Me estoy culiando a mi nutricionista

La empresa me envío a hacer exámenes de rutina. Me tocó hora con la nutricionista por unos kilos de más que tengo. Es una trigueña preciosa, delgada pero de buen poto, tetitas paradas, linda de rostro bordeando los 30 años. Entro a su pequeña oficina. No podía dejar de mirarla y sentir su exquisito aroma. Estaba hipnotizado con sus cabellos largos y negros, concentrado en sus hermosos ojos que me miraban coquetonamente. Estaba seria y medio nerviosa, mirando a este tipo de cuarenta y tantos, moreno, alto y grandote. En eso se para para buscar un folleto, lo cual aprovecho para contemplar su preciosa silueta y ese culo durito de gimnasio. En eso se inclina demasiado, perdiendo el equilibrio y cayendo sentada en mis piernas. Solo atine a afirmarla de la cintura. Para mi sorpresa se queda ahí y sonríe. Sus gluteos sintieron mi erección de seguro, y de la nada me pone sus pechos a la altura de la boca. Bajo mi mascarilla y beso sus tetas de una. Ella se despoja de la suya e inclina su cabecita para atrás mientras abro por completo su blusa y libero sus lindas bubbies de pezones café, las cuales devoro a gusto. Sus labios de color rojo se abren para recibir mi lengua, iniciando el juguteo delicioso de nuestras bocas húmedas. Se levanta la falda mientras sacó mi fierro totalmente parado. Poco nos importó la vieja enfermera afuera de la oficina. Queríamos puro culiar, hacerla cortita y darle gusto al cuerpo. Retira sus braguitas y se monta encima. Mi verga se encaja perfecto entre sus paredes vaginales, facilitado por la tibia humedad de su chorito depilado, estrecho, apetitoso. Los paf paf del choque de nuestras pelvis son una delicia, controlados por ambos para no hacer tanto ruido, lo cual es un suplicio exquisito. Separo bien sus cachetes para hundirme hasta el fondo, lo cual agradece. Tenía ganas de darle duro, romperle bien rico la concha, pero me contengo. Mi mano ahoga sus gemidos. Ella muerde mis dedos, araña mi espalda la muy perra para que grite. Siento hervir mis bolas ya a punto de estallar y rebalsarle el estanque. Hasta que exploto olimpicamente, pleno, sin remordimientos dentro de ella. Ella acaba según noto por su rostro de placer, de hembra joven y caliente que disfruta la vida, que importa esté casada, dos hijos igual que yo, el placer de la carne no tiene precio y culiarse un toro como yo igual es entretenido como para pasar la tarde, tiene que haber pensado. Su concha se traga todo mi néctar, lo justo para no mojarme, luego elimina mis jugos con unas toallitas humedas en su escritorio. Se pone las bragas no sin antes pasarmelas por la cara, diciendo que estaban húmedas apenas me vio. Carolina me despide con un beso con lengua, comprobando que mi erección había renacido, solo que no había tiempo. No hay intercambio de teléfono, si una nueva cita el próximo miércoles de la otra semana con mi nutricionista.

 

Buen relato esperamos la continuacion

 

a la y, eso fue real o es ficticio?

 

Parece argumento de película XXX

 

