Emilia: entre risas y detalles

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por blackhawk, 22 Feb 2022.

    blackhawk

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    Esta historia, como el resto de mis historias es larga, si quieres saltar a la parte erótica, comienza a leer despues de los asteriscos *****

    Emilia

    ¿Qué es lo primero que recuerdas de tu vida en este planeta? ¿Tu primer día de clases? ¿las crayolas, la plastilina? que tal la primera chica que te gustó? ¿La primera vez que dejaste de empujar y fastidiar a las niñas que ya se estaban convirtiendo en mujeres? ¿Tu primera cita? ¿Tu primera vez? ¿La chica más bella que has visto en tu vida?

    Y como dijera cantinflas: Ahí está el detalle

    Ese recuerdo de la chica más linda que has visto en tu vida. Esos ojos, ese cabello, esos labios, esas curvas con esa cinturita perfecta. Y para mi esa memoria siempre me lleva a la misma mujer, pues hasta el día de hoy aún no he encontrado a ninguna que se pueda comparar. Una belleza perfecta, una diosa con lentes, una traviesa pecosita en verano y tímida acurrucarle en invierno: Emilia

    Emilia era mucho más joven que yo y venía a comprar a la tienda donde mis padres me mandaban a trabajar en los veranos. Era la tienda de un amigo de mi padre y en sus esfuerzos de asegurarse que no iba a crecer privilegiado y ocioso, uno de ellos insistía que estuviese ahí, aunque sea medio día en el verano, cuando no estaba en la universidad.

    Y ahí fue donde la conocí. Se apareció un día con un precioso vestido azul. No describiré mucho de esa época, porque ambos éramos jóvenes. Yo joven y ella aún mucho más joven. Me pareció bella, es lo único que voy a escribir porque es lo único que se me ocurrió en ese entonces siendo yo en ese entonces lo que motivó a los Nosequien y los Nosecuantos escribir la canción "Yo Fui Lorna"

    Hablamos y la hacía reír y me hacía reír. Un día me dio un beso en la mejilla al despedirse y de la alegría nomas casi me pongo a llorar... Si, así de monse era.
    Una de las otras circunstancias de ese entonces, aparte de la edad era su padre... Ah su padre, un tipo alto y barrigón que desde el primer día que lo conocí, no le caí bien. Y no lo culpo. Yo era mayor que ella, yo con 19 y ella solo de 15 Un día al venir a hacer una compra entre bromas uno de los empleados dijo:
    -"Esto sería la peor pesadilla de su vida, doctor"
    -A lo cual el respondió: No, la peor pesadilla de mi vida seria que Blackhawk y mi hija comenzaran a salir
    Entre broma y broma el había dejado algo bien en claro. Lo tomé por el lado amable y la vida continuó.
    El único motivo que teníamos para vernos era la tienda y pues en esos días de antaño no había Facebook, ni social media ni nada de esas herramientas que ahora ustedes pulpines tienen, pero incluso aun así terminan en el friendzone. Y lo mismo me pasó a mí, en aquellos días de anteayer. Solo era su amigo, lo cual por mí me parecía lo más lógico por la edad. Y así pasó un año y un día desapareció repentinamente, así como apareció y el internet de hoy que es tu mejor detective, no existía en ese entonces.

    Muchos años pasaron, una media década para ser exacto... y una noche de esas en las cuales una de tus amigas, la más tetona y putona decide celebrar su cumpleaños, pero es misia entonces invita a sus amigas y amigos para que todos inviten el trago y como eres joven y aun cojudo tu aceptas, esperando que quizás el dios del licor te bendiga y te recompense aunque sea con una de sus amigas o mejor aún: con la tetona, aun sabiendo que está más recorrida que el Jirón de la Union una semana antes de Navidad.

    Llegué. Como buen cojudo hice mi cola. Gasté plata por gusto. Cuando las flacas ya estaban sazonadas, otros giles más vivos que yo comenzaron a llevárselas, una por una. La noche estaba perdida y cuando estaba por irme, escucho a alguien a lo lejos gritar mi nombre una y otra vez. No veía de donde venia, hasta que de repente como caída del cielo apareció Emilia. Llevaba unos jeans apretadísimos y un top amarillo sin sostén, de esos de una sola pieza que con las justas cubría un par de preciosos y redondos senos, quizás cubría no sería la descripción apropiada por que se veían ambas puntitas.

