La Mujer Más Lasciva y Sumisa

Respetable foro,

El día de hoy, decidí empezar a escribir un relato que engloba una de las experiencias que más marcaron mi vida sexualmente , yo diría que es el origen de mis más perversos deseos sexuales. Intentaré que el lector pueda ser parte de mis propias vivencias a lo largo de las palabras que armonizaré con el pasar de los días. No soy escritor prodigio, pero creo que la pasión y experiencia en lectura, harán de ésta aventura un gran viaje hacia nuestros más lujuriosos deseos.

LA MUJER MÁS LASCIVA Y SUMISA​

CAPITULO I​

Conociendo a Camila
​

Hace algunos años, yo regresaba de intercalar mi vida entre EEUU y Perú, para establecerme nuevamente en mi país de forma definitiva ante una buena propuesta laboral. Una vez instalado (con departamento y trabajo en curso) y con una nueva vida en proyecto, fui convocado a una posición interesante en mi correspondiente colegio profesional. Al ser un profesional preparado en Perú y en el extranjero y con muchos contactos de diferente índole, el decano de mi colegio profesional decidió proponerme liderar lo que sería un evento importante para el rubro en el que me desempeño.

Yo acepté el reto e hice la propuesta de preparar un equipo de profesionales que me permita alcanzar los objetivos de tal magno evento académico. La emoción de contribuir a mi país de alguna forma más allá de mi servicio como profesional fue enorme. Sin embargo, el decano tuvo solo una petición antes de delegarme el evento en su totalidad. La petición era que una colega, cuyo nombre era “Camila”, se una a mi equipo como supervisora. En ese momento no le di importancia y simplemente atiné a decir <<No hay problema>>.

A la semana siguiente, organicé la primera reunión del evento y fue allí donde la vi por primera vez. Camila, la misteriosa mujer que el decano recomendó para ser parte del equipo. Ella ingresó a la sala luciendo una fulgurante presencia que por unos segundos causó un silencio profundo y súbito en la sala. Y no era para menos, ella era una mujer de aproximadamente 25 años, alta de estatura, de rostro semiangulado, con nariz recta y pequeña, los ojos pardos y grandes, y la piel de tez blanca. Tenía los cabellos largos hasta el arranque de la espalda, lisos y castaños como es propio de un ancestro caucasoide. Vestía una blusa celeste que apenas contenía su exuberante busto y una falda negra que dejaba al descubierto sus esbeltas y contorneadas piernas, sobre las cuales reposaba un culo redondo estupendo sin la anchura que van dejando los años y los partos. Por un momento mi mente se obnubiló y me perdí en el espacio y tiempo dejando mi ser volar por lo que sería el placer de poseer a una mujer tan colosal. El silencio intenso terminó, cuando detrás de ella entra mi señor decano para saludarnos en nuestra primera reunión.

Durante la reunión, Camila intervino muchas veces, su protagonismo y desenvolvimiento era majestuoso. Sin duda era una mujer muy inteligente. Aun así, claramente los colegas ni le prestaban atención a sus ideas, ya que sus finas facciones atrapaban con ferocidad sus miradas y por supuesto yo no era la excepción. Pero lo más cautivador para mí, no fue su hermosa apariencia, si no, fueron sus miradas. Una mirada inocente pero profunda, de aquellas que sientes que te exponen y te dejan al descubierto de tus intenciones. Tal vez yo tuve la culpa por no quitarle los ojos de encima, no lo sé con exactitud. Pero sentí que entre los dos existía una conexión, al menos en mi caso, en un inicio fue tan inevitable como inocente.

Yo era el que dirigía la reunión, pero prácticamente ella me habían robado el show. Lo interesante era que me divertían sus respuestas, su afán por acudir siempre a salidas que parecieran más inteligentes que las mías (sus gestos de triunfadora), era algo excitante. Yo no podía evitar competir por lo que siempre tenía una respuesta adecuada de acuerdo a lo que el decano esperaba de mí persona. Al terminar la reunión, ella se despidió formalmente de todos los participantes, mientras que en mi mente solo se creaba la idea de golpear esas nalgas fuertemente. Al llegar mi turno, la miré directo a los ojos y le dije << Excelente trabajo, sé que lograremos los objetivos con usted en el equipo >>, ella bajó la mirada y evitó el contacto inicial, pero súbitamente elevó su rostro y respondió << Gracias por la oportunidad de compartir ideas con su equipo, aunque con usted creo ya somos un éxito>>. Inmediatamente sentí esa sensación de coqueteo intenso, sentí claramente en su mirada lo que intentaba hacer (o es que acaso ¿estoy alucinando?). No pude evitar sonrojarme. Ella se dio la vuelta y procedió a retirarse dándome la espalda. El vaivén de sus caderas solo hizo que los cuerpos cavernosos de mi falo se llenaran de sangre intensamente, por lo que solo atiné a sentarme y tratar de superar el momento ocurrido.

