Las garotas y su visitador

En busca de emociones y experiencias excitantes, decidí viajar para sumergirme en los carnavales de Sao Paulo. Me encontré en la necesidad de alquilar una habitación compartida, y encontré una cerca de la Praca de Republica que parecía perfecta para mis propósitos.

Al llegar a la habitación, fui recibido por la helada Luana. Con una mirada fría y un tono seco, me entregó las llaves y me advirtió sobre las estrictas reglas del condominio. Era evidente que no habría espacio para aventuras salvajes con garotas que pudiera encontrar en los carnavales. Mi excitación inicial se desvaneció ante la desilusión de las restricciones impuestas por esta mujer misteriosa y aparentemente implacable.

Al observar detenidamente el cuerpo de Luana, noté que sus pechos eran discretos y su trasero, aunque no muy prominente, mostraba la firmeza propia de una deportista. Mientras examinaba las medallas y las fotos en la sala, me sorprendí al descubrir que ella practicaba esgrima y había representado a su país en competencias internacionales. Su rostro serio se iluminó con una sonrisa cuando le expresé mi admiración por sus logros, y bromeó diciendo que debía tener cuidado, ya que dominaba el arte de la espada. Su masculinidad innegable me intrigaba cada vez más, y me di cuenta de que había encontrado a un compañero inesperado.

Después de desempacar, Luana me informó que su pareja llegaría esa noche. Aunque inicialmente había planeado invitarla a un restaurante cercano, su rechazo cortés me hizo darme cuenta de que sería mejor esperar a conocer a su compañero antes de hacer planes. Sin embargo, no pude evitar preguntarme cómo sería este hombre que compartía la vida con una mujer tan enigmática y fuerte. Mi imaginación empezó a divagar, anticipando a un joven débil y sumiso, un verdadero garoto sacolargo que contrastaría notablemente con la personalidad dominante de Luana.

Después de explorar la zona durante la tarde, regresé al hogar al caer la noche, ansioso por conocer a todos los miembros de la casa. Tras darme una ducha revitalizante, me senté frente al televisor mientras Luana se ocupaba en la cocina, estaba limpiando. De repente, la puerta se abrió y entró una joven que capturó inmediatamente mi atención.

Con un aspecto deslumbrante, la garota parecía tener unos 23 años, con múltiples piercings adornando su rostro: en la nariz, en la ceja derecha, unos labios carnosos que invitaban al pecado. Sus ojos, ligeramente achinados, resplandecían con una chispa traviesa, mientras que su cabello castaño caía en suaves ondas sobre sus hombros. Cada detalle de su apariencia era una invitación al deseo: desde sus sandalias tipo romanas, que dejaban al descubierto unos pies delicadamente cuidados con una pedicura en blanco, hasta sus manos adornadas con tatuajes sensuales que recorrían sus brazos.

Con un top negro que apenas ocultaba su pecho, dejando sus pezones al descubierto, y un minishort roto de jean que realzaba sus curvas, la joven irradiaba una sensualidad irresistible. Sus piernas esbeltas y su trasero perfectamente moldeado completaban el cuadro de una verdadera diosa de la tentación, una diva que hacía honor a su presencia con un deslumbrante 10 en la casa.

La chica, radiante y llena de alegría, me saludó efusivamente y me preguntó por mi nombre. Después de intercambiar las presentaciones, me reveló que era Rita, y que seríamos vecinos durante las próximas semanas. Su amabilidad y cercanía me sorprendieron, especialmente cuando me recibió con un beso en la mejilla, una cortesía que hasta ese momento no había experimentado por parte de Luana.

Al percatarme de la relación entre ellas, rápidamente supuse que Rita debía ser su prima o hermana. Sin embargo, mis suposiciones se desvanecieron cuando Luana salió de la cocina y confirmó que Rita era su enamorada. Me quedé boquiabierto ante la suerte de Luana, que tenía a su lado a una mujer como Rita, verdaderamente impresionante en todos los aspectos, con una figura esbelta y unas medidas que desafiaban la perfección.