    -EMILIA! Grité sin poder cubrir mi alegría de verla. La abracé y con la sorpresa y con de la excitación de verla, pues como dije, se notaba y sentía que estaba "muy contento" de verla. Pero no me empujó, no se quitó, sino que así nos quedamos por un momento y aún recuerdo, fue como si de repente todo a nuestro alrededor se hubiese desvanecido. Yo sujetándola contra mí y ella elevada y contra mi cuerpo. Y aunque la música estaba fuerte y rápida, comenzamos a bailar lentamente por un ratito.
    -Y como has entrado, como así te han dejado entrar?
    -Monse, ya tengo 20!
    Y yo sabia esto, pero es lo único que se me ocurría decir, mientras trataba de no distraerme con sus tremendos senos.
    -Te vez muy bien!- Respondí, como si hubiese hecho alguna pregunta, como si nunca hubiese visto senos en mi vida tan de cerca, como un idiota de alto calibre.
    Me cogió de la quijada, levantó mi vista y me dijo: Mis ojos están aquí arriba, tontito! No seas tan obvio... Bailamos?
    Estaba un poco borracha. El piso estaba lleno, lo cual es la excusa perfecta para bailar pegado. Bailamos y tratamos de conversar, lo que es imposible con tanta bulla. Nos reímos y mucho. Ella sabia bailar y muy bien. Y llegaron sus feas amigas, por que cada belleza siempre llega a la disco con un grupo de gárgolas que saben que sin ella todas pierden, entonces la paran jalando para que no se vaya...
    -Emilia, ven! nos vamos a otro lado.
    -Ok, ya me despido y las alcanzo. Espérenme en el bar
    Me miró y la miré. Nos abrazamos, nuestras miradas al principio a los ojos y luego ella me miraba los labios mientras se mordía los suyos.

    Pero no hice nada. Por idiota, por cojudo, por recontralorna pero no hice nada. Emilia se cansó de esperar, me dio un beso en la mejilla y me dijo: Fue lindo verte! Cuando te veo de nuevo? Por que no me das tu...
    Pero fue demasiado tarde. Una de las gárgolas vino y se la llevó de la mano. Y en vez de seguirla, me quedé ahí. Despidiéndome con la mano hacia ella como un gran idiota mientras ella se iba con el grupo de gárgolas gordas con las que vino. La noche estaba perdida y con una mezcla de odio, rencor hacia mi mismo y frustración por no haber hecho ni dicho nada, comencé a subir las escaleras hacia la salida. Y ahí fue cuando el dios del trago o quizás karma se acordó de todos los momentos que invertí en ser buenito y me trajo mi vuelto. Ahí estaba Emilia, con el grupo de gárgolas, una vomitando y otra gritando en insultándolas a todas.
    Me acerqué y al escuchar que una la insultó, la tomé de la mano y me la llevé. Ni siquiera me molesté en voltear a ver quién miraba o que decían, me la llevaba y ella venia conmigo, no sé a dónde pero nos íbamos juntos.

    Avanzamos media cuadra quizás y nos miramos. Nos reímos. No sé por qué pero nos reímos y bastante. Alguien gritó su nombre, la tomé de la mano y seguimos nuestra "escapada" hacia un destino desconocido.
    Subimos a un taxi. El taxi pregunto hacia dónde y a pesar que ambos sabíamos que queríamos, no nos atrevíamos a decirlo. Ya cuando estaba a punto de bajarnos dije: A Miraflores por favor, al parque donde está la rotonda, en Larco.

    Nos acurrucamos en el taxi y yo en silencio rezaba a Dios y todos sus santos que este viaje durara una eternidad. Hasta el día de hoy recuerdo cómo se sentía el tenerla acurrucada contra mí, con ese cuerpo perfecto a mi lado y casi encima mío. Lamentablemente a esa hora y sin tráfico, llegamos a Miraflores más rápido que inmediatamente... Nos bajamos a caminar, conversamos sobre todo lo que nos había pasado en casi toda esa media década que no nos habíamos visto, tratamos de sentarnos en una de esas bancas nuevas solo para darnos cuenta que eran incomodas y frías. Era tarde y estábamos cansados. Bueno, ella estaba cansada, yo solo quería verla desnuda y comérmela...

