Relatos de una jovencita

Si te dan un papel con el número 9 escrito en él ¿Qué te hace pensar que es 9 y no 6? Una marca ¿Cierto? De nada.

CAPÍTULO I

Estuve a punto de llorar cuando nos estábamos despidiendo. Le dije que hiciera lo posible para vernos más frecuentemente, que no me importaba la hora, yo iría a estar con él, sea donde sea. Me dijo lo de siempre.

-Está difícil; pero haré lo posible.

Hicimos el amor muchas veces en la noche, a mi parecer, lo dejé bien cansado, en el último no pudo venirse, se le puso blanda, ya no daba más. Me alegró dejarlo así; ya no podrá hacérselo a ella, quizá se lo haga; pero no con la intensidad con la que suelen hacerlo. ¡JA!

Ya sin él, me puse a revisar unas páginas web en la INTERNET y me enteré que la FIL ya había empezado. Según yo, la FIL estaba relativamente cerca, así que planeé ir a pie. Me bañé, me vestí bonito, cogí un bolso, metí algunas cosas en él y salí del edificio; crucé el puente mirando el mar, caminé por el parque viendo a las mascotas de la gente y los parapentes. Me metí por aquí y por allá hasta llegar a la avenida el ejército, y fue precisamente ahí donde me di cuenta que la FIL no estaba cerca. Había confundido la avenida el ejército con la avenida Salaverry. ¡JA! Así que, misma Jen Barber, dije: ¡Taxi!

No encontré nada de mi agrado, no había donde “bucear”. Ya estaba decidida a dar la última vuelta para largarme y de pronto veo a una personita con la que había tenido algo el año pasado.

<<Francis>>

Dejamos de vernos porque él se casó, y, según él, su mujercita merecía fidelidad. Al parecer, esa devoción se le acabó hace un par de meses, pues accedió a encamarse conmigo y una amiga mía.

<<Ariana>>

Después de esa noche su matrimonio quedó pendiendo de un hilo. Ariana es una diabla. Y llenó de señales al pobre Francis, era imposible que su mujercita no se diera cuenta. Él no se dio cuenta de nada. Juro que yo intenté persuadir a Ariana de que no lo hiciera. ¡JA!

Los vi felices, tomados de la mano, rebalsando de amor. Así que me pareció una falta de educación no saludarlos y felicitarlos por su matrimonio. Francis me vio venir, y su cara feliz pasó a ser una cara de susto, el muy cobarde la quiso llevar por un pasillo para dejar el rumbo hacia mí; pero ella le jaló del brazo, le dijo algo sonriendo y siguieron con dirección hacia mí. Al estar cerca de ellos, me puse frente a él, y lo saludé. Francis nos presentó, y luego de preguntas comunes y protocolares, les dije que había sido un gusto haberlos visto y los felicité nuevamente. Ella, mostrándome sus libros comprados, me dice que yo no he comprado ningún libro; le dije que sólo estaba de pasada y que ya me había invadido el hambre. Ella me dice que ellos estaban yendo a almorzar, que los acompañe.

<<Craso error>>

Acepté. En el camino hacia el restaurante, le escribo a Ariana contándole con quienes estaba, y ella me dice que los joda. Me escribía cosas cómo: chápatelo, dile que quieres hacer un trío con ellos. Y cosas así. Me causaban gracia; pero no iba a hacer ese tipo de escenas.

<<Si hubiera algo más sutil para joderlos, lo haría>>

Ariana me pregunta si llevo conmigo mi perfume. Recordé que no me lo había rociado al salir; pero sí lo metí en el bolso. Entendí perfectamente lo que ella quería que haga, y bueno, yo también quería ver que podría pasar. Al terminar de comer, les digo a ellos: ¿No les parece que cada vez después de comer uno se queda con el olor de la comida en la ropa? Saco el perfume y me lo rocío. El rostro sonriente de ella se volvió un rostro que combinaba la duda y la confusión.

-¿Me permites tu perfume?
-Claro.

Se lo rocía, lo huele, cierra los ojos, y cuando los vuelve a abrir, veo que están llenos de odio, de dolor. Temí que me lanzara el perfume.

<< No preví eso. ¿Y si me cae en la cara? >>

Lo dejó en la mesa y le dijo a él: ni se te ocurra seguirme. Francis ni se había dado cuenta, no entendió nada, me miró y yo hice un ademán de “tampoco lo sé”.

<<Hoy vas a dormir en casa de tu mami. Si me perdonas lo que te acabo de hacer podrías dormir conmigo. ¡JA!>>

-Francis, Yo pago. Anda a buscar a tu damisela.
-Gracias, Anita. Después te pago.

<< ¡JA!>>

Francis, preocupado, se fue tras ella. Después de pagar la cuenta llamé a Ariana para contarle los eventos que habían suscitado recientemente.

-Recontra bitch. Yo te lo dije de broma. Te pasas, Ana.
-Mil veces putilla, visítame.
-¿Tú tío no vendrá hoy?
-No.
-¿Puedo llevar al Capitán?
-Claro, pero que venga con su uniforme.
- Recontrabitch.
- Mil veces putilla.

En el televisor que había en el restaurante vi al actor Colin Firth, quien hizo que recordara un libro que me habían recomendado. Regresé a la FIL, y compré “Orgullo y Prejuicio”

<< ¡Taxi!>>

CAPÍTULO II

Estábamos tendidos en la cama; él estaba detrás de mí, de costado, de tal modo que podía sentir su pecho hincharse en mi espalda cada vez que él respiraba, había dejado de moverse; yo sentía que el semen empezaba a escaparse de mi interior; aún él la tenía dura y dentro de mí. Intercalaba frecuentemente entre besar mi hombro expuesto y decirme al oído que lo perdone por lo que yo había visto horas antes, por lo que él me había hecho años atrás. No le dije nada, dejé que siguiera con los besos y los perdones. No tenía nada que perdonarle, hasta me dio alegría, pues, yo deseaba que sucediera, quizá no de esa manera: hubiera querido que me besara, haber estado completamente desnuda, verlo y verme. Al menos pude hacer las dos últimas, años después de lo sucedido, hace un par de horas.

Le dije que quería ver aquello de nuevo. Él salió de mí y al verlo ir por la laptop noté que estaba perdiendo la erección. Cuando regresó a la cama, y mientras él buscaba aquello, yo cogí su verga y se la acaricié, yo quería verla dura, quería tenerla dentro una vez más. Volvimos a echarnos de costado, volvió a besarme el hombro, sentí su verga dura en mis nalgas. Me puse a ver aquello.