Aunque me había preparado para conocer a un posible compañero masculino de Luana, me encontré en una situación inesperada: ambas mujeres eran lesbianas. Aun asombrado por la revelación, me sentí atraído por la presencia magnética de Rita, quien se sentó a mi lado en el mueble y cruzó las piernas de manera provocativa. Cada movimiento suyo me distraía, y pronto me vi inmerso en una conversación íntima con ella, mientras compartía detalles sobre sus vidas y disculpaba la timidez de Luana. La paciencia y la amabilidad de Rita hacia mi portugués limitado me impresionaron aún más, y comencé a sentirme cada vez más atraído por esta fascinante pareja.

Luana salió de la cocina y Rita, con coquetería, le preguntó por los planes para esa noche. Luana respondió que no tenía nada planeado, a lo que Rita replicó con humor que no podían darle una mala bienvenida a su invitado y sugirió salir a algún lugar. Con un gesto juguetón, colocó su pierna sobre mi rodilla de Luana, desatando risas entre ambas.

Decidido a tomar la iniciativa, me levanté y dirigí mi propuesta directamente a Luana, invitándola a acompañarme a cenar en un restaurante cercano. Aunque Luana dudaba, Rita intervino con entusiasmo, proponiendo ir al High Line Bar. Con alegría, acepté la sugerencia y esperé pacientemente mientras las dos mujeres se preparaban.

Rita sugirió tomar una ducha juntas, a lo que Luana asintió con una sonrisa traviesa. Antes de dirigirse al baño, Luana le dio una juguetona nalgada a Rita, y ambas entraron a la ducha entre risas contagiosas. Mientras esperaba afuera, no pude evitar imaginar la desnudez de Rita, con su cuerpo perfectamente esculpido y sus curvas tentadoras, y me sentí embriagado sin haber probado una sola gota de Rita.

 

Gracias por los likes adjunto fotos de las caninas, evidentemente ya saben quien es Rita y quien es Luana

 

Excelente relato y redacción. Me suscribí esperando una pronta segunda parte.

 

A seguirla cofra

 

Gracias por la recepción, no mencionaré a todos los cofras pero un saludo a @polo35 de quien siempre es un honor recibir un like ya que publica muy buen contenido en el foro. Asimismo, un saludo a @elbuhooculto y @Josephsen que se tomaron el tiempo de responder. Espero lleguemos a las 1500 lecturas e intentaré compartir algunas fotos más de estos dos golazos que metí en tierras de Pelé.

Estaba en la penumbra de la sala, envuelto en el suave murmullo de la televisión encendida. Sin embargo, las risas femeninas que brotaban del baño resonaban en mi mente como un eco tentador. Intenté resistir la tentación de comprender sus conversaciones, pero la curiosidad era un veneno que fluía por mis venas. Me acerqué a la puerta con pasos silenciosos, deseando descifrar los misterios que se tejían tras ella, a pesar de mis limitados conocimientos de portugués.

Las voces de Rita y Luana flotaban en el aire. Hablaban de sus días, de trivialidades, pero un fragmento de la conversación capturó mi atención de manera inmediata. Rita pronunció unas palabras intrigantes: "Não tire isso, não agora", su voz era como de súplica. La respuesta de Luana llegó envuelta en risas traviesas, pero sus palabras desprendían una chispa de desafío y provocación: "Foda-se esse babaca, é um arrombado", y luego, agregó con un toque de complicidad: "Você não viu como ele te olhou?".

Al escuchar esas palabras, sentí la ira latente bullir dentro de mí, un impulso primitivo que me incitaba a irrumpir en el baño y hacerme presente en la escena. Pero, en un acto de contención, respiré profundamente, dejando que la razón calmara mis instintos más salvajes. Fue entonces cuando Rita, con su dulce voz, se convirtió en un faro de cordura en medio de la tormenta. Me defendió ante Luana, instándola a ser más amable y recordándole que fue ella quien sugirió alquilar la habitación libre. Sin embargo, la atmósfera cambió de repente cuando Rita emitió un gemido inesperado.

