"Concurso Relato 2019": Seduciendo a la degustadora que conocí en el gimnasio

En aquel tiempo tenia membresía en un gimnasio ficho de la capital. Yo iba tres veces a la semana. Solo por las mañanas, pero por mi trabajo, me cambié por el horario de la noche; ya después de la chamba me dirigía al gym para empezar con la rutina.

Estaba ejercitándome en la máquina de correr. Mientras trotaba me distraje mirando por las amplias ventanas hacia la calle. De repente, una chica, no muy guapa pero con muy buena figura, se acerca a la caminadora que está justo a mi lado, para prenderla.

De momento, esa fue mi percepción. Me concentro en observarla más a detalle. La fémina llevaba el pelo sujetado, de rostro promedio, piel blanquecina, sus pechos eran algo pequeño, destacaba más su cuerpazo, tenía buen culo, ancho y redondeado. Vestía una leggins apretadísimo, se le marcaba muy bien el poto, sobre todo la raja que divide sus nalgas. ¡¡Estaba bien rica la mujer!!

Me percato que ella estaba intentando prender la caminadora, pero no lo logra. Mira hacia los lados para encontrar algún instructor que la ayude, pero no había nadie en el salón. La noto algo indecisa, si preguntarme o no, pero se decidió en hacerlo.

-Amigo, disculpa, cómo se prende esta cosa. - Formándose en su rostro una sonrisa

-Hay un botón rojo que se debe de presionar, está en la zona de la pantalla digital ¿creo?

-¡¡¡No veo ningún botón rojo!!!

-¡¡Ay, amigo ayúdame un ratito, por favor!!

Me detuve un momento y luego fui a asistirla con la máquina.
En plan de buscar el botón de encendido, ella se empieza a curvar hasta abajo, dejándome ver su culazo en todo su esplendor. Se puso dura mi verga. Que rico poto tenia esta flaca, para follarla duro. Me dejó con ganas.

Al final, logré prender la cinta de correr y ella empezó con su rutina; y yo, con la mía.

-¡¡¡Gracias, te pasaste...!!!

-Primera vez que uso estas cosas -Me dice algo apenada, pero con humor

-No te preocupes... se nota. -En plan de molestarla un poquito

-Jajajja... ¡¡¡Qué malooo!!! - replica con coquetería

-¿Cómo te llamas?

A partir de aquí traté de seguir interactuando con ella. Luego que me preguntara por mi nombre, yo le pregunté por el suyo, y además, algunos datos básicos para conocerla. Se llamaba Alicia, tenía 28 años, muy risueña, estudiaba modelaje en un instituto que queda por la Av. Arequipa, trabajaba de degustadora en un centro comercial muy conocido y, en ocasiones, de anfitriona de eventos. ¡Qué curriculum tenía esta hembrita! Pero ahí no acabó la cosa. Alicia me comentó que vive sola en un pequeño departamento, y que su pareja le pagaba el alquiler. Bueno, no pregunté por qué no vive con su pareja. Lo dejo ahí. Ya ustedes entenderán a que se dedica el novio.

Estuve charlando buen rato con ella que me olvidé por completo de hacer mis ejercicios. Alicia, no paraba de hablar, me decía que quería incursionar en el mundo del modelaje, era como su sueño de chibola, pero estos últimos años no le ha ido muy bien en sus proyectos. Le dije, “Tengo un primo que trabaja en la televisión, hace poco me comentó que necesitaba chicas para un comercial en Máncora. Si quieres yo le contacto para que te pueda dar una oportunidad”. Alicia de inmediato se emocionó con mi propuesta que me pidió el número de mi primo. “Espera, le voy a preguntar si todavía requiere chicas para su comercial, en unos días te aviso, no es seguro” le comenté. Entonces, Alicia me dio su número de teléfono para contactarla cuando tenga una respuesta de mi primo. Seguimos platicando de otras cosas, agarramos más confianza en el transcurso de la conversación. Al final, terminamos despidiéndonos en el paradero. Claro, yo salí bien ganado con su número; y pues, mi rutina del “cuentaso de mi primo” para enamorarla funcionó.

En el transcurso de los días, empezamos a mensajearnos por el whatsapp. Alicia me empezaba a contar sus cosas personales, yo la comenzaba a “jilear, metiéndole mucho floro para que caiga la flaca”. Me llegaba a la punta de los huérfanos su pareja. Ella me contaba que no lo amaba, que está con él porque le pagaba la habitación, pelean mucho por tonterías. La trata muy mal. A él no le gusta que Alicia trabaje de anfitriona por que enseña mucha carne. “me da cólera, me dice que me ando dejando manosear por todos. Una vez me gritó porque me puse un vestido muy corto el día de su cumpleaños, y que todos sus amigos, me estaban comiendo con la mirada”…me escribía Alicia con emoticones tristes. Nos madrugábamos escribiéndonos.

En la semana, tuve que agilizar más las cosas para poder follármela; por eso, le avisé por chat, que mi primo quería una fotografía en bikini para el proceso de selección. Bueno, no fue las exigencias de mi supuesto primo, sino las mías... Una de mis rutinas para cogérmelas. Todo o nada, si la flaca acepta ¡¡Bacán!! . Me atrevo a decir que me la jugué. Pero imaginen que me contestó…

“ya normal... ¿Puede ser después del trabajo?... otra cosita please, me ayudas con las fotos... Te dejo elegir el bikini que me probaré... me recoges en el centro comercial para irnos a mi depa” Tal cual, así fue sus mensajes, con muchos emoticones coquetones por el whatsapp.

La verdad, ese mensaje me puso fierro el paquete. Esta flaca se las huele la perrada que vamos hacer; sin embargo, le encanta que las cosas solo sucedan, así no se sentirá una zorra. Yo con gusto le voy dar, pero bien duro.

¡Llegó mi noche! Luego del trabajo, llegué a mi casa, me duché, me acicalé bien y fui a recogerla al centro comercial donde labora esta mamacita, como degustadora, promocionando una marca de dulces.
En fin, estuve buen rato esperando en unas de las bancas cerca al centro comercial. Al rato aparece ella, a lo lejos la veo caminar, contoneando bien rico sus caderas con ese vestido blanco bien ajustadito, muy provocador. Sus muslos, bien carnosos, me volvía loco. Era lo único que te fijabas al ver el panorama del lugar. Bien arregladita, por cierto. Cuando la conocí no llevaba nada de maquillaje en la cara. Por eso me pareció algo normalita de rostro, pero con un cuerpazo para “sadiquearse bien rico”

Me llamaba la atención su cabello teñido de castaño claro, largo y lacio. Lo justo para sujetarlo mientras me la follo salvajemente por el culo. Encontrarse hembras de ese calibre muy difícil por la capital, pero no imposible. Hay que tener mucha labia en tu juego para entrarle a estas ricuras. Claro está.

