Trio con una linda pareja (Relato de la web, no es de mi autoria)

Tema en 'Relatos Eróticos Peruanos' iniciado por excusa perfecta, 13 Oct 2016.

    excusa perfecta

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    Vivo en Ecuador y estoy casado con una mujer de un físico impresionante, pero que, por desgracia, no lleva el mismo ritmo sexual que yo. Lo pasamos muy bien en la cama…. pero desgraciadamente yo necesito más… No quiero obligarla a participar en juegos si no quiere, pero… ¿Puede ella obligarme a mí a reprimirme? Desde mucho antes de casarme fui muy arrecho y sexualmente tuve cientos de experiencias, gracias a vivir solo en una ciudad grande independiente de mis padres… Me gusta la sensualidad, la excitación…. lo que en realidad me pone no es meter un pene en una vagina, sino crear situaciones de auténtico morbo y disfrutarlas con otras personas en un ambiente de amistad, con respeto, pero con mucho erotismo. Soy un empresario joven, y por mi trabajo he tenido más de una ocasión para ponerle los cuernos a mi mujer, desde mi secretaria, que tiene unas tetas impresionantes y de la que me he enterado que le encanta hacer unas mamadas de campeonato y tragárselo todo…. hasta algunas clientas con falta de cariño que más de una vez se me han insinuado… aunque yo necesito más morbo, más juegos…. Mis posibilidades de contactar con alguien dado que paso mucho tiempo navegando en Internet eran bastante probables, pero decidí intentarlo sin demasiada convicción de tener éxito…

    Todas las mañanas, al llegar a mi oficina, abría mi correo electrónico sin demasiadas esperanzas… hasta que un día recibí un mensaje que me enviaba un matrimonio costeño, del país donde Yo resido. El mensaje lo enviaba el marido, me comentaba que eran un matrimonio, se llamaban Isabel y Jorge, que ella tenía 32 años y él 35, que no tenían ninguna experiencia en el tema, pero querían probar a hacer un trío con un hombre. Según comentaba él tenía la fantasía de verla a ella con otro hombre, aunque ella no estaba muy convencida…. Me explicaba que fantaseaban con esa posibilidad y ella se excitaba mucho, pero que a la hora de la verdad no se decidía a dar el último paso. Yo le contesté con un mensaje muy amable, diciéndole que para mí sería un honor y, por supuesto, un placer ayudarle a hacer realidad su fantasía, pero que su mujer lo debería tener claro antes de nada, para evitar situaciones desagradables… Le conté escuetamente algunas de mis experiencias y que podíamos conocernos sin compromiso y que, si llegábamos a algo, yo desaparecería de sus vidas en cuanto ellos me lo pidieran, sin más explicaciones. Tras intercambiarnos varios mensajes y viendo que coincidíamos en la forma de ver las cosas (morbo y sensualidad pero con educación y respeto), quedamos los dos solos para tomar un café, conocernos y comentar el tema. Nos vimos en una cafetería, nos sentamos en un lugar discreto y, nervioso, me comentó que Yo le había caído bien por que notaba en mí educación y respeto y eso acarreaba a la discreción (yo sería más discreto que un novato, que posiblemente alardearía de lo que hiciera), y con experiencia para poder manejar la situación con más naturalidad y buen rollo. Me dijo que su mujer no sabía nada de nuestro encuentro, pero que él quería conocerme y si pensaba que yo le atraería a ella sexualmente, se lo comentaría y le diría que tenía un candidato ideal para realizar su fantasía…. En su opinión yo era un tipo de hombre que podría atraer a su mujer. Yo le comenté que sería ideal crear un ambiente adecuado de complicidad entre los tres para que la situación se diera y fuera lo más placentera posible para todos….

    También le dije que era partidario de que los dos usáramos preservativos, por seguridad y por higiene… El puso cara de no entender y yo le expliqué: “Si eyaculo dentro de

    tu mujer y luego queremos continuar con los juegos…. ¿Le vas a comer el…?. Jorge se sonrió… “Te das cuenta de que no tengo experiencia… No había pensado en eso…” Me enseñó una foto. Era su mujer en bikini en una playa. Se veía un cuerpo apetecible, delgada, morena, con unos pechos generosos (talla 90 ó más) apretados por el sujetador, melena por los hombros con mechas rubias en una cara atractiva que dejaba entrever que podría ser muy arrecha en la cama, pero que sabía perfectamente cómo controlarse y ser una señora… no le veía el culo, pero por la caderas que tenía debía tenerlo precioso… Mi pene dio un respingo dentro del pantalón…

    Le insistí en que debían de tenerlo muy claro, tanto él como ella, porque yo no quería que nadie se sintiera forzado ni se dieran situaciones violentas… El me comentaba que deseaba compartir su mujer con otro hombre, que le excitaba mucho esa fantasía y que disfrutaría mucho mirando y participando…. Yo entré en detalles y le hablé claro, le comenté: “Si todo va bien, vas a ver cómo desnudo a tu mujer, cómo la acaricio, cómo la beso y cómo ella me besa…. vas a ver cómo tu mujer me hace una mamada y cómo me la cojo….. Debes tenerlo muy claro porque no me gustaría que tú o ella se sintieran mal, y que esto pudiera repercutir negativamente en su relación de pareja….” El sólo me comentó: “Sólo de oírte ya me he empalmado… “No reímos y quedamos en que esta noche le echaría un tremendo polvazo, ya que estaba excitadísimo después de nuestra conversación, y que le comentaría a ella nuestro encuentro cuando estuviese muy excitada… con la esperanza de que se atreviera a intentarlo. El sabía que ella se excitaba con la idea, pero sólo le faltaba decidirse…. Quedamos en que me enviaría un correo electrónico por la mañana con el resultado de su propuesta y la decisión de su mujer…. A la mañana siguiente estaba nervioso y somnoliento, también había llegado a mi casa arrechísimo la noche anterior y había estado tirando con mi mujer como un descosido… Encendí el computador y abrí el correo… mi verga dio un respingo cuando vi que había un mensaje de Jorge… lo abrí… y decía: “Lo conseguí, quiere conocerte… pero dice que no te hagas muchas ilusiones” Inmediatamente me dispuse a contestarle. Le comenté que lo ideal para conocernos era ir a almorzar juntos (yo invitaba)… pero que si ella aceptaba seguir adelante, no era bueno posponerlo y quedar para otro día porque estaría nerviosa hasta que llegara el momento y muy nerviosa cuando llegara el día….. En el mensaje le incluí mi número celular y le animé diciéndole que tenía la sensación de que pronto vería cómo desnudaba a su mujer delante de sus narices y a ella cabalgando sobre mí… Pasé aquel día excitado pensando en cómo desarrollar la situación para que ella se sintiera a gusto y se dejase llevar por sus instintos… A la mañana siguiente abrí el correo y allí estaba el mensaje de Jorge… mi falo volvió a dar otro salto de alegría dentro de mi bragueta. Era muy somero, sólo decía: “Estamos de acuerdo en todo, saludos de Jorge y besos de Isabel”, incluía un número celular y una posdata “Llámanos a mediodía”.

    Era la primera vez que ella participaba en un mensaje, ella entraba en escena: “besos de Isabel”… Pensé en lo de “Llámanos a mediodía”, quizás me pasaría con ella y podríamos hablar… si era así aprovecharía para tranquilizarla y transmitirle confianza. Sobre las dos de la tarde, nervioso, cogí el teléfono y marqué el número que me había dado…. Contestó la voz de Jorge: – ¡Hola! ¿Cómo estás…? ¿Tan nervioso como yo? Nos reímos a carcajadas… Me comentó que Isabel prefería salir de noche, que la noche era más sensual y más propicia para lo que habíamos planeado… y que estaba de acuerdo en conocerme y comentar los tres el tema, aunque sólo se comprometía a eso, el resto quedaba en “ya veremos”.

    Jorge me comentó que por él estaba de acuerdo, pero que sería mejor que se lo explicara a ella, y dicho esto me dijo: “te la paso”…

    – “¡Hola!”, sonó una voz dulce y tímida de mujer.

    – “¡Hola Isabel, encantado de hablar contigo”, le contesté.

    – Ella dijo: “Jorge dice que quieres comentarme algo…” Le dije donde nos citaríamos para conocernos…..Intenté transmitirle confianza y le comenté que no debía estar nerviosa, que no iba a pasar nada que ella no deseara, y que si pasaba algo ella lo iba a disfrutar mucho… Se hizo un silencio y pensé que algo iba mal…

    Volvió a sonar la voz de Isabel: “Jorge dice que si podría ser mañana…”

    Mi sexo se alegró visiblemente y yo le contesté que me parecía perfecto… Me atreví a tantear su grado de convicción y le dije: -“¿Isabel?” -“¿Si?” – “No sé si pasará algo mañana, pero quiero que sepas que me encanta el sexo oral…” le dije – “Lo tendré en cuenta”, me contestó con una voz relativamente ronca por la excitación… y me pasó con Jorge.

    -“¿Qué le has dicho?, se ha puesto roja”, me comentó Jorge riéndose.

    – “Que te lo cuente ella” le contesté. Concretamos los detalles y quedé en llamarlo en cuanto tuviera listo todo…

    A la mañana siguiente reservé una habitación en un hotel discreto y de cierto lujo con un buen restaurante y llamé a Jorge para comentárselo. Me dijo que Isabel estaba nerviosa y muy excitada, que yo le había caído muy bien (cosa que me extrañó por lo poco que hablamos) y que pensaba que había muchas posibilidades de que todo saliera como él deseaba… Yo le comenté que se tranquilizara y la tranquilizara, que en realidad sólo íbamos a conversar juntos y que, por ahora, no pensara en nada más. Que ocurriría lo que tuviera que ocurrir. Quedamos en la hora acordada en el lugar adecuado.

