Las tetas del Misti

Nadia ya llevaba algunos años en Lima cuando la conocí. Vino a estudiar y estaba cerca de acabar. No voy a negar que me faltaron ganas de probar sus labios y el generoso par de tetas que cargaba, pero en esos tiempos yo tenía novia y la respetaba.

Pero la relación se fue deteriorando y ningún hombre es de piedra. Nadia estaba físicamente bastante mejor que mi flaca y cada vez podía ignorar menos eso. Cuando ella rompió con el tipo con el que salía, la oportunidad se me presentó y no pude dejarla pasar. Le brindé consejo y apoyo durante ese tiempo y mientras más pasaba con ella más notaba lo buena que estaba, no podía contenerme.

Pasaron varias semanas y un día que tenía libre le escribí a Nadia. Ella me dijo que sus compañeras de cuarto habían salido y podía visitarla. Para qué mentir, se me paró la pinga en una. Compré condones antes de llegar a la dirección que ella me había dado. Nunca había sido infiel, pero la idea de compartir una casa sola con Nadia me ponía demasiado duro.

Me abrió la puerta. Estaba sola, no mentía. Me recibió con un polo casual y un short que no llamaba la atención, pero ella podía vestirse de monja e igual prenderme. Hablamos, comimos en su cocina y compartimos un rato hasta que fuimos hasta su cuarto. No tenía ningún plan así que Nadia puso música para ponerse a cantar. Echado junto a ella en su cama todavía estaba dudando de si hacer un movimiento o no, mi flaca estaba trabajando en un distrito muy lejos y no me iba a llamar. Nadia se ponía a cantar una canción de trap. Tenía la pinga dura, sabía bien lo que quería. Trataba de distraerme sin éxito.

En eso Nadia se levanta y va hacia el ropero para ver algo. Yo ya no me puedo contenerme más, me paro y me pongo detrás de ella. Le pego mi paquete ya completamente duro en el culito y agarro por fin sus tetas de una sola, firmemente...

Dejo algunas fotitos de ella. A ver si quieren que continúe

 

Unas fotos más de la susodicha a ver si alguien quiere saber qué pasó después

 

prosiga cofra, esperando la continuación

 

gracias cofra, buenas fotos! siga con sus aventuras, jeje

 

CONTINUACIÓN

Siendo honesto, en el momento que hice eso no sabía cómo iba a reaccionar Nadia. Luego me di cuenta de lo imbécil que fue, pero en ese momento no podía dejar pasar la oportunidad. Nadia no reaccionó de inmediato, pero sí me preguntó qué estaba haciendo porque ella sabía que tenía una relación. Debí hacerle caso, pero la sensación de sus tetas en mis manos ya no me dejó pensar en nada más. Se las agarré fuerte por encima de la ropa, manoseando a gusto mientras le sobaba el paquete en el culo. Ella se seguía negando, pero su resistencia física era muy poca en comparación a las palabras que me decía para despertar mi culpa. Si hubiera sido más suave quizá nunca hubiera aceptado.

Decidí ir más allá y llevé mis manos por debajo de su polo para tocarle el sostén directamente. Le besé el cuello mientras la manoseaba por encima de la tela y buscando quitarle la ropa interior. Me moría por tocar esas tetas trigueñas. Podía sentir cómo la calentura también se llevaba sus negativas. Yo estaba poseído mientras que la tocaba y no podía dejar de besarla mientras le decía que qué ricas tetas tenía y que me moría de ganas de comerlas.

Acabé quitándole el sostén y por fin pude tocarla bien. Le pellizqué los pezones, paseé mis dedos por la carne blanda de sus tetas, por fin eran mías y me encantaban.

La hice voltear y la besé en sus labios carnosos. Ella por fin cedió, devolviendo el beso y tocando mi paquete duro por encima de mi ropa. Aproveché para tocar también su culo, se notaba el trabajo de gimnasio que estaba haciendo. No quería dejar ningún cabo suelto, así que la llevé hasta la cama mientras nos besábamos y la senté. Le saqué el polo que llevaba a la vez que me sacaba yo el mío. Continué besándola mientras estimulaba sus pezones y tanteaba su vagina. Quería acabar con cualquier conato de rebelión de su parte, así que tomé la iniciativa y me saqué los pantalones rápido. Tenía que aprovechar ese momento de calentura de su parte.

