Las etapas del sueño. (Relato)(Amateur)

Era de noche mientras cruzaba el puente que une la Universidad de Lima y el paradero que va hacía los distritos más cercanos al Centro Cívico, mientras caminaba con una cruz en la espalda, mareado por las luces de los vehículos en movimiento que angustiosamente aceleran para llegar a su hogar, extendí mi mano y logre encajar dentro de uno de estos ataúdes de cuatro ruedas.

Para los conocedores de esta zona, sabrán lo que es estar atrapado en el tráfico que va rumbo a la Av. la Marina, donde muchos hemos reflexionado los problemas más complicados del mundo y abrazado a la inconsciencia, mientras yo quedaba noqueado de tantas luces rojas que emiten los carros al frenar llegaba a mi cabeza nuevamente los recuerdos de mi rostro en el baño de un hostal, la mirada desubicada que tenía y la sentencia de muerte anunciada que había caído ante mi, a mí también me había pasado dije en la inconsciencia.

Beatriz era el prospecto de típica chica de clase media alta, creyente del dinero de sus padres y que se daba lujos gracias a estos. Tenía unos senos provocativos, típicos de las mujeres que están un poco subidas de peso y con el color marrón característico de nuestra raza, ella había sido madre a sus cortos 23 años y aún se mantenía amamantando a su crío, lo que no impedía que varios hombres compartan la leche de su madre, el sudor pálido de Beatriz se mezclaba con el aroma Pall Mall y Victoria Secret Gold, generando este aroma arrechante que tienen algunas, y que nos recuerda que todos somos tierra.

Minutos antes de mi condena, me reuní con ella, a mis 26 años por fin escuché esa frase que tanto hemos leído e imaginado "Que tal te parece si tomamos algo en un Hotel, es más tranquilo" esa fue la mano que me arrastró hasta una habitación 403, yo estaba nervioso, sabía que no tendríamos mucho tiempo y que ya habían algunas sospechas de mí, así que trataba de mantener un perfil sumamente bajo, luego de unos tragos rituales llegó ese momento en el que las palabras sobran, ella me preguntó echada a mi costado "Qué es lo que yo quería" y procedió a darse la vuelta, invitándome a ser yo quien realizará el primer movimiento definitivo.

Mi mano se transformó en serpiente y rectó por debajo de su vestidura, me sentí como un un reptil, como un animal, deslizándome entre toda esa piel húmeda, el calor fue testigo de nuestro erotismo y mis dedos fueron esta lengua que permite ver dónde esta la presa, me acerqué rectando hacia sus senderos hasta sentir mi objetivo, pasé por el valle que dividen las montañas y me decidí en llegar a lo más alto, con fuerza despejé el manto de nubes que las cubrían para poder sentir que estaba llegando a la cima, los sonidos del viento se hacen más fuerte a medida que vas tomando altura, de repente un soplo de oxígeno llegó a mí, y me quedé descansando, era baboso y sentía como invadía mi ser, los que conocemos el amor gratuito sabemos lo delicioso que es sentir como se derraman en tu boca y se generan terremotos en otras personas.

Mi objetivo estaba expuesto, Clavin Klein no podía más y fue cayendo por el precipicio del mundo, este mundo plano que nos sostiene tronaba con el movimiento, la intensidad de la lluvia que se inyectaba en mí hizo que estrangulara estas montañas con mi cuerpo, vi lo que ningún hombre ha visto, veía a las montañas nevar, nuestras placas tectónicas chocaban haciendo terremotos en el mundo, un volcán en mí se creaba dentro de mi cuerpo alargado, las picaduras que hacían fueron paradas por otra serpiente, que sin remordimiento alguno me arrojó con fuerza al mar, como una canoa que atraviesa ríos sentía como la corriente me llevaba, chocando con todos los picos del ríos y arrojándome a las Marianas como James Cameron me decidí a conocerlas, el mundo submarino tiene sus peculiaridades, una presión que podría matar me apresaba, toqué los abismos submarinos y sentí el volcán activo que poseen estos continentes.

Los buques de la Marina se acercaban y mi expedición llegaba a su fin, los ruidos fuertes eran cada vez más claros, mi cuerpo sentía la aceleración, Beatriz gritaba por mí, mi masculinidad estaba a tope, el gusto salado de su cuerpo me llenaba y sus fluidos me empapaban, fue cuando la tomé su melena negra y comenzó a chillar, los gemidos cada vez resonaban más la habitación como bocinas que esperan para salir disparadas, sabía que el tiempo era corto y que quería venirme en ella, éramos dos fuentes de calor al ritmo de la carretera, mientras manoseaba su clítoris para hacerla venir, el momento estaba cerca, la luz verde estaba dada, era momento de salir a toda prisa, recorría su cuerpo con mis manos mientras ella cada vez sonaba más fuerte nos movimos hasta poder ver su horizonte mientras sentía como se acercaba el final, ella sintió como mi pene comenzaba a palpitar y me dijo que por favor me viniera dentro de ella, que había pasado bastante tiempo desde que tenía a alguien dentro, nos decidimos a cruzar la vía rápidamente mientras sentía como su interior se ponía más blando, sentía como todo de ella lo pedía, le di la vuelta y llevé sus rodillas hasta sus pechos, entre penetraciones largas y el sonido tan característico de dos cuerpos chocándose sentía la presión que tiene un hombre al momento de venirse, esa sensación que nace de los testículos y va subiendo por un conducto desconocido por los hombres fuera de la ciencia médica, sentir una pulsación, seguida de otra pulsación para finalizar en una pulsación más fuerte y crítica que te hace abrir los ojos y ver otra vez luces rojas, sacar monedas y dar gracias por haber llegado salvo a tu destino.

Si llegaron hasta aquí no tengo idea que escribí pero YOLO es la primera vez que hago algo como esto
Muito Obrigado.

 

Muy interesantes sus metáforas cófrade, parece ud seguidor de don Luis de Góngora, jaja.

 

interesante tu relato cofra esta bastante bueno

 

Pues la verdad que está bastante bueno saludos

 

Mismo Quijote describiendo a su amada

"Que sus cabellos son de oro, su frente de campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve"

 

¡Así es estimado! Todo un talento. No se suelen ver relatos así, muy bueno cófrade, muy bueno. ¡Siga así y éxitos!

 

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Muchas gracias a todos, me animan a seguir publicando