Estaba en su departamento, en su habitación, sobre su cama. Yo estaba dormida bajo un edredón. Su mano se acerca a mí y me retira el edredón lentamente y con cuidado, yo estaba en blusa y con falda a cuadros. Se quedó viéndome el cuerpo entero tras la cámara algunos minutos, quizá le entró dudas de lo que iba a hacer. Prefirió la determinación en vez que la duda. Su mano se perdió dentro de mi falda y me sacó, poco a poco, mi calzoncito. Me causó algo de gracia porque ya no son del tipo que uso ahora. Dejó descubierto mis muslos y mi culito, me los acarició, luego me puso de frente y me abrió las piernas, acercó la cámara hacia mi vagina y con su mano libre separó mis labios y se entretuvo grabando mi himen. Acomodó la cámara de modo que pudiera grabar como él me chupaba la vagina, por instantes yo me movía, como si estuviera soñando. Al final, él se baja el short, su verga aparece erecta y la pasea por mi conchita.

Busco el otro, la segunda parte. Lo abro.

Está tratando de meter su verga en mi boca. Abro lo ojos, apenas, y él me dice abre la boca, le obedezco y me la introduce, me coge por la boca unos minutos; pero me quedo dormida nuevamente, él abandona mi boca para regresar a mi conchita. La deja en la entrada, empuja, me arqueo; él está dentro, detenido. Casi toda su verga está fuera, se mueve durante unos minutos dentro de mí y después de sacarla veo el semen salir de mi vagina. Mi vagina se había tornado colorada.

Cierro la Laptop para tirármelo, él lo estuvo haciendo durante todo el tiempo que estuve viendo aquello y lo otro. Lo monté, estaba muy arrecha; disfruté de su dureza, la sensación de llenura fue divina hasta que lo hice venir, me quedé con su verga dentro, dejé mi pecho sobre el de él y lo besé intensamente. Él me acariciaba las nalgas y estimulaba la entrada de mi culito con sus dedos. Yo aún estaba arrechita, y le dije: quédate conmigo hasta mañana. Él aceptó. Lo hicimos más veces durante la noche. Después de que me dejara satisfecha e irritada. Le conté sobre mi supuesta primera vez; pero no le dije que fue con Mono, le dije que fue con un amiguito de mi centro de estudios. Él comprendió.

<<Ojalá nunca te hubieses ido de viaje>>

Apagamos las luces, y ya acomodados, metidos en los trajes de la satisfacción, le pregunté por Madre.

-Está molesta; pero te extraña. Un día la encontré dormida en tu cama. La desperté y me enseñó un cuaderno tuyo. Dijo que había demasiadas palabras para ser un cuaderno de trigonometría.

Dejé mi cabeza en su pecho y traté de rodear su barriga con mi brazo, sin éxito. Mi mente encendida estaba entre sus latidos y los vagos sonidos de las olas del mar. El deseo invadió nuevamente mi cuerpo, lo traté de despertar; pero él ya estaba aferrado a algún sueño a prueba de besos y caricias. Salí de la cama y llevé la laptop fuera de la habitación. Continué viendo el otro.

Él deja la cámara a un lado, se acerca a mí y me pone boca abajo, luego él se retira, la cámara se queda grabando mi culito; me sorprendió ver lo grandecito que ya era en ese entonces. Eso explicaba el nombre del otro (mi culoncita). Él regresa con un frasco de lubricante y lo vierte en mi ano, introduce, pacientemente, un dedo durante varios minutos. Se echa lubricante en la verga erecta, se posa sobre mi culito, no tarda en penetrarme. Se apresura, al parecer, y se vierte en mí. Sale con premura de su habitación, me muevo y me toco el culito; pero caigo dormida enseguida. Él regresa, toma la cámara, me pone de costado y enfoca mi culito. Él semen dejado dentro de mí es expulsado poco a poco.

Vi aquello y lo otro dos veces más esa madrugada; me vine muchas veces masturbándome. Me asomé por la ventana y ya la mañana estaba aclarándose. Regresé a la cama, a sus brazos, me acomodé de tal modo que mi culito quedara bien pegadito a su verga, los deseos me invadieron nuevamente al sentírsela erecta.

<<Dios, me había acostumbrado a que me hiciera suya todos los días, a cada momento, y ahora sólo podía verlo, con suerte, una vez a la semana. >>

-Despierta, amor, despierta.
-¿Qué paso?
-Cáchame, muy duro, sin piedad. Cómo se lo haces a ella.

Lo hizo, pero, cómo es de costumbre cada vez que se lo pido que me lo haga de esa manera, no lo puedo soportar, y termino pidiendo misericordia. No puedo llevarle el ritmo cuando él lo hace salvajemente. Bajó sus revoluciones, lo sacó un tanto, y volvió a hacérmelo de la forma convencional.

CAPÍTULO III

Ellos llegaron poco antes del mediodía. Ariana vestía un vestido que le presté y el Capitán unos jeans que le quedaban ajustados al igual que su camisa. Trajeron cervezas, una botella de vino y empanadas. Yo no tenía ganas de beber; pero tenía hambre, no había desayunado. Yo quería un plato de comida, no unas empanadas. Les alcancé unos vasos y nos pusimos a conversar.

-Al fin trajiste mi vestido. ¿Con qué te vas a ir vestida?
-Me tendrás que prestar otro vestido.

Al capitán le divertía la discusión que llevábamos Ariana y yo, ella me sacaba en cara lo muy seria que soy y yo lo muy fresca que ella es. Luego, la discusión pasó a ser sobre quien era más putilla o bitch. Sacamos a la luz nuestra última maldad que habíamos hecho algunos meses atrás. Aquello le llamó mucho la atención al Capitán. Y le dijo a Ariana que le contará con más detalles. Me entrometí y le dije que yo se lo contaría porque Ariana sólo resaltaría mis acciones y no las de ella, pues, tanto la idea como la ejecución de la maldad fueron de su autoría; además, Ariana no puede contar una historia, le da ataques de risa y no llega a terminarla.

Francis es un chico con el que solía salir, estuve como que enganchada con él; pero dejamos de vernos porque se casó, y quería serle fiel a su esposita. Y se lo tomó muy en serio, pues ya no contestaba cuando yo lo llamaba, ni respondía mis mensajes, en fin. Después de unos meses veo en una red social virtual que él estaba bebiendo en un bar con sus amigotes. Le comento a Ariana lo que había visto, y me dice: ¡vamos a joderlo! El nombre del bar estaba visible, y Ariana lo conocía. Fuimos, no nos dijeron nada a la entrada, ubicamos a Francis. Nos invitó a sentarnos a la mesa, sus amigos no estaban mal y ya estaban todos bajo los efectos de los licores. Conversamos un poco y le dije al oído: Ariana y yo tenemos ganas que nos tires. Le conté que yo estaba viviendo sola y que no se preocupara por nada. Aceptó, y, luego de media hora, ya estábamos en un taxi rumbo a Miraflores. Lo que hicimos en la cama no te lo voy a contar. Sin embargo, hay algo que sí te puedo contar. Cada vez que era el turno de Ariana, ella le dejaba marcas en la espalda y en la parte posterior del cuello y cuando Francis se fue al baño, Ariana cogió mi perfume, lo llevó donde estaba el saco de Francis y lo roció sobre él. Estuvimos un rato más, hasta que Francis se tuvo que ir, se vistió apurado y se fue.