Llego temprano al mediodía a la cita con mi nutricionista. Justo noto que la vieja secretaria se retira a almorzar. La muy viva de Carolina esta vez no quiere interrupciones ni que la vieja escuche lo que se iba a desatar en su oficina. Estaba con traje de enfermera esta vez, con esos pantalones y blusa ajustados que le marcan toda su diminuta braguita tipo hilo dental. Me abraza y besa desbocada, ansiosa, me esperó toda la mañana. Su vulva anhelaba ya su ración de pico moreno grueso y peludo. Me abre la camisa y besa mis pezones mientras con una mano tantea mi paquete. Desabrocha mi jeans y ataca los bajos fondos. Huele mi entrepierna extasiada, disfrutando mi aroma de macho caliente. Libera mi verga desafiante, orgullosa, ella lo mira de abajo hacia arriba, como midiendo lo que se iba a comer. Su deliciosa lengua me recorre desde las bolas al glande, dándole besitos al tronco. Luego se lo traga por completo mirándome a los ojos, mejor que cualquier porno. La tomo de su cabeza y empiezo a moverme, suave primero y mas rudo después. Ella abre por completo su boca para recibirme gustosa. Comienzo a culiarme su boca a un ritmo enloquecedor. Una lagrimita corre por sus ojos por lo atragantada que estaba. Al borde de hacerme acabar retiro mi penca, para dejarla respirar y escupir su saliva acumulada. Luego la levanto para acomodarla en su escritorio como una gata. Bajo su apretado pantalon y retiro bragas. Ante mi aparece su dilatado chochito, depilado como siempre, presto a ser culiado como la ocasión lo amerita. Antes hundo mi cara entre sus cachetes. Su aroma a hembra ardiente me enloquece, mezcla de una concha húmeda lista para ser fecundada y el trajín natural de una chica trabajadora, movida, profesional. Mi lengua gatilla sus labios vaginales y clitoris con fuerza, con rabia, regalandole lenguetazos a su rugoso y apretadisimo ano, por rica. Ella emite gemidos ahullidos de placer como la perra en celo que es comigo, encantada de sentirse deseada, de sentirse viva, de saberse lo suficientemente astuta y osada como para cumplirse el capricho y en su propio trabajo. Apunto mi chuto al centro de su vagina y paf, de una me adentro en ella, en una cacha rítmica, dura, sin pausas, todo esto al natural, sin preservativos ni lubricantes dejando que actue el instinto primitivo que nos invade. Ella se deja bombear a gusto, disfrutando cada segundo del roce de nuestros cuerpos. Para mi era un sueño cacharme a la nutricionista del consultorio, joven tan admirada y deseada por pacientes y profesionales que a cada pasada de la chica aprovechaban para mirar, sobretodo ese culito duro y apetitoso que ahora estaba estoico aguantando mis embestidas. Ella abre sus cachetes con ambas manos para recibir mas a fondo mis espolonazos en su gruta húmeda. Sus cabellos lisos y tan bien cuidados se mueven agitados por mis movimientos bruscos, jadeando ambos ya al borde del climax. Siento que ella está a punto. Su concha me aprieta bien rico y sus gemidos me indican que ya estalla. Contengo mi néctar hirviendo todo lo que puedo, al máximo de mis capacidades amatorias para irnos juntos. La oficina ya se vuelve gritos. Acabo gloriosamente dentro de su chorito dulce, mojando su pantalón, escritorio y papeles, dejándola bien moqueada a la muñeca. Subo mis jeans y ahí la dejo, sentada y con la entrepierna bien adolorida según me dice riendo: "me diste duro esta vez, bebe". "Prepárate para que vayamos a un motel mejor", le digo.

 

Buena histori continus

 

interesante historia continua cofra ... pero con mas detalle ..que tal la nutricionista esta tremenda...

 

los chanchos vuelan no?

 

Cofra esta seccion no es de ratings sino de literatura, disfrute el relato nomas no se pique por las santas alberjas.

 

Cofra, confirme si le llego a reventar ese chanchito...

 

Cofra esta seccion del foro es de relatos eroticos y no de ratings, no confunda la ficcion con la realidad

 

Pues de ser corto es corto el relato.... Pero hay mujeres lanzadas también

 

Copiada de otra página.

 

cita la fuente bro ... sino es mucha molestia pega el link

 

De donde se supone??

 

Como buen miércoles me tocó comer Nutri. Esta vez ella se consiguió un permiso y culiamos toda la tarde. La novedad fue que llevé un trago y nos desatamos cachando de lo lindo.
Apenas llegados al motel nos duchamos juntos, chupandole las tetas y ella besando mis bolas y tragando pico. Luego en la cama devore su gruta, depiladita como me gusta. No almorzamos por lo que el trago se nos subió a la cabeza. Solo así quizás se atrevió a soltarme el culito. Ensalive bien su culazo y todo para adentro. Le dolió al principio pero luego se notaba que lo disfrutaba, al ser el estreno de su orificio, nuevecito, rico. Mi verga gruesa apenas le entraba pero fue delicioso abrirme paso en medio de sus paredes anales. Me confesó que ni siquiera a su marido le había regalado su colita, pero que la calentura del momento lo ameritaba. La mejor pose fue culiando de cucharita, así la penetraba de lado mientras gatillaba su concha y besaba su cuello, atacando por todos los frentes de mi nutri. Ella se dejaba encular a gusto, haciendola acabar por lo menos dos veces antes de venirme en su poto e inundarla por completo, corriendole la leche por sus bellos cachetes. Nos quedamos recostados un rato para acariciarnos y darnos besitos ricos. En eso la llama el marido y ella me cierra un ojo. A manera de juego le como nuevamente el chochito para que se queje rico mientras habla con el cornudo. Apenas aguanta la muy bitch y mantiene la compostura, diciendole al venado que llevará algo rico para comer, mientras yo me la comia a la muy puta. Apenas suelta el teléfono la pongo en cuatro y vuelvo a encularla, esta vez con rabia por los celos que sentía por el mono. Separo sus preciosas nalgas no sin escupir antes su desvirgado arterisco, apunto a la gloria y chuff pa entro. Por lo menos 20 minutos de bombeo duro, con la chica afirmándose de las sábanas recibiendo estoica su ración de pico. Ella dormía con otro pero culiaba conmigo, pensaba, y le volví a llenar el estanque de petroleo blanco rebalsandole de su adolorido culito, según me dijo. Ducha final y a la casa, yo con mis bolas descargadas y ella bien culiada y con cierto dolor que no sabría como explicar en su dulce hogar.