Las semanas siguientes, el equipo de trabajo se fortaleció. Compartimos diferentes experiencias, pero sin duda las mejores eran al lado de Camila, quien siempre lucía radiante. El juego de los coqueteos siempre estaba presente, pero como podrán comprender, desde un inicio hubo algo que me detenía a dar el siguiente paso. Si señores!, es lo que ustedes creen!. El decano tenía un rol en la vida de Camila. Según tenía entendido, él era su pretendiente oficial (o quizás su amante ocasional, o su pseudomarido). Camila le guardaba bastante respeto porque al parecer la había ayudado en varias situaciones de su vida personal. Nunca le pregunté sobre esa relación atípica que llevaban, porque nunca mostraron una relación declarada. El decano era un hombre divorciado con hijos, en tanto que Camila era soltera y nulípara. En cualquier caso, yo no podía entrar en un triángulo amoroso y menos en mi posición de ese momento. Pero como lo imaginan, cuando algo está destinado a suceder, simplemente sucede y no hay fuerza que pueda evitarlo.

Una tarde, me quedé en una de las salas trabajando, pero aquel día a diferencia de otros, era difícil concentrarme. Era evidente que mi mente pensaba en Camila, en esa voz suave y cautivadora que no hacía más que recordar cada centímetro de su estupenda figura. En eso, súbitamente escucho el sonido de unos tacones altos que se acercaban a pasos acelerados, cada vez más cerca y más fuerte. Era ella, Camila, quien entró en la sala sin golpear la puerta, buscando un sobre que al parecer había extraviado. Camila salía y entraba, apenas sin mirarme, demasiado interesada en su sobre perdido. Le dije que había visto su sobre tirado en el piso poco antes de que pasara la empleada de la limpieza (no sabía que era de ella), y que lo había entregado a recepción. «No puede ser», me dijo, sin una pizca de desconfianza, y se derrumbó sentándose en una silla con las manos en el rostro. Lloraba desconsoladamente. La abracé, con fuerza. La imagen que recuerdo era: yo de pie, ella sentada aún, ahogada en sus lágrimas, con una ternura imprevisible que le desconocía y que me estremecía por dentro. Camila se abrazaba a mí, mientras yo pasaba mis manos por su cabeza, tocaba la tibieza de su nuca, y le rogaba que se calmara.

En eso, afuera se oyó una voz gruesa y ronca <<Camila!>>. «Ay, carajo», dijo ella, y me separé, un poco avergonzado, temiendo que se haya molestado. Era el decano que la había estado esperando a las afueras de la oficina. Camila recogió su bolso, se miró en un espejo pequeño, rectificó como pudo el maquillaje que las lágrimas habían diluido. «Total», dijo, y me miró, como dándose cuenta que yo estaba allí, que era yo quien la había abrazado. «Gracias», se acercó, toco mi rostro y me besó en los labios. No sé cuanto tiempo pasó, ni si alguien nos observó, pero me quedé allí petrificado esperando que ese momento no terminara. Luego, ella dio unos pasos hacia la puerta, miró, sonriendo ya, hacia el bulto que latía en mi entrepierna, «No vayas a salir así», me dijo, y se despidió con una sonrisa sagaz.

No importa cuánto intentaba concentrarme, esa noche solo pensaba en ella. Imagino que padecí esa felicidad fugaz que sigue a una conquista. En todo caso, supongamos que mi ego latía con la misma intensidad que mi falo: el uno satisfecho, el otro esperando su oportunidad. Ésta vez estaba decidido a dar el siguiente paso, pues el primero ya lo había dado ella.