Nos saludamos como si fuéramos viejos amigos. Ella se mostró muy efusiva con sus abrazos y besos. Luego se sentó a mi lado y se puso a platicarme sobre su trabajo. La “flaca” me contaba que varios “sapos” estaban enamorándola, que “la querían entrar”; pero según Alicia, esos hombres solo se quieren acostar con ella y luego divulgarlo con otros que asisten a los eventos. Los más “rankeados en billetes” les ofrecen a las chicas favores económicos a cambio de unas cuantas noches de placer. Alicia se conocía muy bien ese mundillo.

Mientras Alicia me conversaba, no quitaba la mirada sobre el escote del vestido, tenía unos ricos pechos, eran firmes levantaditos, sus muslos como se aprisionaban uno al otro cuando entrelazaba sus piernas para que no se le escapara ningún descuido que aprovechase algún “mirón” que pasaba por ahí. Había varones que caminaban por el lugar con sus parejas prácticamente observándola, buscando el mejor perfil de su anatomía. Alicia Tenía unas piernas bien ricas y no le daba pudor enseñarlas en público. Yo estaba babeando de ver tanta belleza, tanta carne: “un lomazo de mujer”.

Me acerqué más a ella para abrazarla, mientras la molestaba un poquito; y en unos cuantos minutos le estaba metiendo boquita. Ella lo veía todo en plan de juego. Los besos que nos dábamos, los abrazos con ligeros manoseos; eran parte de nuestra diversión. Al poco tiempo, noté que se puso caliente con mis jueguitos. Nos quedamos cerca de media hora más. Luego nos embarcamos en un taxi para dirigirnos a su casa: “El matadero”

Al llegar me dijo entre susurros que no haga ruido porque la bruja de su vecina, la que vive al lado de su habitación, es una vieja chismosa, que siempre está contándole a su pareja las cosas que ella hace; según ella, no son malas. A paso lento, subimos por las escaleras de emergencia, todo el ambiente estaba oscuro. Al final, llegamos a su piso; con cautela, seguimos caminando hacia su departamento. Había momentos que Alicia se hacía unos quiebres de infarto, para aguaitar el lugar. Yo feliz me ganaba viéndole ese “chanchaso de culo”, se lograba ver sus nalgas a punto de salir por ese “putivestidito” ajustado que llevaba. No me pude contener, me agarró el morbo de rozarle con la palma de la mano los glúteos. Ella ni cuenta que “le metia la mano”, su preocupación en ese momento era su “vecinita urraca”

Alicia, con velocidad, sacó las llaves de su cartera y abrió la puerta para ingresar a su departamento...


continuaré con mi historia.

Por favor agradece y comenta, eso me motiva a seguir contándote mi experiencia.

 

que buen relato mister, que suerte con esa flaquita, esperando la continuación

 

Buen comienzo cofrade, buen culo de anfitriona que te comiste. Ojalá y puedas subir alguna foto. Saludos y buenas vibras bro

 

Muy buen relato estimado, continua con la saga.
Gracias.

 

Continue cofradeeeeee

 

Me uno al pedido, si puede subir algunas fotos seria excelente

 

¡¡Se agradece sus comentarios!! prosigo con mi experiencia...

El lugar era bonito, tenía dos compartimientos. Su sala era pequeña, con algunos muebles, un televisor Led empotrado en la pared y una mesita en medio decorando el sitio. Se lograba ver más hacia al fondo; en el otro cuarto, su cama a lado de una ventana corrediza. Me gustaba el ambiente, había un silencio total, solo se escuchaban nuestras voces.

Alicia dejó su cartera en aquella mesita y con prisa se dirigió a su dormitorio a traerme sus bikinis. Cierto nerviosismo me invadió al cuerpo, será porque ella se pondrá los bikinis para mí, o que su pareja nos descubra haciéndolo en su cama. No importa. Esta noche voy a comerme a su flaca y punto.

Alicia enseguida se próximo hacia mí y me tendió todas sus prendas en uno de los sofás para que yo decida cual se probaría. Me puse a observar sus prendas...

- Se ven bonitos, pero me parece muy común. Mmmhh... no me convencen

- ¡Ay! ¡Enserio! Pero si están bonitos. ¿Si quieres, me los pruebo todos? ¡Tenemos toda la noche!

- ¿Alicia... mejor te fotografió con tu ropa interior puesta?

Alicia, al escuchar mi propuesta, hizo breve silencio, trago saliva, me miró directo a mis ojos, su nerviosismo era evidente. Supongo que hice una mala jugada.
Se dejó caer en el sofá y luego llevó la mirada hacia el techo, como pensándolo...

- ¿Ropa interior dices...?

- ¡Si Alicia...! ya verás que mi primo sin pensarlo te va seleccionar para su comercial

- Ya... ¿Pero la foto es solo para él no? No vayas a mostrárselo a nadie más, ni lo subas al Internet...

- No te preocupes mi primo es súper profesional

- Bueno ya... ¿Sabes qué…? Mi novio me va matar si ve haciendo esto...

- Tú tranquila, Alicia…

- ¿Me quito la ropa aquí? o me voy a...

- Yo preferiría que te la quites aquí... si es lo que tú deseas.

Alicia arrimó la mesita que estorbaba y se plantó en medio, lista para quitarse la ropita. Pero algo la interrumpió; quizás su cochina conciencia, porque sabe lo que se vendrá después que se desnude para mí, supongo.

- ¡¡¡Ayyy!!! Me da roche hacerlo. Discúlpame...

- Bueno, si no puedes, normal mujer... no te voy a obligar.

- No te sientas mal... Me lástima que me digas así. ¿sabes? –Me lo decía muy confundida.

- ¡¡Ya sé!! Quítamelo tú despacio, mientras yo cierro los ojos. así menos roche voy a sentir. –Me di cuenta de su picardía, al pedirme semejante propuesta.

- ¡Enserio...! ¡Qué rara eres...! –Siguiéndole el jueguito.

- ¡¡¡Ay, pues!!! Si eres tú el que pide que haga cosas raras... Pero, me gusta tus locuras.

