¿El Opus sobre la PUCP?: El Vaticano corrige estatutos de la Universidad Católica

San Francisco de Asís en su oración decía que donde hay discordia, poner la unión.

En la Asamblea Universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú están autoridades, representantes de profesores, alumnos, así como (5) representantes de la Iglesia Católica, uno de ellos es designado por el Gran Canciller, Cardenal del Perú, Arzobispo de Lima. Estamos ante una unión de personas.

La misma Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II sobre las Universidades Católicas, en el punto sobre "La Comunidad universitaria", indica que "la responsabilidad de mantener y fortalecer la identidad católica de la Universidad compete en primer lugar a la Universidad misma. Tal responsabilidad, aunque está encomendada principalmente a las Autoridades de la Universidad (incluidos, donde existan, el Gran Canciller y/o el Consejo de Administración, o un Organismo equivalente), es compartida también en medida diversa, por todos los miembros de la Comunidad...".

Según el monseñor Francesco Coccopalmerio, Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos: "El Derecho Canónico no establece que el rector es elegido por el arzobispo. Todo depende de los estatutos".

La Asamblea Universitaria de la PUCP, una unión de personas elige al Rector. La modificación de Estatutos propuesta por El Vaticano a fin que el Arzobispo de Lima elija al Rector de la PUCP de una terna propuesta por la Asamblea Universitaria, no contribuye a la unión. Juan Luis Cipriani usa su posición religiosa para pretender en un futuro, tener el poder absoluto de la PUCP.

La Constitución Política del Perú, ley de leyes, que predomina sobre cualquier tratado internacional o ley nacional, dice en su artículo 18°:
... "La universidad es la comunidad de profesores, alumnos y graduados. Participan en ella los representantes de los promotores, de acuerdo a ley".
"Cada universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico, administrativo y económico. Las universidades se rigen por sus propios estatutos, en el marco de la Constitucíón y de las leyes".

Como escribe el Moderador Jr. puklla, retornemos a la discusión, sigue el debate, estamos en un foro democrático como perutops.

Saludos.

 

Correo: El debate sobre la personalidad jurídica de la PUCP se ha convertido en una suerte de "arroz con mango" para la opinión pública. ¿Es la PUCP una asociación civil?

Luis Gaspar: Cuando se funda la PUCP, en 1917, la legislación peruana no admitía la figura de las asociaciones civiles. La PUCP es inscrita en Registros Públicos en 1937, pocos meses después de que el Código Civil de 1936 permitiera crear las asociaciones civiles, pero ello no es un acto determinante para fijar su personalidad jurídica, pues el título que se utiliza para obtener ese registro es la misma acta de fundación de 1917. Para poder crear lo que hoy es la PUCP se tuvo que recurrir no a las leyes de la República del Perú, sino al derecho canónico, por eso es una persona jurídica de derecho canónico o eclesiástico.

¿Pública o privada? Las autoridades de la PUCP sostienen que son privados porque la universidad la fundó el R.P. Jorge Dintilhac y cinco laicos.

Esa diferenciación recién se crea con el Código de Derecho Canónico (CIC) de 1983. En 1917, año en que se promulga el anterior CIC por el papa Benedicto XV, el derecho canónico sólo reconocía personalidad moral a las entidades constituidas por especial concesión de la autoridad competente dada mediante decreto. Los fundadores de la PUCP no tenían en mente un fin educativo laico. En el artículo segundo de la Carta Orgánica (acta de fundación) de 1917, dejan constancia de que el objeto de la universidad sería "la enseñanza de las ciencias y de las letras siguiendo el criterio católico". Es en atención a ese objeto, que indirectamente coadyuva a los fines espirituales de la Iglesia, que se autoriza la erección de una persona jurídica que llevará la denominación "Católica". Seamos claros, la ley peruana de entonces no permitía que se crearan universidades privadas. Si la Católica pudo crearse en 1917 es porque lo hizo la Iglesia, a través del arzobispo de Lima, bajo las normas de derecho canónico. Un clérigo como Dintilhac jamás habría podido participar en la creación de una institución sin pedirle permiso al obispo de la zona. El Arzobispado también está inscrito en Registros Públicos y eso no la hace una persona jurídica de derecho privado civil.

