Con la culona de la amiga de mi hermana

Hola amigos cofrades. Hace mucho que no comparto una buena historia. Ya era hora.

Esto me pasó cuando era un pulpin de aproximadamente 19 o 20 años no recuerdo, pero sucedió en tiempo de academia.

Más o menos lo recuerdo así...

Mirella era una de las tantas amigas de mi hermana. Es una mujer muy preciosa de aproximadamente 30 años ¿creo?, morena de una piel canela muy bonita, una abultada melena ensortijada. Un cuerpo muy femenino con un par de buenas tetas, una cintura reducida, con grandes caderas y con una par de piernas muy estilizadas, ni hablar de su prominente culo, bien redondo y levantadito. Era imposible no perderse al verla caminar meneando ese rico poto apetecible por muchos mirones.

Resulta que Mirella tenía problemas con su mamá, la mujer la votó de su casa y pues no tenía a dónde parar. Fácil para ella con ese cuerpo que se manejaba cualquiera le brinda su humilde hogar. Pero, ahora ella estaba en la calle y sabe que la única que puede ayudarla sin nada a cambio era mi querida hermana.

Pude escuchar la conversación y sin dudar me ofrecí a ayudarla. Pedía como 700 soles para alquilar una habitación cerca de la zona. Yo aporte con 300 de mis ahorros de toda la vida, y mi hermana con el resto. La verdad es que “la morochita”, como la llamábamos en mi casa, era súper divertida y confianzuda, pero solo con la gente que se abre con ella. Además de ser una mujer muy llamativa sexualmente tenía buena onda con todos. Era chévere. Yo en esos años andaba caliente y le tenía unas ganas de tirármela. Me la imaginaba como una estrella del porno que quiere verga de un chibolo que la viera como objeto para penetrarla por todos sus orificios. Tenía unos pensamientos retorcidos con Mirella. Me imaginaba unas ricas fantasías con mi morochita. Por ello, siempre era participe cuando le ocurría alguna desgracia. Siempre aprovechándome de la situación. Claro está.

Era jueves, Mirella ya estaba instalada en su nueva habitación, algo reducido de espacio por cierto, lo justo para una persona que vive sola, bastante cómoda, la verdad. Lo máximo que podía entrar en el dormitorio era una cama, una cómoda y un mueble pequeño.

Estábamos buen rato los tres conversando. Pero, llega la hora que mi hermana se retire a seguir con su día a día. Así que me encargó que le ayudará a Mirellita con lo que faltase acomodar en el cuarto. Yo feliz que mi hermana se fuera, porque estando ella presente, es muy difícil querer pasarse de vivo con los manoseos a Mirella, sobre todo cuando nos jugábamos de manos. Nos cohibíamos un poco por su presencia. Pero ahora que se va, tengo libertad para hacer lo que quiera y eso requiere tocarla deliberadamente por sus zonas íntimas como sus tetas que trasluce con esa blusa con tirantes y el short bien apretadito con buen resalte de sus enormes nalgas.

Luego que mi hermana se despidiera, Mirella se volvió a cambiar de ropa. Ahora llevaba puesto un vestido bien encajadito a su cuerpo, el vuelo de la falda le llegaba más arriba de los muslos, se le notaba todo sus atributos; en serio, era un vestido bastante provocador. – ¿se lo habrá puesto para mí? Yo tenía unas ganas de ganarme con ese cuerpecito suyo.

Había momentos en que empezábamos con el juego. Ambos nos dejábamos llevar, nos divertíamos. La escena era la siguiente: una chica se burlaba por las bromas que le hacía al inocente muchacho; y este, en plan de venganza, se abalanzaba contra ella para que reciba su merecido castigo. Yo por mi parte manoseaba sus tetas, mis manos automatizadas las tocaban como reflejo. Se sentía su suavidad y delicadeza de sus senos. Luego, Mirella me daba la oportunidad de abrasarla por detrás. Me sobaba bien rico con su poto, este era tan grande que con solo colocar mi verga justo al medio de su raja, mi erección aumentaba considerablemente, me estremecía al solo contacto de su cuerpo y hacia lo posible por permanecer más tiempo pegado atrás de ella como perro en celo. Pero también noté que Mirella lo disfrutaba, no hacía protesta alguna por los toqueteos que evidenciaban mi intención. Además, ella en muchas oportunidades, en plan de sujetarme para que no me escapara de sus brazos, deslizaba su mano para hacer contacto con mi pene. Creo que los dos aprovechábamos el momento de jugar inocentemente para tocarnos sin remordimiento.