Continuará …

 

que bien empieza este relato. Continúe cofra...si que imagine esa presentación en la primera reunión jaja. El titulo promete y uno piensa ya a donde lleva, pero el texto de redacción lo hace más interesante.

 

Nuevo término:
Nulípara = Se dice de la mujer, que nunca a tenido partos.
Ajá!... de profesión médico?
No importa la respuesta, continúe con el relato, está interesante esa narración diferente, con un estilo casi anatómico y sensual.

 

Muy buen inicio cofra, escrito muy pulcro el suyo, su relato esta bastante prometedor...

 

felicidades este relato tiene mucho más consistencia que el anterior
Saludos

 

Excelente relato cofra, muy bien estructurado, ya quisieran todos tener esa prosa.
En espera de la continuación
M.G.

 

excelente relato lasciva y sumisa que tal combinación de mujer

 

jajajajajajajaja ... este cofra ya alboroto al gallinero ... lo que sigue es mas que interesante, es sencillamente espectacular

 

Gracias por sus palabras cofra!. El capítulo 2 nos transportará a una etapa importante en el desarrollo de ésta experiencia. Atento!.

Solo diré que el pez muere por la boca. Como diría Arquímedes de Siracusa ... Eureka!!!. Gracias por su comentarios.

Intentaré crecer más con cada capítulo, haciéndolo ameno y entretenido. Gracias por la motivación cofra.

Creo que siempre se trata de mejorar!. No basta con contar una experiencia, creo que las palabras bien entrelazadas hacen volar nuestra imaginación. Gracias por las palabras!.

El siguiente capítulo ya sale en estos días!. Les pido un poco de paciencia, que para escribir estos relatos se requiere inspiración!. Seguiremos con pasión los siguientes capítulos.

Gracias por tus palabras bomboncita y el apoyo de una Senior a un Cabo! Siempre que haya un tiempo para compartir algo inédito lo haré. Sé que Camila te ayudará a conocerte más. Saludos

Muchas mujeres aunque no lo creamos son como les describiré a Camila más adelante!. Gracias por su comentario cofra!.

No falta mucho para que conozcamos la naturaleza de una mujer. Camila, solo describe lo que una mujer puede hacer en un hombre. Un saludo cofra y gracias por el comentario.

El Capítulo 2, será publicado el 18 de Febrero a las 10 am. Será algo extenso, pero ameno y entretenido! Prometo agregar nuevas formas de relato y algo de humor. Lamento no poderles traer el capítulo muy rápido, pero como comprenderán mis labores son extenuantes. Gracias a todos y Atentos!

GH

 

Buen relato cófrade, este relato promete!!

 

Estimados cofralectores,

Disculpen la demora con la 2da parte del relato de Camila. He estado con bastante trabajo, pero prometo lanzar la siguiente parte con más prontitud (la tengo avanzada pero mejor la termino con calma). No solo basta con tener el tiempo, pues se requiere también de inspiración. Bueno, sin más que agregar, aquí va la 1ra parte del Capitúlo 2.

CAPÍTULO II

La Flor de Mis Deseos
(Parte I)
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Al día siguiente a lo sucedido, era imperativo que tomara acciones frente a la situación que vivía. Me encontraba dubitativo sobre cuál era la mejor manera de acercarme a Camila sin evidenciar desesperación. Me preguntaba: <<¿Habrá sido solo juego?, ¿Realmente se sentirá atraída por mí? ¿Habrá sido solo agradecimiento y una reacción del momento?>>. Decidí no correr y aguardar a que el momento apropiado llegara para devolverle el momento lascivo que infectaba mi mente aquel día.

Acudí temprano a la oficina a organizar unos documentos, pero siendo sincero, era lo último que me importaba. Aquel día solo quería verla, sujetarla fuertemente de sus finas caderas y saciar los lujuriosos deseos carnales que me embriagaban. Ya en la oficina, mis ojos no hacían más que buscarla con la mirada, parecía un adicto en periodo de abstinencia que perdía la cabeza. Sudaba e increíblemente estaba nervioso, algo que no me ocurría en mucho tiempo. No por una ilusión de enamoramiento, si no, por una perversa idea de poseerla. Sin embargo, Camila no vino en toda la mañana. Yo me empecé a preocupar, pensando que quizá no vino por lo que pasó el día anterior entre nosotros. Le escribí un mensaje de texto, en el que le preguntaba sobre algunas cosas del evento, y le pregunté si vendría para avanzarlas. Ella no me respondió, haciendo que mi ansiedad por verla o saber de ella solo aumentara hasta hacerse una obsesión.