¿Y qué consecuencias acarrea ello?

Que su régimen de gobierno está sujeto a la autoridad eclesiástica y sus bienes pertenecen a esa autoridad.

¿Quiere decir que es propiedad no de una asociación sino del Arzobispado de Lima?

Hasta 1942. Ese año la Católica fue elevada a la categoría de Pontificia, a su expresa solicitud. Ese detalle lo remarco, porque sus actuales autoridades lo niegan y sin embargo en los considerandos del res-cripto se dice que fue a su petición. Esta erección a Pontificia, significa que ya deja de depender únicamente de la diócesis de Lima y pasa a vincularse directamente con el Papa, quien delega su representación en el Gran Canciller que para el caso es el arzobispo de Lima. Y desde entonces hasta la actualidad la Santa Congregación para la Educación Católica -digamos una suerte de Ministerio de Educación para el Vaticano- es quien revisa y aprueba sus estatutos.

Hasta 1969. ¿Por qué después de ese año hubo un desentendimiento?

Perdón, la Iglesia siempre ha sido consciente de esta situación irregular. Hubo un momento en que se utilizó como excusa a la Ley Orgánica de la Universidad Peruana aprobado por Velasco, pero hay cartas del entonces rector Mc Gregor donde, haciendo mención a esta situación, reconocía la plena autoridad del Papa sobre la PUCP y sus bienes. Ahora, si la norma de Velasco creó alguna duda, el Concordato de 1980 entre el estado Vaticano y el Perú las despeja de manera definitiva, cuando reconoce que la Iglesia Católica goza en el Perú de plena independencia y autonomía.

¿Si la PUCP solicitó ser Pontificia, también podría solicitar dejar de serlo?

Pero no dejaría de ser Católica ni cambiaría su esencia de persona jurídica de derecho público eclesiástico. Ahora bien, si renunciasen a lo más, que es estar bajo el ámbito directo del Papa, de suyo iría la renuncia a lo menos que es volver a la autoridad del arzobispo de Lima, lo que implicaría una intención de disolverse, decisión que ellos no pueden tomar.

Si la situación de desacato a las normas de la Iglesia persiste, ¿la Iglesia tendría que recurrir al Poder Judicial?

No. Esto se vería ante los fueros propios de la Iglesia, que además puede intervenir de oficio a través del Promotor de Justicia. Este órgano hace una investigación preliminar cuando detecta una situación donde, por ejemplo, se violen derechos de los fieles o se pongan en peligro bienes eclesiásticos. En principio se impondría una amonestación y si la situación de desacato continúa debería intervenir el Vaticano a través del Tribunal Apostólico de la Rota Romana.

¿Y si el Poder Judicial peruano se negase a reconocer la validez de esa sentencia por considerar que los bienes en disputa están en suelo peruano y deben ser vistos por tribunales peruanos?

Bueno, eso ya implicaría un conflicto entre Estados que tendría que verse en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Por cierto, sería muy lamentable que la intransigencia de un grupo de fieles termine derivando en un conflicto similar.

¿La adecuación de la PUCP a las normas eclesiásticas, tal como ha sido planteado por el Vaticano, no pone en peligro el nivel alcanzado por la universidad? ¿No se comenzará a despedir u hostigar a los profesores ateos, homosexuales, marxistas?

En una universidad católica se puede enseñar a Marx o a Nietzsche, pero simultáneamente se tiene que ofrecer la perspectiva católica. La Ex Corde Ecclesiae puntualmente considera que puedan existir profesores, personal administrativo y alumnos que profesen otras religiones o ninguna y sólo los obliga a respetar el carácter católico de la universidad. Mire, las autoridades actuales dicen que detrás de todo esto está el interés por los millones. La verdadera finalidad de una universidad católica no es enriquecerse o acaparar bienes, sino ayudar a la Iglesia en su misión evangelizadora y en ese alcance llevar la enseñanza a los más necesitados. Entonces debería haber más becas y una distribución de sueldos entre profesores y autoridades más equitativa.

Entrevistado: Luis Gaspar. Doctor en Derecho Canónico. Juez del Tribunal Eclesiástico de Lima.