Luego de ayudarla a acomodar todo y dejar en orden la habitación, me despedí de Mirella con un beso, casi pico, porque fue muy rápido; y terminó en un abrazo fuerte. Mis manos se deslizaron por su baja espalda hasta llegar, por muy poquito, a la zona de sus nalgas, pero me contuve y la volví a subir hasta su cintura. Con prisa, le dije adiós y me fui, porque tenía clases de preparación para la universidad.
Al siguiente día regresé al cuarto de mi morochita más rica que me hace estremecer y me anda excitando cada vez que pienso en su deleitable cuerpo moreno. Esta vez, fui por mi cuenta. Me dejó con ganas ese día. Así que me arriesgué al volver a visitarla, ya que los indicios de que le gustaba la pen...ejada de las manoseadas, pensé que podría pasar otra cosa, tan solo pensarlo se me pone duro el paquete.
Cuando llegué, la llamó por teléfono para que me pueda aventar las llaves por la ventana del segundo piso de su habitación.

- Oye, me voy a bañar, entra no más y empuja la puerta.

Al entrar a la habitación, noté algo de desorden y no había lugar dónde sentarse. Así que decidí hacer a un lado la ropa amontonada en el mueble. Refundido entre la prendas de Mirella encontré su teléfono. De inmediato, Me entró una morbosidad por curiosear sus fotos almacenadas en el celular. Buscando en la carpeta “Fotos”, me salió imágenes recientes de ella, pero luego de seguir buscando más fotografías, me encuentro con una muy hot, no apto para cardiacos. De hecho, me dejó más caliente de lo acostumbro a estar. Estaba echada en la cama, de costado enfocando con la cámara su enorme y bien formadito culo, vestida solo con una tanga roja, muy diminuta, era de infarto. Qué rica se veía Mirella, una verdadera puta, una mamacita, una de esas vedettes morenitas con bue rabazo que incitan a la mañosería, una de esas mujeres que piden que la follen; misma estrella porno. Me excito tanto esa foto que pensé en masturbarme pero en ese mismo momento aparece Mirella y me descubre viendo sus fotos.

- ¡¡¡No mires mis fotos...!!!!- me dijo sorprendida, pero a la vez juguetona, como adivinando lo que realmente estaba mirando.

- ¡¡No, no estoy viendo nada!!- le conteste muy nervioso

Se acercó a mí y me arranchó el teléfono para luego revisarlo, al darse cuentas de que se trataba la imagen, alzó la cabeza y me miró fijamente, su rostro estaba ruborizado, pero luego se tornó coqueta.

- ¡¡Malvado!! eres un chismoso y mañoso por ver mis fotos - me habló con un tono juguetón y me lanzó con fuerza una de sus prendas que estaba en el sofá directo a mi cara.

- Jajajajja.. porque no le pones patrón a tu celular.- repliqué.

- Te ves muy bien. Deberías ser modelo Mirella, yo pagaría mucho por verte así. – todo lo dije en tono burlón.

Ella replicó remedándome de forma muy burlona también.

- ¡Ay sí!, calla mañoso. Ahora ayúdame a ordenar mi cuarto. Eso va a ser tu castigo-¡¡ malvado!!!.

Así que no me quedó otra que ayudarla con sus quehaceres de su habitación y olvidarnos de lo ocurrido.
Más tarde, luego de ordenar y limpiar el cuarto, Mirella, que estaba con otro vestido bastante provocador, pues todo el calzón se le marcaba, y lo mejor de todo es que ella no se cohibía de usar esas prendas estando los dos solitos. Mi morochita prendió el televisor y se acostó en la cama. Yo la seguí para estar a su lado.

- ¡¡¡Ay no no no...!!!! tu no pervertido, me das miedo. Aléjate de mí. – todo esto lo hacía en tono muy juguetón y con mucho coqueteo.

A mí me dio igual su advertencia y continúe sin marcha atrás. Mirella se alejó más de mí. Yo le sigo su juego y me acerco más a ella; volvió a alejarse, pero esta vez lo hizo, haciendo con su rostro muecas de desagrado, todo en plan de juego y seguir molestándome. Entonces, me lanzó sobre mirella y la abrazo. Mi mano derecha toca su cintura, bajando bruscamente hasta su cadera. La otra mano pasó a rozar uno de sus pechos, hasta llegar a su barbilla para luego dirigirse a su nuca. Los dos nos quedamos inmóviles, fríos por la situación, sin tomar un aliento. Yo por mi parte sentí el contacto de su cuerpo, su aroma desprendía excitación en mi ser interno. Nos miramos en silencio. Acerqué mi cabeza para besarla. Mirella correspondía con la lengua. Mientras nos besábamos, Mirella acercó su mano hacia mi miembro y comenzó a masajearlo con la palma. Me lo empezó a acariciar hasta sentir mi erección. Yo, por mi parte, me puse a sobarle las tetas por encima del escote del vestido, sin dejar de besarla. Estaba tan arrecho que no paraba de manosear esos ricos senos. No paraba de darle pasadas de mano a esas ricas nalgas por encima de su vestidito.

