Contramemorias de una muchachita

me quede prendido a tu relato de principio a fin.. Y mi cuerpo llora y no por los ojos, porque no hay motivo para llorar... Excelente relato.

 

Gamingwilliams. Tú nombre suena a nombre de Negocio de cabinas de INTERNET.
Veo que leíste los anteriores relatos. Gracias por leer.

 

Hola AnaBanAna,
La verdad es el mejor relato que he leído hasta el momento, soy un asiduo lector de los relatos eróticos, y me gusto mucho el tuyo.
Que buenos momentos has tenido, y se ve en la manera de detallarnos como fueron y los lugares en los que pasaron.
sigue escribiendo así que da gusto leerlos. y cuando empiezas tu nuevo relato espero me escribas para poder seguirte en el nuevo.

cuídate mucho

 

Gracias, Alexandro.
Espero escribir pronto, ya lo estoy pensando; gracias por leer.

 

Este relato me hizo recordar la historia de una adolescente que publicó sus primeras experiencias en un libro y que obviamente causó polémica: "Cien cepilladas antes de dormir" de Melissa Panarello.
Solo he encontrado una traducción de esta novela del italiano al español, pero en la cual han usado el traductor de google (está en slideshare) por lo que el relato pierde bastante. Está redactado en un lenguaje sutil y cuidado, de manera que no encontrarán referencias directas, como las que solemos leer acá.
Ah! pueden encontrar mas reseñas, en este artículo de nuestro siempre interesante e ilustrado foro http://perutops.com/b/melissa-p-y-el-despertar-sexual-de-una-sensual-jovencita_1002937.html y que incluye (a los que no quieran leer) el enlace de la película...

 

Hoy pude finalizar la lectura,,,

Excelente!!! o increíble!, como bien lo has titulado,,,

Felicitaciones cofrade AnaBanAna, ha sido un gusto husmear entre sus relatos,,,

:agree:

Desde ya me acomodo en la fila de tus seguidores,,,Saludos!

 

Realmente tienes una forma muy particular de relatar tus experiencias que me atrapó desde tu primer relato hasta el final, me he vuelto casero de este rincon de relatos en el foro y hasta ahora es el relato mas exitante que he leido, dejame ser un fiel seguidor tuyo Anita, un beso 😽.

 

Estimado administrador/moderador, quizá este sea el último favor que le solicite: favor de cambiar el nombre de este thread “¿Increible?” por el de “Contramemorias de una muchachita”. Gracias de antemano.

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NOTA DE MODERACIÓN:
Listo, se acaba de cambiar.
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Cofrades, aquí sólo habrán relatos pasados.
Les envío saludos y memorias.

Ubicación estratégica

He subido a muchos autobuses, y, es probable, que haya subido muchas veces a los mismos. Los ojos nos ayudan a guardar detalles de ellos: calcomanías, dibujos, frases, etc. A veces una se encuentra con algún conocido, y otras reconoces a ciertos pasajeros que llevan el mismo rumbo que tú; pero con diferente destino; algunos choferes y cobradores no quedan exceptos de nuestra memoria. Era placentero cuando iban llenos. Cuando era posible, me ubicaba en un lugar especial; pero sólo en algunos de ellos, pues éstos tenían una distribución particular de los asientos. Estaban distribuidos más o menos de la siguiente forma: Las dos primeras filas de asientos detrás del chofer eran de dos asientos, detrás de ellos, seguía una hilera de aproximadamente 7 asientos solitarios, y lo que sigue detrás…no interesa. Yo buscaba ubicarme detrás de la segunda fila de dos asientos; al ubicarme ahí, éstos evitaban que vieran mi lado derecho, y yo con mi morral tapaba mi lado izquierdo. Era cuestión de segundos para que un pasajero voluntario se diera cuenta que había un sitio seguro y placentero detrás de mí.

La mano y el bajo vientre.

Una mañana, en el paradero más cercano a casa, esperaba el autobús para ir a mi centro de estudios. No había mucha gente en el paradero. Cuando llegó el autobús, dudé en tomarlo: noté que no estaba lleno, a pesar de que la mayoría de personas que estaban en el paradero subieron en él. No subí. Después de un rato, el siguiente autobús sí estaba lleno, al igual que el paradero, y ni bien se detuvo para recogernos, me vi atrapada en el alboroto por subir a él, ya desde ahí, empecé a sentir una mano de un hombre en una de mis nalgas y el bajo vientre de otro hombre en la otra. Llegué a subir a duras penas, y quedé en uno de los escalones de la puerta de adelante. Tras de mí sólo pudieron subir dos pasajeros más: la mano y el bajo vientre.

No entraba ni un cuerpo más. Afuera la gente golpeaba la puerta. Debajo de algún mugroso pasamano alguien alzó la voz: ¡Tío, vao directo!