- ¡¡¡Ya, hazlo de una vez...!!! ¡¡Acércate!! -Me apresuró a que la desvista.

Dejé la cámara en el sofá y me acerqué a paso lento, con el corazón latiendo al máximo, sentí mis movimientos algo bruscos. ¡Todo me temblaba en ese momento!

Ella permanecía con los ojos cerrados, dejando caer sus brazos, intentando relajarse. Yo me paré atrás de ella, y con mis dedos, tome el cierre del vestido para bajárselo. Al momento de hacer el movimiento...

- ¡¡Sin tocarme ah!!... solo quítame el vestido

Su comentario rompió con toda la tensión que se cargó en el ambiente. Ambos reímos.

- ¡¡Estás buenaza!! pero no es para tanto... bomboncito

También trató de seguirle la corriente, retándola con su comentario, lo justo para relajarnos. Así mantengo su mente ocupada de su remordimiento.

- Ja ja ja... ¡¡Un cachetadon vas a recibir...!! Atrévete no más

Ignoré sus comentarios y proseguí con bajarle el cierre. Cuando estoy a medio camino de bajárselo, la provoqué un poquito y le arrimé todo el paquete duro en medio de sus nalgas.

- ¡¡Ay, carajo...!! ¡¡Sin puntearme pues...!! – mientras amagaba con darme un manazo a modo de juego.

- ¡¡Tranquiliza tus hormonas!! Ya sé que te mueres por tocarme, pero no le voy a poner los cachos a mi pareja. Así que aguántate... Cariñito.

Me dio risa como Alicia intenta meterse en su cabeza que no vamos a tener sexo, que no va a chillar como loca cuando la penetre bien rico en su cama.

- Jajajaja... ¡Ya ya... ahora si enserio mi amor!

Continúe deslizando el cierre, que con dificultad, lentamente bajaba. Con mucha delicadeza tome las tiras del vestido que se sujetan bajo sus hombros para quitárselos. Continúe despojando su prenda. Sentí la necesidad de agacharme para facilitar mejor el trabajo. Mientras, me deleitaba con el contraste de su piel, con sus curvas y su voluptuosidad; Al fin, Terminó de quitárselo por completo. Podía percibir lo tibio que aún estaba el vestido.

Su enorme culo estaba a centímetros de mi cara... ¡¡Que rico trasero se manejaba esta flaca para chupárselo toditito!! – ¡No me canso de reiterarlo!- Tenía puesta una tanga muy original, con figuras de corazoncitos estampados en la fina tela. Tenía unas nalgas bien levantaditas; una raja bien profunda, el hilo de la tanguita se perdía en tremendo culazo. Arriba no llevaba sostén, sus tetas las tenía al aire, cruzó los brazos para cubrírselas. Me fijé en su rostro, estaba ruborizada por la situación, lo disimulaba con una sonrisa tonta. Yo tenía bien dura la cuestión, con mucho descaro no ocultaba mi erección.

Cogí la cámara para empezar a fotografiarla. El lugar no tenía mucha iluminación. Intentaba de cualquier Angulo revisar la imagen, hasta incluso ver opciones de brillo en el aparato, pues el problema persistía. Mientras, Alicia echaba una mirada a su cuerpo, luego se miraba el trasero, intentaba ajustar bien su trusa. Creo que ya no le importaba que me gané mirándole sus lindos senos. Unos senos de un tamaño normal, pero con unas aureolas bien rojitas para chupárselas, por cierto.

Por ratos me lanzaba una mirada muy coqueta; y en otra, muy pensativa. ¡Qué cosas pasaría por su cabecita! Al poco tiempo, se volvía a ella otra vez y luego dirigía sus lindos ojos hacia mi paquete para fijarse en la erección de mi miembro. Como no la voy a tener fierro, si la tengo casi calata mostrándome su cuerpecito voluminoso ante mí.

El problema del brillo de la cámara persistía. Así que le comente a Alicia si tiene un lugar con más iluminación. Ella me señalo su dormitorio; luego me invitó a seguirla. Yo caminé tras ella. Qué rico contoneaba las caderas, su colita me tenía loco, para follarla duro con la tanguita puesta. Mi miembro ya estaba al límite de salir de mi pantalón. Por mi arrechura comienzo a estimularme con la verga sobresaliendo de la bragueta. Al mismo tiempo, bromeaba con ella sobre sus atributos...

- ¿Alicia, preparaste queque para mí...? ¿Me dejas probarlo...? Me gustaría saborearlo. – se lo decía calibrando la situación, como ella tomaba mis bromitas subiditas de tono.

Alicia empezó a reír de una manera muy tonta, la percibía bastante nerviosa. Pese a eso, me siguió el juego. Para mí el mejor indicio que Alicia cada vez se está calentando y solo espera que yo dé “el primer paso”.

Ya dentro de su habitación, Alicia se dirigió a la ventana, echó un vistazo a la calle e inmediatamente se sentó al borde de la cama. Mientras, aproveché para guardarme el paquete y me concentré en la cámara. La miré de reojo. Alicia algo aburrida coge su teléfono y empieza a revisarlo, se mira las tetas, se acaricia las piernas. De un momento a otro lleva su mano derecha hacia su sexo. Logro escuchar un leve gemido. Lo ignoro y prosigo preparando la cámara. Con la otra mano se estruja unos de sus senos. Comienza a jugar con sus manos tocándose sus partes íntimas. Se le vuelve a escapar otro gemido, y este si se logra oír con nitidez. Me fijé en ella...

- ¡¿Qué haces mujer?!... Ja ja ja… ¿Estas bien arrecha mi amor...?

- ¡¡¡Ven, ven!!! Acompáñame… ¿puedes?- me señalaba que me siente a su lado.

Qué rica mirada lasciva me mandaba esta hembra. Me acerqué a paso lento hacia ella y enseguida me sujeta de la mano y me obliga a sentarme a su lado muy pegadito a su cuerpo desnudo. Ambos nos miramos sin parpadear. Me comenzó a hablar, sobre ella, como se sentía rara por todo esto. Yo solo escuchaba, pero esperando el momento de iniciar con la faena. De repente siento su mano acariciándome mi paquete muy suavemente por encima de la tela, recorriendo la silueta de mi miembro.

Se empezó a reír, por la tensión que la abrumaba. Me dije a mí mismo: “ya cayó esta flaquita. Ahora me la voy a gozar bien. ¡¡Carajo!!”