- Ya yaya!!! Para, en serio, me gusta esto, pero no puedo seguir...- me dijo muy abochornada por la situación, alejándose de mí.

- ¿Por qué?...tú me gustas Mirella, me encantas, quiero hacerlo contigo eres el amor de mi vida, la mujer que siempre he soñado estar.. -prácticamente me declaraba ante ella.

Mirella suspiró y luego se quedó pensando en lo que le dije. Me acerqué otra vez a ella y la empecé a besar. Ella al principio ponía resistencia, pero luego cedió a mis besos.

Sin dejar de besarnos, empiezo a bajarme el pantalón junto con el calzoncillo dejando solo a mi verga meneándose despacio ante sus ojos. Luego la tomó de las tiras que sujetan el vestido y las deslizo hacia abajo, dejando sus hermosas tetas fuera del escote. Se las empiezo a sobar y estrujarlos. Mientras ella continuaba sobándome el pene con sus manitas. Terminé de jugar con sus senos y bajé mis manos hasta metérsela por debajo de su diminuto calzón, ya dentro, con mis dedos fui escarbando su sexo. Mirella suspiró en su boca. Yo dejo de besarla y la miro a los ojos.

-¿Me la chupas? – le pregunté en un tono muy caliente y lleno de excitación.

Ella sin dejar de menearme la verga, me siguió mirando con una cara de sumisa y arrecha. Se dirigió directo a mi miembro. Entonces, yo me precipité a extender mi brazo derecho y sujetarla por la nuca obligándola que se la meta en la boca. Mirella no tuvo más remedio que seguir mamándomela, subiendo y bajando la cabeza, recorriendo con sus ricos labios todo mi falo.

- Ay ¡!! Que rico chupas, mi amor!!...- tomaba su melena de rizos para apartarla a un lado y verla como me lo lamia con ansias.

Tuvo que ladear un poco la cabeza para lamerme las bolas, me daba suaves mordiscones con los labios y se lo saboreaba, ensalivándolas. Al terminar, Mirella se puso de pie y sin dejar de mirarme la verga, se desprendió de su vestido y empezó a bajarse muy lentamente su diminuta tanga, hacia la mitad de sus muslos, exhibiendo ese rico culo que se manejaba, un culazo ancho moreno y blando. Termino de quitarse su trusa y se tendió en la cama, abrió las piernas y me invito a que me coma su deliciosa y algo peluda vagina. Ella se movía con ritmo, meneándose, súper excitada, gimiendo producto del rico sexo oral que le estaba dando. Cada vez que le chupaba esa rica vulva, poco a poco iba acostumbrándome al sabor que desprendía su hinchada y bien jugosa conchita.

Mirella ya pedía que la culeara, así que se dio vuelta y se curvo, hasta apoyar las palmas en la superficie de la cama y ponerse a cuatro patas, con el culo en pompa, con esas tetas reposando y la cabeza erguida esperando que se la meta de una vez. Me acomode tras ella, acariciándome mi verga, me deleitaba mirándole ese delicioso culo que tanto quise follarme. Se le distinguía esa conchita en la entrepierna, una vagina bien hinchadita y peluda. Con mis pulgares fui abriéndole el culo para empezar a lamerlo, Mirella iba meneándome toda su colita sobre mi cara. Tras chuparle el poto, con el dedo índice se lo meto en su partecita para sentir su lubricación. Ahora sí, con el pulgar de la mano izquierda le abro un poco la raja y me sujeto mi pene con la derecha para empujárselo. ¡¡Qué sensación!!!... me dije a mi mismo mientras muy despacito se lo iba embutiendo en su sexo.

Mi morenita no paraba de gemir, su vocecita excitada me ponía más caliente. Le meto la verga entera, percibiendo el roce de mi pelvis con sus ricas nalgas, la sujeto por las caderas para acelerar mis penetraciones. Mirella apretaba bien rico su caliente vagina llena de fluidos. Cada vez, se la metía con más fuerza, a tal punto de empujarla por mis embestidas salvajes. Sus tetas daban bruscos vaivenes en cada remetida.