La mano, asumo, se había cansado de ese lado de mi colita y empezó una arriesgada exploración. Se pasó a mi cintura, y suavemente bajaba y subía su curvatura. Se fue a mi muslo, el cual sólo podía palpar por encima de la tela. La mano bajaba, despacio, hasta que sentí su mano en la piel de mi pierna, y empezó a subir. Nunca me había pasado algo similar en un autobús: no sabía cómo reaccionar ante una mano bajo mi falda. Me moví hacía el lado opuesto a él, de tal modo que toda mi colita quedo a merced del bajo vientre del otro pasajero, el cual no estaba del todo erecto; sin embargo, pocos segundos después, se puso durísima justo en medio, debajo de mis nalgas. La mano se quedó apoyada en la puerta viendo como me punteaban. ¡JA!

Estuve varios minutos pegada a su cuerpo, la tenía justo ahí, en medio, abajito; aunque hubo un momento en el que él se salió para explorar un poco más arriba; pero yo me acomodé nuevamente: abajito, en medio, justo ahí. Y así estuvimos hasta que la gente comenzó a bajar.

Segundo intento

De los escalones pasé al pasillo. Mi lugar estratégico estaba libre y me ubiqué ahí: morral a la izquierda y listo. El bajo vientre me siguió y continuó con la operación, esta vez, por la nueva posición en la que estábamos, sí logró ponérmela donde él quería: en medio de las nalgas. Estuvo culiándome unos minutos más y luego desapareció. Muchos de los pasajeros hombres que pasaban detrás de mí tocaban mi culito, otros se quedaban algunos segundos pegados a mí y luego avanzaban para el fondo pues seguían bajando y subiendo pasajeros.

Estaba distraída o quizá atenta en otras cosas, pues no noté que el chico de la mano estaba sentado justo delante de mí, y al darse cuenta que noté su presencia se hizo el dormido, recostando su cabeza a la ventana. Detrás de mí había una señora que no tenía intención de avanzar hacia ningún lado. Un par de chicos estaban esperando que ella se moviera para tomar ese lugar; pero no ocurrió. ¡JA! Estuve mirando al chico que se hacía el dormido, sobre todo su mano, y recordé lo atrevido que fue. Faltaba sólo unos cuantos paraderos más para bajarme del autobús, y esta vez fui yo la que buscó frotarse. Acerqué mi pelvis a su hombro, y lo tomé prisionero, no me moví de ahí. Al darse cuenta, despertó de su falso sueño, y llevó la mano de su otro brazo al hombro prisionero para darse una “rascadita” que también llegó a mí. Repitió unas cuantas veces más esa operación. Luego miró mi morral que tapaba lo que me estaba haciendo y decidió intentar nuevamente lo que yo le había negado en los escalones: una de sus manos se metió bajo mi falda y exploró desesperadamente mis muslos y llegó a rozar de manera constante la parte húmeda de mi calzoncito.

Falta

Bajamos en el mismo paradero. Se me acercó y noté en él una fingida, o mejor dicho, una exagerada educación en su hablar. Estaba excitada; pero no tanto como para aceptar su invitación de ir a “pasear por ahí”. El decidió seguir mi rumbo, a pesar de que le dije que no cuando me preguntó si le permitía que me acompañe. A cada pregunta que él me hacía le respondía con monosílabas y para cuando ya estábamos llegando a mi destino se quedó callado, luego, repentinamente, dio media vuelta y se fue. Después de dar algunos pasos, me detuve y miré hacia atrás y le vi que llevaba un caminar apurado que lo destinó a desaparecer de mi vista. Aún yo estaba encendida y me daba la impresión de que los hombres que pasaban lo notaban, sus miradas invasoras me ponían nerviosa y aumentaban mi excitación a la vez.

Llamé a mi tío con algo de miedo, pues podría preguntarme por qué no entré a clases. El intercambio de palabras fue breve. Llego en veinte minutos me dijo. No dijo nada más. Quedamos en que lo esperaría en el paradero, el mismo en el que yo había bajado minutos antes. En el lapso de tiempo en el que lo esperé se me acercaron dos tipos en diferentes momentos: el primero era un señor quien me preguntó si estaba perdida y si necesitaba dinero, el otro, aparentemente más joven, me preguntó si yo “fumaba”. Y ante mis nervios y silencios, el primero sentenció diciéndome “te doy cien Luquitas si me la chupas”; y el otro “tengo de la buena”.

Ya en su auto me adueñé de la radio, y yo cantaba con énfasis las líneas que quería que él escuchara. Él dijo lo que siempre suele decir cuando tomo la radio: no conozco ninguna canción.

Me llevó a su departamento. Desde que bajamos del auto ya me sentía desnuda, en el ascensor ya quería su lengua en mi boca, en el pasillo camino a la puerta del departamento ya quería ponerme en 4 para que me parta: quería un orgasmo ya.