Tomé su rostro con mi mano y la besé. Alicia con gusto me correspondió sin protestar. Los besos y las caricias que nos dábamos fueron ardientes y carnales. “¿Quieres que te lo haga?, no me importa. Tú te has portado muy bien conmigo” me dijo, sin dejar de manosear mi verga. Luego, con sus manos me bajo la bragueta, liberando mi pene. Me la agarró con su mano derecha y le atizo una serie de sacudidas para terminar de ponérmela tiesa. No perdió ni un minuto y me la empezó a mamar muy despacio. Me lo sujetaba por la base, para luego ir comiéndosela pausadamente con su boquita. Había momentos que comenzaba a subir y bajar la cabeza recorriendo todo mi tallo. Poco a poco me iba relajando y concentrándome más en el placer. Levante los brazos y con una mano apoye en su cabeza, con esto dejaba que me la mame a mi antojo y me siga el ritmo, prácticamente la follaba por la boca. Luego, me sujetaba la verga y se lo restregaba en su cara manchándose de su saliva y mis líquidos preseminales.

Alicia continuó chupándomelo por un rato más...

continuare más tarde con mi relato. si les gustó, por favor deja tu comentario y un agradecimiento. Gracias.

 

un exito cofra...siga con el relato

 

¡¡Gracias!! Les seguiré contando...

Alicia continuó chupándomelo por un rato más; y luego, sacó mi pene de su boca y se puso de pie. No dijo nada. Con una sonrisa coqueta y a la vez ruborizada se quitó la única ropita interior que tenía puesta: su tanguita.

Se metió en la cama y se puso en cuatro mostrándome su culito en todo su esplendor. ¡¡Qué Mujeron!! Me dije a mí mismo; mientras, abstraído por sus carnes, me quedé viéndola, como si fuera un voyeur, extasiado por el placer de mirar féminas desnudas y masturbarse como un adolecente sin remedio.

Alicia se acomodaba en el colchón, se arreglaba el cabello, colocándoselo de lado, dejándome ver su fino cuello. Abrió sus nalgas con las manos, me dejó ver su conchita bien cuidada y su ano bien cerradito.

-¿Nunca has visto una mujer desnuda en esta posición, esperando que la toques?

- Una mujer… con ese cuerpazo. Nunca.

- ¿Te gusto así?

-Sí

-Entonces, ven aquí por favor… tócame, acaríciame, siénteme. Quiero que me degustes toditita. Necesito sentir tus manos, tu lengua pasándomela por toda mi colita. ¿Vas a venir…?

Respondí con un tembloroso sí.

Me acerqué hacia ella de a poco, sin quitar mi mirada de su gran anatomía, en esa posición se veía tan deliciosa y tan carnal que cualquiera quedaría rendido a tal tentación. Empecé a acariciarle todo ese culazo con la palma, pasando de una nalga a otra, por encima de la raja, dándole suaves manoseos, a veces hurgándole su partecita íntima con los dedos. Me fijé en ella, lo concentrada que estaba en mis caricias y los masajes que le daba a sus glúteos. Le asesto un azote con toda la palma. Alicia se contrajo. Esa rica vulva ya estaba mojadita. Me provocó darle palmaditas en esa conchita húmeda, ella se removía de placer.
Estaba tan arrecho que comencé a lamerle desde los muslos hasta su deliciosa vagina y pasar lenguazos por todas sus nalgas hasta finalizar en su ano. Toda mi cara la tenía plantada en su enorme trasero, a la vez ella meneaba su cola. Regresaba hacia su hinchada vagina para seguir introduciéndole mi lengua. No me importó sorber sus jugos que manaban de esa almejita. Alicia muy excitada me respondió:

-Me gusta como lo haces, me divierte… Me estremece que un hombre me deseé con locura mi cuerpo.

-¿Tan evidente soy? - le pregunto con ironía.

-Mírate babeas por mi culito (entre risas mezcladas con sus gemidos).

Su vocecita arrecha me ponía a mil.

Ya era hora de tirármela, de degustarla lo mejor que pudiese, cachar con flacas de ese vuelo, no muy a menudo me sucede. Solo quería gozarla como nunca porque ese cuerpecito suyo, ni en sueños me imaginé comerme.

Antes de empezar con la faena, Alicia me entregó sus pechos, para apretujarlos y chupárselos por completo. A la vez, ella me facilitaba el trabajo recogiéndose el pelo largo y revuelto que le caían por encima de sus tetas. Luego, se volvió hacia adelante como una perrita, apoyando los antebrazos en el colchón, boca abajo, con la cabeza a la altura de la almohada, se tocaba su cosita preparándola para recibir mi verga. Me coloqué tras ella, separándole un poco las piernas. Le abrí la raja con los pulgares, le acerco mi pinga y se la empiezo a hundirla en su apretadita y jugosita vagina. Alicia se estremeció al sentir mi verga dentro de ella. Sus gemidos cada vez eran intensos y entrecortados, a medida que notaba la penetración. Yo se la iba enterrando toditita, hasta los huevos, percibía la delicia de sentir sus tibias y suaves nalgas apegarse a mi pelvis y parte de mi abdomen. Perdía resistencia en las piernas, las muy desgraciadas me temblaban. Pensaba en cualquier cosa para no acabar tan rápido. Un culazo así, jamás me había comido. Tomé aliento para seguir deleitándome. La muy perra ya empezaba a transpirar por todo el cuerpo. Empecé a follarla duramente, asestándole clavadas secas en su conchita. Alicia, trataba de taparse la boca para que no se le escapara un gemido fuerte que despierte a sus vecinos, arrugó con fuerza las sabanas, pero todo lo que hacía fue en vano, porque me la follaba con gran intensidad, que soltó un gemido agudo y sostenido. Todo el cuarto resonó.

- ¡¡¡Ah… ah… …ah!!! ¡Ahhhh…!

Los gemidos que Alicia lanzaba por toda la habitación, coincidían con los golpetazos, que le hacía al momento que me la follaba con rudeza, como un cerdo sádico. Ambos oíamos los crujidos de la cama. Eso nos arrechaba más.

-¿Te gusta, verdad?

-¡¡Ay.. Qué rico me haces el amor…!! ¡¡Me quiero venir…!!

-¡¡Qué rico culito tienes mami…!! ¡¡Menéalo por favor!!

-¿Así…? ¿O quieres que lo mueva lentito mi amor…?

-¡¡Lentito…!!