Ariana ya se había puesto cariñosa con el Capitán, y yo ya tenía dos sapos croando en mi estómago. Les dije que tenía que salir y que no se metan en mi cuarto. Salí a almorzar.

A mi regreso encuentro al Capitán en bóxer en la sala, le pregunto por Ariana.

-Está durmiendo.
-Qué raro. Seguro la aburriste.
-¿Te han dicho alguna vez que eres una malcriada?
-Mis padres me decían insolente, otras personas simplemente me miran con cara de querer golpearme o escupirme. Vístete por favor, si quieres estar así, permanece en la habitación con Ariana.

Se me acercó y me dijo que yo le gustaba, que él dejaría a su mujer y me daría lo que yo quisiera si aceptaba ser su chica.

-Yo también te puedo dar un departamento. He visto que no tienes auto, yo te puedo conseguir uno.
-Sólo manejan los que tienen vocación de chofer.

Me miró con enojo y se fue al cuarto donde estaba Ariana.

<<Dios, Sólo tienes que tomarme. ¿No sabe lo guapo que es?>>

Fui a mi habitación, me acosté en la cama, dejé la puerta abierta por si el Capitán lo quiere intentar de nuevo. Me quedé dormida, ansiosa, pues cuando estaba almorzando, mi tío me llamó y dijo que en la noche iba a visitarme. Lo deseaba tanto. Me quedé dormida pensando en él.

La voz del Capitán y los gemidos de Ariana me despertaron. Escuché las cosas que le decía el Capitán: levanta el culo. Así, ponte como perra, perra cachera. Dilo, perra, di que eres una perra Cachera. Ariana le hizo caso. El capitán es de los hombres que hacen su escándalo cuando se vienen. Así que después de su escándalo, escucho que Ariana le dice: ahorita vengo.

Veo a Ariana desnuda entrar a mi habitación, se acuesta a mi lado y me dice que el Capitán quiere que me una a ellos. Le digo que no, y que ya se tienen que ir, pues, voy a tener visita más tarde.

-¿Tú tío?
-Sí.
-¿No me puedo quedar? El Capitán estuvo flojito hoy.
-Hoy no.

Ariana va hacia mi armario, saca un vestido y me lo muestra, sonriendo, cubriéndose el cuerpo con él.

-OK, pero me lo regresas en una semana.

 

Simplemente perfecto, en forma y fondo.
Nada mejor que leer sin detenerse y no notar la tremenda ereccion provocada sino hasta el final...
Saludos ana, me declaro tu seguidor

 

Hermoso relato... Y muy sugerente y a la vez tóxico en algunas partes...
Me gusta la temática paradójica que planteas

 

Siempre con ese estilo particular en tu relato....encantador y envolvente....Gracias Ana. Cada vez que aparece (muy de vez en cuando para tristeza nuestra) lo hace con un relato para sacarse el sombrero... Saludos.

 

Buen relato, felicitaciones..............

 

Antes Annie, hoy Ana...
Nos dejaste en tus relatos siendo una escolar aventurera (crisálida) y nos muestra a una mujer desinhibida, sin prejuicios, sumamente fría y a la vez traviesa (mariposa).
Mantienes el estilo y nos regalas todo un tejido hilvanado de tus acostumbrados relatos pasados y vueltas al presente, con fragancia de seducción y sexo....siempre revoloteando alrededor de quien te gusta, nunca fácil, ni regalada.
Será Navidad cuando retomes el relato?....al menos no nos olvides!

PD1. Conversaremos del último libro mencionado?
PD2. Eso que le hiciste a Francis y a su esposa, fue super mega archi recontrabitch! Diablito

 

Simplemente maravilloso!!

 

Tu sentido de la orientacion es parecido al mio.

"Solo manejan los que tienen vocacion de chofer"
He aprendido a manejar, todavia me falta, al principio no quise, moria de miedo y fastidio pensando en el tiempo a echarme sometida en el trafico, pero un amigo dijo "¿aprender a conducir? ¿No quieres? Si no por ti, por tus hijos" Tenia razon, deje la resistencia.
Aun me falta pasar el examen y otras cuatro clases de dos horas cada uno, un rezo a los dioses del camino and a bit of good old salsa for the road para el dia del examen.

"El perfume" siendo mujeres, entendemos como cala el aspirar un olor diferente al nuestro. La veo reconociendo, recordando la noche en que "tu el" llego "vestido y trasnochado" de bar y conversa con sus chicos, junto contigo y Ariana,por obvias razones no las menciono.

En realidad el error fue de ella, todo el tiempo.
Cuando has ganado, no existe necesidad ni urgencia de enrostrar nada a nadie.

Intuyo queria confirmar aquello que ya sabia, "no habia ganado". Ella perdio desde el mismisimo instante en que resolvio "plantarte cara" y claro, el un poco idiota, definitivamente. Peligros del exponerse sin mediar malos ratos. Pobrecita.

Por eso admiro tanto a D. P. la tiene pensada al milimetro.

Y como siempre, perfecto.

 

Fenixrojo:
Tal como le comenté a un cofrade, la única intensión por la que publico en este foro es para entretener; lo que suceda en sus cuerpos son efectos colaterales. No le recomiendo que sea mi seguidor. No publico frecuentemente. Gracias por la atención.

Icelos:
Acepto lo de sugerente y tóxico, pero paradójico no. Nunca me gustó esa palabra, nunca la uso. Qué bueno que le haya gustado.

BuscaKine:
Gracias a ti por leer y no exagere, tristeza no es la palabra adecuada.

Troyano:
Gracias por la felicitación. Voy a estampar su firma en un polo y lo usaré cuando vaya a visitar a Madre.

MrQuarzo:
Navidad? mmm no lo sé. Nunca lo sé.
Sobre el libro: podemos conversar; pero estoy yendo lenta con él. Está escrito tal cómo me gusta, pero la historia aún no me atrapa, aunque tengo la sospecha que terminaré amando al Sr. Darcy. Ando leyendo otro libro, que la verdad, no es muy remunerativo, es ese tipo de libro que está lleno de ripios y que son divididos en varias entregas con la pura intensión de hacer más dinero, cuando en realidad fácilmente toda la historia puede ser contada en un par de libros. En fin, pero también es esa clase de libro del cual quieres saber en que terminará, pues hay unos personajes que te caen simpáticos. Los leo en PDF, no merecen ser comprados, a mi parecer. Y lo de Francis y su damisela, en fin, no es mi culpa que la niña tenga buen olfato.Gracias por lo de fría.

Vidi:
Creo que es cosa de género lo de la desorientación. Por eso fueron tres reyes magos y no tres reinas magas.
Suerte con el examen de manejo. Yo seguiré con los taxis y sus pintorescos conductores.
Y sí, ella y sólo ella tiene la culpa. Yo ya me iba, en fin.
D. P.
No, nada de perfecto.
Gracias.

 

bueno Ana sostengo lo de paradoja... pero en fin la visión de tu relato es tuya... y recalco lo interesante que está
saludos

 

Es una broma Qué seriedad.