Eran las 12:00 pm, cuando ella apareció en la oficina. Se había vestido diferente. La falda era corta color rojo adamascada que se ajustaba muy alto bajo su pecho; en tanto que la blusa era de seda natural color blanco con una traslucidez que invocaba a la inmoralidad. Se aproximó a saludarme y me dijo: <<Hola, ¿me extrañaste?>>. Una descarga de adrenalina rápidamente se liberó en mi cuerpo, mi ritmo cardíaco, temperatura y respiración aumentaron, mis arterias se estremecieron a la vez que mis músculos se llenaron de sangre. ¿Era Ira lo que sentía? Esa naturalidad con la que ella manejó la situación y mis deseos de poseerla en aquel momento sin poder hacerlo me generaron ira, porque no quería que me tuviera en sus manos. El deseo de castigarla por no responderme y jugar conmigo crecía en mí. Ella sabía muy bien lo que había causado en mí. Me dio un beso en la mejilla y continuó su camino a saludar a otros colegas.

A la hora del almuerzo, me ubiqué detrás de ella, en la fila. No la había vuelto a ver desde que me saludó. Yo estaba decidido a hablar con ella sobre lo que pasó el día anterior. Aquello que me había obsesionado toda la noche. Repentinamente, ella se dio cuenta de mi presencia y dio un paso hacia atrás. Su cuerpo se pegó al mío, sus labios se tornaron carnosos, al tiempo que su lengua los mojaba lentamente sin dejar de mirarme y entonces escuche aquellas palabras <<Es para ti, disfrútalo>>. Una vez más pude sentir que el latido creciente de mi miembro haría explotar mis pantalones. Era inevitable no mirar ese culo hermoso que yacía a tan solo unos centímetros de mí. Quería tocarlo, mis manos casi como un acto reflejo intentaron hacerlo, pero la fila avanzó y ella se movió. Gracias a eso pude despertar del trance en el que había entrado. Con cierto temblor en mi voz le respondí: <<Camila, tenemos que hablar, te esperaré a las 5 pm en la sala 10>>, y procedí a retirarme del comedor pues obviamente no era el momento para hablar con ella. Las horas eran interminables. El reloj parecía detenido y mis pensamientos eran fantasías de lo que podría o no podría pasar aquel día. No sabía cómo decirle que la deseaba con obsesión sin que ello me ponga en sus manos. Tal vez a alguno de ustedes le haya pasado, pero a mi percepción, estar en las manos de una mujer y bajo su dominio es perder aquel rol de igualdad que toda relación debe de conservar para vivir en simbiosis entre seres humanos.

A las cinco de la tarde, mientras el personal corría hacia el reloj a terminar su jornada del día, yo aún no sabía si Camila vendría, no sabía si algo sucedería. Así fuera algo efímero, estaba dispuesto a vivirlo. No podía estar más tiempo sentado en aquel salón, me levanté y me paré junto a la ventana. Era un atardecer rojo, el sol estaba a su caída, decadente y crepuscular. Entonces escuché la voz de Camila desde la puerta del salón, me dijo «Ven», la seguí al despacho del decano, que había salido de viaje esa tarde a provincia, puso el seguro a la puerta, y se dio vuelta a mirarme mientras se soltaba el cabello que lo tenía atado. Su cabello, era como un vendaval de seda. Camila avanzó lentamente hacia mí, con esos andares de modelo en la pasarela. La blusa con un botón desabotonado y sus pechos perfectos casi al aire con los pezones indudablemente erectos a la simple mirada, me dijo <<Lo siento>>. Me acarició la mejilla, y luego permitió que su mano se deslice hacia mi nuca, y sus labios vinieron al encuentro de los míos. Yo aproximé mi boca y ella me besó intensamente. Aquel beso, no fue de aquellos lentos y sensuales de dos enamorados; tampoco fue de aquellos temerosos y fugaces de unos adolescentes. Ella me introdujo su lengua hasta la laringe de una sola estocada. Créanme, que aquel beso enardeció mi deseo hasta extremos que no son del dominio de la cordura. Por un momento llegué a pensar que yo no estaba allí, en el despacho, sino idealizando y soñando en mí cuarto como la noche anterior. Me apoderé de sus labios, los chupé y los mordí mientras pugné por sacarle la blusa del interior de la falda. Conseguí meter mi mano bajo su blusa y apropiarme de uno de sus pechos enormes, mientras nos dirigimos a un sofá. Me senté en el sofá tapizado en damasco, y me abrí la bragueta. <<Bésala>>, le pedí. Camila introdujo sus dedos uno por uno hasta cogerme el falo. El brillo de sus uñas sobre la piel de mi glande era algo divino. ¡Qué esplendor! ¡Mi falo estaba ya absolutamente tenso como una roca! Camila no dudó, abrió sus labios y lo engulló de un solo bocado. Yo no podía estar más excitado, sentía que estaba a punto de estallar.