Empezaba con “el saca y mete”, y en cada penetración me frotaba gustosamente sobre su culazo, prácticamente le aplastaba con mi tórax pegado a su espalda.

- Ah... Ah...Ah.. – decía Mirella, mientras levantaba la cabeza, cerrando los ojos concentrándose en las clavadas que le propinaba.

Luego de continuar follándola duramente, Mirella soltó un grito chilloso producto de su orgasmo, al presenciarlo, yo continuo con mis clavadas mientras la abrazo bruscamente para venirme dentro de ella, pero mi morena me advierte que se la saque. Mi verga comenzó a emitir chorrones de leche sobre sus nalgas, se lo embarre todita su colita. Ella se irguió para luego terminar de limpiarme con su boca el resto de semen que aún quedaba en mi miembro.

Me tendí en la cama algo cansado; Mirella, se limpiaba el resto de semen impregnado en su culito y muslos. De repente, se oye una voz.- ¡¡Negra, ábreme la puerta...!!!- era mi hermana. Ambos nos pusimos nerviosos, sin saber qué hacer en ese momento.

- Vete a tu casa, yo voy a salir a distraerla llevándola a comprar...
Tome mis prendas y espere que Mirella baje y pueda distraer a mi hermana llevándosela por ahí. Era imposible que la recibiera en su cuarto, porque el ambiente se percibía caliente, con un olor fuerte que se desprende cuando uno tiene sexo.

El sábado por la noche, Mirella volvió a mi casa a verse con mi hermana, a mí me entraron unas ganas de volverla a follar. Al cruzarnos, nos saludamos como siempre lo hemos hecho, sin decirnos nada más. Pero su mirada me comunicaba deseo de querer hacerlo otra vez; yo encantado de volver a repetirlo.
Estaba estudiando en la pequeña mesa que tenemos en la cocina; Mirella y mi hermana, en la sala viendo televisión. Al rato, alguien ingresa a la cocina, alzo la mirada, y mi morena, más rica que nunca, se acercaba hacia mí.

- Lo del otro día me gusto... ¿sabes?..- sus palabras hicieron que mi tronco se ponga duro, su mirada lujuriosa me calentó.

Se dirigió hacia la refrigeradora, mientras lo hacía, contoneaba bien rico el culo, el legguin de color negro, esos de tela muy finita hacía notar sus carnes, se le marcaba la diminuta tanga que llevaba puesta, la raja de su trasero se podía notar con esa prenda. No pude resistirme a la tentación. Tomo aliento y dejó el asiento para ir tras ella; al momento que ella se sirve de la refrigeradora, le zampo una mano al poto y se lo empiezo a acariciar. Al sentir el tacto de sus suaves y carnosas nalgas, me dejo llevar por mis instintos, y le hundo un dedo en la zona de su ano. Mirella se dejó culear por mi dedo. De pronto, se volteó y me clavo un beso súper apasionado, estuvimos como cinco minutos o más agarrando de lo más rico, como se dice en la jerga limeña.

- ¡Ya!! ¡hay que parar!!... ¡¡Tu hermana nos va a ver, hu...vón!!!- me dijo algo nerviosa, porque se oyó pasos.

- No te duermas, más tarde subo a tu cuarto... – se acomodó el cabello y se subió un poco el pantalón y luego se fue.

Estaba tendido en mi cama viendo algunos videos sobre sexo anal, se me dio la idea de hacerlo con mi morenita, puesto que ella cumple con todos los requisitos para practicarlo. Me encantaba la idea de metérsela por esa zona, pero la cuestión es, si Mirella atraca mi propuesta.

Al echar un vistazo al reloj de mi teléfono, me percate que ya era muy tarde, espere diez minutos más y nada. Al poco tiempo, mi puerta suena toques suavecitos, muy leves.

- ¡¡Ábreme la puerta, soy yo. Mirella!!!...- dijo entre susurros.

Abro con rapidez la puerta para que ella pueda entrar, ya dentro de mi habitación, la observo con paciencia. Mirella llevaba puesto uno de esos vestidos de dormir, que supongo, mi hermana le habría prestado. ¡¡Que mujer...!!! Me encantaba como le encajaba perfecto esa vestimenta.

Ambos nos dirigimos a la cama, pensé que íbamos a tirar, pero empezamos a conversar sobre nosotros. Ella me contaba sobre su vida sexual, sobre sus dos anteriores parejas y lo que quería experimentar en el sexo. Luego nos empezábamos a besar, abrazarnos tiernamente, como si fueranos una pareja de enamoraditos. Retome la conversación sobre el sexo, que posiciones le gustan más o si ya había hecho un anal. Esto lo hice con la intención de meter en su cabeza la idea de follarla por el culo.