    Antes de cortar me comentó que Isabel le contó lo del sexo oral y le dijo que quería sorprenderme, por lo que daba por hecho que ella esperaba llegar hasta el final… Nos despedimos, y colgó. Llegué al hotel, tras eso me senté en una mesa apartada y discreta del restaurante a leer la prensa tomando una cerveza e intentando tranquilizarme. En pocos momentos vi entrar a Jorge acompañado de Isabel. Los dos íbamos de chaqueta y corbata, y casualmente los dos llevábamos maletín. Ella llevaba un traje de falda y chaqueta sobre una blusa vaporosa con un sólo botón desabrochado (un poco recatada. Jorge me estrechó la mano con una sonrisa y me presentó a Isabel, que me miró fijamente a los ojos, entre tímida y sensual, y nos dimos un beso en la mejilla. Mirando a Jorge comenté: “La verdad es que en persona es mucho más atractiva que en la foto que me enseñaste”. Ella sonrió sonrojándose y comentó: “Ya sé que me has visto en bikini….”. Tras las presentaciones nos quitamos las chaquetas y nos sentamos, Isabel frente a mí y al lado de su marido. En el momento que Isabel se quitaba la chaqueta estiró los brazos hacia atrás y pude comprobar cómo sus generosos pechos presionaban la suave tela de su blusa y se marcaban bajo el sujetador…

    Ella se dio cuenta de mi mirada y sonrió entre cortada y halagada… Intentando que todo transcurriera con normalidad, pedimos la comida. Al poco rato aquello parecía una comida de negocios o de amigos, charlábamos animadamente de todo un poco, nos reíamos, comíamos muy amenamente… Se notaba a Isabel mucho más relajada, participando en la conversación y disfrutando tanto de la comida como de las bebidas y de la tertulia. Mientras hablábamos a veces me miraba como un poco pensativa… Yo estaba seguro de que estaba imaginándose lo que podía pasar dentro de un rato…y no parecía que le disgustase. Jorge y yo nos dirigíamos miradas de complicidad, confirmando que todo se desarrollaba perfectamente, mejor de lo esperado… Tras almorzar pedimos unos cafés y unos licores. Los tres estábamos un poco más alegres de lo normal, pero al mismo tiempo yo notaba cierto nerviosismo por parte de ellos, al darse cuenta que se acercaba el momento. Los licores nos animaron un poco más, la conversación era muy amena e incluso divertida, y decidí dar el primer toque de atención y le pregunté a Isabel: – “¿Cómo lo ves? ¿Crees que tengo posibilidades…?” Ella se sonrió y con una mirada entre tímida y sensual contestó: “¡Más de las previstas!”.

    Ante aquella respuesta me atreví a comentarle: ” En la foto que me enseñó tu marido se notaban unos pechos muy sugerentes…. quizás deberías explotar más tus “cualidades”… como vas con la blusa tan abrochada… Esperé su reacción y vi cómo giraba sus ojos, que denotaban los efectos del alcohol, hacia su marido como esperando su actitud. El sonrió y me dijo: “Creo que tienes razón… es lo que yo le digo…”. Isabel se sentó recta en la silla y discretamente pasó una mano por la blusa desabrochándose el segundo botón y aprovechando la maniobra para colocarse el cuello. Mientras lo hacía me miró fijamente a los ojos, y presentí que estaba totalmente decidida a entregarse. Quería saber qué se sentía al ser culeada por un extraño ante los ojos de su marido… sabía que pronto iba a tener dos trancas a su disposición…. Jorge sonrió al ver la reacción de su mujer y comentó: “¿Sólo eso…? Isabel miró a su marido y le dijo: “Paciencia cariño, que dentro de poco habrá más…”. Y diciendo esto volvió a desabrochar otro botón de la blusa, el tercero, que ya dejaba al descubierto parte del maravilloso canalcito que formaban sus pechos apretados por el sujetador… Me miró fijamente a los ojos y me preguntó: “¿Te gusta lo que ves…?” – “Mucho…” contesté – “Yo veo más que tú…” me dijo Jorge con una sonrisa, que de lado junto a su mujer podía ver la abertura lateral del escote.

    Como ya había muy poca gente en el restaurante y los camareros apenas se acercaban, Isabel se giró hacia Jorge, colocándose de lado hacia mí, mostrándome la abertura de su blusa y toda la parte de su pecho izquierdo que sobresalía de un sujetador negro de encaje y transparencias…. Isabel me miró y dijo: “Ahora no te podrás quejar….” Pensé que ya todo estaba claro y llegaba la hora de tomar una decisión que ya estaba tomada, aunque había que ir con precaución para no meter la pata y que tanto ella como Jorge disfrutaran de la situación, pero sin malentendidos, con tacto y buen ambiente… La miré a los ojos y le dije: “Isabel, me la has puesto muy dura… y creo que a tu marido también…”. Jorge se rió y me dijo: “¡A su marido también….!” Isabel metió la mano bajo la mesa discretamente, se la pasó a Jorge por el paquete y exclamó: “¡A mi marido también…!”. Y nos reímos los tres con sonoras carcajadas…..

    – “Creo que será mejor pedir la cuenta y retirarnos a nuestros aposentos…” comenté como quien no dice nada.

    – “Estamos de acuerdo, ¿verdad cariño…? le comentó Jorge a su mujer.

    Isabel se quedó en silencio, pensativa. Se le notaba excitada, transpiraba erotismo, se le notaba con ganas de experimentar algo atrevido, algo prohibido, y de compartirlo con su marido… Nos miró a los dos con ojos de gata en celo…

    Miró a Jorge un poco seria y le dijo: “Cariño, ¿Tienes claro lo que vamos a hacer…? ¿Realmente lo deseas…? Al decir esto Isabel se ruborizó a pesar de la desinhibición del alcohol, y Jorge le contestó con otra pregunta: “Isabel, tu ya sabes lo que deseo pero, ¿Y tú, lo deseas…? Dime la verdad”.

    – Isabel no contestó, se arregló el escote y cogió su bolso, nos miró y preguntó: “¿Nos retiramos a nuestros aposentos?

    Mi obelisco se revolvió dentro de mi bragueta, Jorge y yo nos miramos y nos sonreímos con cara de complicidad. Nos levantamos, y mientras nos poníamos las chaquetas dejé el dinero de la cuenta sobre la mesa. Nos dirigimos hacia los ascensores en silencio, se notaba la tensión de la excitación del momento. Los tres éramos conscientes de lo que iba a pasar, y creo que tanto Jorge como yo queríamos que Isabel se lo pasara lo mejor posible. Yo era consciente de que aquel momento era muy importante para su relación de pareja y sabía que mi actitud podía perjudicarla o unirles más de lo que ya estaban si todo transcurría de forma agradable, natural y con buen rollo.

    Al entrar en el ascensor le di la llave de la habitación a Isabel. Caminando hacia el ascensor se le había abierto un poco la blusa, y mi vista se fue hacia sus pechos… Ella se dio cuenta y sonriendo nerviosamente le comentó a Jorge mirándose el escote: “Parece que le gustan…”. A lo que él le contestó: “Seguro que le gustarán más cuando pueda verlos…” Salimos del ascensor e Isabel abrió la puerta de la habitación con ciertos nervios… Me dispuse a sacar unas copas para servir el vino que con anterioridad había llevado y abrir la botella mientras les comentaba que aquel encuentro era digno de celebrarse. Isabel y Jorge se quitaron las chaquetas y observaron la habitación: había una amplia cama, un sofá doble, un sillón y un escritorio. Isabel se fue hacia el baño diciendo que quería refrescarse. Cuando nos quedamos solos Jorge y yo, él me dijo que estaba muy agradecido conmigo por todo lo que había hecho. Yo le contesté, con reciprocidad, que yo le estaba agradecido por todo lo que iba a hacer, y nos reímos a carcajadas. Un poco serio le dije que los dos me parecían buenas personas, que podía ayudarles a hacer realidad sus fantasías y además yo iba a tener el placer de compartir con él a una señora tan atractiva como su mujer…. Jorge se sentó en el sillón y me pidió que me sentara en el sofá doble para obligar a Isabel a sentarse junto a mí. Teníamos las copas en la mano cuando ella salió del baño. No se había quitado nada de ropa. Jorge le alcanzó su copa y ella, lentamente y con cierta timidez, se sentó a mi lado. Brindamos y yo solté: “Por su matrimonio, por que lo que pase en esta habitación les una más y sea el inicio de una vida más atrevida…juntos”. Isabel se levantó del sillón, se dirigió hacia Jorge y le dio un beso en los labios diciéndole: “Gracias cariño, te quiero…”. Jorge le contestó: “Las gracias te las debo a ti, por dejarme hacer realidad mis sueños…”. Isabel se volvió a sentar en el sofá, se giró hacia mí y me dio un leve beso en los labios y me dijo: “Gracias por ayudarnos…” Jorge se recostó en el sillón con la copa de vino en la mano y se dirigió a mí… “Bueno… tu dirás… ¿Qué se hace ahora…?” Yo le contesté con otra pregunta: “¿Qué te gustaría que pasara…?” Jorge respondió con cara de excitado y tímido: “Ya les he comentado a los dos que, en principio, me gustaría mirar…” Me dirigí a Isabel, la tenía muy cerca, casi podía notar los latidos de su alterado corazón y olía su sensual perfume. Yo la sentía excitada y nerviosa, esperando… sin saber muy bien qué hacer…

    Yo quería ir despacio, no precipitar las cosas, disfrutar del morbo de cada momento y que ellos dos no olvidaran aquella tarde en mucho tiempo…

    – “Y a ti, ¿Qué te gustaría que pasara…?” le pregunté.

    – “No lo sé, nunca he estado en una situación como esta, el experto eres tú cierto…” me respondió.