Me senté en el sofá, él se arrodilló y empezó a besar mis rodillas, y sus manos acariciaban la piel de mis muslos que mi faldita no cubría. Separó mis rodillas, y llevó sus besos hacia mis muslos y sus caricias hacia mi trusa. Cerré mis ojos por un instante y al abrirlos vi que mi faldita cubría su cabeza, su boca humedecía más la parte ya húmeda de mi trusa, la hizo a un lado y se comió mi conchita. El orgasmo llegó facilito. Se puso de pie, se sacó los pantalones y llevó su erección a mi boca, la cual abrí de inmediato para recibirla gustosa. Lo hice como siempre, siguiendo sus indicaciones, siempre viéndolo a los ojos. Se sentó en el sofá y yo me arrodillé para seguirla mamando, desde esa perspectiva se le veía más larga. A su pedido me puse de pie y me acaballé sobre él y no paré de cabalgar hasta venirme otra vez.

Lo hicimos varias veces más, en su cama, en el baño, en la cocina: dejé mis gemidos y venidas en cada ambiente. Él se vino cuantas veces quiso dentro de mí, él sabía que no había peligro. Nos quedamos dormidos. Despertamos justo a una hora en la que podía regresar a casa sin levantar sospechas.
Llegué a casa con mucho apetito y madre lo notó cuando me devoré en un ratito una mandarina que estaba en la cocina. ¿Qué habrás estado haciendo, niña? se preguntó en voz alta. Tomé un plátano y le dije: cositas, mami. Se carcajeó, luego volteó a verme dándome su hermosa sonrisa y me dijo: tu abuela nos trajo sopita. ¿Te gusta la sopita, no? Me encanta, le dije. Y carcajeó de nuevo.

 

quien te cogio en su departamente, tu tio, el señor que te dijo que tiene de la buena o el que te ofrecio 100 soles?? no entendi esa parte

 

tanto tiempo leyendo estos relatos (ya me animaré para compartir unos cuantos) y no me habían llevado a mi inocencia perversa de la adolescencia.. felicidades AnaBanAna... ah! y también pienso que esas dos versiones del mono y tu mamá.. tienen que ver con la colchoneta mojada o "sudada".

 

Relato caliente!
Aquí si que nos vuelves a deleitar con esa secuencia de relatos pasados que encierran mucho deseo, exposición y lujuria, a pesar de estar envuelta en la inocencia de tus años mozos.
Hay una sección de relatos en este foro, que se llama "Que rico es puntear culos", pero tus experiencias, son diferentes a lo que describen por allí. Asi que voy a enlazar tu relato, para que lo disfruten los "punteadores".
Por cierto, ya despertaste mi curiosidad sobre esa parte de tu anatomía...sé que no es tu estilo, pero deberías tomar una foto apropiada (cintura para abajo, leggins, perfil de tres cuartos) y convertirla en tu avatar.
(Sólo deseos navideños... )

 

Esta muy claro que se fue con su tio, lee despacio. detente en estas lineas:

"Ya en su auto me adueñé de la radio, y yo cantaba con énfasis las líneas que quería que él escuchara. Él dijo lo que siempre suele decir cuando tomo la radio: no conozco ninguna canción."

¿El de "la buena" y el de "los cien soles" le han hablado siempre?

Saludos

Vidiapol

 

muy buena historia, otra vez me quede dos horas leyendo en el trabajo, no fui a almorzar, pero creo que valio la pena

 

Hola AnaBanAna, tus relatos son excitantes, tienes buena pluma en esos dedos y tu cerebro tiene para dar mucho mas.
dime viajas en el metropolitano? ahi tendrías muchas más anécdotas.
Saludos

 

Lo mejor del texto jajajaja, pero fuera de bromas, tu narrativa es buena, precisa en circunstancias que amerita sin darle mucho rollo al asunto.

Lo que me agrada es que hay puntos que dejas en el aire para que la cofradía vuele en imaginación, como aquella de Mono diciéndote que tu madre se fue (sin celu y sin llaves) y de un momento a otro ves que "ella está en su cuarto durmiendo"?¡; no hay buen aclare ni con los signos de interrogación o admiración como para aumentar la duda o el asombro...

O sobre tu misma madre y su comportamiento, digna "hija de su madre" acaso?

En fin es tu narrativa y me agrada, espero sigas con otros relatos que distraen la tarde en el trabajo

saludos

 

Disculpa el atrevimiento cofrade AnaBanana, pero de tanto leerte ya imagino lo ricas que deben ser tu y tu mama.

 

Que buena historia Ana parecido a una chiquilla que negaba al sexo y luego se destapó ante mi

 

Es una experiencia...prohibida...y calenturienta...

 

Alguien sabe q es de Anna...

 

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Esa manera de narrar con ciertl intelecto e ingenuidad provoca mucha curiosidad.. ojala vuelva