A partir de aquí, empecé a decirle tonterías y media, solo para oírla decir lo que yo quería escuchar. Eso me pone más arrecho. ¡¡Me excita por completo!!
-¿Te gusta que te metan la pinga bien dura?

-¡¡Sí…!!

-¿Eres una zorrita, que le gusta que se la cojan?

-¡¡Ahh… Sí…!!

-¿Me dejarás que te gocé hasta reventarte ese culo rico que tienes mamacita?

-¡¡Ay… Ahhh… Sí…!!

-¡¡Solo quiero que me cojan chicos como tú, porque me vuelve loca que deseen mi cuerpo!!

En ese momento, perdí la cabeza de tanto placer al escuchar su confesión. Mis manos apoyadas en su cintura, las deslicé hasta sus senos, las agarré con fuerza. Seguí con los golpetazos más intensos, se oían los chasquidos y el resonar de sus nalgas. Ella movía su cola siguiéndome el ritmo. La cama parecía que iba a reventar, mis jadeos y los gemidos de Alicia se mezclaron, hasta que todo paro de repente tras dar un largo suspiro de lo rico que me vine dentro de ella.

¡¡ Qué delicia!! ¡¡Qué experiencia!! ¡Quién podría entenderme, lo que se siente tirarse a una culona con un cuerpazo de infarto!! – Me dije a mí mismo.

Alicia estaba toda sudada con la melena revuelta con toda la cara envuelta de sudor; yo, tendido en la cama volviendo a mi realidad tras lo sucedido. Ambos nos quedamos en silencio, sin decirnos nada.

Ella salió de la cama, cogió una toalla y se empezó a limpiar su zona íntima, luego se dirigió a la ducha. Me fijé por la ventana para apreciar la calle, un silencio total allí. Al rato, ella sale del baño y revisa su teléfono.

-¿Oye, sabes?

-Dime Alicia…

-Debes irte por favor… no quiero problemas con mi pareja. No vuelvas a llamar, ni mensajear. Estuvo bueno acostarme contigo. Pero no hay que hacernos ilusiones. ¿Me comprendes?

-Ya normal Alicia, no te preocupes. Ahora mismo me voy. Tú tranquila.

-No me vayas odiar por esto. Me sentiría muy mal…

-jajajaja… todo chévere contigo.

Bueno, tome mis prendas y de inmediato me fui. Creo que después de acostarse conmigo, le volvió el remordimiento, pero lo que me desconcertó fue que la flaca fuera tan fría después de tirar…

Bueno, eso fue lo que percibí en ella.


¡Comenta y agradece si te gusto mi experiencia!! por que aquí no acaba esta historia... les adelanto que ella me contactó otra vez para vernos.

 

Está buenísimo el relato, siga cofrade. Saludos y buenas vibras....

 

Excelente relato, esperamos más, felicitaciones.

 

Wow muy bueno. Espero el reencuentro con este hembron para poder seguir disfrutando de la historia

 

Cofra, el relato fue muy bueno.

Saludos Cordiales

 

Ojala relate el nuevo encuentro cofrade. Buena historia!

 

Excelente tu historia, entonces comienza tu saga.... Compártela con la cofradía..... Saludos

 

Jajjajaja... muy agradecido con ustedes cofrades. continuaré contándoles con más detalles, para que me entiendan y se imaginen lo rico que viví esta experiencia...

Prosigo...

Llegué por la madrugada a mi casa. Me dirigí hacia mi habitación para tenderme en la cama. Al cerrar los ojos, mi mente, tan pervertida, me mostraba las imágenes vivas del culazo de Alicia, y de lo rico que me la comía. La verga se puso dura otra vez, pero yo solo quería dormir. Al final, mi sueño me venció.
Seguí con mi vida normal. Después del trabajo, regresé al gimnasio para seguir ejercitándome; a propósito, me percate que Alicia ya no venía. Me daba igual, porque ya miraba otras señoritas con buen rabazo. ¡Quizás me vuelva a pasar la misma suerte!

Transcurrieron unos días más, y en mi teléfono, me llegó un mensaje de Alicia por Whatsaap. “Hola. Solo quería decirte, si tu primo, todavía necesita chicas para su comercial. Ese día no pudiste tomarme la fotografía, al menos háblale de mí, supongo que te conoces de pies a cabeza toda mi figura”

No le contesté el mensaje.

Luego, por la tarde, me llegó otro mensaje. “Oye, ¿estas molesto conmigo?. Olvida lo que te dije ese día. A veces, me comporto como una tonta. Tuve miedo, compréndeme. ¿Podemos vernos?”

Seguí ignorando sus mensajes.

“Por favor, no me ignores, me duele que seas así conmigo. Me siento muy triste” -reforzando con los emoticones, su emoción de tristeza.

Finalmente, la llamé. La charla por teléfono duró casi toda la noche. Ella quería verme; yo, también sentía ganas de verla. Así que coordinamos en encontrarnos por el Centro Cívico al mediodía.

Alicia, se retrasó un poco, pero a fin de cuentas, llegó. Por supuesto, vestida todo un bombón, con una ropita sexy y ligera. Ella, llevaba puesto un vestidito a rayas, bien pegadito a su cuerpo, dibujaba toda su figura y resaltaba sus atributos. A la luz, la transparencia de la fina tela, te mostraba con descaro la trusa que tenía puesta. Sus piernas carnosas, largas y sexys, llamaban la atención de cualquier caballero, pero lo que se llevaba todo el protagonismo era su trasero ancho y levantadito. El escote perfecto, sus senos se le notaban bien redonditos apretándose uno al otro. Me encantaba su personalidad muy femenina.

Recuerdo que el mesero no le quitaba la mirada a sus piernas y las tetas que, con tanto orgullo, Alicia las mostraba sin pudor. Platicamos sobre nosotros, nuestras amistades, el tiempo y otros temas intrascendentes. Al rato, ella de forma precipitada, se dirigió al tocador a mojarse un poquito por el bochorno propio del calor. La miré por detrás, contoneando su figura, con el vestido rayado tan sexy. Las nalgas se le movían bajo la sedosa tela.