Mi mente comenzó a tejer un sinfín de suposiciones sobre la causa de aquel placer repentino, asumiendo que Luana estaba acariciando suavemente el cuerpo de Rita bajo las cálidas gotas de la ducha. Sin embargo, mi curiosidad superó cualquier barrera cuando me asomé por la imposta de la puerta, sumergiéndome en una escena que superó todas mis expectativas.

Para mi sorpresa, Rita y Luana no se hallaban bajo la ducha como había imaginado, sino que estaban en la bañera, con las piernas abiertas en una invitación provocativa. Luana, con destreza, introducía un dildo en el cuerpo de Rita, desencadenando una danza erótica entre ellas que me dejó boquiabierto.

Decidí retirarme discretamente a mi habitación, consciente de la erección que me había provocado aquel espectáculo sexual. No deseaba ser sorprendido observando a través de la imposta. Pasaron aproximadamente cuarenta minutos antes de que salieran del baño, y aproveché la oportunidad para fingir estar dormido en mi habitación. Dejé la puerta entreabierta, permitiendo que el susurro de sus voces llegara hasta mis oídos mientras mantenía la fachada de un sueño profundo.

Fue entonces cuando escuché a Luana pronunciar unas palabras en el pasillo: "Você vê, o viado adormeceu". La respuesta de Rita no se hizo esperar: "Cale a boca, ele sabe falar". Luana, con su tono juguetón, replicó: "fala como menino", a lo que Rita respondió: "mas entende tudo". Mientras fingía dormir, mi mente se debatía entre el deseo de permanecer en la oscuridad de la habitación y la tentación de ir a intentar observar como se vestían en su habitación.

 

que buen relato

 

Vale la pena entrar al foro y encontrarse con este tipo de historias, gracias cofra por compartirlo!

 

@LIO VAZQUEZ y @Jose Fransisco gracias por los vítores, adjunto algunas fotos más de las féminas del relato.

RITA


LUANA

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Que preciosura es Rita. Una belleza total

 

los peruanos ignoran lo hermoasas que son las mujeres mas alla de nuestras fronteras, esas flacas en brasil son promedio, las que salen en nuestra farandula peruano seria una flca promedio del mundo de una favela. He vivdo casi dos años en brasil las flacas bonitas estan regadas por alla, si aca con venezolanas se han quedado huevones y se han vuelto maridones que seria con una linda menina. Algo asi conoci una ex que tuve en un Posada, pues era prima de la administradora y asi vivi 2 años por alla en el nordeste de brasil. donde son cuerponas y morenas de cuerpo de gym, al sur son mas europeas cuerponas. Pero si eres el tipico peruano que ignoras su cultura y solo conoceces de ellos samba, futbol, hablas como mongolito IÑO a todo creeme que nunca les seras interesante. Debes saber hablar y conocer para hacerla con innumerables flacas hermosas.

 

Agradezco tu comentario, @burrito23 . Una reflexión que invita a la contemplación. Un cálido saludo para nuestro compañero @polo35 . Rita, indudablemente una belleza única. Espero que todos disfruten de esta tercera entrega y que juntos alcancemos las 2500 lecturas. Además, me gustaría invitarlos a que compartan sus opiniones sobre si prefieren que continúe manteniendo los diálogos en portugués o si prefieren que todo esté en español.

Me levanté con sigilo, dejando que mis pasos se deslizaran por el suelo en una danza de anticipación. La puerta entreabierta de la habitación contigua atrajo mi atención, y detuve mi marcha. Rita se encontraba allí, ajustándose el escote, envuelta en unos jeans que delineaban su figura de forma tentadora. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal mientras observaba, mi corazón amenazaba con escaparse de mi pecho. Sin embargo, antes de que pudiera retirarme discretamente, Rita exclamó con voz juguetona: "Ei!"