    – “¿Estás nerviosa?” (Pregunta tonta) le cogí una mano, que estaba muy fría denotando el nerviosismo que sentía… “Relájate… intenta disfrutar… y a partir de ahora deja de controlarte y da rienda suelta a tus instintos…” Jorge se dirigió hacia mí: “A Isabel le encanta que la acaricien… que la besen… tiene unos pechos muy sensibles… “. Y le dijo a ella: “¿Por qué no te pones cómoda, mi amor?”. Isabel se quitó los zapatos y le dio un buen trago a la copa de vino, acabándola. Luego se levantó mientras comentaba que se le iba a arrugar la falda, se acercó a su marido y le preguntó si quería desabrochársela… Creo que ella ya sabía la respuesta: Jorge le comentó que prefería que lo hiciera yo. Volvió a llenar su copa sensualmente y se acercó a mi y me preguntó: “¿Me la desabrochas tú…?” – “Será un placer” le dije mientras ella se colocaba de espaldas a mí y yo llevaba mis manos a su cremallera, que bajé lentamente. Sentía cómo Jorge alternaba su mirada entre los ojos de Isabel y mis manos. Una vez bajada la cremallera tiré lentamente de la falda hacia abajo y aunque no pude ver su culo porque lo tapaba el faldón de la blusa (seguro que ella esperaba que lo descubriera y se lo sobara pero yo quería seguir disfrutando cada instante), sí descubrí unas piernas bien torneadas y bronceadas enfundadas en unas medias de lycra.

    Terminé de quitarle la falda y le acaricié suavemente las piernas hasta un poco más arriba de las rodillas… “Preciosas” le comenté. Ella le dio un buen sorbo a la copa con vino mirando a Jorge, colocó la falda sobre el escritorio y se sentó muy cerca de mí, subió las piernas al sofá y apoyó su espalda sobre mi pecho…. Mi brazo izquierdo quedó tras su espalda, por lo que pasé por encima de su hombro y le cogí una mano… “¿estás mejor… más relajada…?” Jorge se había despatarrado en el sillón y se acariciaba el paquete discretamente. Miraba a su mujer, excitado… y a mí me gustaba mucho ir tensando la situación, sin precipitar nada, que las cosas fluyeran naturalmente… Quizás él quisiera que las cosas fueran más deprisa… Rodee a Isabel con mis brazos, con la mano izquierda le cogí su mano izquierda y las situé bajo su pecho, con la mano derecha le acariciaba distraídamente el brazo derecho… Isabel temblaba de excitación… Me dirigí a Jorge: “¿Te gusta lo que ves?”. “¡Mucho!” me respondió… “Sigue por favor”. Al igual que a Isabel, le pedí que no se cortara y que dejara sus instintos en libertad… Isabel apoyó su cabeza en mi hombro y se giró ligeramente mirando a su marido, hasta poner su boca frente a la mía.

    Primero fue un suave contacto de nuestros labios, luego lentamente fue abriendo su boca y me regaló su lengua, y finalmente terminamos aquel primer beso con cierta pasión controlada, devorándonos mientras yo le acariciaba el estómago con mi mano izquierda y le rozaba (con toda intención) la parte baja de sus tetas… Ella me agarró la mano y se la colocó sobre el pecho derecho…. Mi animal dio un respingo dentro de mi portañuela pidiendo la libertad condicional… Dejamos de besarnos, pero ella mantenía mi mano izquierda agarrada sobre su teta. Empecé a acariciarle el pecho suavemente y los dos volvimos la mirada hacia Jorge que, descaradamente, se acariciaba el paquete mientras fumaba un cigarrillo… Isabel suspiraba mientras seguía sobándole el pecho. “¿Estás bien?” le pregunté… “Muy bien” me respondió. “¿Y tú?” pregunté a Jorge. “Continúa, por favor…” me dijo por toda respuesta… Solté la teta de Isabel y fui desabrochándole los botones de la blusa muy lentamente mientras miraba a Jorge, que tenía una cara de morbo impresionante y se veía que estaba disfrutando mucho con el espectáculo… Tras quitarle la blusa Isabel quedó en ropa interior… Llevaba un precioso conjunto de tanga y sujetador negros de encaje y transparencias que insinuaban perfectamente sus pezones y los pelos del coño… Las medias eran medias… y estaban sujetas por un sensual liguero a juego con el sujetador y el tanga…. Jorge le pidió a su mujer que me dejara ver bien su sensual lencería, ya que era la sorpresa que me quería dar… le pidió que caminara un poco por la habitación…

    Ahora tenía una visión impresionante de su cuerpo… Isabel estaba realmente sensual, en tanga y sujetador, con la copa con vino en la mano y caminando lentamente hasta el escritorio. Dejó la copa sobre él apoyando sus brazos y echando su precioso culo hacia atrás… Jorge se sobaba el paquete con fruición, se había abierto la cremallera y había introducido la mano en su bragueta acariciándose el pene. Yo me había quitado la corbata, los zapatos y los calcetines y aproveché para desabrocharme el pantalón y dejar que Isabel notara mi verga hinchada a través de los bóxer negros… Ella se dio la vuelta y nos pilló a los dos acariciándonos los miembros por encima del calzoncillo… Abrió los ojos con cara de morbo total… llevó una mano a su pecho derecho y la otra a su chuchita y se acarició suavemente, ya perdiendo totalmente la timidez, y observándonos de manera muy lasciva…

    Se dirigió a su marido… “Cariño, sácatela y déjame ver cómo te la pajeas… porque voy a cumplir una de tus fantasías…” Jorge se había quitado la corbata… rápidamente, como para no perderse lo que sabía que iba a pasar, se puso de pié y se desnudó totalmente en un santiamén, volviéndose a sentar con su verga ahora libre entre sus manos, meneándosela lentamente y esperando…. Isabel lo observaba muy excitada… volvió la vista hacia mí, que me acariciaba el paquete por encima de los bóxer, sin quitarme todavía la ropa… Se acercó lentamente y se puso de rodillas frente a mí. Mientras, yo aproveché para despojarme de la camisa…. Mi verga estaba como una roca, tenía a Isabel frente a mí, con una perspectiva inmejorable de sus tetas todavía dentro del sujetador, sus pezones hinchados se marcaban perfectamente a través de la tela transparente… Una vez terminó hizo ademán de bajarme los pantalones, a lo que yo levanté un poco el culo del sofá para ayudarla en la operación… Tiró mis pantalones hacia un rincón de la habitación y puso sus manos sobre mis muslos, acariciándolos… Volvió la mirada hacia su marido y le dijo: “Creo que esta era una de las cosas que querías verme hacer… así que disfrútala como la voy a disfrutar yo…” Y mientras decía esto y manteniendo la mirada hacia Jorge deslizó su mano derecha hasta mi verga y la acarició suavemente sobre los calzoncillos, soltando un suspiro de excitación… A continuación me separó las piernas y se metió entre ellas mientras seguía acariciándome el rabo… “Tienes una buena verga, ah” me dijo… Y agachando la cabeza me mordió suavemente la tranca por encima de la tela de los bóxer… Su melena caía sobre mi paquete y yo quería disfrutar del morbo de verla con mi verga en la boca, y tampoco quería que Jorge se perdiera el espectáculo que tanto tiempo había esperado, así que se la aparté suavemente.

    Ella ahora recorría todo el largo de mi nabo (todavía enfundado en el calzoncillo) con la lengua, se había puesto a cuatro patas para ofrecerle una excitante vista de su culo a su marido. Pensé que si seguía así Jorge se iba a perder algo que le daba mucho morbo: ver a su mujer quitarme los bóxer y meterse mi verga en la boca. Así que le cogí la cara a Isabel suavemente y se la aparté de mi paquete, la puse a la altura de mi boca y le di un manoseo de putas mientras aproveché para llevar mis manos a los corchetes de su sujetador… no lo solté… esperé su reacción… dejó de besarme y me pidió: “Quítamelo…”. Se lo desabroché y lo dejé así mientras seguía besándola… de reojo veía cómo Jorge no se perdía detalle, tenía la verga hinchada y morada de tanto meneársela y pensé que no tardaría mucho en acabar… Isabel se bajó los tirantes del sujetador, se lo quitó y se separó un poco de mí para ofrecerme una visión de sus impresionantes tetas… “¿Te gustan?” me dijo… Las cubrí con mis manos sintiendo la suavidad de su piel, la dureza de sus pezones, el pálpito de su acelerado corazón… Isabel cerró los ojos disfrutando del momento mientras Jorge nos miraba con los ojos como platos, excitadísimo… Isabel se pegó a mí apretando sus pechos contra el mío, me dio un morreo de campeonato y yo aproveché para alargar mis manos hasta su culo, poner una mano sobre cada nalga y sobárselas a conciencia, sabiendo que su marido no se perdería detalle… Como los tres ya estábamos bastante excitados decidí dar un paso más… “Estoy seguro que Jorge quiere verte sentada en la cama…” le dije a Isabel, que me miró con cara de no entender. De todas formas se levantó con sus tetas bamboleantes y se sentó en el borde, y al mismo tiempo yo me acerqué de pié junto a ella, de lado para que su marido no se perdiera detalle de lo que iba a pasar… Acerqué mi verga dura como un palo (todavía encerrada en los calzoncillos) a su cara y ella sonrió y miró a Jorge… puso la mano derecha sobre mi paquete y empezó a recorrerlo de arriba abajo… Después llevó una mano a cada lateral de mis bóxer y fue bajándolos lentamente hasta que mi falo totalmente hinchado saltó como un resorte junto a su cara… Me bajó los calzoncillos hasta los pies y pasó la lengua cerca de mi verga para atrapar un hilillo de líquido seminal que se escapaba…