Al llegar, Alicia con actitud muy divertida, se apegó a mí. Me mostraba fotografías de sus viajes, los mensajes de miles de hombres hablándole por Facebook. Lo distanciado que estaba con su novio. A mí, me excitaba su olor, su perfume, sus manos acariciándome y sus risas tontas producto de mi coquetería. Por ratos, la abrazaba, la besaba; otras, acariciaba sus piernas, sus muslos y sus caderas, hasta llegar a su intimidad. Me excitaba el solo hecho de tocar sus carnes a través del sexy vestido que llevaba puesto esta lindura. Mejor aún, cuando mis de dedos palpaban con detenimiento las costura de su calzón.

Paseamos por todo el Centro Cívico, riéndonos, jugando como dos loquillos enamoradizos. No me cansaba de estar manoseándola. Mis manos tocaban desde la cintura, para luego pasar por sus caderas y terminar por sentir la suavidad de sus carnosas nalgas a través de la fina tela del vestido. A ella le encantaba, sonrojada se fijaba si alguien nos miraba.

Salimos por completo del centro comercial y nos dirigimos, a paso lento, hacia el pequeño parque que queda en frente de este. Me fijé en unas de las bancas desocupadas que estaban algo alejadas. Perfecto para que nadie nos interrumpa nuestro amorío y otras travesurillas dispuestas a realizar. Siempre fue mi fantasía, comerme una hembra de a poquito; degustarla otra vez.

Seguíamos platicando sobre nosotros, abrazaditos, como dos enamoraditos, comiéndose la boquita y jurándose amor eterno. Le pedí que me masturbará. Alicia, no estaba tan segura de hacérmelo en la calle, pero siempre se mostró complaciente conmigo. Me bajo el cierre de la bragueta, con mucho cuidado y discreción, empezó a sacarlo. Con una sonrisa pícara, sujetó mi verga con sus delicadas manos y me la empezó a agitar.

Alicia sonrojada, me masturbaba, mirando de lado a lado, con cara de asustada, volvía su rostro hacia mí y luego sonreía de manera muy sensual, mientras sus manitas me sobaban la verga. Su cabello lo hice a un lado, para poder olfatear su cuello, estamparle unos cuantos besitos y darle un mordisco fogoso en aquella zona sensible de su anatomía. Ella se quejó un poquito, pero luego lo tomó con calma. Empecé a susurrarle en su orejita cosas sucias y pervertidas, porque me encantaba como su carita de princesita arrecha reaccionaba con cada risita boba que se le escapaba. Mis palabras le hacían sentir esa emoción. Asentía con la cabeza, todas las cochinaditas que quería experimentar con ella. Aquello me excitó tanto, que me vine en toda su mano.

Alicia tomó su cartera y buscó entre sus cosas, una toalla húmeda para limpiarse el resto de semen impregnado en sus bien cuidadas manos. La llamé. “Mi amor… ¡¡Mírame…!!” le dije. Se volvió hacia mí, y con una sonrisa coqueta, me contestó con un “¿Dime…?” “Alicia, me encantas, me vuelves loco mujer. Nunca encontraré otra persona más bella que tú, mi amor…” y así seguí, hablándole más de “mi verbo floreado”. Ella como una Quinceañera, escuchaba, muy atenta y emocionada, toda mi mie...rda disfrazada de palabras. Es raro como uno pierde la cabeza por una fémina. Pero lo hacía por una sola razón; y esta es… -“Quiero que me entregue por completo su culito”-me refiero al sexo anal.

Días antes, ya habíamos hablado sobre practicarlo. Pero, como la mayoría de las mujeres, me dijo mil excusas. Muchos de su pretextos fueron que, “tenía miedo”, “demasiado atrevido”, “muy sucio”, “jamás lo haría” y demás tonterías que se inventan para no darte su virginal ano. Peor aún es su negativa, si la princesita se maneja buen rabo. Sin embargo, por mucho que trate de persuadirla, Alicia, nunca me dio un rotundo “No”

“Bueno… nunca lo intentado, mi pareja no tenía esos gustos de penetrar a una mujer por esa zona. Pero, si me lo pedía, se lo entregaba. Aunque, hace mucho tiempo me acosté con su primo, estaba riquísimo ese hombre. Él, muy excitado, intento hacérmelo. Me introdujo su dedo ahí, en mi colita. En realidad, no me gusto como me lo hacía” esas fueron sus palabras. Luego me dijo que se sentiría más puta de lo que ya es, si se lo hacían por atrás. Me calentaba que me contará sus intimidades.

Bueno, me lo puso así de difícil la hazaña. Por ello, tendría que enamorarla completamente para que me entregue su culo de ensueño.

Mi expresión, tan mágica y especial, de mis versos, la conmovieron. Alicia, con la emoción fijada en su rostro, se sentó encima de mis piernas, acomodó su trasero sobre mi erecto pene, y me premio con sus besos, caricias y abrazos. Ella, muy a su estilo, se iba sobando sobre mí. Lo hacía de forma muy obscena. A la vez, me divertía, actuando como un degenerado, jugando con el vuelo de su falda, sintiendo la textura y delicadeza de sus lindos muslos. Unos muslos tiernos, que se engrosaban mejor al estar ella sentada sobre mi regazo. Toqueteando el límite de su entrepierna y su intimidad, jugando con el morbo de expresar nuestra lujuria en público.

-Alicia no te muevas así, me estás excitando… ¡¡Ayy…mamacitaaa!! –se sentía rico, sus nalgas redondas y tibias rosando la parte baja de mi abdomen.

-¿Cómo..? ¿Así..? – siguió moviendo ese poto. Solo quería verme perder la cabeza por ella. Poco a poco lo conseguía. –ya me parezco a un pajero, sobándome así con su enorme trasero- pensé.

- Tengo unas ganas de acostarme contigo…Alicia.

-Amor… porque no vamos a otro lugar. Uno más privado… para los dos.

-Ali…La gente nos está mirando. Qué dirán de nosotros.

- lo que quiere la gente es verme el calzón mojadito que llevo… - A ella también la percibía excitada.

-¡¡Me gusta cómo hablas!!! ¿Bien mañosa eres no?- la molesté…

-¡¡Idiota!!!- replicó con risas.

-¡!Ya... vamos!! – ansiosa me suplicó.

-¿A dónde quieres que te lleve… corazón?

-¡No sé!. Busquemos un lugar por aquí…yo lo pago. Tú no te preocupes…

-acompáñame a mi casa, será más privado Alicia. Además, Mi cama te quiere conocer…

- jajajaja ¡¡Ay sí, que gracioso!! – Me respondió de manera irónica, riendo…

Ambos dejamos el banquillo, yo apresure unos cuantos pasos, mientras que Alicia se acomodaba ese rico vestidito para no parecer muy ramera. Camino hacia mí resonando en el piso, con sus finos tacos, contoneando sus atributos, derrochando sensualidad. La sujeté de la cintura como si fuera mi mujer, y me la llevé a mi hogar para volver a follármela.