 

De acuerdo a lo leído en ambas posiciones, la del sacerdote Luis Gaspar, Doctor en Derecho Canónico y la de Walter Alban, decano de la Facultad de Derecho de la PUCP, el punto central del conflicto se sitúa en la personería jurídica de la Universidad Católica.

Dice el padre Gaspar que la Católica se crea bajo la tutela del derecho canónico mientras que Alban recalca que la misma se dio mediante Resolución Suprema emanada de la autoridad estatal competente.

El conflicto se diluye, a mi parecer, cuando se reconoce en los fundadores a los miembros de una organización conformada por personas naturales. Y ese es el quid de asunto, ya que no fue a iniciativa del Vaticano ni de sus órganos oficiales en el país, Arzobispado o Conferencia Episcopal, que se lleva adelante su organización primigenia. De haber sido así, no habría duda de que a la Iglesia le asistiría los derechos que reclama. Y a la inversa, por no haber sido así, que no puede responder a un ordenamiento jurídico que se ubique por encima del existente en el Perú. La personería jurídica no depende de los principios o fines de la institución creada, sino del ordenamiento jurídico al que responden sus creadores.

Es tan clara la situación que un sacerdote especialista en la materia y, sin duda, defensor ardoroso de la postura del Arzobispado, entrevistado por un medio incondicional al mismo como Correo, desliza la posibilidad de zanjar el conflicto en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Este tema, de vinculación institucional, así como el relacionado al legado de Riva Aguero, de naturaleza eminentemente material, tienen ambos para largo aun.

 

Bello mensaje sin duda. Y que seguramente fue también la inspiración de cardenales como Vargas Alzamora y Landazuri al priorizar el espíritu de comunidad sobre el de jerarquía. Mensaje que difícilmente sea acogido por quienes hoy, por el contrario, están mas preocupados en afianzar y dotar de poder absoluto a esa jerarquía.

 

El Sr. Alban desconoce rotundamente los problemas que planteó la fundación de la Universidad Católica.

1) no existía la figura de la asociación civil en el Código Civil de 1852. De hecho la UC comenzó en 1916 como "Academia Universitaria" y recibió el título de Universidad en marzo de 1917. Este hecho en sí mismo fue controvertido porque llovieron críticas de las autoridades de San Marcos. Las sucesivas leyes hasta 1949 fueron muy duras con las universidades privadas que estaban bajo la tutela de las oficiales, a tal punto que sus títulos no tuvieron validez por ellos mismo hasta 1949 e incluso se vieron sometidos a cumplir la currícula de San Marcos y organizar sus examenes de ingreso mediante el procedimiento y tutela sanmarquina. Riva Aguero siempre lamentó que como ministro de educación poco o nada pudo hacer para establecer el principio de la libertad de enseñanza por la dura oposición que había ante las universidades privada y, especialmente, la participación de la Iglesia en la enseñanza superior.

Todo lo expuesto hasta el momento apunta que la existencia misma de la UC fuera precaria legalmente hasta 1949. Poco o nada cambió la adaptación a las normas del Código Civil de 1942. La personaría jurídica de la UC nace ese año, pero por el hecho acotado.

2) Dada la precariedad legal en la subsistió la UC hasta 1949, la fundación de la universidad tuvo que darse a través del Derecho Canónico. Los fundadores del claustro no se les ocurrió fundar la universidad, sino respondían a una necesidad de la Iglesia universal en ese momento. He ahí la importancia de su erección canónica en 1942. El primer y más importante respaldo legal de la UC fue el vínculo que estableció con el Vaticano, en donde la Iglesia local cedió su lugar al Papado. Por ende, la PUCP es una universidad de la Iglesia y no, como dice falazmente el sr. Rector de facto, relacionada muy tangencialmente con el Episcopado. Este tiene voz en los asuntos de la universidad, pero la última palabra está en Roma desde 1942.

3) Entra a tallar la propia biografía de Riva Aguero, quien fue un hombre que nunca separó los dos principios que guiaron su accionar en la UC: la libertad de la enseñanza y el derecho de la Iglesia a tener un centro de instrucción universitaria. En 1942 decía su amor por la UC nacía de sus convicciones religiosas. Estas, en mi opinión, no han sido respetadas como manda su voluntad testamentaria desde hace 40 años.

