Cuándo estuve en Buenos Aires.

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por Estefany35, 1 Abr 2023.

    Estefany35

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    Fue después de romper con Erick, el hombre con el que había ideado mi proyecto de vida. Ya no soportaba estar en Lima, todos los lugares me recordaban esos momentos en que estuvimos juntos. Necesitaba desconectarme, olvidarlo, superar esa etapa de mi vida y seguir adelante. Decidí entonces viajar a Buenos Aires, visitar a mi hermana mayor que desde hace años está instalada allí.
    Era el 2016, yo ya estaba cerca de los treinta, y me sentía perdida, confundida. Siempre había creído que Erick era el amor de mi vida, el futuro padre de mis hijos, jamás se me pasó por la cabeza que llegaríamos a separarnos. Pero pasó, y de un día para el otro me encontré con que aquello que había idealizado, se desmoronaba como un castillo de naipes.
    Cuándo me encontré con mi hermana en el aeropuerto de Ezeiza, me puse a llorar sin consuelo. Recién ahí pude descargar toda esa frustración que venía acumulando desde que me dí cuenta que mi vida ya no sería como la había planeado.
    Ella también derramó sus lágrimas, ya que su historia no era menos dramática que la mía. La razón de que mi hermana viviera en Buenos Aires se debía a un terrible altercado que tuvo con mis padres cuándo les confesó su sexualidad. Yo sabía que le gustaban las mujeres, lo supe desde que éramos niñas, pero para mis padres fue un shock enterarse de que su hija mayor, la preferida, a la que le habían dado todo, no tenía el menor interés en casarse y menos aún en tener hijos.
    Fue una discusión terrible, en la que hubo gritos y amenazas, aún así mi hermana no se dejó intimidar, armó un bolso con sus cosas y se fue dando un portazo. Lo siguiente que supimos de ella fue que había viajado a Argentina. Allí, por lo que me contó, tuvo un par de parejas, hasta llegó a convivir con alguna, pero cuándo yo llegué estaba sola, así que me quedé con ella en un departamento por pasillo en el distrito de San Telmo, o Barrio, cómo le dicen allá.
    Los primeros días fueron como estar en Lima, me la pasaba llorando, triste y acongojada, sin saber que hacer con mi vida. Y para colmo de males, mi hermana trabajaba durante casi todo el día, así que no estaba para consolarme.
    Una tarde salgo a regar las plantas que mi hermana tiene en el pasillo, y justo sale el vecino del piso de arriba, Pablo, de quién ya me había advertido.
    -Bienvenida al país, vecina...- me saluda, mirándome en una forma que me hace sentir incómoda.
    -Gra-gracias...- le digo titubeando, ya que no sé cómo reaccionar.
    Mi hermana lo había descrito como un achorado, un pleitísta, que andaba con malas juntas y que debíamos evitarlo para ahorrarnos problemas. Si me lo decía, por algo sería.
    En las noches, cuándo no podía dormir, lo escuchaba llegar bien tarde, acompañado de alguna flaca, huasca los dos. Lo primero que oía eran los tacones por el pasillo y la escalera, sus voces riéndose, y luego los gemidos de placer de la germa cuando se la cachaba. Y por la forma en que gemía, debía cachársela muy bien.