Le apunté la pichula bien dura a la cara y le dije suavemente que me la chupara. Dudó un momento, así que me acerqué yo mismo y se la puse en los labios. Había soñado muchas veces con sentir esos labios gruesos y ahora por fin estaba ocurriendo. No fue una buena chupada, pero sentía que por fin la tenía. Dejé que me la chupara un poco, la besé y le saqué el resto de la ropa lo más rápido que pude. Le metí un dedo en la rajita para sostener su calor, no quería que se bajara de la ola.

Jugué con su interior un poco mientras me ponía en posición. Como le dije había traído condones para la ocasión, pero no estaba dispuesto a parar y me moría de ganas de sentir bien su conchita mojada. Echada sobre la cama me puse sobre ella y empujé mi pene dentro de ella. Estaba mojada pero como lo tengo grueso no entró de inmediato, igual ella ya se había dejado llevar.

Continuará... dejo una foto más de ella

 

Prosiga cofrita buen relato !

 

CONTINUACIÓN

La tenía. Por fin la tenía. Empujé hacia su interior ya casi sin resistencia de su parte mientras que con una mano le acariciaba una teta. Ella gimió suavemente mientras sentía mi pene abrirse paso dentro de ella, hasta que por fin lo metí por completo. Me detuve en unos segundos de contemplación para saborear la sensación exquisita de las paredes mojadas de su vagina apretando por fin mi pichula.

Pero no quería perder el impulso. Me puse a bombearla con fuerza para hacerla gemir más fuerte. Le introduje un dedo a la boca y ella lo saboreó mientras iba y venía dentro de su vagina, disfrutando cada segundo.

Cuando presentí que estaba suficientemente caliente me eché sobre la cama y guiándola con suavidad por el cabello la hice montarse sobre mí. No se introdujo mi pene de nuevo en una, sino que hice poner su cuerpo encima mío para poder tener la mejor vista de sus riquísimas tetas naturales. Las chupé como un niño pequeño, como si quisiera sacarles leche, agredí sus pezones con mi lengua y mordidas y me embutía su carne en la boca como si no hubiera comido desayuno alguno.

Se la metí de nuevo y me puse a moverme sin sacarme su teta derecha de la boca. Ella también lo estaba gozando, lo veía en su cara y en la humedad de su interior. La penetré furiosamente haciendo sonar la cama y haciéndola saltar encima mío, viendo sus tetas rebotar.

Pero tanta arrechura no podía sostenerse tanto tiempo. Sentía que estaba alcanzando mi límite. Estaba ardiendo pero no era tonto, era consciente de que no tenía condón puesto. Me salí de su interior y le hice chupar mi pene de nuevo, esta vez gozando de una riquísima rusa. Me masturbé frente a su cara y mi descarga no demoró en salir disparada sobre su cara y sus tetas.

El momento de ardor había terminado de consumirse. Sin decir una palabra, Nadia se levantó y fue hacia el baño. En ese momento me debería haber correspondido recuperar la cordura y darme cuenta del error que había cometido, pero aunque no me crean yo todavía tenía gasolina. A pesar de la corrida mi pene no había quedado completamente flácido. Cegado aún por la calentura, seguí a Nadia hasta el baño. La puerta no estaba cerrada con seguro, así que cuando entré la vi frente al espejo limpiándose mi semen del rostro y, sobre todo, de sus tetas que habían quedado muy pringosas pues la corrida había caído mayormente allí. Ella me miró con sorpresa, pero antes de que pudiera responder algo, me coloqué detrás de ella y le tomé las tetas como al inicio, demostrándole que aún podía dar batalla....

 

prosiga con el relato cofra, se ve que continua algo interesante

 

buena continuación cofrade, prosiga usted sin demora, de ser posible, claro

 

CONTINÚA...

No te vayas tan pronto, le dije pegándome a su cuerpo. Qué haces, me dijo ella abriendo por fin la boca no solo para chuparme la pinga. Sabía que le sorprendía que todavía estuviera dura después de me había corrido hace poco y con tanta leche. Qué crees que hago, le respondí y ella se volteó para verme. Tú tienes flaca, no me jodas, trataba de argumentar aún con su cuerpo muy cerca del mío. Podía sentir que ella también seguía caliente y eso le turbaba el juicio. Y? quizá era buena idea tentar sus límites un poco, bajé mi mano hacia sus nalgas. Cómo que y? no quiero ser la otra, insistía pero oponiendo muy poca resistencia. Nadie te dice que lo seas, solo hemos tirado un poquito, mientras masajeaba su culo. Entonces vete, no le diré nada, pero no vuelvas, decía queriendo zafarse de mi cercanía. Si no voy a volver entonces mejor aprovechar la última vez, no? qué más da, una es ninguna... , que no quiero, me insistía con algo más de vehemencia. Tenía que subir la temperatura, arriesgar o la iba a perder.