En el camino, su pareja la llamó. Alicia le inventó la clásica mentira: “estaba con la amiga alcahueta”. El novio siguió insistiéndole con mensajes ofensivos -A la mi...erda con ese huevón. Mira lo que me ha escrito -indignada me habló. Me lo mostró muy rápido. Pero, alcancé ver todo el léxico que se le puede decir a una mujer que le gusta trampear. Alicia echó a llorar por las ofensas del novio. -¡Qué vaina!- me dije a mi mismo. Todo se iba a venir abajo. –Pu..ta...madre- pensé. Justo ahora se le ocurre joderla.

La tuve que consolar porque si no todo el jueguito entre nosotros se va a la misma mie..rda. Estaba ansioso, porque si pierdo ese culazo, me voy a lamentar…. -¿Cómo la llevo de nuevo a ese estado de querer acostarse conmigo…?- me pregunté.

La basura de su novio siguió llamándola. Le recomendé que apagara el teléfono. Me hizo caso. Lo apagó y lo metió en la cartera...


Atentos... para el siguiente capitulo por favor. comenta y dale me gusta. me anima a seguir compartiendo mi experiencia.

 

Si colocas unas fotos de Alicia estaría bueno. Gracias de antemano.

 

Muy buen relato cofrade, prosiga que estamos ansiosos por seguir leyendo!!

 

X2.....

 

En todo el viaje, Alicia estuvo callada, pensativa; abstraída mirando por la ventana del auto. El taxista, me hizo la seña que la siguiera consolando. Yo trataba de hablarle de cualquier cosa, hacerla participar de la conversación. Pero, Fue en vano intentarlo. Solo me quedaba esperar a que me diga, “oye, sabes qué, me quiero ir a mi casa, tengo que volver con mi puto novio, te jodiste, no te vas a comer mi culito otra vez.”

Al rato, pronuncia unas palabras… -A la mie..rda que se joda (su novio). Ya no le voy a rogar a ese idiota. Y luego procedió a besarme enérgicamente. Aproveche el momento para animarla y se olvide, de una vez por todas, de su “cachudo marido”

Llegamos a mi casa. Le señale mi habitación, en el cuarto piso. Lo había alquilado hace poco. Para llegar hacia mi cuarto tendríamos que subir las escaleras. Aquellas estaban por fuera, para no molestar a los propietarios del inmueble. Ella todo lo tomaba a la broma. Riéndose de todo y por todo. Antes de subir, ella se adelantó, y me bloqueo el camino a modo de juego, esperando a que yo perdiera la paciencia. Bajé mi mirada para verle el poto, que ricas nalgas se aprisionaban por el ajuste de la costura que llevaba la parte de la falda. Sin pensarlo, le di un palmazo en sus glúteos.

-¡¡Ayyyy carajo!! ¡Me dolió…! -Mientras intentaba querer hacérmelo a mí, en venganza.

-¿No te gusta que te palmeen el culo…? Si lo tienes bien rico…

-No… Y menos que tú me lo hagas –Percibí que no se quería sentir tan fácil conmigo. Mala jugada pensé.

-¿Me perdonas…? – se lo dije en tono burlón

Me ignoró. Alicia, actuando como una señorita con rabieta, Raudamente subió por las escaleras. Al momento que subía a paso acelerado, escalón por escalón, el vuelo de la falda se le iba subiendo. Mostraba sin pudor, sus muslos, tan carnosos, que llegaban a rozarse el uno con el otro en cada paso que ella daba. Toda su ropa interior se podía ver ajustadita sobre su sexo, y en donde se apreciaba su abultada conchita. Sumamente exquisito. No solo, me lo enseñaba a mí, sino a un mirón que tuvo la suerte de pasar por ahí. El tipo se quedó absorto de ver ese “señor culo” que se manejaba esa mujer. ¡¡Ese momento fue majestuoso!!

Ya dentro de mi habitación, Alicia, algo tímida, trataba de acomodarse en mi pequeña e improvisada sala. Dejó su cartera en el pequeño sofá, y echó un vistazo al lugar -¿tienes hambre? – le pregunté. -sí, un poco- me contestó. Bueno, le ofrecí helado de chocolate. Poque no tenía nada en el refrigerador. Ella aceptó. Creo que el sexo iba a espera, así que nos servimos del postre. Me pidió que pusiera una película para entretenernos. Le hice caso, y la llevé a mi dormitorio, porque ahí tenía el televisor. Allí, Ambos estuvimos acostados en la cama mirando Netflix. Por momentos, me miraba de reojo, se fijaba en mi cuerpo, algo esculpido por las rutinas de ejercicios. Además, estaba semidesnudo, solo llevaba el short que uso para dormir. Estaba así por el bochorno. Ella, seguía observándome, echaba un ojo a mi abultado paquete. Yo, todo el tiempo analizaba, cada acción que ella hacía. Supongo que tiene ganas, pero su tímidez al decirme – ¡hazme el amor!- la hacía ver muy puta. Al rato, ella, quizás con intención, se cambió de posición y se tendió boca abajo en mi lecho, al extremo opuesto de mí, y siguió viendo la televisión. Verla así, me calentó. Tuve que pisar el palito y dejarme llevar por sus encantos.

La imagen de su cuerpecito en esa posición era perfecta. Sus dibujadas curvas, sus anchas caderas que hacían un efecto sensual sobre sus nalgas sobresaliendo de esa falda, ella se manejaba un culo muy rico. Me derretía viéndola así. Me empecé a calentar, imaginándome cada cosa pervertida por hacerle. Con el vestido puesto me arrechaba más que cuando estaba desnuda. Realmente, Alicia prende mi morbosidad. Esta hembra, sabe cómo excitar a un varón. Sabía jugar muy bien sus cartas. Empecé por entretenerme con sus lindos pies. Los acariciaba, los besaba con ternura. Alicia, actuaba como si no le importará mi cariño, y prefirió estar atenta al drama de la película.