    Esa tarde en que pasó lo que no tenía que pasar, salí de nuevo a regar las plantas. Pablo llegó al rato, desde la calle.
    -¿Que te parece vecina si un día de éstos nos tomamos unos mates?- me pregunta luego de saludarme.
    Me decía vecina porque, aparte de serlo, no sabía mi nombre.
    -Me llamo Estefany...- le digo.
    No sé, pero contradiciendo todas las recomendaciones de mi hermana, se me dió por presentarme.
    -Un gusto conocerte al fin Estefany, yo soy Pablo- se presenta, y estrechándome la mano reitera la invitación -¿Y que me decís de los mates?-
    En ese preciso momento me doy cuenta que mientras regaba me había salpicado un poco de agua, y como no tenía puesto sostén, ya que estaba de entrecasa, y pensaba regar rápido y volver entrar, la tela del polo se me pegaba al cuerpo y se me traslucían los pezones, no demasiado, pero se notaban las puntitas. Algo que para él no pasó inadvertido.
    Ya era demasiado tarde para cubrirme, aunque pude haberlo hecho, decirle que no aceptaba su invitación y entrar en la casa, evitarlo y ahorrarme cualquier problema, tal como me había aconsejado mi hermana.
    Pero no, en vez de eso le dije:
    -Mate no tomo, pero si me invitas un café o un trago estaría mejor-
    -Perfecto, un trago entonces, ¿Subís?- me dice mientras se dirige hacia la escalera.
    Cierro la puerta del departamento, me guardo la llave y subo con él. Obviamente yo sabía muy bien a qué subía. No soy tonta, y en ese momento, mientras él me miraba los pechos, se me ocurrió que algo de sexo no me vendría nada mal. Ya hacía como un mes que había roto con Erick, y desde entonces nada de nada.
    Entramos a su jato, me invita a sentarme en el sofá, y sirve un par de vasos de ron.
    -Regalo de un compatriota tuyo- comenta.
    Se sienta a mi lado y me propone un brindis:
    -¡Por el comienzo de una linda amistad...!-
    Chocamos los vasos y bebemos un sorbo cada uno.
    -A tu hermana jamás la pude convencer para que suba- me dice, acercándose un poco más.
    -Sí, es algo huraña, no le gusta hacer amigos- le comento.
    Obviamente no le iba a decir todo lo malo que me dijo de él.
    -¿Y a vos sí te gusta hacer amigos?- me pregunta, cogiendo mi vaso para ponerlo, junto al suyo, en el suelo.
    Está mucho más cerca, tanto que puedo sentir el calor de su cuerpo.
    Pone una mano encima de una de mis piernas. No le digo nada, así que la desliza hacia arriba. Estoy con un pantaloncito de jeans, un vaquero viejo al que corté por encima de las rodillas y le hice flecos
    -A veces es bueno hacer algunos...- le sonrío.
    Se me acerca y cuándo intenta besarme, me levanto de golpe.
    -Creo que mejor me voy...- le digo yendo hacia la puerta.
    Apoyo la mano en el picaporte, pero no la abro, solo me quedo ahí esperando. Pablo se da cuenta de mi indecisión y entonces se levanta y viene hacía mí. Me abraza por detrás, apoyándome un terrible paquete entre las nalgas.
    -Si querés te podés ir...- me dice susurrándome al oído.
    Pero no quiero, no me quiero ir. Me doy la vuelta y lo beso. No me resisto. Me entrego fácil...