 

Después de haber entrado en vigencia el Código Civil de 1936, la universidad Católica adoptó oficialmente la figura de una persona jurídica de derecho privado y se inscribió como tal en los Registros Públicos con la modalidad de Asociación Civil sin fines de lucro. Como universidad privada podrá haber sido finalmente reconocida a partir de 1949, pero como Asociación Civil, existe formalmente desde 1937.

En un estado de derecho no puede aceptarse que el ordenamiento jurídico sea derivado a instancias externas para cubrir el vacío que la coyuntura legal presenta. Por ello la estructura de todo ordenamiento jurídico se considera de naturaleza elástica, es decir está referido a un lugar determinado y a una época concreta. Para ello se basa en los principios de 1) jerarquía normativa (la Constitución es la cúspide), 2) especialidad (la ley especial se aplica con preferencia de la general, en este caso acuerdo de 1980) y 3) temporalidad (la ley más reciente deroga a la ley anterior). También es de naturaleza dinámica, para adaptar sus normas a las específicas necesidades de cada población y época. Y finalmente, se considera de carácter cerrado, ya que no puede depender de otros sistemas, legales o supralegales, para encontrar validez. Pretender que el Vaticano, por el uso del nombre o por un titulo honorifico conferido, pueda adueñarse de la propiedad de una asociación civil y reemplazar el ordenamiento jurídico nacional resulta absolutamente ilógico.

Ese es un tema que aun esta en discusión en el Poder Judicial, el único que tiene atribución de interpretar la verdadera voluntad de Riva Agüero. Mi opinión personal es que el benefactor no tuvo nunca la intención de entregar su legado en propiedad a la Iglesia. De haber sido así, por lo menos hacia ella hubiera derivado, testamentariamente, sus bienes en caso la PUCP no existiera tras veinte años de su desaparición física. Y no fue así.

 

Aunque algunos cofrades no quieran admitirlo la católica se esta llendo ala MIRDAAAAAA..!!! Tengo amigos q estudian ahí y están con la soga en el cuello ..q felicidad q cambie mi opinión en ultimo momento de estudiar ahí..!!

 

bueno este ortiz de zevallos es el clasico zurdo anticatolico

 

1) Obviamente la UC tenía que asumir la forma de persona jurídica de derecho privado con el CC. de 1936. Lo exigía la ley para proseguir sus actividades. Pero el hecho principal es que aún se encontraba bajo la férula de San Marcos, con leyes universitarias que restringían su acciones y la subordinaban al orden interno de la UNMSM. El hecho mismo de tener que validar los títulos antes jurados sanmarquinos da la pauta que la UC todavía estaba en formación.

2) Paralelo al trámite ante el Estado Peruano iba el trámite ante Roma. La UC fue fundada por la Orden de los Sagrados Corazones, una orden religiosa que pertenece al ámbito del derecho canónico. Ese acto necesitaba reconocimiento de Roma que, ya para esos años, apoyaba de un modo u otro a la UC. Muchos de los primeros locales de la UC fueron inmuebles cedidos en uso por la legación vaticana o, en otros, transferidos por intermedio de Roma de la orden de los SS.CC u otras ordenes religiosos (léase Pza. Francia)

3) Kelsen recién desarrollaba su teoría de las normas cuando los hechos narrados ocurrían en el Perú. Por eso hay que entender las situaciones en su contexto. El hecho que exista una ley civil de un país no implica que inmediatemente excluya otros ordenamientos pre -existentes en determinados casos. Es el caso del derecho canónico que rige el orden y acciones de la Iglesia. El derecho de participar en la educación lo ejerce tanto de las normas constitucionales del país como su propio ordenamiento interno. Ese derecho está amparado por el Concordato que es un acuerdo entre Estados.

4) Las normas se estudian y se entienden a la luz del momento histórico que se dictan. Recuerdese que todo lo señalado ocurría cuando regía la Constitución de 1933, que aún restringía la acción de la universidad privada. El Estado peruano se definía como confesional pero que permitía (léase toleraba) la libertad de culto.