Yo seguía contemplando su, tan delicado y femenino cuerpo. De a pocos iba deleitándome con el sabor de sus desnudas piernas, su piel tersa y carnosa. El aroma que desprendía me dejaba extasiado. Con la yema de mis dedos recorría sus preciosos muslos, masajeaba con cariño todas sus carnes. A ella, le empezó a gustar mi afecto hacia su anatomía, esperaba con ansias más de mis caricias. Restregué mi cara en todas sus nalgas, sin todavía haberle subido la falda por completo. Su abultado trasero friccionando con mis labios, sentía el calorcito de su buen atributo. La sensación fue riquísima. Ella protestaba diciéndome que deje de hacerle esas mañoserías, porque se distraía y no podía concentrarse en la película. Pero, una cosa es su negativa que salía de su boca; y otra, lo bien que lo disfrutaba. Su lenguaje corporal la delataba: Se derretía de placer.

No me importaron sus palabras. Le subí la falda de a poquito para deleitarme a detalle de su espectacular culito. Todo el calzón se perdía en esa raja bien profunda. Si quería fisgonear su anito, tendría que abrirle las nalgas. Así lo hice, haciendo a un ladito el hilo de su tanga. Intenté meter mi lengua en su orifico, pero Ella me advirtió, que no siguiera haciéndolo. Retrocedí, y me concentre en chuparle por entero todo el poto. Alicia lo movía de lado a lado, meneándolo a su antojo. Yo besaba y lamia, como un desquiciado, sus carnosos glúteos. ¡¡Qué festín…!!

Me coloqué encima de ella y me sobé sobre su culazo restregando mi verga en medio de sus nalgotas, trataba de masturbarme con ellas, apretando muy rico mi pene en ese “chanchaso de culo”. Yo estaba tan caliente, que se me ocurrió tirar los listones que sujetan su tanga. Aquello producía un riquísimo efecto, apretando rico las carnes de su cadera. Alicia, por su parte, juntaba las piernas, intentado friccionar sus labios vaginales, para seguirme el ritmo de calentura. La ayudaba con mi lengua, rozándole la sedosa tela de su trusa que contenía su hinchadita vagina. Cuando me propuse a volver a intentar besarle su anito. La película terminó y también la sesión de manoseos.

Alicia, se reincorporó, cogió el papel higiénico, y se limpió las nalgas envueltas de mis babas y líquidos seminales. Me pidió que pusiera música y le consiga cualquier trago. Sin dudar, fui a complacerla. Cuando volví, con la lata de cerveza. Ella iba caminando por todo mi dormitorio, curioseaba mis cosas personales. Le dio sorbos grandes y largos, como si estuviera sedienta. Me preguntó sobre mi vida. Interesándose más en mí. Fui respondiéndole de forma muy vaga; ella se cansó de indagarme. El reggaetón que empezó a sonar en el altavoz de los parlantes, la animo a bailar. Con sensualidad, meneaba bien rico ese poto. Me invitó a que le siguiera el ritmo. Ambos bailábamos apegaditos, yo detrás de ella, rozándole todas sus partecitas íntimas. Sentía todo el erotismo que me proporcionaba su voluptuoso cuerpo. Mientras, Alicia me daba de beber de su bebida.

Se agarró de mi cuello y me besó intensamente. La noté rara – ¿Estas bien Alicia? ¿No estas borracha?- le dije. Empezó a reír -¡¡No, caramba!! Un poquito de cerveza no me va a subir a la cabeza. ¡Qué exagerado eres!- pero, yo, ya la percibía algo “zasonadita” por el alcohol. Siguió besándome, metiendo su lengua buscando la mía, mordiéndome el labio. Aproveché el momento fogoso y le subí el vestido hasta la cintura. Con ambas manos comencé a amasarle todo ese rabazo suyo –¡¡Mi amor… que culona eres…!!-le confesaba lo que más me gusta de su figura. Busqué entre sus carnosas nalgas su rico anito y se lo empecé a culear con mi dedo. Alicia, estaba tan entretenida con mis labios, que ni se quejó. Así que procedí a introducírselo de poquito por ahí.

-¡¡Ayyyyyy…despacito, amor..!!

-¡¡¡sshhh…!!! Aguanta ese culito por favor…No te va pasar nada, te va a gustar. Tú Relájate…mami.

Se dejó caer sobre mí, soportando la culeada que le hacía mi dedo. Ese culito, sí que lo tenía bien cerradito. Pocos centímetros de mis dedos se introducían por su orificio. Su cabeza descansaba sobre mi hombro y todo su pelo lo tenía en mi cara. Ella cerraba los ojos para sentir, como mi dedo se daba un festín con su anito. Empezó a gemir cerca de mi oreja, susurrándome el placer que recibía por el poto. Una de sus manos se metió por debajo del short dirigiéndose a mi sexo. Me acariciaba la verga con sus ricas manos. A la vez me miraba con lujuria, mordiéndose los labios. Solo repetía - ¡¡Que rico…!!- trataba de sostenerse en pie. Pero perdió todo el equilibrio por las sensaciones que experimentaba.

Muy despacio se lo saqué de su ano, para no lastimarla, y se lo dirigí a sus labios. Alicia, como una perrita, me empezó a chupar el dedito que la folló por el culo, me miraba excitada, meneándose sensualmente como una zorra. Sin perder tiempo, comenzó a desvestirse. Tiró su sexy y rico vestido, y me lanzó una mirada sumisa, esperando que yo me la cogiera. La tomé de la cintura y la apoyé contra la cama. A espaldas de ella, me bajé el short, hasta las rodillas, para luego clavársela en su entradita. Esa conchita mojadita recibía con ganas mi pinga, gruesa y venosa, como le gusta a mi Alicia. Trate de cachármela duro, enterrándole hasta adentro, que esa hinchadita vagina se coma toda mi verga. Me fijé en ella, lo rico que disfrutaba, tomé eso como una oportunidad. Retiré mi miembro de sus cavidades vaginales y la deslice hasta la entrada de su orificio. –Amor, no… no estoy preparada.- tratando de frenarme con su mano, para que no se lo meta.

-¡¡Tranquila!! Sé lo que significa para ti. No te voy penetrar. Solo quiero que experimentes la sensación…

Me froté fuertemente sobre sus nalgas. Mi pene empujaba su anito; pero este, no cedía a ser penetrado. Solo me quedaba simular que me la follaba por ahí. -¡!Ayyy… que rico!! Se siente amor….ahora frótamelo en mi cosita –Suspiraba, gemía, estaba excitada con mi actuar.


ya viene la parte en la que logré converserla de follarla por el culo....

haré lo posible por subir fotos. ¡¡¡paciencia cofrades!!!