    Isabel, ya totalmente desinhibida agarró mi rabo con la mano derecha y comenzó a meneármela lentamente mientras con la izquierda sobaba mis huevos… tenía su boca a pocos centímetros de mi tranca. Miró a su marido con cara de lujuria absoluta y le preguntó: “¿Esto es lo que querías verme hacer…? Y sin esperar la respuesta engulló mi verga totalmente y comenzó a mamármela lentamente, con delicadeza… Llevó la mano izquierda de mis huevos a mi culo y acompañó la

    impresionante mamada con unas caricias a mis nalgas, clavándome suavemente sus uñas… Yo me sentía en el séptimo cielo. Miraba a aquella mujer, aquella señora con cara de niña-bien mamándome la verga como una experta profesional… Volví a apartarle la melena suavemente para que Jorge no se perdiera detalle de lo que tanto tiempo había estado esperando ver… Estaba maravillosa, sus tetas se movían al compás de la mamada, sus piernas, enfundadas en aquellas medias negras de lycra y bien abiertas, dejaban ver el minúsculo tanga humedecido por la excitación y el morbo del momento que estaba viviendo… Isabel seguía comiéndome la verga, su lengua ávida recorría cada centímetro de mi piel. Con la mano izquierda pegó la tranca a mi vientre y arremetió contra mis huevos, metiéndoselos alternativamente en la boca y chupándolos, mientras introducía su mano derecha en el tanga y comenzaba a masturbarse lentamente… Podía ver su anillo de casada a través de la tela transparente de las bragas… Miré a Jorge que seguía meneándosela ahora con un ritmo acelerado, y con la cara roja del morbo de ver a su mujer chupándole la verga a un extraño delante de su marido…. Le hice una señal para que se acercara.

    – ¿Te gustaría tener una verga en cada mano…? le pregunté a Isabel, que estaba ensimismada, con los ojos cerrados sintiendo los dos dedos que se había metido en el coño mientras seguía chupándome el nabo… No me contestó.

    Jorge se puso de pié y se acercó a donde yo estaba, acercando su pene a la cara de Isabel, que abrió lo ojos y creyó estar en el “país de las vergas”… sorprendida sacó su mano derecha del tanga y atrapó la tranca de su marido.

    Dejó de chupar mi palo y engulló la de Jorge mientras me masturbaba con su mano izquierda…. Isabel gemía y temblaba de lujuria, mamaba y masturbaba alternativamente las dos trancas moviendo acompasadamente el culo en el mismo borde de la cama, intentando sentir más…. Ya necesitaba que alguien se encargara de darle placer a ella…. Isabel, con una cara de zorra impresionante, no paraba de intercambiarse las vergas en su boca. Jorge miraba extasiado a su mujer y le acariciaba el pelo, tanto él como yo jugábamos con sus pechos y sus pezones, acariciándolos, pellizcándolos, amasándolos… Jorge, mirando a su mujer con la boca llena de verga, me dijo: “¡Quiero ver cómo se lo comes…!”. Al instante ella soltó mi verga y se dejó caer lentamente en la cama, quedando boca arriba con el culo en el borde, los pies colgando y apoyados en el piso. Jorge se acomodó a un lado de su mujer, que no tardó nada en atraparle el nabo y acercárselo a su cara para continuar con la mamada que le estaba pegando… Yo me arrodillé en el suelo, entre las piernas de Isabel. Tenía una perspectiva inmejorable: su boca mamándole a su marido mientras con las manos le acariciaba los huevos y lo masturbaba, sus tetas parecían dos flanes moviéndose al compás de sus “trabajos manuales”… y abriendo y cerrando las piernas, ansiosa por que le trabajaran esa chuchita rica… No me hice esperar, con las bragas puestas le di unos leves besos en la cara interior de sus muslos que las medias dejaban al descubierto, y ella se revolvió como pidiendo más…exigiendo más….pensé que ya estaba muy caliente y necesitaba correrse pronto… Metí los dedos índices a cada lado de su tanga y comencé a bajarlo lentamente. Ella levantó el culo para facilitarme la operación y Jorge miraba extasiado cómo el chochete de su mujer, por fin, quedaba a disposición de un desconocido… Una vez que se las bajé del todo quedó ante mi cara un coñito delicadamente depilado, sólo con un mondonguito de pelo en forma de triángulo en el pubis y el resto totalmente afeitado… Metí mi cabeza entre sus piernas y pude percibir una agradable mezcla de perfume caro y flujos de hembra caliente. Me dediqué otra vez a besar la cara interna de sus muslos, a pocos centímetros de su coño hambriento… sabía que Isabel estaba a punto y que con poco que le hiciera se correría como una loca… y así fue. Eso es lo que más me gusta hacerle a una mujer, como disfruto….

    Bajó la mano derecha hasta mi cabeza, y agarrándome de los pelos llevó mi cara hasta su sexo mientras me ordenaba: “¡Cómemelo ya!” Le puse una mano en cada corva de las rodillas y le levanté y separé las piernas hasta casi hacerlas chocar con sus tetas, de esta forma su coño quedaba totalmente abierto y a mi entera disposición… Empecé lamiéndole los labios con delicadeza y se revolvió como una posesa… Jorge le sostuvo una de las piernas, liberándome la mano derecha, lo que aproveché para meterle un dedo en el coño y comprobar que aquello era una bañera… Cuando comencé a darle suaves golpes con mi lengua en el clítoris me agarró la cabeza con las manos y se corrió en mi boca mientras emitía unos extraños grititos roncos por tener la boca llena de la verga de su marido, que miraba la situación totalmente empalmado y a punto de correrse… Seguí dándole caña para hacer que la corrida de Isabel no decayera, metí mi lengua en su coño y se lo follaba a modo de nabo, le solté la otra pierna y metí mis manos debajo de sus nalgas levantándole el culo… Jorge le había sacado la verga de la boca, supuse que por el evidente riesgo de la inminente corrida, y ahora se dedicaba a besar a su mujer y comerle las tetas… mientras ella suspiraba y se retorcía de placer…

    Yo seguía comiéndole el coño, lamiéndoselo, chupándoselo… metiéndole primero uno y después dos dedos… Tenía la impresión de que aquel culo era virgen (y pocas veces me equivoco)… y fui bajando mi lengua a todo lo largo del chochito hasta llegar a su ojete… Ella dio un respingo al sentir que invadía aquella zona hasta ahora prohibida… pero no dijo ni insinuó nada, mientras yo seguía perforándole el chocho con dos dedos. Le lamí el ano haciendo círculos con mi lengua a su alrededor y sentí cómo relajaba sus músculos, señal de placer y aprobación… Seguí comiéndole el culo y finalmente introduje levemente mi lengua en el ano, ensalivándoselo bien. Cada vez que le daba una lamida ella experimentaba unos curiosos temblores de placer… Volví con mi lengua al coño de Isabel, se la pasaba por todo lo largo, desde arriba hasta abajo como si lamiera un helado de lo más rico, y ella lo agradecía gimiendo y retorciéndose… Quería ponerla a prueba y apoyé la punta de mi dedo índice en el ojete de su culo… Ella hizo un reflejo de apretarlo, pero segundos después lo relajó y yo aproveché para introducirle la primera falange, que entró sin demasiado problema por la cantidad de saliva que le había dejado anteriormente… Como no sentí ninguna reacción negativa continué con mi impresionante comida de coño y le introduje la segunda falange…. Isabel cerró el ojete con fuerza… Pensé que se había molestado, pero segundos después cerró sus muslos en torno a mi cabeza y me apretó mientras gemía y temblaba…
     
    excusa perfecta, 13 Oct 2016

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    Comprendí que se había corrido otra vez en mi boca y saboree sus jugos apresurando el ritmo de la comida de coño que le había ofrecido… No podía ver a Jorge. Pero sabía que él estaba absorto observando mi actuación… Debía tener la verga en carne viva después de tanto meneo y tanta mamada. Isabel estaba acostada boca arriba, se había apoyado en sus codos y me miraba con cara de zorra… Estaba preciosa, la cara enrojecida de placer, abierta de piernas con la rezumando jugos… Miró a Jorge, que estaba a su lado, y le dijo con voz ronca: “Cariño, necesito que me lo metan. ¡Que alguien me lo meta, por favor…!”.

    Inmediatamente me puse de pié, busqué mi chaqueta, cogí dos preservativos y le di uno a Jorge. Esperé que ocupara la posición que ella demandaba… Isabel se dio la vuelta y se puso a cuatro patas con el culo en pompa hacia los pies de la cama y la cara mirando al cabecero… Miré a Jorge y le dije: “¡A qué esperas… debes estar a punto de correrte!”. Jorge se puso el condón, se colocó detrás de su mujer y le metió el pene de un sólo golpe, que Isabel recibió con un grito de sorpresa y placer… Empezó a comerse a su mujer casi con desespero, con un mete-saca desenfrenado que ella recibía con una especie de lamentos entrecortados… se estaba corriendo como una loca. Yo observaba la situación junto a la cama, extasiado por el espectáculo… hasta que Isabel me hizo una señal para que me sentara en la cama delante de ella. Tardé una milésima de segundo en estar sentado en la cama, con la espalda pegada al cabecero, mis piernas abiertas y la boca de Isabel en mi pene otra vez… Jorge había cambiado el ritmo de su follada… ahora le sacaba el nabo lentamente y se lo volvía a meter de un solo golpe… así una y otra vez… Isabel jadeaba, gemía, se atragantaba con mi verga, sus tetas se balanceaban al ritmo de la culeada… Quise darle morbo a la situación y me puse a hablar con Jorge… “¿Te gusta culearte a tu mujer mientras chupa otra verga…? ¿A que te gusta mirar cómo lo hace..?. Jorge me respondió con voz entrecortada por el placer…: “Siiiiii, ¡me encanta!… me excita muchísimo ver lo zorra que es mi mujer… ¡Eres un pana del puta madre!… ¡Quiero ver cómo te la culeas!”. Isabel soltó un “¡¡ Aaaaaaaaghh..!! Jorge volvió otra vez al mete-saca desenfrenado… Isabel y yo no nos movíamos, ella se limitaba a chuparme la verga con los impulsos que le estaba dando su marido… que incrementó aún más el ritmo y empezó a soltar toda la tensión (y la leche) acumulada… Isabel soltó mi mástil y se quedó a cuatro patas recibiendo la descarga de su marido… agarraba las sábanas con sus manos… tenía los ojos cerrados y la cara desencajada. Con las embestidas de Jorge sus pechos saltaban mientras ella se corría a lo bestia… abrió los ojos y se me quedó mirando… yo alargué mis manos y le atrapé las tetas pellizcándole los pezones… Jorge seguía bombeándole el coño, ya a un ritmo menor, terminando con aquella monumental corrida…