 

Siempre he sido así... Jajajjajaj

 

No entiendo ni un car** no hay orden.

 

A ver. Espero que esto te ayude:

Capítulo I=Domingo.
Capítulo II=Sábado.
Capítulo III=Viernes.

El orden es aburrido.

 

AICHHHHH!! No es así.
Y no puedo editar mi post anterior.

Capítulo I=Domingo.
Capítulo II=Noche del sábado y Madrugada del domingo.
Capítulo III=Sábado.

 

yo tampoco entendi nada, el comienso no se entiende para nada, ni ganas de leer me dio xDD
tanto desorden que pues desmotiva


lo que quiero leer es la historia con tu tio, ojala te animes a publicarlo

 

Solicitud, recomendaciones y disculpas

Estimado Moderador/administrador favor de cambiar el nombre de este thread(Tres capítulos) por el de &#8220;Relatos de una jovencita&#8221;. Abriría un nuevo thread con este relato; pero me da penita ver como lo que uno escribe se va perdiendo threads abajo hasta quedar en el olvido, y bueno pues, prefiero tener un solo thread (después serán dos) donde pueda dejar mis relatos. Espero que mi solicitud sea atendida. Gracias de antemano.

++++++++++++++++++
NOTA DE MODERACIÓN:
Listo, se realizó el cambio.
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Recomiendo a los que sólo buscan leer sexo, sexo y más sexo, saltearse los dos primeros capítulos, pues se pueden aburrir. Aunque creo yo, que si leen todo habrá una mejor atmósfera al llegar a los dos últimos capítulos. Por ahí, olvidado, hay un thread mío llamado &#8220;¿Increíble?&#8221; en el cual podrían encontrar más detalles sobre algunos personajes de este relato. He tratado de mantener la linealidad del tiempo; pero no pude evitar jugar un poquito con la máquina del tiempo que tengo en mi mente.

Y ofrezco mis disculpas, al señor moderador/administrador por si mi solicitud le ha causado alguna molestia. Y disculpas también a aquellos lectores que no necesitan ninguna recomendación.

Les envió, como de costumbre, saludos y memorias.

Capítulo I: El cumpleaños

Durante el viaje la nostalgia pobló mi interior, sobre todo el tramo desde Armendáriz hasta Agua Dulce. Bajé al mínimo el volumen de la radio y bajé la ventana, para percibir al mar, solamente por motivos decorativos. A veces no encuentro nada en la nostalgia; pero creo que esta vez la nostalgia no encontró nada en mí, es por ello que dejé entrar al mar. La oscuridad ya nos cubría; busqué estrellas, y, al no encontrarlas, me entretuve con las luminarias y los faroles que encontrábamos en el camino. Miré a padre. Él iba conduciendo, vestía, como siempre, un elegante terno, además, llevaba la corbata que le regalé en su último cumpleaños. No sé cuánto tiempo estuve viéndolo, de pronto detuvo el auto. Antes de preguntarle por qué se había detenido me di cuenta que una señorita policía motorizada se estacionó delante de nosotros. Ella se acercó al auto y padre bajó la ventana; ella al verlo le sonrió y le ofreció disculpas, y le dijo que podía continuar; pero padre le pidió explicaciones. Ella respondió que nos detuvo por las lunas polarizadas. Padre buscó los documentos, pero ella le dijo que no se preocupara, que ya no hacía falta. Y le ofreció disculpas nuevamente y le dio una tarjeta diciéndole que la llame por si necesita ayuda por algún percance de tránsito o cualquier otra cosa. Durante el pequeño periodo que le tomó a la señorita de ir de nuestro auto hacia su moto, padre siguió con la mirada el trasero de la señorita policía.

-¿Qué miras?
-Ana, por favor, compórtate. Todas las veces que salimos tengo que soportar tus celos.
-Dame la tarjeta.

Rompí la tarjeta y la eché por la ventana. No le hablé después de ese acontecimiento. Es algo que no puedo soportar, es un defecto que mantengo desde niña. Siempre tuve que lidiar y soportar ver las coqueterías e insinuaciones de mujeres. La mayor parte de pataletas y berrinches míos no eran a causa de que no me dieran lo que yo quería sino a causa de mujeres circunstanciales que se nos acercaban con diversas excusas que al final terminaban dando sus números telefónicos. Sí, soy muy celosa, sobre todo cuando se trata de padre.

Llegamos.

Al entrar a casa noté que ya habían llegado la mayor parte de invitados. Saludé a Abuela por su cumpleaños y le entregué su regalo: una cigarrera. Abuela abrió el regalo y se alegró al descubrir lo que era. De inmediato extrajo del bolsillo de su saco una cajetilla de cigarrillos y los colocó uno a uno en la cigarrera. Me percaté de que una persona estaba al tanto de nosotras; esta persona me sonrió y caminó hacia nosotras. Le dijo a abuela que no debería fumar, y a mí que soy una mala nieta, que no debo alimentar el hábito de fumar de abuela.

-Ya se habrá dado cuenta por qué Ana es mi nieta favorita.

Asintió con una sonrisa el Dr. Sánchez, a quien se le borró la sonrisa cuando notó que yo le miraba el dedo donde se lleva el anillo de matrimonio; su lenguaje corporal se tornó de lo más patético.

-Abue, creo que el Dr. Sánchez se avergüenza de haberse casado.
-Hija, con ese vestido pones en estado sospechoso a cualquier hombre.

Una mujer se nos acercó y tomó de la mano al Dr. Sánchez. Era su esposa. Él la presentó con algo de torpeza. Ella me miró como toda mujer mira a una mujer que podría hacer perder la cabeza a su marido. Conozco muy bien esa mirada, y no me gusta que me miren así. ¡JA! En vez de crear animadversión hacia mí, deberían controlar a sus maridos. Me dio ganas de molestarlos.

-¿Y&#8230;Dr. Sánchez, qué tal me veo?

Abrí mi mejor sonrisa y posé para él, incluso me di una vueltita.

-Estás muy hermosa, Ana.
-Ana, deja de molestar al doctor.

Abuela le ofreció disculpas por mi comportamiento a la esposita del doctor. Otra pareja de esposos se unieron a nuestro grupo, perfecta casualidad para irme de ahí. Luego, ya hablando a solas con abuela, ella me dijo: &#8220;¿viste la cara que puso? El doctor será un excelente profesional pero es un tonto con las mujeres. Eso no se dice delante de tu pareja.&#8221;

El Dr. Sánchez había cambiado físicamente: Se notaba que estaba haciendo ejercicios, llevaba algunas canas y el cabello no era tan corto como años atrás. El modo de vestir seguía siendo el mismo al igual que su perfume. Recordaba perfectamente su aroma revoloteador. Estaba más guapo que antes. Se me antojó.