Dices eso pero sigues mojada y todavía tienes las tetas manchadas de mi leche, no me digas que no te gustó porque aún tengo más para ti, le dije tomando de nuevo sus tetas en mis manos. Ya estaba completamente erecto de nuevo así que metí mi tronco duro entre sus piernas, podía sentir su humedad. Ven acá, no te hagas la que no quieres, continué agarrando a Nadia de los pezones y guiándola hacia la ducha. Ella se dejó llevar y pronto estuvimos juntos dentro. Sentía que había descubierto una faceta sumisa suya que tenía toda la intención de aprovechar. Chúpame la pinga, quiero sentir esos ricos labios, le ordené después de una serie de besos intensos.

Nadia obedeció mi orden y se puso de rodillas. La mamada que me hizo fue distinta a la de un rato atrás, se le notaba ahora implicada y disfrutando de la dureza de mi pene en su boca. Yo aprovechaba para acariciarle las tetas mientras que ella comía de mi salchicha. No era excelente, pero me la estaba chupando con ganas y eso compensaba. No rechistó cuando le ordené succionarme las bolas, no se negó cuando le dije que me hiciera una rusa con esas ricas tetas con las que tiempo soñaba.

Abrí la llave de la ducha y la hice incorporarse tomándola del cabello. La besé pegando su cuerpo al mío mientras que paseaba mis manos sobre su culo y mi tranca erecta entre sus piernas. La empujé hacia la pared sin dejar de besarla, con los ojos cerrados bajo el chorro de agua fría. La hice voltear, pegué su cuerpo húmedo contra la pared de vidrio de la ducha española y se la metí de nuevo. Si alguien miraba desde fuera hubiera visto su cara y sus tetas pegadas al vidrio, desatada y gimiendo mientras se escuchaba el agua cayendo y el choque empapado de la penetración.

Seguí hasta tomarme un descanso. La así del cabello y la saqué de la ducha, la sequé apenas y volvimos a su cuarto. Cerré la puerta. En cuatro, le dije solamente y ella obedeció, poniéndose en perrito sobre la cama. No perdí tiempo y volví a penetrarla. Como en la ducha, su actitud era completamente distinta al primer polvo, ahora gemía sin reparo y no rechistaba ni siquiera a mis nalgadas más duras. Me sentía como en un sueño.

La seguí penetrando en esa posición hasta cambiarla al misionero. Era un clásico, pero quería verla a la cara y seguir probando esos labios exquisitos. Allí, mientras tenía sus piernas sobre mis hombros y su cara desencajada por el placer, sentí que una vez más iba a eyacular. No llevaba condón puesto pero qué les digo, si en verdad iba a ser la última vez, quería aprovecharla y no tener arrepentimientos. Ella seguro se dio cuenta, pero ya no se resistía. Me dejé llevar y dejé volar mi corrida dentro de ella, que aunque obviamente no era tan copiosa como la anterior igual tenía su caudal. Nadia soltó un gemido suave cuando sintió mi semen copar su vagina. Ambos estábamos sudorosos, cansados, unidos aún, porque aproveché la posición para besarla sin sacar todavía mi pene de su interior. Ella no respondió ni siquiera cuando lo hice y me recosté a su lado tomando aire.

Putamadre, al menos vente afuera, dijo ella incorporándose levemente para ojear su rajita. Perdón, le dije solamente. Por la expresión que puso se veía que esperaba algo más que una disculpa tan escueta. Ay , nunca pensé que sería la otra... y para colmo ni te pusiste condón, dijo ella volviendo a caer en el colchón. No me digas que no se siente más rico así, le dije mientras pasaba mi mano suavemente sobre su seno derecho. No es eso, no te hagas el huevón, ahora voy a tener que comprar la pastilla, me respondió ella alejando mi mano. Te la compro y ya, le dije bajando mi mano hasta su entrepierna. Dame la plata para la pastilla y vete, no le diré nada a tu flaca, resopló. Irme? si me motivas podemos seguir, total ya hemos cachado... uno o dos polvos más no hacen la diferencia.

Aunque ella volvió a quejarse y negarse, al final no fue ese el último. Me quedé y volvimos a cachar porque sus amigas no regresarían hasta mucho más tarde. Tampoco fue la última vez que me vine dentro de ella mientras los condones que había traído brillaban por su ausencia. Cuando llegó la noche, yo ya no tenía una gota más de semen en el cuerpo, pero sí varios mensajes de mi novia que me contaba de su día y preguntaba dónde estaba. Pasada ya la calentura, me sentía una porquería recordando lo que acababa de vivir con Nadia. Me tragué mi culpa y respondí sus textos, evidentemente obviando mi ubicación.