    Isabel estaba como atontada, sudorosa, en ese estado de aletargamiento en el que te quedas después de un buen polvo…. pero aún no habíamos terminado… Jorge le sacó la verga lentamente, ella dio un respingo cuando notó cómo se le salía… se puso de rodillas en la cama todavía de espaldas a su marido y se giró levemente para darle un jamoneo de campeonato… el aprovechó el beso para sobarle un poco las tetas y pellizcarle los pezones. Isabel dejó el beso y le susurró a su marido: “Quiero que mires cómo me meto la verga de Tato… Quédate donde estás para que tengas un primer plano de su verga entrando en mi chuchita… “Cuando Isabel se giró hacia mí se sonrió al comprobar que ya me había puesto el preservativo… De rodillas como estaba se fue acercando hasta dejar su a la altura de mi pilastra. Yo estaba boca arriba con media espalda apoyada en el cabecero de la cama, ella quedó de rodillas sobre mí, ofreciéndome una espectacular perspectiva de su cuerpo desnudo y sudoroso (sólo llevaba las medias y el liguero). Se inclinó y me ofreció sus pechos desafiantes colocándolos frente a mi cara. Lógicamente yo aproveché para pegarme a ellos como un bebé, chupándolos como si me fuera la vida en ello. A veces le daba mordisquillos en los pezones que estaban duros como rocas, e Isabel soltaba gemidos entre placer… Bajó un poco su cuerpo y colocó su coño a la altura de mi verga, con la mano derecha me agarró el nabo y comenzó una suave masturbación, frotándose mi tranca dura y caliente por la entrada de su chochito, mientras suspiraba y jadeaba sin parar… Yo no podía más… sentía sus tetas aplastadas en mi pecho… Isabel me besó… me morreó con mucha calentura… me metió la lengua hasta la garganta… llegaba el momento de sentir la verga de un desconocido en su coño… delante de su marido…. Dejamos de besarnos y se giró levemente… miró a Jorge que estaba sentado a los pies de la cama con su nabo en la mano… observando detenidamente los juegos de su mujer con mi pilar… Isabel le dijo: “¿Mi amor… quieres ver lo que has estado esperando tanto tiempo…? ¿Quieres verme culeando con él…? ¿Quieres ver cómo me meto su verga…? Míralo mi amor…. mírame…” Diciendo esto se volvió hacia mí y se quedó mirándome fijamente a los ojos mientras me agarraba el rabo con la mano derecha y se lo iba introduciendo lentamente… El momento y la situación tenían un morbo indescriptible. Isabel sentada a horcajadas sobre mi verga se la metió hasta la empuñadura y se quedó totalmente quieta, sintiendo cómo le llegaba hasta el fondo de sus entrañas mientras seguía mirándome fijamente a los ojos…..

    Yo tenía el nabo como una roca incandescente, casi me dolía, embutido en un chochito muy caliente y que rezumaba jugos como una esponja….. Pensé que no iba a aguantar mucho

    en aquella situación….. Sentía a Jorge sentado a los pies de la cama con una perspectiva inmejorable de mi verga entrando en el coño de su mujer….masturbándose lentamente….. Alargué mis manos y las puse sobre sus tetas…. Isabel cerró los ojos y empezó a culearme… a saltar sobre mi verga mientras yo le pellizcaba los pezones y le sobaba los pechos… Ella se dirigió a su marido: “Jorge… me gusta…. me gusta la verga de Tato…. mira cómo me está culeando ( la que me culeaba era ella ) …..me estoy corriendoooo”.

    “Sigue mi amor… me gusta mucho mirarte…. Asíiiiii” le respondió él…

    Isabel continuaba moviéndose encima de mí, contoneando sus caderas mientras subía y bajaba sentada sobre mi verga. Le solté las tetas y la agarré por las caderas con fuerza para incrementar la intensidad de mis golpes de nabo en su coño… Ella se mordía el labio inferior, gemía… Se echó hacia atrás doblándome la verga y aprovechando para acercar su cara a la de su marido y pedirle que la besara…. Mientras lo hacía le meneó el rabo por unos instantes y volvió a quedarse como estaba, saltando sobre mi verga… que estaba a punto de estallar después del combate vivido…. Sentí que no tardaría mucho en correrme… la agarré por los brazos y la atraje hacia mí…nuestros cuerpos quedaron pegados otra vez… sus tetas mojadas por el sudor se apretaban contra mi pecho… Nos morreamos… Me iba a correr… Alargué los brazos y la agarré por las nalgas para incrementar el ritmo de la culeada… poco a poco fui jugando con su culo hasta poner mi dedo índice derecho sobre su ojete…. y ella dio un respingo… Lentamente, aprovechando las embestidas de mi verga en su coño le introduje el dedo en el culo unos centímetros, lo justo para notar mi rabo en el interior de su chochete…. Ella tensó su cuerpo…. se estaba corriendo una vez más…

    Jorge, con la voz ronca por la excitación, exclamó: “Así me gusta mi rica, que seas muy puta… me gusta que seas muy zorra…” “Me gusta ser tu zorra mi amor…. quiero ser tu zorra… aaaaaaahggg…” chilló muy duro Isabel…. Le saqué el dedo del culo y la agarré con fuerza por las caderas… Y no pude más….

    Mi verga estalló en el coño de aquella mujer que hacía realidad la fantasía de su marido y, seguramente, la suya propia… Normalmente me corro de una forma muy violenta y con mucha fuerza…. Mi verga se pone como una barra de hierro, aumenta aún más de tamaño… y escupe abundante semen…. y tras la enorme calentura que llevaba no iba a ser una excepción…. Isabel echada sobre mí, pecho contra pecho, se había abandonado y yo manejaba su cuerpo a mi antojo… A pesar del preservativo ella sentía los abundantes chorros de leche caliente que escupía mi verga… por los gestos de placer que demostraba… gimiendo, temblando, chillando, sudando… Tras la monumental corrida fui bajando el ritmo de la tirada lentamente… poco a poco…. hasta sacarle la verga del coño…. Isabel dio un respingo cuando sintió su coño libre otra vez y se dejó caer en la cama, boca arriba, a mi lado derecho…. Jorge nos observaba con la verga otra vez morcillona en la mano…. “¡¡¡ Qué rico…!!!” exclamó “¡¡ No sabía que tenía una mujer tan puta…!!” “Y más puta que voy a ser, mijito… Voy a ser tu puta…. y luego te voy a hacer un regalo, mi amor…” le respondió Isabel con la voz entrecortada, recuperándose de su último orgasmo…

    “¿Qué regalo…?” le preguntó Jorge….

    “Ten paciencia… Ya verás… es algo que me has pedido varias veces… pero que nunca te he dado y hoy lo vas a tener….” dijo Isabel sonriendo con cara de malicia.

    Estaba acostada boca arriba, sus tetas todavía se movían al compás de su agitada respiración… Jorge se acercó por el otro lado de la cama, se sentó junto a ella e inclinándose se fundieron en una serie de besos…

    “Te quiero…” le dijo Jorge a su mujer mientras le acariciaba los pechos suavemente…. “Yo también te quiero a ti…” le respondió ella…

    En vista de la situación, me levanté de la cama y me dirigí al baño con la intención de darme una ducha rápida. Mientras caminaba hacia el baño comenté en voz alta: “Parece que todo ha ido bien… ¿no?… “Ambos giraron su cabeza hacia mí y sonrieron… Jorge comentó: “¿Qué tal alumnos somos, profe…?” “Creo que aprenden demasiado deprisa….jajajajajaja” comenté entrando en la ducha y abriendo el grifo…

    A los pocos minutos, cuando estaba a punto de salir, entraron ellos en el baño. Jorge se quedó apoyado en el umbral de la puerta e Isabel se quitó las medias y el liguero y se metió conmigo en la bañera… “¿Me enjabonas la espalda…?” me preguntó con cara de zorrita. Le respondí con otra pregunta: “¿Sólo la espalda…?” “Bueno… la espalda… el culo… las tetas… el coñito…., lo que tu quieras…” susurro Isabel mirando a su marido que le sonreía desde la puerta…. Pensé en la Isabel que había entrado en el restaurante hacía unas horas… una atractiva señora casada, recatada, tímida…. que ahora me pedía que le enjabonara el culo y el coñito… que se había revelado como una mujer ardiente, morbosa, con muchas ganas de dar y recibir placer sin demasiados prejuicios… Me llené la mano de shampoo y empecé a frotarle la espalda… rodee su cuerpo con mis manos y continué con sus pechos generosos… sopesándolos y pellizcándole los pezones entre la agradable sensación de la espuma y el agua caliente corriendo por nuestros cuerpos… Mi verga ya estaba resucitando y aproveche para pegársela a su culo… Ella dio un respingo y se dio la vuelta sonriendo… Me agarró el nabo y, mirando a su marido que seguía en la puerta de pie masturbándose lentamente y fumando un cigarrillo, exclamó: “¡Parece que pronto empezará el segundo tiempo…! Isabel me dio la vuelta y se quedó detrás de mi… Con su mano izquierda llena de espuma me masajeaba la verga y los huevos… y con la mano derecha empezó a enjabonarme la espalda… hasta llevar su mano a mi culo…

    Me enjabonó bien el culo y de pronto sentí que me pasaba los dedos por mi ojete… Ella sintió cómo me estremecí y me susurro: “Quiero dejártelo limpiecito para pagarte la deuda que tengo contigo…”. Mi rabo oyó aquello y terminó de animarse… Salí de la ducha y cogí una toalla mientras le comentaba a Jorge… “¿No me habías dicho que ella no tenía muy claro lo de hacer un trío…?… ¡¡Anda que si lo llega a tener claro!!… Nos reímos a carcajadas… Jorge se introdujo en la ducha con su mujer y yo me fui hacia el dormitorio, encendí un cigarrillo y llené las copas de vino… Al poco rato salieron de la ducha y le acerqué una copa a cada uno…

    “¡¡ Por esta tarde…!! ” brindé… “Y por las que vengan en el futuro…” comentó Jorge con cara de malicia mirando a Isabel… “Y por las que vengan en el futuuuuuro… pillín…” le respondió ella a su marido.