    Si gusta la historia, sigo...
     
    Estefany35, 1 Abr 2023

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    #1

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    Con el fue el trío?
    O no...
     
    alekil, 1 Abr 2023

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    #2

    PiuraFelix

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    PiuraFelix, 1 Abr 2023

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    #3

    Baustita23

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    Baustita23, 1 Abr 2023

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    #4

    Man Alfa

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    Muy buen relato Estefany, esperamos la continuación
     
    Man Alfa, 2 Abr 2023

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    #5

    Estefany35

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    Cómo dije, me entregué fácil al vecino de mi hermana. Mientras nos besamos, hundiendo nuestras lenguas en la boca del otro, me arrastra hacia el sofá. Caemos el uno sobre el otro, yo debajo, con una de sus manos ya metida dentro de mi shortcito. Me derrito cuándo siento sus dedos entrando en mi sexo.
    -¡Estás mojadita...!- me susurra.
    Estoy mojada desde que me lo crucé en el pasillo, su sola presencia me ponía arrecha, por eso se me traslucían los pezones a través del polo, porqué los tenía en punta.
    Se levanta, se desabrocha el pantalón, y poniendo una rodilla en el sofá, se saca el pincho, ya duro y curvado hacia arriba de tanta tensión.
    Se lo chupo, comiendo todo lo que puedo, ya que está mucho mejor dotado que mi ex, y si no recuerdo mal, que cualquier otro enamorado que haya tenido antes.
    Al principio me deja mamársela a mi gusto, pero tras un rato, me sujeta fuerte del cabello, y me la hunde hasta la garganta. Me la deja un momento ahí, bien metida, y recién cuándo ya me falta el aire, me la saca. Toso y escupo un chorro de saliva cuando lo hace.
    Me deja recuperar el aliento, y de nuevo, me la entierra hasta las amígdalas. Casi que me asfixia, hago unos ruidos guturales, ahogados, pero aún así me la sigue empujando. Entre mis labios puedo sentir como cada vez se endurece y curva más hacia arriba.
    Cuándo la saca, y antes de que vuelva a arremeter una vez más contra mi boca, le doy un empujón que lo hago caer de espalda. Me saco el short, la tanga y me le subo encima, poniendo mi sexo justo delante de su boca. La chupada que me da... No sé si fue porque estaba arrecha o qué, pero me lo hizo de una forma fantástica, increíble, acabé de solo sentir su lengua.
    Nos levantamos, me señala hacía dónde está el dormitorio, y hacía allí vamos, los dos desnudos, él con el pingazo sacudiéndose aguerrido entre las piernas.
    Nos echamos en la cama, besándonos, metiéndonos manos por todos lados.
    -Ponte un condón, ¿sí? Así cojemos rico...- le digo cuándo intenta penetrarme sin protección.
    -Me pongo forro si querés, pero me hubiera gustado metértela a pelo en ésta concha peladita tan rica que tenés- me dice metiéndome los dedos.
    -Lo prefiero- le insisto.
    Se va al baño y vuelve con una caja de condones, se pone uno, tira el resto y ubicándose entre mis piernas, me penetra de una forma que pareciera estar reconociendo con el pincho cada rinconcito de mi interior.
    Llega al fondo, me la deja ahí un toque, bien enterrada, mirándome, fascinado con mis gestos de placer, y entonces me empieza a cachar fuerte y duro. Ahora soy yo la que gime y jadea en ese departamento, tal como había escuchado antes a otras. Y no me equivocaba. Pablo resultó ser un excelente cacherazo. No solo me la metía y sacaba, sino que alternaba entre más fuerte y más despacio no solo según sus necesidades, sino teniendo en cuenta también las mías. Me acuerdo que ahí tuve otro orgasmo, y se detuvo, se frenó, dejándomela toda adentro, para que pudiera disfrutar de ese momento. Se lo agradecí con una sonrisa, y ya pasado el furor, me empezó a dar duro de nuevo.
    Me deja con la concha echando chispas y se tumba de espalda, me siento encima suyo y me clavo toda la pinga por mí misma, ya que quiero más, necesito más.
    Me muevo arriba y abajo mientras él me chupa y muerde los pechos, sobándomelos con las dos manos.
    La piel me quema, la concha me arde, estoy desesperada, ansiosa de placer, de satisfacción, y el vecino de mi hermana es el único que me lo puede proporcionar.
    Cambiamos de nuevo, me pongo en cuatro y levanto bien el poto, abriéndome las nalgas con una mano, mostrándole en todo su esplendor la grieta que, aunque no la veo, imagino debe estar al rojo vivo. Por lo menos así la siento.
    Me penetra y agarrándome del pelo, como si fuera la crin de una yegua, se levanta sobre sus piernas y me monta con un ritmo brutal y agresivo. En esa pose la siento más dura y gorda todavía, pero creo que era porque ya estaba por acabar.
    Con mi ex, durante el tiempo que estuvimos juntos, nunca tuvimos un orgasmo simultáneo, en pareja, pero ahí, con ese hombre del que mi hermana me había hablado lo peor, acabamos al mismo tiempo.
    -¡Que polvo me arrancaste, perucha...!- exclama, saliendo de mí y echándose a un lado, jadeando todavía de placer.
    Se quita el condón, lo bota al suelo y se jala el pincho, que increíblemente sigue duro y bien parado.
    -¿Me chupás otro poco?- me pregunta.
    No podía decirle que no, así que me muevo hacia abajo y hundiendo la cabeza entre sus muslos, se lo vuelvo a chupar.
    Esta vez me deja hacerle "un pete", cómo le dicen ellos, a mi propio ritmo, permitiéndome saborear todo ese divino pedazo desde la punta hasta los huevos, incluídos.
    Siento como se les empieza a cargar de nuevo, así que le pongo más ganas todavía, comiéndome casi la mitad de su volumen, mientras que con las manos entrelazadas por debajo de la cabeza, Pablo disfruta intensamente la mamada que le hago.
    No se la suelto, la mantengo dentro de mi boca, incluso cuándo acaba.
    -¡Ufffffff... Mirá que sos completita, perucha!- exclama cuándo me ve tragándome su semen.
    No sería la única vez. Desde entonces se hizo habitual que en ciertos momentos, y a espaldas de mi hermana, subiera a lo del vecino achorado para echar un polvo. No había ningún vínculo emocional entre nosotros, ambos sabíamos que era solo sexo, por eso él seguía viniendo por las noches con sus amigas, y aunque los escuchaba cachando, no me ponía celosa.
    Y contestándole a @alekil, sí, con él fue el trío, pero eso lo cuento la próxima...
     