 

El señor Cueto hace una interpretación sesgada de lo que llama extremismo político - religioso y cuando comienza. El origen es el Concilio Vaticano II y la deriva izquierdista que tomó un sector de la Iglesia Católica, en particular en América Latina con la teología de la liberación. Cuando los sacerdotes pasaron a ser activistas sociales y dejar de lado su tarea espíritual, incluso muchos de ellos adoptaron una posición política incumpliendo el voto de obediencia que debía a la Iglesia. No vale la pena mencionar nombres, pero fue una deriva que hizo mucho daño y ha costado mucho a la Iglesia (véase el caso de Guatemala, donde el catolicismo es ahora minoritario o Brasil, donde estuvo amenazado por el boom de cultos evangélicos y religiones africanas)

Como los extremos son malos, y la revoluciones - inclusive las teologales - se agotan, la reacción llegó con Juan Pablo II. La Iglesia tenía que recuperar su lugar en la sociedad y su magisterio ser respetado. Ese primer gesto de reprender a Ernesto Cardenal en su visita a Nicaragua marcó la pauta de lo que ha venido ocurriendo en toda América Latina. El fracaso y miserias que trajeron Puebla y Medallín está siendo revertido por el regreso a una sana y equilibrada visión del rol de la Iglesia en la sociedad. Adiós a los excesos, a la política y ambiguedades se abrieron camino esos años oscuros.

El Señor Arzobispo Juan Luis Cipriani no hace otra cosa que seguir la pauta marcada desde el pontificado de Juan Pablo II. Con menos carismo pero con igual sagacidad Benedicto XVI continua la tarea. El éxito de la jornada mundial de Juventud en Madrid es un ejemplo.

 

Qué fácil es acusar de sesgado cuando el mensaje que se quiere dejar es tan tendencioso y equivocado. Increíble que se considere al Concilio Vaticano II y las conferencias de Puebla y Medellin como causantes de una crisis que la Iglesia Católica experimenta exclusivamente a causa de los desaciertos de su jerarquía. Pretender que la consagración de la expresión “opción preferencial por los pobres”, como base fundamental de la misión evangelizadora de la Iglesia, le hizo mucho daño a esta es destinar el papel de la Iglesia a un mero trámite devocionario en el que los golpes de pecho niegan la esencia solidaria que el ser humano experimenta por el mero hecho de serlo. La revelación, interpretada al margen de la opción por los pobres, la despoja por completo de su dimensión humana más intima. Porque la mayoría de seres humanos forman parte del Tercer Mundo, no del Primero. La opción por los pobres, de la cual reniegas Drais al desmerecer Puebla y Medellin de la manera en que lo haces, es antes que nada una opción por la verdad, ya que desde ellos es que se transparenta mejor la verdad del mundo. Amaras al prójimo como a ti mismo, Drais. No porque lo dice el catecismo que me acusas de desconocer como si con ello afectaras mi visión de las cosas. Si no porque la pobreza es palpable vayas a donde vayas. Pero la pauta que sigue Cipriani, según tú marcada desde Juan Pablo II, no ha hecho sino ignorarla a través de estos años a la cabeza del catolicismo peruano. Qué increíble tener que leer cosas como que el catolicismo de Brasil (el país con mayor cantidad de católicos en el mundo) estuvo amenazado por el boom del evangelismo y sectas africanas a causa de teólogos como Leonardo Boff. Cuando la verdad es que en el Perú, desde la llegada de Cipriani a la cabeza del catolicismo peruano, no ha cesado de manifestarse un retroceso sin parangón en la feligresía, en el número de sacerdotes ordenados y en fieles que acceden a los sacramentos. Nunca como en la última década las otras iglesias experimentaron tanto crecimiento en detrimento del catolicismo peruano.

Tergiversas demasiado las cosas, más de lo que se pueda aceptar para considerarlo una simple falta de información, cuando sitúas a Juan Pablo II y Benedicto como los reaccionarios que quisieras tú hubieran sido. Baste para demostrar lo tendencioso de tu mensaje la siguiente cita:

Puebla y Medellin mas vigentes que nunca. Salvo para el Opus.