    -Y ahora, a dónde vamos? me preguntó curiosa
    -Tomamos un taxi y te dejo en tu casa? - Ofrecí como un buen cojudo, digo caballero.
    Parece que le sorprendió mi respuesta. Yo sabía que ambos queríamos otra cosa, y aquí va un consejo para todos aquellos que lo necesiten. No tengas miedo en preguntar, en decir que es lo que quieres. Si te dicen que no, es una lección aprendida, si te dicen que si es una experiencia vivida.
    Era tarde. Ya le estaba dando frio y sueño.
    -No quiero ir a casa- Me dijo. Me contó que sus padres se habían divorciado y que en ambos hogares era un distinto infierno.
    Tomé todo el valor que tenía y le dije:
    -Entonces vamos a un lugar donde podamos estar solos.
    -No, no se...-me dijo, tratando de esconder una tímida sonrisa
    De repente un taxi paro y nos preguntó hacia dónde.
    -Aquí a diez cuadras maestro, hacia San Isidro

    Ni le escuché el precio, ni lo negocié. Nos subimos. El taxista me preguntaba y yo le daba direcciones, con el corazón hecho un nudo en la garganta. Recuerdo que casi a diez cuadras un familiar vivía al costado de un hostal, pensé siendo Miraflores no ha de ser tan malo. Emilia no decía nada, se aferró a mi brazo y miraba la calle en silencio. Por buena suerte mía, mi memoria no me había fallado. Nunca antes había entrado a un hostal en mi vida, pero parecía similar a un hotel. Dimos nuestra información, subimos un sin fin de escaleras y entramos a un cuarto pequeño con una ventana hacia la calle.
    Ella se sentó en la cama, y comenzó a reírse. Le pregunté por qué.

    -Si mi papi supiera que estamos aquí, te mata! El te odiaba y hasta hoy no se ni entiendo porque