El vaivén de sensaciones que tuve ante ese coordinado movimiento intenso de arriba abajo, y ese meloso fluido burbujeante que emanaba de su boca para lubricar mi erguido pene era un manjar para mis perversiones. Esos ojos que me miraban fijamente con lascivia completaron mi perdición. No sé en qué momento ni cómo pero mis pantalones y bóxer yacían lejos de mí. Camila me acariciaba y besaba los testículos, metiéndoselos a la boca mientras sus manos me sujetaban fuertemente los muslos. Frotó y frotó con sus labios, acariciando mi redondo capullo que se humedecía por mis fluidos incoloros, hasta que de repente, una intensa sensación de placer bajaba a través de mi cuerpo y explotaba descontroladamente dentro de ella. La gruesa erupción densa y cálida salpicó y se escurrió en su boca. Ella no se detuvo porque mi mástil seguía tenso, hasta que varias nuevas sacudidas la última algo más leve, dejaron todo aquello impregnado y su boca recubierta de esperma. Camila retiró lentamente su boca destilando semen y sonrió dándome unas palmadas en los muslos. Se limpió con unas servilletas y fue al baño a lavarse el rostro.

Yo seguía demasiado excitado, y cuando ella regresó, le dije <<Ven, acuéstate>>. <<Se mancha>>, respondió Camila, <<en las oficinas se coge de pie>> agregó. Que Camila me llevara al despacho del decano, y me dijera <<Se mancha>>, indicaba no sólo audacia, sino también sabiduría. Imaginar que el decano la había iniciado en aquellos menesteres ejecutivos se convirtió en un incentivo más para mi morbo de aquella aventura. El alcance de mi herejía se multiplicaba: había un pseudomarido, un espacio laboral, y una jerarquía profanada. Camila se puso de espaldas, se subió la falda, se inclinó sobre un escritorio y me cogió el pene como queriéndolo estrangular. Las nalgas de Camila eran mejor que todo lo que hasta el momento había visto de ella. Me arrojé a besárselas, separárselas con la lengua, humedecí el anillo de su culo que, creía yo, era lo que me estaba ofreciendo. Camila se separó un poco del escritorio, se paró en puntas, flexionó su cuerpo y se abrió las nalgas tensando su piernas fuertemente y entonces me dijo: <<cógeme como tú quieras semental>>.

Continuará …

 

La continuación, sólo ha confirmado las sospechas de que un estudioso de la anatomía humana, tiene mas argumentos para explorar las sensaciones placenteras y conseguir los clímax anhelados.
Y si luego ese estudioso, tiene las artes para volcarlo en un relato elegante, entonces la receta está completa.
Estupendo relato!

 

jajajajajajaja ... cofra usted debe ser guionista de telenovela ... esta perdiendo dinero

 

Cuando sale el capitulo 3 ?
..Está interesante

 

No he tenido mucho tiempo estas semanas, pero prometo continuar estos días de feriado!. Saludos y gracias por su interés cofra!

GH

 

Es interesante ... mucha suerte

 

Relato muy bueno la verdad es apasionantes

 

Que buen relato, después de mucho tiempo no veía uno así. Gracias ahora le daré con furia a una amiga a su nombre jajajaja

 

Buen relato. Espero que tenga final feliz...