    Estefany35, 3 Abr 2023

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    #6

    chikipunk

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    Más secuelas cofrita !
     
    chikipunk, 3 Abr 2023

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    #7

    Joshepp

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    Compartí el trío reina
     
    Joshepp, 3 Abr 2023

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    #8

    Estefany35

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    Lo del trío con el vecino de mi hermana fue así. Luego de esa primera vez que estuvimos juntos, empezamos a hacerlo bastante seguido. Cómo dije, solo era sexo. No teníamos ningún compromiso ni responsabilidad con el otro, más que satisfacernos mutuamente.
    El día que pasó aquello fue un sábado por la tarde. Habíamos quedado en vernos ni bien mi hermana saliera. Le prometí prepararle un ceviche. Él consiguió pescado fresco y yo llevé el resto de los ingredientes. Ni bien mi hermana salió, puse los limones, la cebolla, el cilantro y demás en una bolsa y subí casi corriendo. No me aguantaba las ganas de verlo. Y sí, tenía ganas de cachar.
    Golpeo la puerta, y cuándo me abre no es él quién está detrás, sino otra persona, otro hombre.
    -¿Y Pablo?- le pregunto sorprendida al pata, que está con musculosa, un pantalón corto de futbolista con el número 9 estampado a un costado, y ojotas.
    -¡Pasá...!- escucho la voz de Pablo desde adentro -El es Nacho, un amigo...- me lo presenta cuándo ya estoy adentro.
    Está en el sofá, tomando cerveza mientras ve un partido de fútbol en la tele.
    -Ella es Estefany, la peruana de abajo, de la que te conté- me presenta con su amigo.
    Éste se acerca y me saluda con un beso en la mejilla, mientras yo no puedo dejar de pensar en lo que le dijo. ¿Qué le había contado? Que me cachaba casi todos los días? ¿Que se la chupaba y me tragaba el semen?
    -Traje todo para el ceviche...- le digo, mostrándole la bolsa.
    -Buenísimo, el pescado está en la heladera-
    Luego de tomar un sorbo de cerveza que me invita, voy a la cocina y empiezo con la preparación, mientras ellos siguen mirando el partido.
    Cuándo me asomo por la puerta de la cocina para decirles que ya está listo, veo como el amigo, sin ningún disimulo, se acomoda el paquete, mirándome como diciendo que él también lo está.
    Sirvo los platos, los llevo a la mesa y comemos con abundante cerveza. Hablamos, nos reímos, en un momento el amigo me pregunta qué me parece Argentina hasta ahora. Lo miro a Pablo y le contesto que Fabulosa. Obviamente lo digo por él y los buenos momentos que pasamos en su cama.
    Terminado el ceviche, recojo los platos y me siento con ellos a ver el partido, yo entre medio de ambos.
    -¿Y que tal Perú, te parece que van a ir al mundial?- me pregunta Pablo.
    Estábamos en 2016, faltan dos años para Rusia, y todos estábamos esperanzados en poder clasificarnos luego de tantos años.
    -Tenemos fe en el Profe Gareca- le digo.
    Entonces Pablo me abraza y me besa, manoseándome los pechos de paso. Le hago un gesto como recordándole que está su amigo al lado. Él me lo devuelve como diciendo que no importa. Pero lo que al principio solo eran besos y caricias, de a poco se fue convirtiendo en otra cosa, cuándo se saca el pincho y me dice que se lo chupe. No me lo pide, cómo suele hacerlo, sino que me lo ordena.
    Ahí empecé a darme cuenta hacia dónde iba aquello. El amigo no estaba allí solo para ver un partido de fútbol. Me iban a cachar entre los dos. Nunca había estado con dos patas a la vez, pero tampoco me negaba a la experiencia.
    Mientras se la chupo a Pablo, veo que le hace un gesto al amigo, cómo para que él también se sume, así que de un momento a otro, se las estoy chupando a ambos, yendo de uno a otro con similar entusiasmo. El tal Nacho también está bien dotado, aunque no la tiene tan gorda, pero si más larga.
    Me paso un buen rato succionando a ese buen par de machos argentos, escupiéndoles y jalándoles con fuerza las pingas.
    Pablo es el primero en cacharme, se sienta en el sofá y yo me le siento encima, metiéndome toda la carne bien hasta el fondo. Me agarra fuerte de las nalgas y me bombea desde abajo, haciendo que se me sacuda hasta el alma con cada empuje. Nacho está sentado al lado, ya sin short ni ropa interior. Con una mano se jala el pincho y con la otra me acaricia los pechos.
    Me levanto, dejo a Pablo y me siento sobre su amigo, clavándome en él. Resulta notoria la diferencia de formas, gruesa y curvada una, larga y recta la otra, aunque ambas sumamente viriles y deliciosas.
    Lo monto un buen rato, mientras que ahora es Pablo el que me besa y manosea las tetas. Así me van cachando de a uno, ahí mismo, en el sofá. Con los dos disfruto, siento placer, aunque me halaga que Pablo no quiera usar la cama, ya que ése es nuestro lugar... y el de sus amigas.
    Estoy montada sobre Nacho, bien empalada, disfrutando como me penetra, cuándo siento las manos de Pablo recorriendo mis nalgas, y sus dedos hurgándome el ano.
    Volteo la cara y veo como se chupa un dedo y trata de metérmelo. Resulta obvio lo que pretende. Son dos, un solo agujero no es suficiente.
    No me opongo, alguna vez me tenían que romper el culo, ¿no?
    Continua...
     
