A la vecina en una noche de pasión

La fiesta estaba llegando a su fin, y los asistentes ya se iban retirando, algunos se iban a continuarla, otros con un poco más de suerte se iban con su pareja a evitar las compañías molestosas y finalmente otros tan desafortunados como yo que se iban a su casa a descansar.
Por ese entonces vivía en un cuarto alquilado en un edificio que era el hogar de muchas personas, dentro de aquel grupo se encontraba una vecina, poseedora de una mirada cautivante y de un cuerpo que provocaba apreciarlo con cada movimiento que hacía.
Desde hace un par de semanas había comenzado a tratarla con más confianza aprovechando mi don de enseñanza para explicarle algunas cosas de su instituto, por lo que hubo un pequeño cruce de miradas y abrazos algo forzados a lo que ella accedía sin mostrar incomodidad. Una noche de martes, habíamos pactado una reunión para darle clases. Acabada la “aburrida” sesión, me atreví a besar esos labios que me tentaban desde hace varios días, a ella no le pareció raro y estuvimos unidos un buen momento, pero la llamaron y se tuvo que retirar. Esa noche el bicho que había dentro de mí comenzó a inquietarse, y no dejaba de pensar en ese momento. Ya eran cerca de las 11pm y escuché que tocaban la puerta, imaginé que era algún vecino que quería un favor, me levante molesto ya que estaba interrumpiendo mi fantasía con la vecina, al abrir la puerta me di cuenta que era ella, pero había venido por agua hervida. Entró a mi habitación y comenzó a besarme, y a frotarse contra mí, y pensé, esta noche es mía… de pronto el agua comenzó a hervir y se tuvo que marchar porque la llamaron otra vez. Se imaginarán como quedé esa noche, entre fantasías y soledad.

Sin embargo por cosas de la casualidad, que a veces se suele presentar en los momentos más inoportunos, mi madre había venido a visitarme por unas semanas, el control era “casi” inevitable, lastimosamente conversó con los demás vecinos y comentaron que la chica era coqueta y estaba un poco más involucrada con el arrendatario de las habitaciones (cosa que sospechaba), así que no le cayó en gracias y tenía prácticamente prohibido acercarme a ella.

Iba de regreso a mi casa, abrí la puerta principal dispuesto a llegar a mi cama y descansar, subiendo las gradas me encuentro con ella y me llama para hablar un momento, ella se encontraba justo con el arrendatario y un amigo más, me dio un poco de temor el escenario en el que me encontraba, ya que las cosas podrían complicarse y terminar golpeado por ellos dos. Sin embargo, ella logró jalarme para uno de los pasadizos y me comentó lo que mi madre hablaba de ella y además había peleado con su hermana por esa situación y todos los problemas que estaba atravesando a lo cual yo escuchaba atento, pero mientras ella me hablaba noté que los dos chicos se habían retirado, con lo cual me tranquilicé y pude atender mucho mejor lo que ella me explicaba, y de un momento a otro le dije: “No voy a llegar a mi casa, mi madre cree q estoy en la fiesta de un amigo, así que le puedo decir que llegaré mañana, vamos por ahí”, ella tardo un par de segundos en pensarlo, quizás sabiendo a que cosa se estaba metiendo, y me dijo “Vamos”. Cabe resaltar que ya eran aproximadamente medianoche y el barrio donde vivía no era muy seguro que digamos, me dejé llevar por la cabeza que no correspondía.

Saliendo del edificio, noté que nadie nos había visto, por lo tanto el chisme no iba a correr por los pasillos, pero había un problema, sólo tenía un billete de 50 soles en el bolsillo y ella no tenía ni un sol. Así que no podía tomar un taxi por 5 soles a un hotel lejano porque era imposible que me cambie en el camino. Arriesgando nuestra integridad por las calles, decidimos detenernos, analizar opciones para pasar la noche y la palabra hotel comenzó a surgir entre nuestro dialogo. Si bien es cierto que cerca de mi habitación se ubicaban algunos hoteles, sentía que era muy arriesgado entrar a uno de ellos, pero otra vez dejé de usar el cerebro y le propuse ir al que se encontraba cerca a un parque a dos cuadras de nuestra ubicación, ella accedió y se rió entre nerviosa y coqueta. Cómo adoraba su mirada cuando hacía eso.

Una reja nos separaba de la calle, tocamos el timbre y la espera fuera de la reja fue eterna, sentía que alguien me seguía, miré a todos lados y no había nadie, por ahí vimos algún fumón, pero no le dimos mucha importancia confiando en la agilidad para abrir la puerta e ingresar. Finalmente entramos, y cerramos el trato por la habitación (35 soles por toda la noche). Y fue donde todo estuvo por “terminar”.

La puerta era un poco antigua, la habitación se encontraba en un primer piso, el control del televisor no funcionaba, comencé a molestarme, pero fui a reclamarle al administrador, lo único que obtuve fue un cambio de pilas al control remoto. Al regresar, ella se tiró a la cama y yo también, le dije: “Si gustas, no pasará nada, y dormiremos tranquilos”, para demostrarle que no sólo quería hacerle el amor, sino que realmente me había indignado todo lo que estaba sucediendo, pero por otro lado, mi otro me recordaba lo imbécil que era por desaprovechar la oportunidad.