    *********************


    Nos reímos, nos acostamos y nos acurrucamos. Y entre risas y juegos por fin nos besamos. Deslicé mi mano y desabroché esos jeans apretados y continué deslizando mi mano por debajo de su ropa interior hasta llegar a sentir una zona muy húmeda.
    Era joven y bien cojudo y no sabía nada, pero ella me guiaba con pequeños gemidos. Encontré un lugar entre sus piernas que parecía excitarla más y decidí dejar mis dedos ahí. Comenzó a frotarla con fuerza, pero ella me detuvo.
    -No te gusta? Le pregunté
    -Si, pero más despacio-me respondió
    Mi primera lección sexual: escuchar. No asumir, sino escuchar.
    Emilia, ya mojadísima, trató de terminar de sacarse el pantalón. Llevaba unos jeans recontar apretados, casi se cae de la cama al tratar de quitárselos. No pude evitar reírme.
    Y tú? -me dijo coqueta-
    Ambos sin pantalones, continuamos besándonos, ahora con las piernas entrelazadas. Podía sentir lo mojada que estaba.
    -Te lo quiero besar me dijo-
    Y yo te lo quiero meter-le respondí-lo cual supongo mató la pasión al toque por que se comenzó a reír y no dejaba de parar.
    Me daba un poco de vergüenza, pero con la nula experiencia que tenía, también me causó gracia.
    -Te pasas-me dijo. Y me dio un beso y con eso se nos pasó el momento de humor
    -Ya lo has hecho antes?
    -¿Si, un par de veces-y tu?
    -un poco más de un par de veces, pero nada bueno-me contestó-y añadió- solo dos chicos y ambos siempre encima mío. Me ahogaba, asfixiaba y encima con sudor ajeno en la cara y.…ay perdón! Estoy hablando mucho verdad?
    -No sé, no se mucho de estos asuntos, supongo que si-le dije
    Emilia tenía ahora una mirada triste-siempre termino fregando todo!-me dijo al borde de lágrimas- mis padres me echan la culpa de todo y mi último ex dijo que me sacó la vuelta por que no me podía callar en la cama!
    Trató de esconder el rostro, pero no se lo dejé, comencé a secar sus lágrimas tratando de decir algo que no sea estúpido, como: ¿la seguimos? Aunque era lo único que se me ocurría.
    Cerré los ojos por un momento, para no distraerme con sus senos y le dije:
    -Es injusto que todos te echan la culpa. Yo no sé mucho de estos asuntos, solo puedo decirte lo que se, lo que siento. Lo mucho que te he extrañado, sé que me dio una cólera inmensa cuando tus amigas feas te llevaron y sé que ahorita estoy muy feliz aquí a tu lado. Me encantaría hacer de todo un poco esta noche, pero si solo llegáramos hasta aquí y en vez siguiéramos platicando, aun así estoy muy feliz y además...
    Pero Emilia no me dejó terminar de hablar: tomó mi cara contra la de ella y me besó, me empujo contra la cama y se sentó encima mío. Comenzó a besarme el abdomen, miro hacia arriba y me dijo:
    -Siempre quise hacer esto. ¿Me dejas?
    -Seguro! Pero que vas a hacer?-le pregunté, mientras la veía quitándome la ropa interior
    -Lo que quiera- dijo y se puso mi verga en su boca.
    Sentía sus pezones en mis muslos y su lengua hacía cosas que sentían me iba a venir en cualquier momento. Supongo que Emilia se dio cuenta, así que se sacó la verga de mi boca y con saliva resbalando en su quijada me preguntó
    -Más despacio verdad?
    -Si-fue lo único que pude murmurar, mientras ella tenía una enorme sonrisa.
    -Pásame mi cartera-
    -Que, nos vamos? -pregunté
    -No Monse! ¡Pásamela!
    Se la pasé, y ella sacó un condón. Con toda la excitación me había olvidado de lo más importante. Era un jebe de un color extraño, no había visto algo así antes y cuando lo abrió, olía a algo como fruta. Emilia, aún con una enorme sonrisa se lo puso en la boca. Y con su boca y muy lentamente me lo puso encima. Cómo una gata se arrastró hacia mi costado y me murmuró al oído:
    -Respira...relájate un poco que recién acabamos de comenzar...
    Lo cual honestamente no me ayudaba mucho.
    Emilia se subió encima mío y lentamente se puso mi verga dentro de ella. Solo la punta y luego muy lentamente dejó que el resto se desliza dentro de ella. Cuando ya estaba casi todo adentro, ella se sentó con fuerza y comenzó a cabalgar y a gemir.
    Aún llevaba puesta ese top amarillo, se lo quiso quitar, pero en vez se lo bajé y parecía un vestido muy pequeño, lo cual me excitaba aún más.
    Supongo que ella se daba cuenta cuando me iba excitando demasiado por que de vez en cuando se movía más lento.
    Hasta que de repente no pude más, tenía que terminar. Jalé sus mano y las pegue una a cada costado mío y comencé a darle con fuerza. Esto la excito demasiado y termino llegando al clímax inmediatamente y más antes que yo. Cuando yo terminé ella ya se estaba desvanecida encima mío.
    Nos quedamos así por un breve momento, ella desvanecida encima mío y yo aun sin poder creer lo que acababa de suceder. De repente se despertó y aun encima mío, con los ojos bien abiertos me dice:
    -Perate, hay que salir con cuidado ahora que ya terminaste- y con un cuidadoso movimiento, asegurándose que el jebe no salga, se salió de mi encima, le hizo un nudo al jebe y lo echó a un lado de la cama.
    Se quitó muy lentamente el top amarillo y ya completamente desnuda se acurrucó a mi lado, casi encima mío.