    Estefany35, 7 Abr 2023

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    #9
    Comisionado, oscarlima35, Luman y 6 otros les gusta esto.

    Joshepp

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    Ufff q bueno se pone el trío q no demore la continuación
     
    Joshepp, 7 Abr 2023

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    #10

    Man Alfa

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    Muy buen relato @Estefany35 esperamos la continuación, aunque los dos pudieron hacerle una doble vaginal
     
    Man Alfa, 8 Abr 2023

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    #11

    Tatsumaki

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    Interesante relato, y concuerdo, hay ocasiones donde solo se busca sentir placer para poder desahogar los problemas que uno tiene
    Espero la pronta continuación
     
    Tatsumaki, 8 Abr 2023

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    #12

    EL_FÜHRER

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    Es evidente que la historia aún está incompleta. Espesmos con ansias la continuación :rolleyes:
     
    EL_FÜHRER, 20 Jul 2023

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    #13

    Luman

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    @Estefany35 continue como le dieron por los dos lados, como termino la experiencia
     
    Luman, 21 Jul 2023

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    #14
    A grindo doido le gusta esto.

    oscarlima35

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    muy interesante el relato y veo que de tanto que le daban olvido el dolor de su ruptura, me parece bien y hacer un trio y que es mismo dia le rompan el culo que osada, haber continue ya me entro la curiosidad
     