Me desvestí para no arrugar la ropa, y ella se sacó el brasier porque era incómodo dormir así, nos abrazamos en la cama y fue cuando comenzamos con los besos suaves, delicados, que permitían sentir lo que ella sentía y de pronto su mano comenzó a buscar mi miembro, y me dijo: “Qué es lo que pasa?” y se rió, mi respuesta fue: “Sabes lo que pasa, no te hagas” y comencé a besar su cuello, ella comenzó a subir lentamente con su pierna sobre mi miembro y a acariciarlo lentamente, yo aprovechaba para morder sus pechos y sus labios, morder su oído y acariciar su trasero, ella se encendió y permitió que la desvista por completo, apreciar su figura desnuda fue un arte, con las sábanas blancas de fondo y sus risas, todo era armonía, comencé a besarle los pies, me encanta hacer eso, ella jugaba y jugaba… la comencé a besar subiendo poco a poco, mordiendo lentamente sus muslos, su trasero, su bulba, su ombligo, escuchar sus gemidos ahogados hizo que me abalanzara sobre ella, y la comencé a penetrar lentamente, sentir el calor interno, era un horno viviente, sus ojos entrecerrados me llevaban al paraíso y todos los problemas se quedaron atrás, sólo importaba el momento. Ella me llevó a sus pechos, quería que los muerda, y que los acaricie, en un abrazo giramos en la cama y ella ahora se veía en un pedestal, y yo tirado en la cama mirando todos sus pechos, y comenzó a moverse sobre mí, lentamente y luego rápido y luego lento y luego rápido, ella sabía lo que hacía… mis manos amasaban su trasero, y después de todo el baile a ritmo del rechinar ligero de la cama, estalló de placer y yo también, se movió un poco más yo la acompañaba hasta que me abrazó y se quedó a mi costado…

No lo podía creer, mi fantasía se había vuelto realidad, dado el calor que habíamos provocado fuimos a ducharnos juntos, terminamos y ella se sentó para “descansar” en el WC, y mirándome me dijo: “Mira lo que voy a hacer” cogiendo mi miembro y llevándoselo a la boca, sensación satisfactoria, ella lo hacía muy bien, sentía como su lengua jugueteaba, estuvo ahí hasta que de un momento a otro le dio un mordida fuerte y se fue riendo a la cama.

Con algo de dolor-placer en el miembro fui detrás de ella y la comencé a besar por todas partes, el tiempo pasaba, y estaba recargando fuerzas, miramos un rato la tele (aburridos todos los canales y el porno estaba desactivado), decidimos descansar un rato más y entre besos y caricias intensas, comenzamos de nuevo ahora con más movimientos, intentando y retando la gravedad, y de tanta emoción la puse en cuatro y le vi que estaba cerradita, le coloqué el miembro y me dijo: “ni te atrevas o te vas a arrepentir” y pues me atreví, ella sacó un vocabulario bien florido, y se safó, la calentura estaba ahí, asi que seguía intentando hasta que ella me agarró me tiró a la cama y se subió, se movió desenfrenadamente sobre mí, parecía que quería romperme la pelvis (quizás estuvo a punto de lograrlo) pero la giré de nuevo ahora yo y le comencé a introducir todo por su colita, ella poco a poco fue aceptándolo y finalmente comenzó a gemir (me imagino que el mix placer-dolor ganó) hasta que me di cuenta que iba a terminar la giré y se lo lancé todo por los pechos y los comencé a masajear.
La hora avanzaba, el cansancio me ganaba por todo el ímpetu que había invertido y finalmente nos dejamos descansar luego del baño respectivo.
A las 630am aproximadamente comenzamos a hablar de algunas cosas, sobre ella, sobre mi, sobre que pasará con nosotros, y de pronto escuchamos que la administradora nos da la señal que para las 730 el cuarto debe desocuparse. Sorprendidos nos levantamos, bailamos un poco torpemente, más besos, más caricias, jugueteo ligero y vestirnos para salir. Sorpresivamente recibí la llamada de mi madre, preguntándome a qué hora iba a ir, le dije que estaba por salir y que me iba con taxi a la casa (calcule tiempos y creo que si era creíble). Mi vecina se contenía la risa hasta que colgué.

Salimos del hotel, y comenzamos a caminar, conversamos un poco más y de pronto vimos a unos vecinos a lo lejos, nos escondimos en un pasaje y la comencé a besar… nos despedimos quedando en salir otra vez, a ella la mandé con una moto a la casa y yo retorné caminando (comprando alguna galleta y caramelos).

Unos días después nos dijimos adiós…

 

como q adios? lo lo volvieron a repetir? q paso? me parecio algo intermitente su relato, pero me engancho

 

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En el adiós está la intriga del relato... Justo hace poco trate de ubicarla por las redes sociales...