 

Lo que se encontraba bajo la férula de San Marcos era el manejo académico mas no la propiedad ni la personería jurídica. Insisto, como asociación civil fue legalizada (y acogida por tanto bajo la tutela de la autoridad estatal competente) por RS de Abril de 1917 y regularizada como UC desde 1937 tras la puesta en vigencia del Código Civil.

Como bien aclara Carlos Ramos en la cita del post anterior, el reconocimiento arzobispal es posterior a la creación legal del la UC. El que se utilizaran en algún momento inmuebles cedidos en uso por la legación vaticana o de algunas órdenes religiosas, no le confiere propiedad alguna ni al Arzobispado ni al Vaticano. A lo mucho, habla de los buenos ojos con que veían la creación del centro de estudios superiores.

La autonomía universitaria en el Perú está consagrada por la Constitución Política. No es entonces una ley civil más la que imponga dicho ordenamiento jurídico. Es la ley suprema del estado la que lo dice. Si el Vaticano o el Arzobispado de Lima hubieran sido los promotores originarios del proyecto de Universidad Católica, se podría hablar del derecho canónico como el rector de su destino. Pero no fue así y eso está demostrado fehacientemente. El acuerdo de 1980 ratifica lo dicho.

Se estudian y se entienden a la luz del momento histórico en que se dictan. Pero se aplican a la luz de un ordenamiento jurídico actual. Y el que rige al país hoy por hoy está amparado en la Constitución de 1993 que declara autonomía administrativa, institucional, económica y académica para las universidades del país. Ninguna de estas es posible si se acude al derecho canónico para establecer pautas de propiedad sobre la PUCP.

 

Nunca hubo propiedad. La UC fue una fundación de la Iglesia desde el principio. Al declararla Riva Aguero su heredera, ella no podía aceptar sino la Iglesia. Por esa razón fue tan cuidadoso en la redacción del testamento de 1938 sobre la administración de sus bienes. La PUCP siempre ha sido parte de la Iglesia Católica en el Perú. Es más las clausulas sobre otro destino al legado en caso de dejar la existir la UC son claras. Prima la voluntad del testador.

En cuanto a lo de la autonomía universitaria, este tema es muy posterior a la creación de la UC. En el momento que se funda la UC (ojo, como Universidad particular, una novedad para la época) lo que se aceptaba era la dependencia de la Universidad del Estado. Nadie hablaba de autonomía universitaria, salvo aquellos que como Riva Aguero y otros que veían ya con recelo el monopolio estatal de la educación superior.

En cuanto las normas vigentes, hay que entenderlas en el contexto del momento que se realizaron los actos juridicos. Que un matrimonio se haya realizado en 1960 no quiere decir que no es valido ahora ante la luz del CC de 1984. El acto juridico de 1960, bajo el CC de 1936 sigue vigente. Además el Estado reconoce el derecho de la Iglesia de actuar en el Concordato actual y el anterior. Los actos anteriores a 1980 son perfectamente validos y siguen surtiendo efecto. No estamos hablando de leyes (una ley deroga otra ley) sino actos juridicos.

Finalmente, lo que dice el cofrade Korps es verdad. La ley nacional no es excluyente del derecho de la Iglesia para con instituciones y personas. Si fuera ese el caso, se colisionaría con la libertad de enseñanza y de culto. Todas las confesiones les asiste ese derecho. Si fuera verdad el argumento de la gente del rectarado de la PUCP, la Universidad Unión no podría existir porque tendría que separarse la Iglesia que la fundo y la universidad misma.

 

TODAS las U catolicas del mundo son parte de la Iglesia Catolica. Y punto.

 

1) Esto es lo que se le pide a la PUCP

Atendiendo el llamado que hiciera la Iglesia en 2009 -por medio del Secretario para la Congregación de la Educación Católica de la Santa Sede, Mons. Jean-Louis Bruguès- y en conmemoración del XX° aniversario de la publicación de esta Carta Magna que S.S. Juan Pablo II redactara,sobre las universidades católicas, es que durante el año 2011 se realizará un proceso de análisis interno de la identidad y misión de UC hoy. En este proceso está llamada a participar toda nuestra Comunidad universitaria.