Ya no me podía acercar a él por obvias razones, su mujercita estaba pendiente de él. Yo ya no tenía su número telefónico, era nuestra única fuente de comunicación años atrás. Sin embargo, recordé que abuela es de las personas que aún escriben los números telefónicos en agendas. Noté que no había venido una prima, y le pedí su número a abuela. Ella sacó la agenda de su cartera y me le dio. Por ahí debe estar me dijo. Anoté el número telefónico del doctor, y, por si acaso, el de su esposita.

Capítulo II: La cena

Desde que tengo la vista al mar, Ariana forma parte de, al menos, un par de horas de mis fines de semana. He llegado a conocerla, sin proponérmelo, un poco más. Es más, para mi pesar, le he encontrado muchas virtudes que la han convertido en una persona de confianza&#8230;para ciertas cosas. ¡JA! Puedo pasar horas de horas conversando amenamente con ella; incluso los silencios que hay alrededor y entre nosotras no son opresores, no nos inquietan. Lo que estoy tratando de (no) decir es que la quiero.

Una hora antes de que sirvieran la cena, Ariana me envió una foto en la que se le ve a ella con carita triste delante de la puerta del departamento donde vivo actualmente. Me escribe que se le había olvidado que yo no iba a estar. Abuela se percata que estoy con el celular en la mano y me dice que lo guarde. Le explico la situación y le enseño la foto de Ariana.

-Pero si es Dorothy. Dile que venga.

Abuela la conoce, pues Ariana solía venir a casa. La primera vez que abuela la vio le dijo: tú eres la niña de El Mago de Oz. Desde ahí le dice Dorothy. Buscando en la INTERNET sobre esa película entendí porque abuela la llama así. Después de escribirle a Ariana que abuela la había invitado a venir, ella me envió una foto con una carita de felicidad única, y me escribe: al fin voy a conocer a tu papi. <<Grrrrrrrr>>.

Ariana llegó después de media hora. Yo fui a abrirle la puerta y antes de que entrara le dije: &#8220;Con padre no. ¿OK? &#8220;. Ella notó que yo estaba hablando en serio.

-¿Pero puedo tomarme una foto con él?
-¿Para qué?
-Para el face, celosita.
-Nada de nada.

Ariana se acercó dónde estaba abuela y la saludó por su cumpleaños. Después que abuela la presentará ante todos como Dorothy, Ariana se sentó a mi lado. Y la puse al tanto, bajito nomás, de lo que había pasado con el Dr. Sánchez.

Todas las copas y los vasos, sin excepción, tenían distintas bebidas para cuando trajeron las fuentes de cerdo y guarniciones. Empezaron los ruidos de los platos y de los cubiertos, y segundos después, los halagos a las cocineras. Absolutamente en todas las conversaciones abuela era partícipe, ella es una gran parlanchina. Ariana y yo reíamos cada vez que Padre intervenía en las conversaciones de abuela, pues es el único que posee el poder de hacerle frente. Brindaban cada 10 minutos; yo ya había acabado mi primera copa, y a la segunda le iba a dar de a poquitos, pues mi organismo no maneja muy bien el alcohol. Ese es mi límite, dos copas. Todo lo contrario sucede con el organismo de Ariana, a quien la he visto beber y beber, y es cómo si no bebiera. Los platos empezaron a quedarse vacíos, la mayor parte de invitados hombres los llenaban de nuevo; minutos después, Las fuentes empezaron a quedarse vacías. Cada vez que abuela veía una botella vacía, mandaba a que la retiraran y trajeran una llena, así también, mandaba a dormir a aquellas personas que tenían las copas vacías. Te la lleno o te vas a dormir les decía.

Con el permiso de abuela, Ariana y yo nos fuimos a sentar a un mueble. Ahí Ariana me empezó a molestar mostrándome la foto que se había tomado con padre, y me bromeaba diciéndome que ella se iba a convertir en mi madrastra. Después dejamos de conversar y escuchábamos las anécdotas que abuela estaba contando a las personas que aún estaban a la mesa. Entonces Ariana me mira de pronto y me dice que acaba de recordar algo: La primera vez que la invité a casa. Aquella vez se hizo una reunión por la llegada de mi tío, pues él había estado largo tiempo ausente. En ese tiempo yo andaba muy nerviosa y preocupada porque mi tío y yo lo íbamos a hacerlo por primera vez, pero yo ya lo había hecho con otra persona, con Mono. Esa situación me tenía preocupada. La reunión fue parte de un plan para hacer creer a mi tío, cuando estuviera en la intimidad conmigo, que era mi primera vez. Y Ariana, sin saberlo, formó parte de ese plan.

Capítulo III: El plan

Su aliento a licor, su pérdida de equilibrio y la penumbra eran signos de que el plan iba bien encaminado. Me desnudé y luego le ayudé a quitarse el pantalón, me acosté de espalda sobre la cama con las piernas abiertas, él, a pesar de su estado, se acomodó suavemente sobre mí: su pecho sobre el mío y su pelvis sobre mi monte de venus. Me introdujo su verga, despacio y sin tanteos, pasó su aliento a mi boca y comenzó a moverse suavemente. Al fin él estaba dentro de mí y cada embestida incrementaba mi excitación, aun sabiendo que estábamos siendo vistos. Se tornó brusco. Dejé salir un grito/gemido que le hizo detenerse; pero yo le persuadí para que siga metiéndomela. Yo seguía vertiéndome una y otra vez. Era mi primera vez, supuestamente.

Después de venirse, se quedó dormido.

Semanas antes, ya enterada del regreso de mi tío, pensé en un plan, un ridículo plan. Los días pasaban y pensaba que lo mejor era confesarle todo a mi tío. Ya estaba decidida a decírselo la próxima vez que lo encontrara en línea. La preocupación y la angustia de mi situación ocuparon mi mente y mi cuerpo; Mono lo notó un día que me pidió &#8220;verme&#8221;. Notó mi poca predisposición y, obviamente, la ausencia de lubricación. Después de insistirme tanto, me quebré y le conté todo, aunque Mono ya sabía que antes de él yo ya había hecho cosas con otros hombres, no sexo, cositas. Le conté mi ridículo plan que consistía en &#8220;dejar fuera de combate&#8221; a algunas personas. Me dijo que él podía ayudarme.

-¿Si yo te ayudo, qué obtengo a cambio?
-¿Qué es lo que quieres?
-Lo voy a pensar.

El plan consistía en hacer una reunión por el regreso de mi tío y embriagarlo hasta el punto de que no recuerde los eventos con claridad, y añadir a eso un poco de &#8220;efectos especiales&#8221;. También teníamos que poner en ese estado a Madre. Mono dijo que él se iba a encargar de ellos, que lo único que yo tenía que hacer era convencer a Madre de ponerlo a preparar las bebidas y que consiga sangre falsa. Lo último pude hacerlo yo misma con ayuda de INTERNET y la dejé escondida en el cuarto de servicio, donde una vez Mono me hizo suya.

Bastó comentarle a Madre sobre la reunión para que esté de acuerdo con todo.

Fui donde Mono a contarle lo sucedido. Lo encontré viendo la página de una red social muy conocida.