    Y así en silencio nos quedamos. Decirte que me dormí seria mentira. Al rato escucho un sonido infernal, que parecía ser un ronquido de poseído.... Con mucho cuidado la traté de mover para que deje de roncar, y casi sin contener la risa, Emilia murmura:
    -Donde estoy? Quién eres? -
    Pero el intento de broma no le resultó porque al instante comenzó a reírse de su propio chiste.
    -En serio así roncas o me estas vacilando?
    -No, me estaba haciendo la dormida. Hace tiempo que no me reía así!
    Yo hubiese preferido que me dijera que había sido una bestia en la cama, que lo que hicimos fue lo mejor de su vida, pero en vez me dijo que la hacía reír y mucho.
    Al rato me hice recordar a mí mismo que también con la mínima experiencia que tenía, no tenía nada de que quejarme. Pero aun así estaba confundido, y pues el ser tan "chistoso" en la cama, me quitó el humor.
    -Y ahora, ¿que pasa? Me preguntó
    -Nada-le contesté un poco seco
    -En serio?
    -Si de veras... Bueno es que nunca nadie me ha dicho lo gracioso que soy... cuando estamos en la cama....
    Se levanto un poco como para verme la cara, y mirándome a los ojos tiernamente me dijo:
    -Ay pues... que quieres que te diga, que eres todo un semental en la cama y otras idioteces machistas o de porno? Me haces reír, siempre me has hecho reír y a tu lado me siento contenta y en vez de dártela de super macho y tirarte encima mío o cogerme cola arriba y boca abajo, me miras, me escuchas y me dejas hacer lo que quiera y como me gusta. Y me haces reír y me encanta!
    Y al terminar de decir esto, lentamente bajó su mano hacia mi verga y comenzando una lenta manuela me susurró al oído:
    -Y me gusta que te gusta lo que hago y como me gusta. ¿Sabias que una mujer puede tener múltiples orgasmos al mismo tiempo?
    -Si, algo así he oído. Nosotros hombres no tanto.
    -Ósea si me pongo esto en la boca no pasa nada?
    -Tienes que dejar que me reponga por favor- le pedí en tono de súplica, lo cual le pareció gracioso
    -Bueno pues, pero creo que es turno de usar tu boca entonces-me contesto y sin darme tiempo para comprender que estaba pasando, se sentó en mi cara.
    -Pon tu lengua aquí- me dijo y me guio con una mano mientras se apoyaba contra la pared con la otra
    Esto era algo nuevo para mí, pero parecía que al encontrar el punto donde ella me guiaba, parecía excitarla mucho, pero el estar encima mío no resultaba muy bien, pues cada vez que se excitaba, se retorcía y perdía el equilibrio, lo cual terminaba conmigo asfixiado o ella en semi cabezazos a la pared.
    Me zafé de mi posición y como jugando a forcejeo terminé encima de ella.
    Me miró un poco molesta, pensando que íbamos a hacer la clásica posición de misionero
    -Bueno, si eso quieres me dijo, pero trajiste un...-
    -No, pero no quiero hacer eso. Quiero besar todo tu cuerpo
    Y así comencé a recorrer cada parte de su cuerpo con mi lengua. Me detuve en cada pezón, y cuando por fin llegué al final de mi recorrido, ella estaba mojadísima.
    Recorrí ese punto que ella ya me había indicado antes, la oí gemir y cuando terminó dijo:
    -Que rico fue eso! No creo que nunca antes...
    -Fue? Pero si aún no terminamos-Respondí rápidamente y continué con la lengua.
    -No espera, déjame descansar un ratito por favor...
    Pero no le hice caso, la empujé contra la cama y la cogí de ambas muñecas como para que se quede así y eso la excito aún más. Ya más excitada volví a jugar con esos preciosos senos. La vista desde donde estaba es algo que aun al día de hoy, ya varias décadas después, puedo recordar como si fuese ayer. Un par de perfectos senos, una cinturita pequeña y su piel de seda.
    Se vino una y otra vez. Y una vez más. Y al final en una mezcla de gemidos, gritos y espasmos se zafó, cogió una almohada como escudo y complétame agotada me dijo:
    -¡Ya no, ya no más por favor! Me duele!
    -En serio duele? Lo siento mucho! -Le contesté, tratando de esconder una pequeña sonrisa y un enorme sentimiento de satisfacción.
    -Me duelen las costillas de tanto reír, y seguro mañana me va a doler el resto del cuerpo y todo va a ser tu culpa! -Me respondió, tratando de agarrarme a almohadazos.
    Nos acurrucamos de nuevo. Y antes de quedarnos dormidos, se da la vuelta, rabito contra verga y me dice:
    -Me duele todo y me gusta cómo me duele y es tu culpa...
    A lo cual le susurré al oído:
    -Gracias
     
    blackhawk, 22 Feb 2022

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    #1

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    EXCELENTE @blackhawk !

    Y pese a los años y sus muy buenas historias, éste ha sido un regreso por todo lo alto.
    Los que disfrutamos las buenas historias, esperamos que este sea el primer nuevo escalón de sus relatos.
     
    MrQuarzo, 23 Feb 2022

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    #2
    A grindo doido y blackhawk les gusta esto.

    Elcachatias

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    Buen relato cofrade, atrapa de principio a fin, espero con ansias la continuación
     
    Elcachatias, 23 Feb 2022

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    #3
    A blackhawk le gusta esto.

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