Un pitido agudo llenó mis oídos, como una advertencia inoportuna. Mantuve mi mirada fija en el suelo, fingiendo no haber oído, pero Rita no dejó que la situación se desvaneciera en el silencio. "Que bom que você acordou", dijo con una sonrisa. El alivio inundó mis venas cuando finalmente tuve el coraje de enfrentarla, devolviéndole la sonrisa.

Rita me miró con preocupación, notando mi rubor repentino. "Você está bem? Está com febre?" preguntó, su voz llena de ternura. Le aseguré que era solo el clima, tratando de ocultar mi turbación.

Con gestos gentiles, Rita me condujo a la cocina, descalza y acogedora. Sirvió vino en dos copas, un gesto de hospitalidad que me sorprendió gratamente. "Por seu primeiro dia", exclamó, levantando su copa en un brindis. Sonreí, agradecido por su amabilidad. "Espero que nos llevemos bien", murmuré, aún aturdido por la situación. Rita asintió con entusiasmo. "Sim, e brindamos também porque hoje você vai pagar tudo", añadió con un guiño travieso. Me reí, entendiendo que el vino no era solo una cortesía, al menos no aún.

Luana apareció vestida con ropas holgadas, pero su rostro brillaba con destellos de maquillaje extravagante. La observé con una ceja alzada y bromeé: "O Halloween ainda é em outubro." Rita soltó una carcajada ante mi comentario, mientras Luana, con una sonrisa traviesa, respondió: "Não gosto dessas piadas, idiota."

Rita apenas pudo contener la risa, y se sentó para calzarse unos tacones transparentes que había elegido. Mientras tanto, Luana y yo entablábamos una conversación trivial. De repente, Rita se levantó y nos tomó de las muñecas a ambos, exclamando: "Vocês falam demais, vamos logo."
Mientras pedía un taxi, mostré que ya estaba en camino. Rita asintió complacida, pero luego exclamó: "Perfeito, esqueci do batom!" Nos soltó las muñecas y se apresuró hacia su habitación, demostrando una sorprendente destreza al caminar con esos tacones.

Llegamos al restaurante y nos acomodamos: Rita se sentó a mi lado y Luana frente a nosotros. Desplegamos las cartas, y Rita sugirió compartir algunos bocadillos, además de ordenar dos Margaritas. Como buen turista, yo opté por una caipirinha. Entre tragos y delicias compartidas, la atmósfera se tornó jovial.

De repente, Rita propuso una ronda de shots, rodeando mis hombros con un brazo y proclamando con picardía: "Hoje você paga." Luana y ella estallaron en risas, mientras yo me sumaba al espíritu festivo, sabiendo que esta velada prometía.

Era una ronda de 7 shots, y agarré el primero, zampándomelo sin rodeos. Rita comentó: "Isso mostra que você não faz rodeios, Luana, agora é sua vez." Luana respondió que no quería, pero Rita, persistente, se puso de rodillas en su silla y acercó su cuerpo con un shot hacia la boca de Luana.

Mientras tanto, yo, como buen analista, no pude evitar admirar el espectacular trasero de Rita mientras fingía mirar a otros comensales. Luana exclamó: "Já melhor, toca logo." Sí, así como lo leen, ella quería armar un escándalo de celos en mi primera noche. Rita intercedió: "Calma, Luana." Pero Luana replicó: "Te falei que era má ideia sair com ele." Rita suspiró: "Sempre a mesma coisa."

Tomé otro shot más, y con hipocresía afirmé: "Pense o que quiser, Luana. Passem a noite juntas, eu irei conhecer outras pessoas em outros clubes." Llamé al mesero, pagué la cuenta y dejé el cambio sobre la mesa. Me levanté y me despedí de las dos. Rita intervino: "Não é necessário que você vá, desculpe." Respondí: "Não se preocupe, irei buscar sorte em alguns clubes." Con esas palabras, me alejé.