Me mentalicé en que lo de Nadia sería algo de una vez y ya no volvería a suceder. Que no volvería a verla y me quedaría solo con mis recuerdos.

Pero la vida da vueltas.

¿Continuará?

 

Una más de la rica Nadia

 

Una Pregunta Natchgeist25 ¿Como puedes subir fotos grandes? Yo tengo que editar mis fotos para adaptarlo al pequeño formato que me deja un ejemplo de esta Tetona:

 

copiar y pegar desde otra página cofra, en la opción de imagen de acá

 

Ustedes creen que Nadia me volvió a llamar o habló con mi novia? a ver sus opinionesssss

 

si volvieron a cachar, lo firmo, tambien me ha pasado XD

 

SIGUE...

Si les dijera que me olvidé de lo que pasó al día siguiente estaría mintiendo como político en campaña. Traté de mantenerme ocupado, no solo para distraer mi mente sino para tener una excusa válida para evitar a mi novia. Obvio, aún me escribía por chat, pero no quería verla en persona. Por un lado me sentía hasta las huevas por lo que había pasado con Nadia, pero por el otro el recuerdo de aquellos polvazos me perseguía. Me masturbaba una y otra vez recordando todas las sensaciones, pero estaba hecho a la idea de que no volvería a repetirse. Igualmente, no borré el contacto de Nadia de mis redes. Mantenía su número y sus cuentas de instagram y FB, no porque esperara que se repitiera sino porque imaginé que ella misma lo haría pronto.

Pero me equivoqué. Pasaron unas semanas y seguía viendo su foto de perfil en Whatsapp, su perfil de instagram poniendo estados. No podía dejar de entrar periódicamente a sus perfiles, porque sus fotos me recordaban con claridad la sensación de sus labios exquisitos y la suavidad de sus tetas naturales. Cada vez que me masturbaba con ese recuerdo me sentía una porquería, pero la calentura volvía siempre y el bucle seguía girando. Nadia estaba más buena que mi novia y eso no podía negarlo.

Había pasado más de un mes cuando decidí responderle un estado cualquiera de su Whatsapp. No obtuve respuesta en todo el día, lo cual era algo que me esperaba y de hecho agradecía, pero al día siguiente recibí una escueta respuesta suya: "ven que tenemos que hablar".

El corazón me dio un vuelco. Le dije que claro, que me dijera cuándo y dónde, y ella me citó por San Borja. Fui cagándome de nervios, sin saber qué esperar. Conocía a Nadia de un buen tiempo, pero lo que había ocurrido no era algo normal así que no sabía qué iba a pasar. Llegué al punto de encuentro a la hora que ella me había dicho, un sábado en la mañana. El saludo de reencuentro fue incómodo y frío, como cabía esperar. Nadia tenía un polo sencillo de color verde, pero a pesar de la sencillez sus tetas lograban llamar la atención.

La conversación hasta el parque donde nos sentamos fue menos fluida que tomarse una cerveza caliente. Decidí no seguir forzando la situación.

-Te... compraste la pastilla, ¿verdad?-le pregunté con algo de miedo.

No respondió de inmediato. Se me quedó mirando. No me jodas que...

 

El rico karma , felicidades cofrita tenemos un nuevo papá en el foro !

 

Y SEGUIMOS...

Se me había parado algo más que la pinga. Me giró la cabeza como un trompo. Nunca me aseguré de que tomara la pastilla, solo le había yapeado la plata para que la comprara. No era descabellado, aunque la primera corrida había sido obviamente la más abundante, no había dejado poco semen dentro de ella. Llevaba más de un mes sin verla, ¿era posible? empecé a pensar en todas las posibilidades.

Debía tener una expresión de terror muy notoria porque ella disipó mis dudas con una sonrisa de sorna diciendo que sí, la había tomado. Incluso levantó levemente el polo que llevaba para mostrarme fugazmente su zona abdominal. En efecto, no había señal de embarazo alguna, seguía plana por la dieta y el ejercicio. En ese momento sentí cómo me volvía el alma al cuerpo.

-Quería seguirla un poco pero tampoco quiero que te dé un infarto-me dijo ella ahora sí riendo más notoriamente.

-Ah... supongo que me lo merezco.

-Sí, y mucho más que eso, hijo de puta. Ni siquiera usaste condón.

-Diría lo siento, pero creo que sería muy poco.