    Estábamos los tres de pie, desnudos en el centro de la habitación… Sentía a Isabel un poco acelerada… se tomó la copa con vino de un trago y se quedó mirándonos a Jorge y a mí con expresión de lujuria… Nos miraba de arriba abajo, deteniéndose en nuestras vergas…. Isabel exclamó: ” ¡Ahora me toca a mí…!. Ahora los dos van a hacer lo que yo les indique, ¿de acuerdo?” dijo mirando a su marido… Jorge la observaba con cara de curiosidad… “Mi amor… ¿Confías en mí…?” le preguntó ella a su marido mientras cogía el sillón y lo colocaba a pocos centímetros del lado izquierdo de la cama… “Por supuesto” respondió Jorge con una sonrisa…

    “Pues siéntate aquí, tócate y míranos….. Por ahora, ¿vale?” le dijo a su marido mientras lo cogía de la mano y lo sentaba en el sillón… “Te prometo que después tendrás tu regalito y lo entenderás todo…., ¿vale?”

    Isabel me miró y con voz casi autoritaria me dijo: “Acuéstate en la cama boca arriba, cerca del borde por favor…”. Yo miré a Jorge con cara de no entender nada pero hice lo que ella me indicaba…

    Jorge estaba sentado en el sillón muy cerca de la cama, y yo acostado boca arriba… Isabel se acercó a los pies de la cama con cara de lujuria… se llevó la mano derecha a su coño y comenzó a masturbarse ante nuestras narices…. “Me encanta ver a un hombre pajeándose, así que….por favor…” Jorge y yo nos miramos con cara de no entender nada… y empezamos a pajearnos ante la lujuriosa mirada de Isabel, que se llevó su mano izquierda a las tetas mientras seguía dándole dedo a su chochete…”Asiiiiií….. “susurraba…. “Me encantaaaaaa…” Se acercó a Jorge, le cogió la cara con las dos manos y mirándole a los ojos le dijo: “Mi amor, primero vas a ver cómo le pago una deuda a él (refiriéndose a mí). Él me hizo algo que nunca me habían hecho… quiero que me lo vuelva a hacer…. y quiero hacérselo a él…” Continuó…” Luego verás cómo me toma… y después…. después te voy a hacer un regalo… algo que no te esperas y sé que deseas…. ¿de acuerdo mi amor…?” Jorge le respondió: ” Isabel… ya me has dado más de lo que esperaba… me has hecho muy feliz compartiendo conmigo esta fantasía… Me encantará verte culeando con él otra vez…. Hazle lo que quieras…. ¡si él se deja, claro! (dijo mirándome mientras sonreía)… Yo sonreí, acostado boca arriba en la cama, y le dije a Isabel: “Yo tendré algo que decir… ¿no?”.

    Isabel se acercó a la cama… pasó la pierna derecha por encima de mi cabeza y se puso de rodillas sobre mi cara, dejando el coño a la altura de mi boca y ella de espaldas al cabecero, mirando hacia los pies…

    “¡Cómemelo…!” exclamó con voz llena de lujuria y tono autoritario.

    Tenía su coño sobre mi boca y sus nalgas en mi cara… no me hice esperar y empecé a lamerle el interior de los muslos, pasándole la lengua suavemente por la piel… Estiré mis brazos hacia arriba y le atrapé los pechos… Isabel empezó a suspirar y se dirigió a su marido, que estaba sentado en el sillón a escasos centímetros de ella: “Mi amor, ya me has visto culear con otro hombre…¿Te ha gustado…?”. “¡Mucho!… me gusta y me excita mucho ver cómo me pones los cuernos…”.

    “¿Sabes una cosa?” decía Isabel suspirando entrecortadamente, mientras yo ya le daba suaves golpes con mi lengua en el clítoris… “¿Sabes que a mí también me gusta y me excita muchísimo que me mires mientras te pongo los cuernos…?… me gusta tener dos vergas para mí sola…. ¡Uffffff…! ” Yo le comía todo el coño con avidez… sus jugos iban inundando mi boca… y mi lengua no paraba de explorar cada centímetro de su caliente e inundado sexo… Mientras esto ocurría Isabel seguía de rodillas sobre mi cabeza… se puso a cuatro patas y me agarró la verga con la mano derecha, empezando a meneármela lentamente… La postura intuía un próximo “69”. “¿Te gusta mirar cómo se la chupo…?” volvió a dirigirse a Jorge, que con voz ronca por la excitación le contestó: “¡Chúpasela!”…

    Isabel no se hizo esperar… engulló mi verga de un golpe y comenzó a mamarme el nabo como si le fuese la vida en ello… Estábamos haciendo un fantástico “69”… Yo seguía comiéndole el coño cambiando de ritmo… chupando, lamiendo, comiendo, mordiendo… ella suspiraba con su boca llena de mi tranca gorda, dura, caliente… Isabel paró su mamada, levantó la cabeza y con voz libidinosa casi me ordenó: “¡¡ Cómeme el culo!!… Házmelo otra vez…”.

    Le separé las suaves nalgas con mis manos, le abrí bien el ojete y sin pensármelo más ataqué su culo con mi lengua…. “Aaaaaaaaaaaggggghhhh…. Asiiiiiiií…”.

    “Me gussssstaaaa….mi amor….., me gusta que me coman el culoooo…” suspiraba Isabel dirigiéndose a Jorge. No lo podía ver pero seguro que tenía el rabo como una piedra observando lo que había organizado su mujer…

    Le lamí todo el contorno del ojete para terminar metiéndole mi lengua a modo de verga y follarle el culo con ella…. Isabel volvió a la carga y se metió mi tranca en la boca…pero sólo le dio un par de chupadas y la volvió a soltar… se enfrascó en lamerme los huevos, se los metía alternativamente en la boca y los chupaba… Segundos después siguió lamiendo por la base de mis huevos… y metió su lengua entre los huevos y mi ojete…. Pensé: “¿Lo va a hacer….? ¿Me va a comer el culo…?. Casi antes de que terminara de pensarlo sentí la lengua de Isabel explorando entre mis nalgas… mi verga se puso aún más tiesa y dura… Me separó y me levantó las piernas ligeramente y entonces,… entonces metió su lengua con avidez, con fuerza en

    mi ojete y empezó a lamérmelo mientras suspiraba con fuerza… Yo seguía trabajándome su ano, incluso había apoyado mi índice muy cerca del agujero y se lo acariciaba junto con mi lengua… Los dos suspirábamos por el placer que nos estábamos dando…. “¡¡ Qué rico!!” oímos exclamar a Jorge… Isabel seguía comiéndome el culo, parecía que le había gustado la novedad… me relamía el ojete, me metía la lengua… Yo le correspondía pero además le introduje la primera falange de mi índice suavemente pero sin parar… Volví a sentir cómo se contraía… para luego volver a distenderse y permitir la entrada en su agujero prohibido…. me di cuenta de cual iba a ser la sorpresa para Jorge… “¡¡ Aaaaaaaaaghhhhh!!… “. Volví a sentir cómo vibraba su cuerpo sobre el mío entregándose a un nuevo orgasmo…

    Isabel separó su cara de mi culo, se apoyó en sus brazos y empezó a suplicarme con voz ronca: ¡ ¡Culéame!… ¡Culéame!… ¡Culéame!…

    Se levantó rápidamente, se giró y se colocó encima de mí ahora colocando su coño sobre mi verga. Sus tetas brillaban por el sudor, me miró una vez más fijamente a los ojos, me agarró el cipote con la mano derecha y de un sólo golpe se lo metió en lo más profundo de sus entrañas…”¡Qué puta soyyy…!” Comenzó a saltar sobre mi verga, que entraba y salía con facilidad de su coño embadurnado de mi saliva y sus jugos…. Brincaba sobre mí haciendo que la penetración fuera profunda… casi la golpeaba con mi nabo en sus entrañas… Sus tetas se bamboleaban al salvaje ritmo que le estaba dando a la culeada…

    “¡¡ Amoooooor…!!. ¡¡Te lo voy a dar…!! ¡¡Aaaaaaaaghh….!! “Isabel se dirigía a su marido casi gritando, con la cara congestionada por el placer, excitada por lo que sabía que iba a pasar…

    Yo seguía con el mete-saca… dada la rapidez y la urgencia de Isabel no me había puesto el preservativo y ahora podía sentir su coño realmente caliente y húmedo… Seguía rompiéndose el coño con mi verga, que no tardaría en escupir la poca leche que me quedaba… Podía ver a Jorge con su verga en la mano… dura y roja por la excitación… Isabel le gritó: ” ¡Coge mi bolso!…”. Jorge se puso de pié y cogió el bolso de su mujer… “¿Qué hago ahora…?” le preguntó a ella….