-Lindura, qué bueno que todo esté yendo bien.
-Será en dos semanas.
-Qué bien, lindura, qué bien. Yo ya sé lo que quiero a cambio.

Él señaló la pantalla del monitor y vi la foto de una compañera.

-¿La conoces?
-Sí.
-Quiero que la traigas a la reunión y que hagas lo que yo te diga esa noche.
-Pero&#8230;
-Nada de peros, lindura.

La conocía poco, casi nada. Lo que sabía de ella lo supe por otras personas: era una de las mejores alumnas, sus padres la iban a recoger, no iba a las reuniones, sus padres no la dejaban tener enamorado. Se podría decir que era una nerd; pero su belleza le quitaba esa etiqueta.

La única vez que hablé con ella, estábamos solas, nuestras compañeras en común se habían ido. Ella me dijo: eres linda. Sólo eso me dijo durante el rato que caminé con ella hacía las afueras del centro de estudios. Ahí la esperaba su madre. Nos despedimos y me dijo hablamos luego. Horas más tarde me mandó una invitación virtual para ser &#8220;su amiga&#8221;.

Ahora la necesitaba. Yo Tenía claro para qué la quería Mono. Le empecé a escribir por el chat y hablarle en los recesos. Una de mis compañeras al notar que yo estaba frecuentando a Ariana me dice: ¿qué haces con esa lesbiana? Me contó los distintos rumores sobre Ariana. Eso en vez de alarmarme me causó cierta satisfacción, pues podría sacarle algún provecho en caso sea cierto.

Un día a la salida, Ariana me invitó a almorzar, iríamos con su madre; llamé a la mía para pedir su permiso el cual me lo concedió. Durante el almuerzo la madre de Ariana me hizo muchas preguntas acerca de mi familia. Por esas casualidades de la vida ella conocía a mi abuela, trabajó con ella hace muchos años. Después de terminar el almuerzo, no desperdicié la oportunidad de decirle a Ariana que la invitaría uno de estos días a cenar a mi casa. Ariana mira a su madre esperando su respuesta, ella responde que está bien, que Ariana iría.

Llegó el día de la reunión, la hora prevista y Mono no llegaba, ni llegaría. Traté de comunicarme con él pero todos mis esfuerzos fueron inútiles. Ariana ya había llegado y estábamos en mi habitación. Mi preocupación era tan evidente que Ariana me dijo en repetidas ocasiones que le cuente que era lo que me estaba pasando, que ella me podía ayudar. Confié en ella, y le conté resumidamente porque estaba yo preocupada, está claro que obvié la parte del trato en el que ella intervenía.

Mono iba a ponerles algo en la bebida que iba a dejar &#8220;fuera de combate&#8221; a madre y a mi tío. Sin Mono el plan se fue al tacho; pero Ariana lo sacó de ahí, y vi un rayito de esperanza. Me contó que su madre a veces tomaba pastillas para dormir, y que sabía el nombre de ellas. Y bueno, fuimos velozmente a la farmacia más cercana. Ella fue la que pidió las pastillas; pero se la negaron. En la segunda farmacia a la que fuimos las conseguimos sin peros.

Estando en casa nuevamente, machacamos las pastillas una a una hasta volverlas polvillo, la facilidad con la que lo hacía Ariana me sorprendió, pues ella logró un polvillo más fino que el mío, y es más, lo hizo en un santiamén. Ella me contó que su madre tiene problemas para tragar las pastillas, incluso no puede tragarlas partidas, por lo que en muchas ocasiones Ariana le ayudaba a pulverizarlas para después disolverlas en algún refresco o infusión. El resultado de cada pastilla lo guardamos en sendos papelitos, ella se quedó con uno y yo con otro. Bajamos a la reunión, que ya llevaba media hora de iniciada, con la esperanza de tener oportunidades para disolver el polvillo en las bebidas de nuestros objetivos sin ser vistas.

No tuvimos ninguna oportunidad hasta el final, cuando sólo quedábamos madre, mi tío, Ariana y yo. Ariana se había quedado, su madre le había dado permiso de quedarse en mi casa. A madre no hubo necesidad de darle nada, estuvo de lo más jubilosa durante la fiesta bebiendo empedernidamente con mi tío, el Dr. Sánchez y padre; ella se quedó dormida en el mueble de la sala a causa del cansancio, pues ya era tardecito, y, obviamente, por el alcohol. Vi a mi tío buscando algo en las repisas de la cocina. Él estaba buscando un sobre de sal de Andrews, pues según él, eso le disminuye la resaca en su próximo despertar. Mi tío estaba lo suficientemente ebrio como para convencerlo de que se lo prepararíamos nosotras. Yo lo distraje mientras Ariana le preparaba la bebida con los polvitos mágicos que tenía en su poder. Se lo bebió todo de un trancazo, puso una cara muy cómica y dijo: me voy a descansar. Ariana ya sabía en qué habitación iba a descansar ella, y le di las gracias. Yo fui tras mi tío, y le ayudé a subir las escaleras, y lo dirigí hacia mi habitación.

Cuando él estaba encima de mí penetrándome noté que había dejado la puerta entreabierta y vi que Ariana estaba mirándonos, pensé que al darse cuenta de que la había pillado se apartaría; pero no, se quedó ahí. Dejé de ver hacia la puerta y volví a lo mío, al placer que me daba la verga de mi tío, que me llenaba todita. Cuando mi tío terminó, dirigí mi mirada nuevamente hacia la puerta, esta vez Ariana ya no estaba. Me levanté y mi tío quedó a un lado, con la panza hacia arriba. Vi a mi tío desnudo aún con el pene erecto; por lo que he visto hasta ahora, eso no es común en los hombres. Bajé a buscar la sangre falsa y al pasar por la sala escucho una voz con lamento y arrepentimiento.

-Ana.

Era madre, había despertado. Me acerqué y la consolé. Me dijo que tenía sed, y quería que la lleve a su habitación. Me preguntó por mi tío y le dije que ya se había ido.

-Te voy a preparar una sal de Andrews.
-OK, aparte me traes otro vaso con agua.

Al prepararlo le agregué el polvillo mágico que llevaba conmigo. Después de beberse los dos vasos le dije que se recueste, que en un momento la ayudaba a subir a su habitación. Lo que hice fue subir y buscar una colchita para abrigarla. Cuando estuve nuevamente con ella la cubrí con la colchita y me dijo: mejor aquí me quedo. Estuve escuchando sus quejas, les echaba la culpa a los tres hombres con los que había tomado, más a padre y a mi tío. Se quedó dormida.