Señores, la verdad es que no tenía ganas de nada.Llegué directamente a casa y me dejé caer en el sofá para ver algo de televisión. Cerca de la una de la mañana, ya me estaba quedando dormido cuando alguien abrió la puerta. Era Rita, con los ojos enrojecidos y los tacones en la mano. Al verme, se sobresaltó ligeramente y preguntó: "O que você está fazendo aqui? Não estava fora?" Se secó las lágrimas y le pregunté qué había pasado. "E sempre a mesma coisa com Luana", dijo con frustración. "Por que ela tem que estragar as noites? É tão chata." Sus palabras revelaban el agotamiento de lidiar con los altibajos de su relación con Luana, y su deseo de escapar de la monotonía.

Por qué vienes sin tacones? le pregunté a Rita. Ella me explicó: "Luana ficou na Rua Helvetia com uns amigos, ela sabe que eu detesto aqueles caras. Tudo eles resolvem com maconha." Le repliqué: "Mas ela não é esportista." Rita confirmou: "Sim, ela não consome, mas aqueles caras são uma merda. Ela faz o que quer, eu só queria sair para dançar, algo tranquilo."

Rita se sentó a mi lado, noté sus talones sucios. Le dije: "Vai lavar esses pés, vamos, levanta, vamos para a banheira." Rita respondió: "Espere, você me traz umas sandálias, elas estão no meu quarto, na sapateira, são rosa." Sentí un instinto de protección, tomé su mano y coloqué su brazo sobre mis hombros, llevándola hacia el baño. Ella soltó un grito de sorpresa y comenzó a reír. Le dije: "Vamos, talvez assim consiga arrancar um sorriso de você." Rita rió, su risa llenando el ambiente. "Você alegraste minha noite, lindo", me dijo con gratitud.

La llevé al baño y la hice sentar en una banquita. Encendí la bañera y ella me dijo: "Não pense que vou tomar banho." Respondí: "Não é certo dormir com o rosto triste. Vamos, um pouco de água pode te relaxar." Ella rió y dijo: "Se você diz..."

Comenzó a quitarse los pantalones y estaba a punto de desabrocharse el escote cuando me pidió que me diera la vuelta. "Vou vestir alguma coisa para entrar na banheira.", dijo. Reaccioné tarde como un idiota y salí de la habitación. Necesitaba refrescar las ideas.

Estaba a punto de cruzar la puerta cuando ella me detuvo: "Não te disse para sair. Não vai me deixar sozinha na banheira, né?"

 

Excelente relato cofra. Algunos consejos que nos pueda dar a los jóvenes para tener aventuras como la suya?

 

muy buen relato estimado, me quedé atrapado de comienzo a fin, esperando por su continuación que se pone interesante

 

Gracias por los comentarios, @David guerrero y @Nando19. Para mantenernos enfocados, adjunto un enlace donde comparto algunos consejos útiles para maximizar nuestra tasa de conversión frente al objetivo. Sin embargo, más allá de esto, quiero destacar la importancia de no dormirse en los laureles y no desanimarse por los fracasos.

A veces cometemos errores, como distraernos en la puerta mientras vulneramos su privacidad, pero también logramos aciertos, como no llevarle las sandalias y tomar valor para cargarla hacia la bañera sin saber a ciencia cierta su reacción. No puedo dejarme llevar por lo primero ni conformarme con lo segundo. El juego continúa hasta que la situación llegue a su punto máximo, y aún así, el juego continúa.

Es fundamental no reducir la vida a la búsqueda de encuentros sexuales. Estas experiencias llegan solas, estas se encuentran al expandir nuestro abanico de intereses y cultivarnos como personas, como bien mencionaba @burrito23. Si te conviertes en una parodia, nadie te tomará en serio.

Tuve la ventaja de dominar el idioma y tener un buen bagaje de temas. Al final, las mujeres son similares en todo el mundo. No podemos reducir a las chicas a estereotipos como samba, Miss Bumbum y fútbol. Brasil es mucho más que eso: es Hilda Furacão, Getulio Vargas, Iracema, Caetano Veloso, y mi favorita: Gal Costa.