 

Como buen miércoles me tocó comer Nutri. Esta vez ella se consiguió un permiso y culiamos toda la tarde. La novedad fue que llevé un trago y nos desatamos cachando de lo lindo.
Apenas llegados al motel nos duchamos juntos, chupandole las tetas y ella besando mis bolas y tragando pico. Luego en la cama devore su gruta, depiladita como me gusta. No almorzamos por lo que el trago se nos subió a la cabeza. Solo así quizás se atrevió a soltarme el culito. Ensalive bien su culazo y todo para adentro. Le dolió al principio pero luego se notaba que lo disfrutaba, al ser el estreno de su orificio, nuevecito, rico. Mi verga gruesa apenas le entraba pero fue delicioso abrirme paso en medio de sus paredes anales. Me confesó que ni siquiera a su marido le había regalado su colita, pero que la calentura del momento lo ameritaba. La mejor pose fue culiando de cucharita, así la penetraba de lado mientras gatillaba su concha y besaba su cuello, atacando por todos los frentes de mi nutri. Ella se dejaba encular a gusto, haciendola acabar por lo menos dos veces antes de venirme en su poto e inundarla por completo, corriendole la leche por sus bellos cachetes. Nos quedamos recostados un rato para acariciarnos y darnos besitos ricos. En eso la llama el marido y ella me cierra un ojo. A manera de juego le como nuevamente el chochito para que se queje rico mientras habla con el cornudo. Apenas aguanta la muy bitch y mantiene la compostura, diciendole al venado que llevará algo rico para comer, mientras yo me la comia a la muy puta. Apenas suelta el teléfono la pongo en cuatro y vuelvo a encularla, esta vez con rabia por los celos que sentía por el mono. Separo sus preciosas nalgas no sin escupir antes su desvirgado arterisco, apunto a la gloria y chuff pa entro. Por lo menos 20 minutos de bombeo duro, con la chica afirmándose de las sábanas recibiendo estoica su ración de pico. Ella dormía con otro pero culiaba conmigo, pensaba, y le volví a llenar el estanque de petroleo blanco rebalsandole de su adolorido culito, según me dijo. Ducha final y a la casa, yo con mis bolas descargadas y ella bien culiada y con cierto dolor que no sabría como explicar en su dulce hogar.

 

Buen relato continua

 

Te digo una cosa casi siempre las nutricionistas mujeres o son bonitas o están regias , mi primera nutricionista era flaquita pero tenía lo suyo , me cambiaron a otra simpática pero en cuerpo está en debe pero igual ya salí con ella algunas veces pero está difícil estoy q tiro maíz haber si cae en una

 

Previa del día de la madre. No se como la Nutri me mensajea un sábado en la noche. Me dice que su marido salió con los niños a ver a su madre, ella dio la excusa de no poder salir por sentirse mal. Luego la llama el marido que alojarán allá porque uno de los niños se quedó dormido asi que estaba solita y caliente. Tuve que inventar que mi hermano estaba en el hospital para escaparme de la casa. Lo siento, hermano, ya te pagaré con unas chelas. Llego a su exclusivo depa, inventando que llevaba un delivery de comida china en una caja, según me indicó ella. El cambio de turno de los conserjes permitió que pasara desapercibido para que los sapos no la delataran. En el séptimo piso haríamos nuestro acto amatorio fornicatorio. Era un depa muy bien conservado, lleno de plantas y cuadros elegantes. Ella me recibe en una bata negra de seda, bien pintarrajeada y con unos enormes tacones, como puta, que es como me gusta verla. Me sirve el wisky de su marido militar, según confirmo en algunas fotos. Mientras bebo sentado ella baja mi jeans y aplica una mamada exquisita, con repaso por las bolas y harta saliva. Me cojo su boquita poseido hasta la garganta. Luego la pongo en la mesa del comedor donde imagino almuerza su familia, desato su bata putera y ceno su vagina hinchada y tibia, bebiendome sus fluidos femeninos mientras ella gime como la golfa en que la he convertido. Luego la volteo, aplico un beso negro compartido con mi dedo medio metido en su culo. Le toca anal a la Nutri. Ella quería ser culiada por el choro pero me encanta sorprenderla. Escupito en su * y la penetro de una, relajando ella su esfinter para el disfrute de la carne. Sus paredes anales me otorgan un placer delicioso. Para ser generoso alterno luego entre su poto y su concha, taladrandola a un ritmo enloquecedor. Ella se deja llevar, diciéndome que me invitaba a la cama matrimonial. Desmonto y ella me hace un lavado de cabeza antes de dirigirme a la habitación. Me termino la botella de wisky del milico bien acostado en su cama para continuar culiandome a su mujer, cuando en eso la llaman al celular...