- ¿Alguna vez lo has hecho por atrás?

- No, pero me han dicho que duele por ahí.

- Tienes que saber hacerlo, con delicadeza...¿podrías experimentarlo conmigo, no crees?
- ¿Tú sabes cómo hacerlo?

- Bueno, no te voy a mentir. He visto porno de esa categoría y se cómo se hace paso a paso. Tú no te preocupes... mi amor.

- ¿quieres que te lo haga...?

- No sé... Me va a doler -No la sentía muy convencida de hacerlo

La volví a besar y luego le pedí que me la mamara un poco. Mientras me la estaba follando, la sentí mas ardiente, súper excitada, prácticamente se dejaba hacer de todo. Así que aproveche el momento..

- Quiero hacértelo por atrás...- se lo volví a proponer, porque la verdad tenía unas ganas tremendas de romperle el poto a Mirella.

- Ya, pero con cariño... mi amor -Me lo dijo gimiendo de placer.

Me acuclilló ante ella, le empiezo a abrir el culo con los pulgares y le lanzo un par de escupitajos en su ano. Luego de lubricárselo con saliva, me sujeto mi verga y se la empiezo a empujar. Poco a poco se la iba embutiendo en su culito. Mirella empezó a quejarse un poquito por el dolor de la penetración, intentaba aguantar mis clavadas con su mano derecha para que no intentara avanzar más, porque con la otra mano sujetaba fuerte la sabana.

Cómo avanzaba mi verga, qué rico apretaba su culito, qué gemidos se daba mi morochita mientras le estaba rompiendo el poto. Ya era momento de meterle mi miembro entero. La sujeto de sus caderas, que son anchas por cierto, y la obligo a curvarse un poco más, que me sacara más poto para empezar a encularla, acelerando el ritmo de mis envestidas, resonando los golpetazos que le daba a sus nalgas con mi pelvis. La rodeo con mis brazos y le sobo las tetas; ella, por su parte, se estimulaba su vagina para venirse con un orgasmo. La empiezo a bezar, a lamerle su oreja mientras la follaba duro. Fue tanto el intenso placer que me empiezo a venir dentro de su enorme culo... Ahhhhhhhhhhhh!!... Deje mi verga dentro de ella para llenarla. Volví a darle unas cuantas clavadas más y se la saco despacio de su ano lentamente para terminar de eyacular sobre ella.

Note que mi semen manaba de su culo; Las nalgas todas manchadas.¡¡¡ Que rico caché!!!...
Mirella luego de reponerse, tomo sus prendas regadas por todo el piso y sin decirme mucho, Salió de mi habitación como si fuera una puta. Yo la mire por detrás; cómo contoneaba ese poto al caminar dirigiéndose al baño. Al ver eso, me dije a mi mismo - ¡¡¡Qué culazo me acabo de comer hoy...!!!!!
A la mañana siguiente, después del desayuno, Mirella me comenzó a contar su experiencia sobre el sexo anal que tuvimos ayer.

- Oye, me dolió un poquito... ¡¡¡Eres un pervertido!!!

- En realidad, no me gustó mucho

- Put..mare... aún tengo la sensación que tu cosa la tengo adentro

- Más tarde subo a tu cuarto, pero nada de hacerlo por ahí, no seas pendej...!!!!

 

Urna historia. Todos hemos alucinado con la amiga de nuestra hermana. Y más aún si es una rica morena. Le diste duro, y en más de una ocasión, buen provecho cofrade

 

Gracias cofrade, me animaste con tu comentario. Así Seguiré posteando mis historias calientes con otras féminas

 

Las morochas son lo máximo

 

Buena experiencia cófrade! Muy buen relato!

 

Gracias cofrades... Que bien que le haya gustado mi experiencia...

Todavía me acuerdo de Mirellita aun conserva su cuerpito a pesar que tiene su chibolo... Anda sangroneando a viejos según mi hermana cuenta jajajjajaj

Es que la morochita esta buenaza, se conserva, pero lo mejor de todo es que....
Fui yo quien le estreno ese culito apetitoso mas de una vez...

Ya seguiré contando mas experiencias...

Comenten que les parecio cofrades...

 

Muy buena historia cofra se agradece la historia muy rica la hembra

 

Las morochas siempre las morochas

 

comerse una culona es lo mas rico que hay

 

Son historia alucinantes para nunca olvidar

 

Que rico comerse morenas con buen poto... Buen relato siga con más...

 

Buen culona te tirastes