RITA


LUANA
​

 

"Não te disse para sair. Não vai me deixar sozinha na banheira, né",

porra, que sonho de situação!!!

Obrigado pelo relato cofra @catakines

 

que buen relato cofrade! Siga siga que anda buenísimo!

 

Buen relato, pero porque escribir en portugués lo que dicen las chicas, ya sabemos que habla ese idioma.

 

Interesante espero la continuación cofrade

 

Como llegaste a arrendar un cuarto con 2 chicas? normalmente alquilan a mujeres y no a hombres, menos a extranjeros

 

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Nunca en mis más salvajes fantasías imaginé encontrarme en esta situación. Volteé hacia ella, con la necesidad urgente de confirmar que lo que me decía era verdad, pero antes de que pudiera reaccionar, un empujón inesperado me tomó por sorpresa, haciéndome perder el equilibrio. Rita, sin sostén, dejó al descubierto sus pechos, que cayeron suavemente sobre mi espalda. Con una voz seductora, Rita susurró: "Todavía no estoy lista, no voltees", mientras una risa traviesa escapaba de sus labios. En mi mente, todo se desvaneció excepto la sensación de sus pechos rozando mi cuerpo. Mis mejillas ardían, tanto por los nervios como por el aroma embriagador que emanaba de su piel.

Con las manos sobre mis hombros, Rita me susurró al oído: "Voltea cuando te lo diga". Ansioso, obedecí su orden y la vi frente a mí, con un brasier que apenas ocultaba su voluptuosidad y una diminuta ropa interior que dejaba poco a la imaginación. Con gracia felina, se deslizó dentro de la bañera, y me quedé allí, preguntándome qué debía hacer. Sin perder tiempo, tomé la banqueta y la coloqué a su lado, deseando estar lo más cerca posible. Iniciamos una conversación casual sobre su día a día, pero no podía sacarme de la cabeza la imagen de sus piernas y pies, tan sorprendentemente cuidados y seductores. Decidí abordar el tema directamente, dejando de lado cualquier inhibición. "¿Cómo haces para mantener tus pies y piernas tan irresistibles?", pregunté con una sonrisa traviesa, mientras mis ojos recorrían cada centímetro de su cuerpo con deseo ardiente.

Agradecida por mis halagos, Rita sacó una pierna del agua con un movimiento que desprendía pura sensualidad. No pude resistir la oportunidad de hacer un comentario picante y le dije: "Era solo un halago, no te pedí que me las mostrases". Sus mejillas se tiñeron de un rubor encantador mientras soltaba una risa nerviosa. "¿No te pongas tan roja, cariño?", bromeé, pero antes de que pudiera decir algo más, su pie juguetón levantó un poco de agua que terminó salpicándome las rodillas. Con una mirada traviesa, la miré fijamente y le lancé un reproche juguetón. Sin embargo, en un acto de complicidad, tomé agua con mis manos y la levanté hacia su cuello, provocando que ella estallara en risas. Rita me devolvió el gesto y me arrojó agua directamente al rostro. La diversión y la tensión sexual se entrelazaban en el aire.

Después de la guerra, llegó un momento de calma. Rita reposó su mano en mi antebrazo con gratitud por haberle alegrado su noche. Con un suspiro de satisfacción, colocó una de sus piernas en mi rodilla y me pidió que le diera un masaje. Su petición fue tan natural, como si fuera algo que hacíamos habitualmente entre nosotros. Sin pensarlo dos veces, empecé a masajearle el pie con la misma destreza y dedicación que si se tratara de una conocida de toda la vida. Cada roce de mis manos sobre su piel desnuda provocaba una sensación eléctrica que recorría todo mi cuerpo

