Rita y Yo.......

"RITA Y YO"

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En algún tiempo de los años 90, un grupo de parroquianos la compararía con la mismísima “Colocha”, de quien se dice que sus caderas no mienten. En estos días, si me la cruzo en la calle, ni el morbo la reconocería, mucho menos sentir inspiración sexual por ella.

Pero, hubo un tiempo intervalo entre estas épocas, en que el ser exigentes con el físico de las mujeres, no traspasaba la línea de las que son Para el “Morbo” y las Para el “Re Morbo”. Estábamos dispuestos a “Darle” hasta los “huequitos “en la pared o cualquier cosa que tuviera movimiento. En esos años la vida transcurría al límite de las expectativas, pues se vivía el “sueño Universitario” y andábamos de un lado al otro buscando experiencias de vida y de juerga tras juerga con unas bellas amigas, hermanas ellas.

Una de esas juergas a las que veníamos acostumbrados, sería la ocasión propicia para romper el hielo entre la menor de las “hermanisimas”y un prospecto terrible de “Casanova “de barrio joven.

Lamentablemente alguien se cruzó en el destino esa noche, pero la invitación estaba hecha y la decisión de levantar algo esa noche era inminente.

Ya en la “Disco”el juego de luces nos incitaba a las más pervertidas emociones, y al roce libidinoso que alimentaba al monstruo sexual que llevamos dentro.A unos metros del baño de damas, encontramos a un grupo de vendedoras de ropa de alguna galería de la Plaza Unión, amigas y colegas de nuestras anfitrionas de turno.Entre “holas” y besitos, éramos presentados uno a uno con cada señorita; hasta que al final del grupo, escondida entre la multitud, afilando las fauces y preparándose para el ataque sorpresivo, estaba ella, “La Tía Rita”.

Vaya sorpresa la que tuvimos. Aunque ya se había voceado su presencia, no esperábamos a tan Mítica Mujer, de quien existía mil y un historias relacionadas con el arte del placer “Rico, fuerte y gratuito”. Aquella, de quien nadie se había escapado; de quien su sentir sexual era “Famélicamente” INSACIABLE; de quien se contaban historias increíbles relacionadas con el ring de las cuatro perillas y del amor “Salchipapesco”; aquella diosa de los guachimanes y “Punto” fijo para los parroquianos conocidos y sin conocer; aquella que inauguró y rompió la candidez de un buen amigo, lo enamoró, ilusionó y lo quiso llevar al altar.

Sentada bajo aquellos cabellos negros rizos, los cuales ocultaban aquellos negros ojos exóticos, de donde se desprendía una mirada intimidante y cautivadora a la vez, cual Medusa invitando al guerrero a su lecho de muerte.Sin darme cuenta, ya estába en la pista de baile, intercambiando roces, miradas y palabras excitantes con aquella fiera nocturna.

--- Tu eres bien sobrado!!!----

---- Yooo??? Para nadaa!!!-----

----Siempre pasas por donde trabajo, te saludo, te silbo, hasta besitos te he mandado, y tú ni me miras siquiera.----

----De verdad??? Pucha con tanta gente que hay por ahí, seguro no te escuché. Quien va pensar que una chica atractiva como tu, se fije en mi.----

-----Jajaja!!!! Tu que crees???-----


La verdad es que siempre la había escuchado y sabia mucho de ella, pero dos cosas impedían que me ligara a esta mujer. La amistad de un “buen amigo” (por su pasado con ella) y el temor a enfrentarme a tan Mítico personaje sexual.

-----Te quiero hacer una apuesta!!!----

-----Haber, dime.-----

-----A que no te atreves a darme un beso!!! Si no me lo das, nos vamos a un hotel en este momento; y si me lo das, nos quedamos a seguir bailando.-----

------Ya Perdí!!!!!-----

El “Rubí” imponente castillo del placer, ubicado en aquel famoso boulevard del cono norte, fue testigo de tan terrible gesta amatoria. Caminaba nervioso por los pasillos de algún piso de ese “telo”, buscaba ansioso y con temor el número de puerta que le convenía a la llave nerviosa que llevaba en mano.Al abrir la puerta, entre olores a esperma y ambientador de prostíbulo, me deje caer sobre la cama, arremetido por una fiera ansiosa de carne joven y temblorosa. Aquellas fauces devoraban sin piedad la angustia y placer que se me permitía tener dentro de esas cuatro paredes. Aquellas garras de “Erinnia arriolona” rasgaban mi ropa, dejándome como un “loquito” en medio de la avenida Abancay. Quise tomar el control de los hechos, como tratando de demostrar mi experiencia sexual utópica; pero la fiera se abalanzó nuevamente sobre mi. Ella estaba desnuda, pero un detalle no estaba resuelto, pues aún cubría esos apetecibles y respetables senos, bien ajustados y quietos sobre su pequeño torso. Trate de tomarlos con furia, pero meticulosamente fue retirando y desviando mis ansiosas y lujuriosas manos.

-----Que pasa??? Por que no me dejas tocarlos???-----

------ Espérate, ten calma!!!-----

Con un juego de piernas, se posó sobre mi ansioso e indefenso orgullo, perdiéndose este, dentro de un infierno húmedo y oscuro. Mientras la fiera comenzaba a moverse de un lado para el otro, de arriba hacia abajo, en su mismo eje, con movimientos pélvicos y de cadera, jadeando cual “Puta Poseída”, me montaba cual potro indomable, recibiendo con furia y sadismo los embates de aquella masacre sexual. Presa por el éxtasis hasta el límite, pude tener el tiempo y dedicación para quitar aquella prenda que aún se resistía a la faena. Frente a mi tenía un ejemplo de senos bien formados y redondos, casi perfectos, que parecían que iban a explotar de voluptuosidad. Al compás de los arremetidos movimientos de ella, rápido y lujurioso empecé a tocarlos y sentir su suavidad y delicadeza. Al instante me los llevé a la boca.

Al punto de entrar a compartir aquel éxtasis con mi acompañante, y casi ya completo el plato, comencé a percibir un liquido insípido y caliente. Al instante sentía como aquel liquido se deslizaba por mi torso y se perdía en la batalla que se libraba allá abajo. Todo mi pecho quedo empapado por aquel liquido, aquel que da la vida, aquel que la sostiene, aquel que la marca para siempre: “El elixir de la Vida.”

Inmóvil deje que ella terminara conmigo cuantas veces quisiera, pues la batalla la perdí desde el momento en que perdí la apuesta. Los resultados ya eran previsibles, pues el mito era verdad, esta mujer existía y era difícil de ser vencida y mucho menos de ser olvidada. A la mañana desperté entre succiones atroces a mi Falo, y la batalla se extendió por un par de horas más, como para dar el tiro de gracia al herido caído sobre aquéllas sabanas, y enterrar su cuerpo y memoria bajo polvos y sabanas húmedas testigos de un encuentro de epopeya, un encuentro entre “Rita y Yo”.



Sex_And_The_City

 

Me gustó el relato.

Te daría un "Thanks" pero no tengo habilitada esa opción.

Yo tambien quiero a una RITA!

 

Yo tambienn quiero a Rita

 

excelente relato cófrade, interesante experiencia