    “Aaaaaaghhh… ¡Saca el recipiente pequeño y rosado que hay dentro!….” Vi cómo Jorge revolvía en el bolso y sacaba lo que ella le había indicado… en un segundo la expresión de su cara cambió mostrando una amplia sonrisa: ” ¡¡¡Vaselina!!!” “¡¡ Siiiiii… mi amorrrr…!! ¡¡Rómpeme el culo!! ¡¡Es tuyo…!!. Gritaba ella.

    ¡¡ Rómpeme el culo…!! Repetía mientras seguía cabalgándome…

    Mi verga casi se salía de su coño dada la enorme cantidad de flujo que humedecía todo… incluso lo sentía correr por mis huevos y mis muslos… Ante los acontecimientos que se avecinaban decidí ayudar a Jorge, puse una mano en cada nalga de Isabel y se las separé con fuerza, abriéndole el ojete todo lo que pude… “¡¡Siiiiii!!….. ¡¡Ábremelo!!…. ¡¡Quiero sentir dos vergas dentro de míiiiiii…!! “Jorge se untó la verga de vaselina y sentí cómo hacía lo mismo con el agujero virgen de su mujer….

    “¿Quieres mi culo…? ¿Quieres tirarme por el culo….? ¡Es tuyo, mi amor…! “Estiré mis piernas poniéndolas rectas para facilitar la postura de Jorge….

    Isabel ya tenía la verga de su marido en la entrada de su ojete… su cara se había puesto tensa… las mandíbulas apretadas… me miraba fijamente a los ojos con una expresión entre temerosa y putísima… “Relájate… relájate si no quieres que te duela…” le dije mientras aflojábamos el ritmo de la culeada para facilitar la penetración de Jorge… y al instante pude sentir cómo la punta de la verga de su marido se iba adueñando muy lentamente del ojete de Isabel, iba descubriendo aquel reducto virgen del cuerpo de su mujer….

    Jorge empujó con suavidad pero con firmeza y… ¡plop! … consiguió meterle la cabeza gorda y dura de su verga en el culo de Isabel… ¡¡Aaaaaaaaaah!! Gritó ella cuando sintió que su ano perdía definitivamente su virginidad. Jorge paró y se quedó quieto, como esperando que el ojete de su mujer se relajara y se distendiera, acostumbrándose a la presencia del deseado pero doloroso intruso… Yo había parado mi mete-saca para facilitar la penetración de Jorge, pero en vista de que él se lo tomaba con mucha paciencia y delicadeza (era lo mejor), decidí continuar cogiéndome a Isabel ahora lentamente para que ella no perdiera el clímax al que había llegado. Sentía la verga de Jorge muy cerca de la mía sólo separada por una pequeña telita y de verdad se sentía sabroso. Jorge la tenía agarrada por las caderas con la punta de la verga ya dentro de culo de ella, yo le acariciaba los pechos y me movía despacio haciéndole sentir cómo entraba y salía cada centímetro de mi verga… Isabel tenía una cara que era todo un poema. Sus facciones eran una mezcla de miedo y lujuria, ansiosa por sentirse tirada, y bien culeada, por dos vergas a la vez….pero al mismo tiempo temerosa del dolor que aquello podría significar para ella…

    Jorge le preguntó: ” ¿Estás bien mi amor…?”. “Ssssssiiiiiiiii……, métemela toda…. por favor….métemela toda……Culéame yaaaaaaa…..” respondió ella.

    Isabel estaba de rodillas apoyada sobre sus brazos, sentada sobre mí y con mi verga ensartada en el coño, sus pechos colgaban sobre mi cara… tenía la cabeza de la tranca de su marido dentro de su culo… su expresión era de dolor mezclado con expectación… Le cogí los brazos e hice que no se apoyara en ellos, cayendo su cuerpo sobre el mío… sus pechos se aplastaron contra mi pecho y aproveché para fundirnos en un beso de lengua suave y húmedo… Quería transmitirle seguridad, quería que se relajara… Pasé mis brazos por su espalda y la abracé apretando su cuerpo contra el mío…. De aquella forma su culo se levantó ligeramente y se abrió, facilitando la tarea de su marido ahora mi camarada. La mantuve así y me dediqué a acariciarle la cara mientras movía mi verga lentamente dentro de su coñito… Entonces pude ver la cara de Jorge, roja de excitación. Nos miramos y nos transmitimos un sentimiento de complicidad y agradecimiento…

    Jorge comenzó a empujar con suavidad pero con decisión… Ella respiraba agitadamente y yo podía sentir cómo la verga de Jorge se abría paso en las entrañas de Isabel… hasta que sus huevos chocaron con las nalgas de su mujer…y mis huevos. Nos quedamos los tres inmóviles durante unos segundos… Isabel, por primera vez en su vida, tenía dos vergas grandes, gordas y duras en lo más profundo de su ser… comenzó a temblar… era como si tuviera frío… pero no… se estaba corriendo…. estaba teniendo un orgasmo sublime, suave, maravilloso…

    “¡¡¡Qué arrechera, cuánto placerrrrrrrrrr…!!! Exclamó en un susurro.

    Sentía la verga de Jorge a través de la membrana que separa el coño del culo… Él empezó a moverse lentamente, iniciando un suave mete-saca en el culo de Isabel, que seguía abrazada a mí con sus tetas aplastadas contra mi pecho y se reponía de su enésimo orgasmo… Me coordiné con los movimientos de Jorge y también comencé mi mete-saca en el coño de Isabel… Ahora tenía dos vergas en movimiento en sus entrañas y estaba seguro que pronto iba a encadenar el orgasmo que terminaba con uno nuevo y quizás más fuerte… Jorge aumentaba el ritmo en el recién estrenado culo de su mujer… yo apenas me movía puesto que sus embestidas ya provocaban el movimiento suficiente para que mi verga entrara y saliera del coño de ella sin apenas moverme… Isabel volvió a apoyarse en sus brazos, separándose de nuestro abrazo y volviéndome a ofrecer sus pechos en mi cara… volví a pegarme a ellos como un niño… chupando, lamiendo, mordiendo… Sus pezones iban a reventar… Isabel jadeaba, gemía…me daba su lengua, me miraba y decía que rico con una mirada de complicidad hacia mis ojos su cara estaba desencajada de tanto placer… sudaba… el sudor resbalaba por su cara, por sus pechos… por todo su cuerpo, haciendo aún más morboso el momento que estábamos compartiendo…

    Podía ver la cara de Jorge… estaba tenso… concentrado en su trabajo que le estaba ofreciendo a su mujer… pensé que ninguno de los dos aguantaríamos mucho más… Isabel volvía a convulsionarse… a temblar… tensando los músculos de la cara… sus manos estrujaban las

    sábanas… se estaba corriendo una vez más…. “¡¡Me están rompiendo!!….. ¡¡Me están abriendooooo!!… me corrooooooooo………aghhhhhhhh… “Y volvió a desplomarse sobre mí”…

    Jorge fue disminuyendo el ritmo… pensé que sentía la inminente corrida… Isabel pensó lo mismo que yo porque se dirigió a su marido con voz entrecortada: ” Espera mi amor….. No te corras…. espera…. la quiero en mi boca….. Por favor… “Ella alargó su mano derecha hacia atrás colocándola en el vientre de su marido, que estaba pegado a sus nalgas, con ademán de que le sacara la verga. Sentí como Jorge abandonaba el canal trasero y cómo su tranca se retiraba lentamente… ¡plop! Una vez sintió su culo liberado del intruso, se sacó mi verga del coño y se dejó caer a mi derecha, volteándose y quedando boca arriba sobre la cama…. “Acércate mi amor… ven mijito… dame tu leche…” le dijo a su relativamente asombrado marido, que había comprobado cómo en aquella tarde su recatada y atractiva mujer se había liberado de una educación represiva y unos prejuicios impuestos y se había revelado como una gran zorra, una gran puta y una gran perra… como una mujer decidida a disfrutar de su cuerpo y a dar placer con su cuerpo… Jorge, con síntomas de cansancio, se acercó al lado derecho de la cama y se colocó de rodillas acercando la verga a la boca de su mujer… Isabel no perdió el tiempo y la engulló con avidez mientras pasaba la mano derecha entre las piernas abiertas de su marido para acariciarle el culo… Me sorprendió lo zorra que se había vuelto al pasarse la verga de su culo directamente a su boca, sin mayor problema… Isabel alargó la mano izquierda y me agarró el nabo, tirando de él hacia arriba… entendí que quería que me colocara en la misma posición que su marido, y así lo hice… Estaba acostada en la cama, boca arriba. A su lado derecho estaba Jorge con la verga a punto de explotar en la boca de su mujer, que chupaba, lamía, besaba y relamía la tranca con dedicación… A su lado izquierdo estaba yo, recién colocado y dispuesto a recibir el mismo tratamiento que Jorge…