Nos sumergimos en un silencio cargado de anticipación, nuestros ojos hablando un lenguaje secreto de deseo. Fue Rita quien rompió el hechizo, elogiando mis habilidades en el masaje. Con una sonrisa traviesa, le devolví el cumplido, señalando que ni siquiera había tenido la oportunidad de probar mis manos en su espalda. Ella rió suavemente y me provocó diciendo que tendría que abrir un spa en su casa con mis talentosos masajes. No pude resistir la tentación de llevar las cosas al siguiente nivel, sugiriendo que si tenía aceites, podríamos ir al dormitorio y asegurarme de que se quedara profundamente dormida con mis caricias. Rita mostró cierto desconcierto ante mi atrevimiento, pero el juego de seducción estaba en pleno apogeo, y la tensión entre nosotros se volvía más palpable.

Rita mencionó casualmente que solía entrar a la bañera con Luana, y bromeé sugiriendo que no tenía que extrañarla, ya que yo podría tomar su lugar. Su risa resonó en la habitación, y en un momento de atrevimiento, le insinué que estaría encantado de unirme a ella. "¿Quieres entrar?", me desafió con una mirada traviesa, pero luego retractándose rápidamente. Sin embargo, su provocación había encendido una chispa dentro de mí, despertando una erección que no podía ignorar. Antes de que pudiera reaccionar completamente, el sonido de la cerradura de la puerta interrumpió el momento íntimo. Rita me instó a cambiarme rápidamente y salir, y así lo hice. Mientras me vestía apresuradamente, Luana entró en un estado lamentable, apenas capaz de mantenerse en pie. Arrojó su bolso con fuerza al suelo, como si fuera un peso insostenible. Sus ojos vagaban sin reconocer a nadie, moviéndose de manera errática hasta llegar a su habitación y dejarse caer sin fuerzas.

Regresé al baño, donde Rita, visiblemente preocupada, me preguntó qué había pasado. Con un suspiro, le expliqué la absurda situación con Luana. Rita, con un gesto de decepción en el rostro, me miró y dijo: "Bueno, si quieres entrar, ahora es tu oportunidad. En el estado en que está Luana, ni siquiera se dará cuenta de nada". A pesar del ambiente tenso, decidí seguir adelante. Entré en la bañera y tomé las manos de Rita con ternura, tratando de calmarla. Le aseguré que no debía preocuparse por Luana, que mañana despertaría y todo estaría bien.

Rita soltó mis manos y me desafió: "Si eres tan bueno con los masajes, ¿por qué no lo intentas ahora?". Mi respuesta fue un rotundo "claro". Me acerqué a ella con determinación, sintiendo el calor de su cuerpo mientras nos movíamos juntos, con su espalda contra mi pecho. Comencé a masajear sus hombros con firmeza, pero a medida que mis manos exploraban su piel suave y tersa, Rita se acercaba más, presionando su trasero contra mí más de la cuenta. A pesar de mi erección, me intenté concentrar en los masajes.

Con las manos aún en sus hombros, sentía cómo su trasero se adhería más firmemente a mi erección, como si supiera exactamente el efecto que estaba teniendo en mí. Guiado por el deseo, dejé que mis manos abandonaran sus hombros y se deslizaran hacia sus pechos, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis dedos. Cada pecho encajó perfectamente en mis manos, y Rita dio un ligero brinquito de sorpresa cuando empecé a masajearlos con habilidad, ella posó sus manos sobre las mías y empecé a estimular sus pezones entre mis dedos. Sin necesidad de palabras, solo actuábamos, dejando que el lenguaje del placer hablara por nosotros.

Amasar los pechos de una mujer nunca había sido tan excitante para mí. Cada suspiro suave que escapaba de sus labios cuando jugaba con sus pezones aumentaba mi deseo, alimentando la pasión que ardía entre nosotros. En medio del intenso calor del momento, su mano traviesa comenzó a explorar debajo de mi short. Mi erección estaba a punto de estallar, y Rita, con una elegancia sensual, comenzó a masajearme de arriba abajo con una parsimonia que me volvía loco de deseo. Ella me estaba masturbando...