2) Este extracto de la historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile explica la verdadera situación de su "hermana" en rebeldía

Las relaciones entre la Universidad y la Santa Sede se remontan a los días de su fundación. El decreto fundacional de la Universidad recibió la aprobación general y bendición del Papa León XIII el 28 de julio de 1889. Cuatro décadas después, la Universidad fue erigida canónicamente por el Papa Pío XI, mediante rescripto del 11 de febrero de 1930. La Universidad, al quedar erigida canónicamente, asumió el compromiso formal de participar en las actividades de la Iglesia y crear una Facultad de Teología. El 1 de mayo de 1935, la Facultad de Teología pasó a iniciar sus actividades docentes. Con la fundación de esta Facultad la Universidad merecía el nombre de Católica y Pontificia, quedando en condiciones de cumplir con la función que le correspondía, como órgano de la Iglesia, participante de su vida divina.

3) Léase con cuidado la Declaración de Principios de la PUCCH

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
I. LA UNIVERSIDAD, INSTITUCION DE LA IGLESIA CATOLICA
1.- La Pontificia Universidad Católica de Chile ha sido fundada por la Iglesia, y
permanece mediante el esfuerzo de Pastores y laicos como una de las
variadas formas con que cumple su misión de anunciar el Evangelio a todos los
hombres y en todos los ambientes. Siendo un instrumento del pueblo de Dios,
la Universidad reconoce su intima vinculación con él, y su deber de participar
en la mayor medida que le sea posible y dentro de sus finalidades especificas,
en la obra misionera de la Iglesia.

2.- La Universidad profesa, en la consecuencia, una finalidad activa y diligente al
magisterio de los Pastores de la Iglesia, y en particular al del Romano
Pontífice, Sucesor del Apóstol San Pedro, Cabeza visible de la Unidad
Católica. Por consiguiente, es necesario que tanto los cuerpos normativos que
rigen la Universidad, como sus grandes líneas de acción, sean coherentes con
el Magisterio eclesiástico, y que las personas llamadas a desempeñar su alta
dirección sean católicas. La comunión de la Universidad Católica con la Iglesia
no podria romperse, ni podrían desconocerse sus consecuencias, sin atentar
contra lo más esencial de esta Casa de Estudios.

3.- La Universidad requiere fundamentalmente para el cumplimiento de su misión
del testimonio de la fe de sus académicos y de sus demás miembros, pero no
excluye de su seno a quienes no participan de la fe de la Iglesia, y está
obligada al más delicado respeto de sus conciencias. Con todo, la catolicidad
institucional de ella exige de los miembros de la comunidad universitaria que
estén en esta situación, una necesaria actitud de respeto y apertura hacia los
principios que informan a la Universidad y hacia la misión que ella ha recibido
de la Iglesia. Quien combatiere esos principios no puede formar parte de esta
Universidad.


4.- La justa autonomía del orden temporal, o sea el reconocimiento de que las
cosas creadas y la sociedad misma tiene sus propias leyes y valores, que
corresponde al hombre descubrir, emplear y ordenar paulatinamente, requiere
que la Universidad goce de un efectivo respeto de su autonomía por parte de
las autoridades de la Iglesia. Este respeto es condición para la vida misma de
la Universidad como tal y no excluye por cierto las intervenciones necesarias
para salvaguardar su condición de católica.
Asimismo, la autonomía del orden temporal obliga a la Universidad al respeto
de las opciones contingentes de sus miembros, supuesto que dichas opciones
no contradigan los principios de la doctrina católica


5.- La Universidad tiene una vocación de servicio del bien común. Lo debe servir
ante todo mediante su actividad propia y especifica, sin dejar por ello de admitir
funciones de suplencia. El servicio universitario del bien común se realiza
primordialmente en la búsqueda de la verdad a través del cultivo del saber y de la educación. Su objetivo es hacer un aporte válido para el ordenamiento de
este mundo, a la luz de la Revelación cristiana y mediante los logros del
progreso de la ciencia, de modo que la sociedad avance hacia una forma de
convivencia más en consonancia con el destino final del hombre y respetuosa
de su dignidad de hijo de Dios

Estos textos están en el sitio web de su "hermana" mayor, la Pontificia Universidad Católica de Chile, fundada en 1888, la segunda mejor universidad del subcontinente.