    Ella pasó su mano izquierda entre mis piernas abiertas, al igual que hizo con su marido, y se dedicó a acariciarme el culo…. Me apretaba las nalgas…. Jorge y yo nos mirábamos, cansados pero excitados, esperando la inminente corrida y disfrutando de las desconocidas y sorprendentes habilidades de Isabel… Con las manos ocupadas en nuestras nalgas, ahora ella alternaba nuestras vergas en su boca buscándolas con sus labios y con su lengua… Le acariciábamos los pechos…le pellizcábamos los pezones… y ella estaba enloquecida esperando la descarga… ansiosa de leche en su boca… “¡¡ Quiero tener dos vergas en mi boca… juntas!! ¡¡ Quiero que me llenen la boca de leche… ¡¡Quiero tragármela toda…!!” Jorge y yo nos agarramos la verga con la mano y se las metimos juntas en la boca de Isabel… Sentí mi verga junto a la de él y ella abriendo su boca al máximo para poder acaparar los dos nabos al mismo tiempo… Parecía que sus ojos se iban a salir de las órbitas… Los tres estábamos muy, pero que muy excitados, y tanto Jorge como yo ya teníamos muchas ganas de corrernos y liberarnos de tanta tensión acumulada…No podía aguantar más ni quería aguantar más… Isabel todavía jugaba con las dos vergas en su boca… “¡¡Mira que tu mujer es zorrita ahhh…!!” ¡¡Viste que eres puta Isabel…!!” exclamé sintiendo el inminente orgasmo… y exploté… Mi cabeza y mi verga estallaron en una corrida descomunal… Miré fijamente a la cara de Isabel que, sintiendo mi orgasmo, separó el nabo de su marido y abrió su boca y sus ojos para disfrutar de aquel momento irrepetible… recibió la primera descarga con avidez… pero también la segunda… y la tercera… no dejaba que se escapara una sola gota… y al mismo tiempo que la leche inundaba su boca era tragada hacia su garganta con una avidez impresionante… La cara de Isabel era puro morbo. Ver cómo su boca recibía y tragaba la corrida era puro morbo… Mi verga no paraba de expulsar borbotones de leche y yo hacía esfuerzos por mantenerla dentro de la boca de Isabel y mantener el equilibrio… Jorge, excitado por el espectáculo, acercó el rabo a la boca de su mujer con desesperación… Ella, consciente de lo que ocurría, intentó abrirla más y… Jorge también explotó… Cuando mi verga ya escupía los últimos chorros, su marido comenzó a descargar, e Isabel repitió la operación de no dejar escapar ni una sola gota de semen, ahora de su marido… Terminada mi corrida me dejé caer hacia atrás exhausto, y me quedé sentado en la cama junto a Isabel mientras ella seguía engullendo las últimas descargas de Jorge su cónyuge…

    La imagen era de lo más morboso: Isabel, una atractiva hembra de 32 años, estaba acostada boca arriba en la cama totalmente desnuda, su cuerpo brillaba cubierto con una capa de sudor… tenía un hombre desnudo a cada lado mientras se pasaba los dedos de la mano derecha por su boca, relamiéndose las últimas gotas de semen con la lengua… Los tres teníamos la respiración agitada y nos quedamos en silencio durante unos segundos, acostados, recuperando el aliento… Jorge abrazó a su mujer y la besó con un beso de lo más sugerente… pensé que estaba saboreando su semen y el mío en la boca de ella… Nos recuperamos poco a poco mientras comentamos lo maravillosa que había sido la experiencia. Jorge estaba realmente contento, cansado pero muy contento… Isabel se notaba satisfecha y algo sorprendida de sus reacciones tan sensuales y tan morbosas con los dos machos que había tenido a su disposición aquella tarde… Yo sonreía y les comentaba que estaba muy satisfecho y muy contento por lo bien que había salido todo. Les comenté que me parecían dos personas extraordinarias y que me alegraba de haberles “pervertido” un poco…. Nos reímos a carcajada… Jorge dijo que le daba mucho morbo ver a su mujer con otro… que había disfrutado mucho… y me agradecía mi actitud de tacto y respeto con ellos sin haber renunciado al morbo y a la sensualidad… Mientras escuchaba esto alargué mi mano izquierda y comencé a acariciarle los pechos a Isabel… Jorge y ella sonrieron y se miraron, Isabel se giró hacia mí y me morreó con ganas mientras me agarraba la verga y los huevos y me daba un ligero meneo…me levante y les comentaba que ahora ellos deberían quedarse acostados, y cuando yo me fuera deberían echar un buen polvo apoteósico recordando la experiencia vivida esta tarde… ambos se miraron y sonrieron… Me introduje en la ducha y abrí el grifo. El agua caliente cayó sobre mi cuerpo y una agradable sensación me envolvió… cerré los ojos y me relajé… Sentí que la cortina de la ducha se descorría y abrí los ojos… Isabel aparecía con cara de traviesa… “Me envía mi marido…” me dijo mientras echaba shampoo en su mano y empezaba a enjabonarme el cuerpo… lo hizo rápidamente, me enjabonó todo el cuerpo mientras yo me dejaba hacer con los brazos levantados y apoyados a cada lado de la ducha… Sus manos recorrían cada centímetro de mi piel, me enjabonó el pecho, el vientre… se agachó… siguió por mis piernas desde abajo hacia arriba hasta que llegó a mi verga y a mis huevos… después se colocó detrás de mi y continuó por mi espalda hasta que llegó a mi culo… me enjabonó bien la raja, pasó las manos entre mis piernas y me agarró la verga otra vez… el agua corría por mi cuerpo y el jabón iba cayendo… Isabel se colocó en cuclillas detrás de mí mientras se guía agarrándome la verga. Comenzó una lenta y agradable masturbación y a los pocos segundos sentí su lengua hurgando en la mi culo otra vez (parece que le gustó, pensé). Cuando llegó a mi ojete mi verga empezó a despertar otra vez, no con tanta fuerza como las veces anteriores…

    Isabel inició una agradable y morbosa comida de ojete mientras seguía meneándome el nabo cada vez con más fuerza… cada vez más paradita sin llegar a empalmarse del todo… Yo continuaba con mis brazos apoyados a cada lado de la ducha, dejándome hacer, sintiendo el placer que me regalaba aquella mujer… A los pocos minutos sentí que la corrida se acercaba…. no hice nada por aguantarme, no hice nada por retrasarla… y mi verga comenzó a expulsar semen que caía al piso de la ducha y se perdían por el desagüe mientras Isabel me daba los últimos lametones en mi ojete… Cuando acabé Isabel se puso de pie delante de mí, rodeando mi nuca con sus brazos y aplastando sus pechos contra el mío, me besó con mucha lujuria… Luego me dijo que quería ducharse y me salí de la ducha, me sequé y me fui hacia la habitación, donde se encontraba Jorge recostado en la cama, todavía desnudo, fumándose un cigarrillo… “¿Qué?… ¿te gustó…?” me dijo sonriendo.

    “¡¡Ufff…Tienes una mujer volcánica!!” le contesté sonriendo… “Es maravillosa, de verdad, todo un volcán…” “Si supieras que nunca había sido así…” me contó Jorge. “Isabel es una mujer maravillosa, pero hasta ahora, por su educación había sido una mujer muy convencional en la cama… Estoy realmente sorprendido de sus reacciones de hoy… No te puedes imaginar lo alucinado y lo contento que estoy… Creo que se ha abierto una puerta en nuestro matrimonio…. Y lo más importante… te lo debemos a ti…” me confesó Jorge. Yo estaba sorprendido y agradecido por los comentarios y las confesiones que me hacía…
     
    excusa perfecta, 13 Oct 2016

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    “Llevaba años pidiéndole que me dejara darle por el culo…. No te imaginas lo que significa para mí lo que ha hecho hoy… ¡¡ Regalarme su culo…!! Continuó…”Sólo hice lo que me pediste y lo que te prometí hacer… nada más…” le contesté… “Además, pegarme a tu mujer ha sido una experiencia impresionante y muy, pero que muy morbosa… Yo también te agradezco muchísimo que me lo hayas permitido…” “Y yo espero que no sea la última vez…” comentó Isabel con una sonrisa mientras salía del baño… Jorge y yo nos reímos a carcajadas….

    Una vez me terminé el cigarrillo miré el reloj y ya hacía 5 horas y media desde que conocí a Isabel y comencé a vestirme.

    “Han pasado cinco horas y media desde que nos sentamos en el restaurante” comenté. “Cinco horas y media que han cambiado nuestras vidas” subrayó Jorge. “Sí mi amor, esto ha cambiado nuestras vidas, porque espero que repitamos esto de vez en cuando… ¿verdad?” comentó Isabel.

    Yo ya había terminado de vestirme y me dispuse a despedirme…

    “Bueno… ya saben lo que tienen que hacer… ahora toca el polvo matrimonial recordando la experiencia vivida y compartida… consejo de experto…” les dije mientras me acercaba a la puerta. Ambos sonrieron. Isabel estaba de pie y se acercó a mí. “Gracias por todo papito” me dijo… Jorge se levantó de la cama y se acercó a nosotros estrechándome la mano efusivamente con sus dos manos “Gracias, gracias por todo… A partir de ahora quiero que sepas que te considero mi amigo…” Me dispuse a abrir la puerta. Jorge e Isabel se miraron… Isabel se acercó a mí y me dio un último beso en los labios “Gracias por el placer que me has dado… hasta pronto” “Eso, hasta pronto…” repitió Jorge…”Mañana te envío un e-mail… adiós”.

    Abrí la puerta, salí y la cerré mientras los dos me miraban de pié, desnudos, uno al lado del otro…

    Después de aquella maravillosa experiencia organizamos alguna otra, también maravillosa, que espero contarles. Jorge me confiesa los cambios que ha experimentado Isabel en su comportamiento sexual y me comenta que sus vidas han mejorado en ese aspecto. Ahora se sienten más cómplices, ahora comparten un secreto juntos… Quiero insistir en que este relato es totalmente verídico y que, básicamente, sucedió tal como lo cuento. Quizás me ha quedado un poco largo, pero he querido hacer hincapié en los detalles porque me parecen muy importantes. Agradecería cualquier comentario sobre esta experiencia, tanto de personas que sueñan con hacer algo parecido como de parejas que vivan su sexualidad de forma liberal y compartida. Sobra decir que estoy abierto a sugerencias y proposiciones de este tipo, siempre que se desarrollen en un clima de educación y respeto mutuos y en un ambiente de morbo, sensualidad y siendo heterosexual entre los machos que participen.
     
    excusa perfecta, 13 Oct 2016

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    excelente relato....
     
    locoredbull, 13 Oct 2016

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    Que tal relato, muy bueno, gracias por compartirlo...
     
    kinologo, 15 Oct 2016

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