    oscarlima35, 21 Jul 2023

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    #15

    Estefany35

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    Después de esa primera vez que estuve con el vecino de mi hermana, empecé a subir más seguido a su departamento. Siempre sin que ella supiera, claro. Fuera de día, de tarde o de noche, me escapaba un rato, cachábamos y volvía como si nada.
    Ya Erick, mi ex, era cosa del pasado. Lo había olvidado gracias al sexo que tenía con ese argentino mañoso que parecía haber descubierto cada punto erógeno de mi cuerpo.
    El día en que se dió lo del trío fue un sábado por la tarde. Habíamos quedado en vernos ni bien mi hermana saliera. Le prometí prepararle un ceviche. Él consiguió pescado fresco y yo llevé el resto de los ingredientes. Ni bien mi hermana salió, puse los limones, la cebolla, el cilantro y demás en una bolsa y subí casi corriendo. No me aguantaba las ganas de verlo. Y sí, tenía ganas de cachar.
    Golpeo la puerta, y cuándo me abre no es él quién está detrás, sino otra persona, otro hombre.
    -¿Y Pablo?- le pregunto sorprendida al pata, que está con musculosa, un pantalón corto de futbolista con el número 9 estampado a un costado, y ojotas.
    -¡Pasá...!- escucho la voz de Pablo desde adentro -El es Chuky un amigo...- me lo presenta cuándo ya estoy adentro.
    No le pregunté, pero suponía que lo de Chuky era por un par de chuzos que tenía en la cara.
    -Ella es Estefany, la peruana de abajo, de la que te conté- me presenta con su amigo desde el sofá, dónde está sentado, mirando un partido de fútbol mientras toma una cerveza.
    Éste se acerca y me saluda con un beso en la mejilla, mientras yo no puedo dejar de pensar en lo que le dijo. ¿Qué le había contado? Que me cachaba casi todos los días? ¿Que se la chupaba y me tragaba el semen?
    -Traje todo para el ceviche...- le digo, mostrándole la bolsa.
    -Buenísimo, el pescado está en la heladera-
    Luego de tomar un sorbo de cerveza que me invita, voy a la cocina y empiezo con la preparación, mientras ellos siguen mirando el partido.
    Cuándo me asomo por la puerta de la cocina para decirles que ya está listo, veo como el amigo, sin ningún disimulo, se acomoda el paquete, mirándome como diciendo que él también lo está.
    Sirvo los platos, los llevo a la mesa y comemos con abundante cerveza. Hablamos, nos reímos, en un momento el amigo me pregunta qué me parece Argentina hasta ahora. Lo miro a Pablo y le contesto que Fabulosa. Obviamente lo digo por él y los buenos momentos que pasamos en su cama.
    Terminado el ceviche, recojo los platos y me siento con ellos a ver el partido, yo entre medio de ambos.
    -¿Y que tal Perú, te parece que van a ir al mundial?- me pregunta Pablo.
    Estábamos en 2016, faltan dos años para Rusia, y todos estábamos esperanzados en poder clasificarnos luego de tantos años.
    -Tenemos fe en el Profe Gareca- le digo.
    Entonces Pablo me abraza y me besa, manoseándome los pechos de paso. Le hago un gesto como recordándole que está su amigo al lado. Él me lo devuelve como diciendo que no importa. Pero lo que al principio solo eran besos y caricias, de a poco se fue convirtiendo en otra cosa, cuándo se saca el pincho y me dice que se lo chupe. No me lo pide, cómo suele hacerlo, sino que me lo ordena.
    Ahí empecé a darme cuenta hacia dónde iba aquello. El amigo no estaba allí solo para ver un partido de fútbol. Lo que pretendían era cacharme entre los dos. No sé si sería algo arreglado de antemano por ellos o si se fue dando de forma natural, pero aunque nunca había estado con dos patas al mismo tiempo, la verdad es que no me negaba a la experiencia.
    Estaba en otro país, lejos de mi hogar, inmune al que dirán, por lo que podía hacer lo que se me viniera en gana, y lo que quería era, justamente, darle el gusto a mi amante.
    Mientras se la estoy chupando, veo que Pablo le hace un gesto al amigo. Éste se acerca y bajándose el pantalón, me ofrece también su verga. Los dos son bien pingones, ¿será que tanta carne los pone así?
    Antes de hacer nada, lo miro a Pablo a los ojos, y recién cuando él me da su permiso, se la chupo también al amigo. Así que de un momento a otro, se las estoy chupando a ambos, yendo de uno a otro con similar entusiasmo.
    Me paso un rato succionando a ese buen par de machos argentos, escupiéndoles y jalándoles con fuerza las pingas.
    Pablo es el primero en cacharme, se sienta en el sofá y yo me le siento encima, metiéndome toda la carne bien hasta el fondo. Me agarra fuerte de las nalgas y me bombea desde abajo, haciendo que se me sacuda hasta el alma con cada empuje. Chuky está sentado al lado, ya sin short ni ropa interior. Con una mano se jala el pincho y con la otra me acaricia los pechos.
    Me levanto, dejo a Pablo y me siento sobre su amigo, clavándome en él. Resulta notoria la diferencia de formas, gruesa y curvada una, larga y recta la otra, aunque ambas sumamente viriles y deliciosas.
    Lo monto un buen rato, mientras que ahora es Pablo el que me besa y manosea las tetas. Así me van cachando de a uno, ahí mismo, en el sofá. Con los dos disfruto, siento placer, aunque me halaga que Pablo no quiera usar la cama, ya que ése es nuestro lugar... y el de sus amigas.
    Estoy montada sobre Chuky, bien empalada, disfrutando como me penetra, cuándo siento las manos de Pablo recorriendo mis nalgas, y sus dedos hurgándome el ano.
    Volteo la cara y veo como se chupa un dedo y trata de metérmelo. Resulta obvio lo que pretende. Son dos, un solo agujero no les es suficiente.
    No me opongo, alguna vez me tenían que romper el culo, ¿no?
    Continua...
     
    Última edición: 22 Jul 2023
    Estefany35, 22 Jul 2023

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