-Igual deberías. Al menos eso. Estuvo mal, carajo.

-No digo que no. No estoy orgulloso de lo que pasó, lo siento en verdad.

-Ya.

-Entonces, ¿todo bien?

-¿Llamas a esto estar bien? ¿has hablado con ***?

-Obvio que no. No le puedo decir la verdad, tampoco te pases. Tú... ¿le has dicho algo a ella?

-Claro, bastante le voy a decir que me tiré a su flaco.

-Pero podías haberle dicho la verdad.

-Quizá, pero no hubiera sido la verdad completa y me hubiera sentido culpable. Yo lo permití.

-Pero yo empecé. Lo siento de nuevo.

-Ya. Ya fue. Mira, voy a ser sincera, la pasé muy bien esa vez. No le voy a decir nada a ***. Como dijiste, ya está hecho y una vez más no hará diferencia. Mejor contigo que con el tóxico de mrda.

-¿Hablas en serio?

-No me digas que no quieres, porque no eres nada bueno fingiendo. La tienes dura desde hace rato, no te hagas.


¿Qué le respondía?

 

LA RESPUESTA

No estaba seguro de si lo que estaba pasando era una bendición o una maldición. Pero la verdad era que quien me ponía en aquel dilema era mi mente, porque mi pene no tenía duda alguna y estaba ya listo para gozar de Nadia una vez más.

-Eso no lo puedo negar. Y tampoco te voy a mentir diciéndote que no quisiera. Llevo masturbándome con el recuerdo una y otra vez. Pero sé que estaría mal, carajo...

-Si no quieres entonces dímelo y me voy. No volvemos a hablar y listo.

-¿A qué te refieres?

-Mira, cállate. Pasó lo que ya sabemos y yo tampoco estoy feliz por eso, pero la verdad es que hoy estoy arrecha, hace calor y me llega todo, por eso te ofrezco esta oportunidad. Si quieres cachar vamos a un telo y listo, no le diré nada a ***. Si no quieres dímelo ya, me voy y el asunto queda aquí.

-Sí quiero.

-Eso me imaginaba.

Decidí apagar mi cerebro una vez más y seguir mis instintos. Quería volver a tirar con Nadia, era innegable. Si me negaba, me iba a arrepentir amargamente, lo sabía.

-Vamos, por aquí hay algunos sitios. Eso sí, tú pagas el cuarto y esta vez ponte condón porque la pastilla es una y me jode las hormonas.

Yo acepté sus términos sin chistar. Mientras caminábamos hacia el hotel, que no quedaba lejos, podía sentir mi corazón latir más fuerte por la emoción. Para cuando me encontraba en la farmacia comprando los condones estaba ya ardiendo. Por supuesto no tenía la más mínima gana de usarlos, pero no quería hacer nada que hiciera que mi amante cambiara de opinión. Los compré, se los mostré a Nadia y continuamos caminando hasta el hotel con grandes tramos de silencio.

Pagué un cuarto en el tercer piso. Subimos manteniendo el silencio que había reinado la mayoría del trayecto. Entramos al cuarto, que era suficientemente decente para lo que veníamos a hacer, y ella pidió pasar al baño primero. Yo me quedé esperándola sentado en la cama, rumiando excitación y culpa. Tenía mensajes aún sin responder de mi novia. Entré a su chat y le respondí mientras que le contaba una nimiedad. Me sudaban las manos de los nervios y me sentía una porquería, pero me encantaba esa sensación y no quería abandonarla. Dejé el celular sobre la mesa al costado de la cama mientras esperaba que Nadia saliera del baño. *** no solía responder rápido, por eso me sorprendió ver la notificación de su chat poco después de haber yo enviado mis mensajes. Me encontraba ojeando lo que me escribía cuando Nadia salió del baño sin el pantalón, solo con el polo puesto. Se acercó a mí mientras se quitaba el polo también. La ropa que había traído era de lo más casual, pero el conjunto interior que llevaba era uno muy fino de color negro que revelaba bien las intenciones con las que había venido.

Me quedé de piedra en más de un sentido cuando la tuve al alcance de mis manos. Las notificaciones de Whatsapp seguían llegando. Nadia echó un ojo, se veía claramente que *** me estaba escribiendo. No le dije nada, ella se limitó a voltear los ojos hacia mí y darme un beso en los labios que correspondí de inmediato. La tomé de las nalgas y la seguí besando mientras que las notificaciones permanecían allí, flotando sobre la pantalla del celular.

¿Cómo acabarán finalmente las cosas?

 

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Que paso después cofrita !