Ya con la falsa sangre conmigo subí a mi habitación, y lo que vi a continuación fue una de las más grandes sorpresas que he tenido en mi vida. Vi a Ariana encima de mi tío, sentada sobre su verga, con una de sus manos se tapaba la boca, y tenía la otra sobre el pecho de él. Mi tío estaba con los ojos cerrados, pero se le veía gozando, al parecer, desde un sueño, con las manos sobre la sábana y con las piernas inquietas. Aún en la penumbra en la que permanecía mi habitación pude ver la porción de verga que no estaba dentro de Ariana, no tenía casi nada dentro: la cabeza y algo más. Ariana se movía lentamente, podía escuchar levemente su respiración agitada mezclada a veces con suspiros y otras con gemidos incompletos. Me quedé en silencio y quieta, pues pensé que si entraba y le reclamaba a Ariana lo que estaba haciendo podría despertar a mi tío. Seguí observándolos llena de celos: Posó la mano que tenía tapando su boca sobre el pecho de mi tío, y empezó a moverse un poco más y a su vez su agitación se acentuó. Sus gemidos ya fluían libres y completos en el aire; y había dolor en ellos, también placer. De pronto se detuvo, y suspiró profundamente, se quedó quieta un momento. Salió de él.

Ariana no se sorprendió al verme y se fue al baño. La seguí. Mientras cogía ella una porción de papel me preguntó qué era lo que yo llevaba en la mano. Le dije que era falsa sangre. Mientras se limpiaba la vagina, ella me respondió que ya no será necesario. Vi el papel enrojecido y antes de que lo botara al tacho la detuve. Eso y otras cosas más las echaríamos en una bolsa que se entreverarían con las demás bolsas de basura de los vecinos. Ariana se dio cuenta de mi molestia y se disculpó conmigo. Fuimos a su habitación a conversar. Ahí me contó que ella sabía lo que se rumoreaba de ella en el centro de estudios. Era cierto que le gustaban las chicas; pero nunca había estado con una y menos con un hombre, que al verme tirando con mi tío se excitó demasiado, tanto que tuvo que saciarse cuando se dio la oportunidad. Ella pensaba que yo también gustaba de chicas, de ella. Yo le conté todo lo mío referente a lo sexual, cuando me inicié, bliblí, blablá y blublú. Le dejé en claro que no me gustaban las chicas para nada. Me miró de la misma forma que me mira ahora cuando compartimos cama: con ganas.

Antes de poner la alarma le pregunté sobre la duración del efecto de las pastillas. Nos quedamos dormidas.

Desperté antes que sonara la alarma. Ariana seguía dormida y la dejé en ese estado. Fui a despertar a mi tío el cual se sorprendió al verme y más aún cuando se miró desnudo y con manchas rojas en la verga y partes de la pierna.

-Tienes que irte porque madre cree que te fuiste al terminar la reunión.

Se aseó y se visitó lo más rápido que pudo. Antes de irse me dio un beso que me humedeció de inmediato. Le dije que me lo hiciera una vez más. <<Sí, así soy de imprudente, a veces. ¡JA!>> Me dijo que no; pero que íbamos a tener tiempo de sobra luego. Esta vez yo le di un beso tomándolo del rostro, parándome de puntitas.

Cambié la sábana de mi cama. Ordené todo y volví a mi cama. Llena de alivio y felicidad, dormí.

Capítulo IV: La corbata.

Ariana y yo habíamos dejado de beber. Ella seguía molestándome con la foto que se tomó con padre. Vi que padre fue a la cocina y sacó hielo y otras cosas. Al ratito se le unió Luz, la esposita del doctor Sánchez, y observaba lo que padre se disponía a hacer. Por lo que vi y podía oír, padre le estaba enseñando a preparar un trago. Luz se acercó más a él, y le cogió la corbata coquetamente y se la estuvo tocando constantemente, y en algunos casos, prolongadamente. Cuando vi que empezó a cogerle los brazos y tocarle el abdomen, me decidí a ir hacía ellos; pero ella se apartó de él viendo hacia el comedor, pues el doctor, quien ni cuenta se dio lo que su esposita estaba haciendo, la estaba buscando.

Se pusieron a jugar no sé qué en la mesa e iban a apostar. A Ariana le dio ganas de fumar y salimos al jardín. Estuvimos rato conversando sin percatarnos del paso del tiempo. Padre aparece y me dice que es hora de irnos. Vi que no tenía puesta la corbata. Se dio cuenta que me percaté de ello y antes de que yo le pregunte me dice: la perdí en una apuesta. Sacó las llaves del auto y dijo: al menos no perdí el auto. Le quité las llaves y se las lancé a Ariana quien las atrapó. Le dije a padre que él estaba ebrio y que Ariana (muy a mi pesar) manejaría. Ariana sólo atinó a decir: ¡Oh sí!

Ya en el auto, vi que salían de casa el doctor y su esposa. Padre bajó la ventana para despedirse, imagino, nuevamente. Yo también me asomé para ver en qué estado se encontraban ellos y justo en ese momento mis ojos se encontraron con los ojos de luz, ella levantó su mano y me mostró la corbata de padre. La odié.

Ariana hizo el viaje desde Chorrillos hasta Miraflores en 10 minutos. <<No me gusta cómo maneja Ariana >> Padre descansó en el cuarto de huéspedes y Ariana conmigo, en mi habitación. En la mañana, cuando Ariana aún dormía y padre ya se había ido, tomé mi celular y le envié un mensaje al doctor Sánchez diciéndole que quería verlo, que lo deseaba, que me llame cuando él quisiera. Todo ese sábado y domingo la pasé con Ariana y sin respuesta del doctor. El lunes, ya sin Ariana, avanzada la mañana, recibí una llamada que me despertó. Era él, y me dijo que él también me deseaba, que en unos días me avisaría cuando podríamos vernos pues su esposa iba a viajar.

El miércoles, poco después del mediodía, salí a comprar libros, más que a comprar, a buscar, al centro de Lima, cerca de la avenida Abancay. Después de haber recorrido todos los puestos y haber memorizado todos los títulos que me interesaron y que quería comprar, recibí la llamada del doctor. Me dijo, con emoción, que si nos podíamos ver ahora. Le digo dónde estoy y lo que estoy haciendo, y que lo mejor sería que yo regrese a casa para cambiarme. Él me dice que venga tal como estoy, que no puede esperar más. Acepté. La verdad es que cuando sé que lo voy a hacer por primera vez con un hombre me gusta ponerme bonita, ponerme un vestido corto que él no haya visto, ropa interior chiquita, estar bien arregladita; he notado que cuando más bonita estás, los hombres se ponen como bestias en los previos y durante la cópula, eso me encanta. Yo estaba vestida con jeans, una chompita y ropa interior, digamos, convencional. Él había estado almorzando por el centro así que vino a recogerme en su auto.

Me sermoneo: me dijo que este sitio no era un lugar para mí, que es peligroso, que con mi fachita de chica rica me pueden secuestrar, bliblí, blablá y blublú. Para que se callara llevé mi boca hacia la de él, y le di un beso que deshizo su respiración, peinado y compostura. Antes de que se abalance sobre mí, regresé a mi posición inicial y me puse el cinturón de seguridad y le dije: ¿nos vamos?

