudamente sobre recuerdos menos gratos, como ser derrotado tal noche por un salsero de pasos lujuriosos, como fracasé al intentar levantarme a esa chata culona con la que bailé por horas en otra ocasión o como habia malinterpretado monsemente las insinuaciones de una compañera de la universidad. Mis cavilaciones fueron interrumpidas por el sonido del celular, el nombre me era conocido: Ruby, mi primer pensamiento fue el de una rufiana, es gracioso como estas chicas de vida alegre van clausurando nombres a los nuevos padres, cada vez son menos las britanies o kimberlies por temor a condenar a las recién nacidas a una vida asociada a la infamia. No pasó ni media hora para tener a esta veinteañera atravesando mi puerta, era delgada y de minuscula talla, aunque las medidas que verdaderamente nos interesan a la mayoría eran lo suficientemente generosas como para tener las manos ocupadas y llenas, la esperé con un borgoña listo para poder entonarnos antes de revolcarnos. Ya acomodados en el sofa de la sala ibamos intercalando brindis con besos cada vez mas prolongados y manos mas juguetonas, su rostro lindo y jovial se veia injuriado por una nariz ligeramente aguileña, estaba seguro de que antes de aumentarse el culo o las tetas quería una rinoplastia. Con media botella ya en nuestras venas la tenia levantando los brazos de buena gana para poder quitarle el top y recorrer su esbelta figura me puso caliente, asi que desabroché su brasier con la experiencia propia de alguien con tres decadas vividas en este triciclo llamado Perú, dos hermosos senos asomaron, en verdad era un cuerpo juvenil aun no vencido por la gravedad de los años, rapidamente ataque sus pezones ligeramente marrones y pequeños, estuve besandolos y succionandolos por buen tiempo, tanteando leves mordidas para saber si estaba dispuesta al maltrato, cosa que aceptó de buen agrado dando ligeros gemidos, al cabo de unos minutos esto ya no me era suficiente, lentamente y sin interrumpir el paleteo fui quitandome la correa, al notar esto, Ruby me dio una mano con los botones del jean para posteriormente agacharse y empezar a buscar mi pene, si bien no la conocia desde hace mucho tiempo y sabía que ella no se dedicaba puramente a esto, aún estaba lo suficientemente sano como para ponerme el condón antes de que empiece a atragantarse, gran diferencia a tener una firme con la que uno puede darse ciertas libertades aun corriendo el riesgo de recibir un beso lechoso. Con el latex ya puesto, Ruby empezó a recorrer el glande con su lengua, daba pequeñas lenguetadas, iba tentando, buscando por donde iniciar el asalto, hasta que encontrado el ángulo correcto, comenzó a engullirlo paulatinamente, cada vez bajando un poco más, apretaba los labios de buena forma y mantenia un buen ritmo subiendo y bajando, aún no aprendía a usar las manos a la par de la boca o levantar la mirada provocativamente, pero era lo suficientemente buena como para excitar a un hombre. Asi estuvo largos minutos hasta que aceleró el ritmo y apretando aún más los labios, hasta que de golpe solto su presa y echó la cabeza hacia atras anunciando el fin de la mamada, candidamente me preguntó como otras veces: ¿Me vas a ayudar no? (continuará)