La pregunta cae por su propio peso. ¿Por qué lo que es evidente y respetado en el caso de PUCCH no lo es en el caso de la PUCP?

Una de las consecuencias jurídicas de ser católica y pontificia es tener una Facultad de Teología....

Así que decir que nada que ver con Roma es una falacia.

 

Santa Sede enviará ?Visitador Apostólico? para mediar con la PUCP | Diario16

Actualidad | Septiembre 22, 2011
Santa Sede enviará “Visitador Apostólico” para mediar con la PUCP

A solo un día de realizarse la asamblea universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el Arzobispado de Lima anunció, sorpresivamente, que el Vaticano enviará un Cardenal como Visitador Apostólico a dicha casa de estudios para “colaborar en la solución de la situación generada por las correcciones propuestas a los estatutos de la universidad”.

Esta comunicación además de ser de conocimiento del cardenal Juan Luis Cipriani, fue transmitida ayer por escrito al rector de la PUCP, Marcial Rubio Correa, con el objetivo de que sea partícipe de esta “trascendente decisión de la Santa Sede”. Sin embargo, la asamblea universitaria podría mostrarse en contra de esta iniciativa papal, inclusive podría tomarse como una forma indirecta de presión, a menos de 24 horas de votar en contra respecto al pedido del Arzobispado de Lima de cambiar los estatutos de esa institución educativa.

Asimismo, extraña que un representante papal visite a las autoridades de la PUCP justamente en estos momentos tan cruciales para la universidad, y no haya sido programada la llegada con mucha mayor anticipación.

REPERCUSIONES DE UNA “SANTA” DECISIÓN
Por más que se haya informado que la Santa Sede tomó esta decisión con el ánimo benevolente para que se ayude a solucionar el impasse, esta noticia de traer un emisario como pacificador no ha caído del todo bien.

Según el analista y presidente de Fuerza Social, Gustavo Guerra García, la llegada de un Visitador Apostólico no es la más adecuada desde el punto de vista jurídico. “El Vaticano debería ser más respetuoso del marco legal porque el Perú tiene leyes, mecanismos constitucionales y reglamentaciones que definen la autonomía de la Universidad Católica”, señaló.

Guerra García precisó que lo más coherente sería que la Santa Sede no tenga intervención alguna en el conflicto. Sin embargo, al ser un hecho la llegada del cardenal especial desde Roma, el presidente de FS afirmó que si se maneja con todo el cuidado del caso, asumiendo que no tendrá aires de intromisión en un asunto interno, podría ser importante su presencia, puesto que quizás el Visitador Apostólico “pueda lograr lo que no han logrado otras instancias en el país”.

El sacerdote Gastón Garatea también se pronunció sobre el tema, acotando que esta decisión, informada por el Arzobispado, podría ser el camino a la solución. “Me parece muy bueno que la Santa Sede se decida a mediar acá y ojalá arregle el pleito, precisó el eclesiástico, no sin antes reflexionar sobre la idea del éxito de esta negociación, afirmando que dependería mucho de quien manden como mediador.

LAS REDES TAMBIÉN HABLAN
La gran mayoría de twitteros se mostraron extrañados y en desacuerdo de esta medida de El Vaticano, hasta algunos la catalogaron como una medida desesperada del cardenal Cipriani.

La información desde el arzobispado fue tomada por @uterope de forma muy sarcástica. “Buena noticia para la PUCP, la Iglesia y los católicos. La PUCP podría organizar una misa de acción de gracias por delante”, señaló la cuenta de la web El Útero de Marita.

Otros usuarios utilizaron frases como “¿Visitador apostólico en la PUCP? ¿Quién asesora a la gente de El Vaticano?” y “¡¡¡Escondan a los niños!!!”, entre otras de diferentes calibres.

¡La pelota está en la cancha de la PUCP! Se espera que este enviado de El Vaticano no incline la balanza a los intereses del cardenal Cipriani y aporte soluciones a lo que parece un lío de nunca acabar.

ALBERTO BOTTON: [email protected]