Me sorprendió que me llevara a su casa. Ni bien cruzamos la puerta de su habitación me tomó de la cintura con ambas manos y me llevó lo más junto a él; pegadita a él, sintiendo su dura verga, empecé a sobar mi mejilla en su cuello y a gemir cerca de su oído. Estar tan cerca de su aroma hacia que lo deseara más. Sus manos habían dejado mi cintura. No me di cuenta de que él me había desabrochado ya el jean y me los estaba bajando. Empecé a sentir sus manos palpando mis nalgas y él empezó a sentir mis labios en los suyos. Trastabillando llegamos a la cama, donde terminó de desnudarme sin dejar de verme a los ojos. Le vi desnudarse desesperadamente, estaba mejor de lo que me había imaginado. Lo recibí con las piernas abiertas cuando vino por mí su verga erecta, la sentí cerca de la entrada de mi vagina cuando se posó sobre mí, tomé su rostro con ambas manos y metí mi lengua en su boca buscando la suya, buscando un beso que nunca encuentro, un beso imposible, un beso sin fin. Mientras ocurría el beso, acomodó su verga y me penetró suavemente. Sus embestidas eran gentiles, nada toscas, al igual que sus besos y palabras. Yo tuve que decirle para cambiar de posición porque me estaba llenando de sudor. Me puse en cuatro esperando a que me penetre más rápido y fuerte, pero sus embestidas mantenían el ritmo anterior, aunque por instantes se detenía, o sacaba su verga, y eso, sólo puede significar que está por venirse pero no quiere que eso suceda. La verdad es que cuando me percato de eso prefiero detener el acto, sutilmente, fingiendo un orgasmo o dolor, dependiendo de cuan listo o tonto me parezca el hombre, en este caso, opté por el orgasmo.

Se fue a la cocina y trajo bebidas. Estuvimos acostados en la cama por un rato conversando, él de costado y yo boca abajo. Él me acariciaba la espalda y mis nalgas, y, al final, se entretuvo con la raya de mi culito. Me preguntó si lo había hecho por ahí. Le dije que sí.

-Te la puedo meter por ahí.
-Sí; pero hoy no.

Se abalanzó sobre mí y lo detuve. Lo mandé a bañarse porque estaba pegajoso por el sudor. Fue hacia su armario y sacó una bata. Noté que ahí había varias corbatas, y entre ellas, me pareció que estaba la de padre. Ni bien escuché que salían los chorros de agua fui hacia su armario y busqué la corbata de padre. << ¡Bingo!>> La guardé en mi bolso, y esperé a que el doctor saliera; pero mientras esperaba me puse a husmear en otros armarios. Ubicar el cajón de la ropa interior de su esposita hizo que se me escapará una risita malévola.

Es muy sabroso tener sobre tu cuerpo un cuerpo recién aseado, se siente fresco, suave, y oliendo rico. Me excita más. Pero todo se va al tacho cuando el hombre que tienes no es lo que esperabas en la cama. Siempre escucho: es que hay que acostumbrarse a que se conozcan los cuerpos, las primeras veces son así, a veces hay nerviosismo, y tonterías como esas. Esta vez el doctor después de 5 minutos dentro de mí no pudo aguantar y se le vino. Me la dejó en las nalgas. Aunque no niego que se siente rico hacer venir a un hombre y sentir el semen cálido en la piel.

Le dije que tenía que irme. Mientras me aseaba le pedí que si podía traerme algo de tomar. Cuando se fue, salí del baño y cogí mi calzón y lo puse en el cajón de la ropa interior de Luz.

Fue muy amable al llevarme a casa. Pero cuando estábamos por llegar le dije que me dejará en Larcomar pues tenía que hacer algunas compras. No me pareció buena idea que conozca mi casa después de lo que hice. No lo he vuelto a ver e imagino que su esposita se sentirá confundida cuando encuentre un calzón con la carita de un animalito impreso en la parte frontal <<Miau>>.

 

¡¡¡ GENIAL !!!
En esta entrega, has cerrado historias pendientes de relatos pasados (el doctor y tu tío) y dejas abiertas otras posibilidades (Ariana y tú - Ariana y Mono?).
Es un gusto leerte, desde el principio. Y si bien es cierto te has tomado la molestia de hacer las indicaciones a los nuevos lectores que suelen criticar tu estilo, te la has ingeniado para regalarnos un relato directo, caliente pero jugando siempre con los tiempos.
Lo bueno es que no hemos tenido que esperar muchos meses para disfrutar tus historias y encima prometes regalarnos una saga mas!. Bien por nosotros.
Por allí me queda una duda que te la haré por MP. Así que por allí nos encontraremos.

PD. Lo que si me llamó la atención fue la parte del relato con la policía... ¿porqué al detenerlos y acercarse, simplemente lo dejaba ir, disculpándose?. De tu narración se desprende que tu papá es un tipo atractivo. Luego ante la insistencia de tu padre, es que le pide los documentos, para finalmente entregarle su tarjeta, por si tiene problemas futuros que la llame.
¿No sería que ya se conocían y tu presencia frustró los planes?
Naaaa.....sólo un poco de veneno, en tu estilo, de mi parte.

 

Me gusta mucho tu estilo para escribir. Gracias por compartir tu talento con nosotros.

Diablito

 

¿Que culpa tiene, tu Padre?

De ser diplomatico, alto, de cuerpo atletico, cabello y ojos grises, con su deliciosa piel vainilla, ademas de ser poseedor de un tono de voz pausado, irresistible. La "coqueteria caleta" la heredaste de el, me atrevo a decirlo.

oh por Dios, queremos conocer a Padre, has puesto la curiosidad. Ya es muy tarde para no hacerte sentir celosa.

Y obvio: Ni quitarle la peluza de su terno, no vaya ser que por pelusa nos encontremos en nuestra casa una ropa interior d Animalito.

Aunque las personas que trabajan en esa residencia la deben haber encontrado y puede haber pasado esto: "extorsionaron al buen Dr Sanchez, o al dejarlo en evidencia, algun incentivo economico habra ofrecido a cambio del dulce silencio: "asi se mata un "calzoncito"" ).

"D.P." aka "el sabio", seria como "un adversario, o quien veria la forma de echar por tierra muchas intenciones del tipo "maldades". Pienso en uds dos, tu con todo ese "aqui se hace lo que yo quiero" y el con aquel "Asi lo creeras y por mucho que me lleves a perder la cabeza...reaccionare". A uds dos, los he llevado a un "encuentro imaginario", pero nunca tengo ganador a la vista.

Ariana no salia de casa...encima la pobre se inicia como "voyeur" y se desquito al instante.

La sangre falsa....recorde "las hazañas" de una compañera de clases: los "engañaba" porque en su primer dia sangraba gotitas y gotitas. Aprovechaba ese estado para "dar su primerisima" prueba de Amor al novio de turno...(Asi como lo lees. ¿sera q los hombres son ejem un pelin tontines?).

Tu sabes, te Admiro Mal (ah eso si, cero tendencias lesbicas, Pinky horse Lover til the death take me away).

¡¡¡Impecable!!!

Saludos
Vidi